REFLEXIÓN : LA BENDICIÓN DE LA VIDA ETERNA.


La semana pasada en nuestra publicación del día Lunes acerca de “tuyo es el reino” expusimos todos los detalles acerca de la promesa hecha a nuestro padre Abraham, cuando se le prometió “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Genesis 12:3)


El porque hemos venido hablando de un personaje Abraham; personaje que “aparentemente” para muchos estudiosos de la biblia solamente toma relevancia en el antiguo testamento (incluso no se habla de El en las predicaciones, o se habla muy poco), sin embargo ese personaje que incluso fue llegado a llamarse el “amigo de Dios” (Santiago 2:23), es el personaje que le fueron hechas las promesas mas importantes para la humanidad y la continuidad de ésta en la tierra, y es por ello que hoy vamos a exponer a QUE BENDICIÓN se refería Dios cuando le prometió eso a Abraham en Genesis 12:3; versículo mencionado al inicio de esta publicación.


Que la vida humana termina en la muerte es casi demasiado obvio para mencionarlo; pero la Biblia explica la razón de la muerte. Sucede a causa de lo que Dios llama pecado.


Es de suma importancia detenernos a analizar lo siguiente: Si el pecado puede ser removido, entonces la barrera que impide la vida eterna también será removida, pero esa vida eterna para vivirla en este mismo planeta que Dios creó para ser habitado


Isaías 45:18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.


y vivir en ella eternamente, no el cielo. En la presente publicación y las futuras más recientes, trataremos de exponer cómo ha sido posible la remoción del pecado por medio del sacrificio de Jesús; pero para el propósito presente necesitamos decir que solamente Jesús hizo posible la vida eterna para la humanidad, y por eso vino a ser llamado las “primicias”


1 corintios 15:20-23

20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.


por ser el primero en recibir la vida eterna y el primero en resucitar, pues antes de Él, ningún ser humano había recibido semejante galardón, pues todos los que han muerto obedeciendo la voz de Jehová y confiaron en sus promesas, ahora duermen esperando el día de la resurrección


Daniel 12:2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.


"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." (Romanos 6:23)


"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna." (Juan 3:16)


Y esta vida sin límite es posible porque los pecados pueden ser perdonados por medio de Jesús:


"Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados." (Mateo 26:28)


"La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:7,9)


Así que una parte de las bendiciones prometidas dadas a Abraham y al mundo a través de la simiente de Abraham que es Cristo, fué el perdón de los pecados para hacer posible la vida eterna en el reino de Dios.


Esto se enseña claramente en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Anteriormente se ha citado el pensamiento final de la profecía de Miqueas, en el que aún espera para el futuro el cumplimiento de la promesa a Abraham. El pasaje completo muestra que era el perdón lo que el profeta tenía particularmente en mente:


"¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham su misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos." (Miqueas 7:18-20)


El Nuevo Testamento registra las palabras del apóstol Pedro en una de las primeras ocasiones cuando el mensaje cristiano fue predicado después de la muerte y resurrección de Jesús, y él también identifica la bendición prometida a Abraham con el perdón disponible por medio del sacrificio de Jesús:


"Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros, primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad." (Hechos 3:25-26)


No hay duda de que cuando Dios hizo la promesa a Abraham, él estaba prometiendo la venida del Salvador al mundo, a través de quien es posible el perdón y la vida eterna. ¡UNA BENDICIÓN VERDADERA!


La bendición de un gobierno perfecto

En el capítulo 2 de nuestro libro “tuyo es el reino” y que lo veremos en publicaciones futuras, ya consideramos las bendiciones que vendrán a toda la tierra como resultado del retorno de Jesús a establecer el reino de Dios y a "poseer la puerta de sus enemigos." Pero queremos referirnos a un pasaje adicional que claramente identifica el perfecto gobierno de Jesús en el futuro con el cumplimiento de la promesa a Abraham.


En Salmos 72 hay una bella descripción del reino de Dios bajo el perfecto gobierno de Cristo. Paz y justicia florecerán en el mundo, los pobres no serán más oprimidos, la tierra se volverá fructífera, todos los gobernantes del mundo se someterán al nuevo rey, y su gobierno abarcará a todo el mundo. Al final del salmo todo es resumido en palabras que claramente reiteran la promesa a Abraham, "En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra":


"Benditas serán en él todas las naciones; lo llamarán bienaventurado." (Salmos 72:17)


Hasta aquí nuestra entrega...






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