VERDADEROS ADORADORES

"Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación procede de los judíos.  Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al PADRE en espíritu y en verdad; porque también el PADRE busca a tales que le adoren.  Dios es espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad" (Juan 4:22-24).

1. Adorando lo que se sabe.

Si vamos a ser verdaderos adoradores tenemos la responsabilidad de saber, de conocer lo que adoramos y quien le rendimos dicha adoración. Los Samaritanos del tiempo de Jesús creían que adoraban al Dios verdadero, pero, según Jesús el Mesías, ellos no sabían, no conocían lo que estaban adorando. ¿Porqué no conocían ni adoraban al Dios verdadero? ¡Porque por siglos se les había enseñado una adoración falsa! Adoraban al "dios de sus padres". Si nos remontamos a los dias del rey Salomón y a la división de las doce tribus en dos grupos, entenderemos cómo fueron enseñados los Samaritanos, que no eran gentiles, sino una mezcla de israelitas con asirios y otras culturas. En los dia de Salomón hubo un rompimiento en Israel (Ver 1 Reyes 11:26-37; 1 Reyes 12:26-33).

Eventualmente Samaria llegó a ser la capital del reino del norte, el de las diez tribus y el monte de Samaria fue convertido en el centro de adoración idolátrica en Israel como se conocia el reino de las diez tribus norteñas.

"En el año 31 de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel y reinó 12 años. En Tirsa reinó 6 años.  El compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata. Edificó en el monte, y a la ciudad que edificó le dio el nombre de Samaria, según el nombre de Semer, el dueño del monte". Desde entonces, y a pesar de que las diez tribus fueron esparcidas por todo el mundo, los samaritanos adoraban deidades que no eran para nada parecidas al Dios verdadero JEHOVÁH. 

Jesús el Mesías vino en representación del Dios verdadero, Dios fue quien puso en su boca lo que debía hablar, él era Judío, y cuando se encontró con la Samaritana le dijo la verdad. Los Samaritanos adoraban lo que no sabían, los Judíos, a pesar de sus caídas y levantamientos adoraban al único Dios verdadero, y Jesús se incluye entre los que adoraban al Verdadero al incluirse entre los "nosotros" en referencia a los Judíos. Así que los que quieren adorar al Verdadero Dios seguirán el ejemplo de Jesús y adorarán al Verdadero, a JEHOVÁH el Dios de Israel, el Dios de los Judíos.

2. Verdaderos adoradores.

Desde luego que si hay verdaderos adoradores tambien hay falsos adoradores, o gente como los Samaritanos que adora lo que no saben. Este es un asunto de vital importancia, ya que, según el apóstol Pablo, hay "muchos llamados dioses" y son ídolos y son nada en el mundo, pero la gente adora ídolos, adoran a una nada. 

"Por eso, acerca de la comida de los sacrificios a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo y que no hay sino un solo Dios.  Porque aunque sea verdad que algunos son llamados dioses, sea en el cielo o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),  sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el PADRE, de quien proceden todas las cosas, y nosotros vivimos para él; y un solo Señor, Jesucristo, mediante el cual existen todas las cosas, y también nosotros vivimos por medio de él" (1 Corintios 8:4-6). 

Un solo Dios, el PADRE, no hay más, aunque haya muchos llamados dioses ya sea en el cielo o en la tierra, solo JEHOVÁH es el único verdadero. En ningún lugar de las Escrituras encontraremos que se pueda adorar a alguien más que solo a JEHOVÁH. Jesús mismo citó la Escritura de Deuteronomio 6 para reafirmarse en que es solo a JEHOVÁH a quien hay que adorar y a quien hay que servr. "Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: A Jehováh tu Dios adorarás y a él solo servirás" (Mateo 4:10; Deut. 6:13). También Jesús llama a Su Padre celestial "el único Dios verdadero" en su oración por sus discípulos en Juan 17:1-3:

1 Jesús habló de estas cosas, y levantando los ojos al cielo, dijo: “Padre, la hora ha llegado. Glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, 2 así como le diste autoridad sobre todo hombre, para que dé vida eterna a todos los que le has dado. 3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú has enviado.

