EN ROSH HA SHANAH (AÑO NUEVO JUDÍO) SE CELEBRA LA CREACIÓN DEL HOMBRE...

 Según los sabios de Israel:

¿Por qué en Rosh HaShanah celebramos la creación del hombre, y no la creación del mundo entero?

Rosh HaShanah recuerda la creación del mundo, como vemos en la liturgia tradicional judía: “Hoy nació el mundo”. Sin embargo, según nuestros Sabios, el mundo fue creado el 25 de Elul, de modo que Rosh HaShanah en realidad marca el sexto día de la creación, el día en el que D-s creó al hombre.
¿Por qué conmemoramos la creación del hombre y no la creación del mundo entero? Esto es especialmente extraño, dado que la creación del mundo demuestra el poder absoluto de D-s en Su capacidad única de crear algo de la nada, (Ramban sobre Génesis 1:1). Sólo la esencia de D-s, libre de toda limitación y características humanas, puede hacer surgir el ser de la nada absoluta, (Rashi sobre Génesis 1:14).
El 25 de Elul, el primer día de la existencia del mundo, se distingue además por ser mencionado en la Torah, (Genesis 1:5) como yom ejad (“un día”), en lugar de yom rishon (“el primer día”). La Torah indica que en el primer día de la creación, D-s estaba “SÓLO en Su mundo”, (Rashi sobre Génesis 1:5). Aunque todo el mundo creado ya existía, no estaba separado de su Creador: el mundo era uno con D-s.
No obstante, a pesar de su singularidad, el 25 de Elul es eclipsado por Rosh HaShanah. Esto se debe a que la creación del hombre abrió una relación nueva, directa y más profunda entre D-s y el mundo creado.
De todos los seres en los reinos físico y espiritual, sólo el hombre puede elegir aceptar la soberanía de D-s. Sólo su relación con D-s surge de la decisión consciente y el libre albedrío del hombre, (Ver Rambam, Mishneh Torah, Leyes del Arrepentimiento, cap. 5, que es relevante para los Judíos, los Noájidas y todos los seres humanos). Aunque D-s crea y regula a todos los demás seres en el universo, ellos no aceptan conscientemente esta relación. Su vínculo con D-s surge de la creatividad de D-s; no es resultado de su propia decisión.
Con la creación del hombre, D-s introdujo el potencial de la aceptación voluntaria de EL, y el consentimiento activo a Su voluntad, reflejada en las miztvot de la Torah. El pensamiento jasídico ilustra la diferencia entre la relación de D-s con el hombre y Su relación con el resto de la creación, contrastando dos formas de gobierno absoluto: la tiranía y la soberanía. Un tirano ejerce dominio sin el consentimiento de sus súbditos, en virtud de su poder; los súbditos de un rey, incluso si es un gobernante absoluto, pueden aceptar voluntariamente su autoridad y buscar su soberanía.
A diferencia de cualquier otro ser creado, el hombre tiene la opción de aceptar el dominio de D-s o rebelarse contra él. Sólo el hombre ha sido capacitado para reconocer a D-s a través de sus propios procesos de pensamiento y para relacionarse con Él como su Soberano.
¿Pero por qué el hombre debe percibir conscientemente la soberanía de D-s? Desde la perspectiva de D-s, Su unidad con el mundo abarca cada faceta de la creación. El hombre rara vez es capaz de concebir la unidad de Dios desde esta perspectiva. ¿Por qué, entonces, debería ser tan importante la mera conciencia y el reconocimiento del hombre?
Nuestros Sabios enseñan que D-s creó el mundo porque “deseaba un lugar de residencia en los mundos inferiores”. Para que este deseo se realice completamente, el establecimiento de un lugar de residencia requiere no sólo que la energía Divina se extienda a esos reinos inferiores, sino también que esos reinos sean conscientes de la Divinidad en medio de ellos y la acepten. Sólo entonces la morada de D-s en los mundos inferiores está completa.
Antes de la creación del hombre, la Divinidad y el mundo parecían ser opuestos; el mundo, desde su propia perspectiva, no se relacionaba con el potencial Divino con el que está investido. Sólo con la creación del hombre surgió la posibilidad de una conciencia internalizada de Dios.
El hombre fue creado no sólo con el propósito de expresar la voluntad con D-s (las mitzvot de la Torah) en su propia vida; también se le dio el potencial de impregnar al mundo entero con una conciencia de la voluntad de D-s. Adam, el primer hombre, dio expresión a este potencial en el primer día de su existencia al dirigirse a toda la creación.
