EL VERDADERO ENEMIGO DEL HOMBRE
¿Entiendes lo que lees?
Me gustaría demostrar a través de los siguientes versículos, que de no ser porque en nuestras traducciones bíblicas aparecen nombres como Satanás y diablo, no habría ninguna razón para dudar que el gran enemigo del hombre no es ningún ser espiritual ajeno a él, sino él mismo, es decir, su propia mente, o naturaleza carnal. Veamos:
Mt. 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Mr. 7:21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
Mt. 12:35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
Mt. 15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
Stgo. 1:14, 15 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Estos son sólo algunos de los muchos ejemplos que encontramos en la Biblia y en los que se puede observar de manera muy contundente el gran poder que ejerce la mente humana en todos los designios y acciones del hombre; ya sea en contra de sí mismo, como en contra de los demás. Totalmente de acuerdo, dirán algunos, pero ¿quién es el que coloca tales pensamientos allí? Observe detenidamente lo que dice el siguiente verso: «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Pr.23:7b). En el contexto de este versículo se puede apreciar muy claramente lo que el escritor pretende enseñar a su audiencia: Cuídate del hombre avaro, no creas en sus ofertas y palabrerías, porque no te lo dice de corazón. Esto significa, que la verdadera conducta del hombre no la determina algo externo a él, sino su propia manera de pesar. O sea, ¿quién puso los pensamientos malos en su mente? nadie más que él mismo. También podemos revisar estos otros versículos en donde la tónica sigue siendo la misma, la acción de nuestra mente determinando el sentido de nuestra conducta.
Ef. 2:3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Rom. 1:28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
Col 1:21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
Co.l 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
Ahora bien, si usted es de esas muchas personas en el mundo que cree en la existencia del diablo, estoy casi seguro que los versículos arriba expuestos no han logrado convencerlo plenamente de que nuestro único gran enemigo es nuestra propia mente; por lo tanto, quisiera invitarle a que revisemos juntos aquellos versículos y pasajes en los que usted y todo el mundo se afirman para sostener que Satanás sí es un personaje espiritual poderoso y vigente. Lo primero que hay que hacer es desmitificar esa figura casi «glamurosa» que se le ha dado a Satanás, y en segundo lugar revisar esos versículos claves en donde pareciera que la Biblia respaldara la existencia de este ser espiritual tan perverso.
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