Vea la distinción hecha entre "a Tí, el único Dios verdadero", el PADRE, y "Jesucristo, a quien Tu enviaste". No son lo mismo ni están al mismo nivel, el PADRE es quien envía y el Hijo es el enviado. De modo que la adoración que la cristiandad efectúa al Cristo o Mesías, el Ungido y el enviado, no es correcta. Jesús mismo los refuta abiertamente al decir que es solo al PADRE a quien hay que adorar y no al hijo, porque es el PADRE quien busca que le adoren "en espíritu y en verdad", no el hijo, y mucho menos el espíritu santo, que es el poder de Dios, poder mediante el cuál Él actúa, y es una fuerza, no una persona.

3. "La salvación procede de los Judíos".

No cabe duda que eran solo los Judíos los que representaban la verdadera adoración al verdadero Dios. Los dioses de la naciones eran ídolos y son nada. Los judíos no adoran a ningún "dios trino", o a tres en uno, o a uno en tres,  ellos solo reconocen y adoran al Eterno, al único y verdadero, a YHVH, o Jehováh. Aún cuando ellos se rehúsan a pronunciar el Nombre y le llaman Hashem o Adonai, no importa, pues adoran y respetan al "único Dios verdadero" y no aceptan substitutos. La cristiandad adora lo que no sabe porque adoran a una supuesta trinidad de dioses, que, aunque ellos dicen que es uno y que es el Dios de los Judíos, están equivocados. UNO es UNO, y 1+1+1= 3. No es lo mismo tres que UNO. Así que, los que quieren ser verdaderos adoradores tienen que definirse a quien adoran, si a una trinidad misteriosa o al solo Dios verdadero, el PADRE de nuestro Señor Jesús el Cristo y Padre nuestro. Cuando Jesús estaba por ascender al cielo, dijo:
"He aquí que subo a mi PADRE y a vuestro PADRE, a mi DIOS y a vuestro Dios" (Juan 20:17).
Si Jesús es un Judío, de la tribu de Judá y la salvación es por medio suyo, entonces nuestra fe debe ser su misma fe, Su Dios nuestro Dios, y Su Padre nuestro Padre y Su credo nuestro credo, y él es "el primogénito entre muchos hermanos" (Romanos 8:29) y él no se averguenza de llamarnos "hermanos" suyos (Hebreos 2:11-17).

4. Ahora que sabemos.

Saber es entender, conocer, y ahora sabemos, ahora conocemos al que es VERDADERO y también al verdadero Hijo de Dios, que no son la misma cosa, que no son co-iguales, ni co-eternos, ni co-substanciales como se dice en el misterioso trío del misterioso dogma de la trinidad. Dios es UNO y no tres y en eso concordamos con los Judíos. Pero además creemos en el Mesías Judío, el de la tribu de Judá, el "Testigo fiel y verdadero" del Dios único y verdadero. Reconocemos que es por medio de él que nos acercamos a Dios, que él es el camino para volvernos a Dios, que él es la vida de Dios manifestada en carne (como un hombre). Él no es Dios, sino hijo de Dios, no es el objeto de nuestra adoración, sino que ese objeto de adoración es el Padre verdadero. Sin embargo, como Jesús ha sido ungido por Dios para ser "Príncipe y salvador", le rendimos homenaje a su Majestad, le reverenciamos y le amamos por ser quien es delante del Dios Verdadero, como la "imágen visible del Dios Invisible". Nos acercamos a Dios por medio de él, pero no le adoramos como a Dios, ya que él mismo dijo que es al PADRE a quien hay que adorar en espíritu y en verdad.
Espero que hayamos sido claros en este asunto y que no haya ninguna anviguedad al respecto, pero si sabemos que habrá preguntas, inquietudes y dudas, pero estamos prestos a dar respuestas bíblicas, no de nuestra propia cuenta, sino de la palabra de Dios. Pero no nos prestaremos para debates inútiles, ni para contender con nadie, sino que estamos dispuestos a presentar evidencia bíblica acerca de nuestras creencias y aplicamos el siguiente consejo apostólico:
"Considera bien lo que digo, pues Jehováh te dará entendimiento en todo" (2 Timoteo 2:7).

¡Quiera Jehováh dar entendimento a todos nuestros lectores! Entender es saber, es conocer, es estar convencidos de la verdad de Dios, sin anviguedades, sin la influencia de dogmas ni de creencias greco-romanas que abundan en la cristiandad extraviada. Les invitamos a dejarnos sus comentarios, preguntas y sugerencias.
En el amor de Jesús,

Los Hermanos en Cristo.

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