Al impartir su relación superior con D-s al mundo entero, el hombre se convierte en socio de D-s en la creación y contribuye con un elemento necesario para la existencia del mundo: una unión consciente con D-s. Esta percepción exclusivamente humana de la unidad omnipresente de D-s hace que Rosh HaShanah, el día de la creación del hombre, eclipse al 25 de Elul, porque el potencial de unidad con D-s que surgió con la creación del hombre eclipsó todos los niveles previos de creación.
Pero la pregunta se mantiene: ¿Por qué nuestras tefilot de Rosh HaShanah proclaman que el mundo se formó en esa fecha? Incluso si se reconoce que Rosh HaShanah tiene precedencia, fue el 25 de Elul que el mundo fue creado. Esto puede ser respondido por un punto de la ley talmúdica: “Un objeto no puede decirse que ha llegado a existir [como tal] hasta que haya sido completado”, (Rambam, Mishneh Torah, Leyes de los klim 5:1).
Ciertos objetos pueden considerarse completos en cualquiera de varias etapas. Las pieles de animales, por ejemplo, pueden usarse en una etapa como cubiertas o mantas, o pueden ser tratadas y refinadas más y convertidas en ropa. La Mishnah establece que el estado de la piel depende de su dueño. Si se espera que el dueño esté satisfecho con la piel como cubierta, la piel está completa. Si el dueño es un curtidor que normalmente consideraría que la piel está inacabada en esta etapa y se esperaría que la refinara más para hacer una prenda, se considera inacabada.
Esta halajá nos brinda una concepción del estado de la creación antes de la llegada del hombre. El 25 de Elul y los días siguientes de la creación revelaron poderes Divinos asombrosos. Sin embargo, estos poderes fueron eclipsados totalmente por la creación del hombre, que reveló un propósito más profundo de la creación y un aspecto más elevado de la Divinidad, tal como la piel de un animal puede ser transformada en una prenda por un curtidor experto.
La revelación ocasionada por la creación del hombre hizo que la existencia previa del mundo fuera considerada inacabada. A través de la creación del hombre, D-s estableció una nueva definición de existencia y, de acuerdo con esta definición, el mundo no existía previamente. Por lo tanto, el aniversario de la creación del hombre puede considerarse el aniversario de la creación en su totalidad.
El estado máximo de unidad entre D-s y el mundo se expresará en la Era de la Redención, durante el reinado del verdadero rey Mesías de Israel, cuando “el mundo se llenará del conocimiento de D-s como las aguas cubren el lecho del océano”, (Isaías 11:9, citado por Rambam en la conclusión de Mishneh Torah, Leyes de los Reyes, cap. 12].
Esto se logrará a través de los esfuerzos del hombre. La revelación de la Divinidad en la Era de la Redención depende de nuestros esfuerzos actuales por percibir y expresar la Divinidad infundida en el mundo. Al desarrollar un vínculo consciente con D-s y extender esa relación a cada elemento de nuestra existencia, acercamos el momento en que esa conexión florecerá hasta su cumplimiento completo en la Era de la Redención, junto al verdadero Mesías de Israel. ¡Pronto en nuestros días!
Rosh HaShanah es el comienzo de los Iamim Nora’im (Grandes Fiestas). El día sagrado de Yom Kipur, cuando nos reunimos en la sinagoga durante 25 horas de ayuno, berajot e inspiración, es solo una semana después. Los días intermedios (conocidos como los 10 Días de Arrepentimiento o los Diez Días de Teshuvah) son un momento propicio para la teshuvah, el retorno a D-s.
Por sobre todas las cosas, recuerden que para hacer teshuvah, acercarse a D-s y recibir Su perdón NO se necesita la intervención de Jesús, Yeshu, Yeshuah, u otro ídolo mediador o intermediario. Tener un mediador o un intermediario entre D-s y los hombres es IDOLATRÍA, una transgresión grave de la Torah. D-s es UNO, y la comunión entre EL y los hombres siempre ha sido directa, y siempre lo será.
Shanah tovah u’metuka!
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