REDENCIÓN Y LIBERACIÓN...PRECIOSAS Y GRANDÍSIMAS PROMESAS...
¿Quién como Tú entre los dioses, oh YEHOVAH? ¿Quién como Tú? Majestuoso en la santidad, Temible en las alabanzas. Hacedor de prodigios —Éxodo 15:11.
En tu misericordia guías a este pueblo que has redimido, y lo llevas con tu poder a tu santa morada* —Vers. 13.
Moisés vio la Tierra Prometida de lejos, no entró en ella...Nuestros padres Abraham, Isaac y Jacob la recibieron en herencia, pero no han recibido dicha herencia...¡ También la contemplaron desde lejos!
"Conforme a la fe murieron todos éstos, no habiendo recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, las creyeron y las saludaron, confesando así que eran extranjeros y peregrinos en la tierra" —Hebreos 11:13.
Nosotros también vivimos por fe como peregrinos, como "Nómadas", esperando el cumplimiento de esas magníficas promesas...No las hemos alcanzado aún, pero tenemos las "arras", es decir, la garantía de que se nos cumplirán, habiendo obtenido la "redención en su sangre", la sangre del Mesías ben Yosef, que es el perdón de nuestras transgresiones.
Todo esto lo tenemos ahora en esperanza...y así:
"Porque en esperanza fuimos salvos, pero la esperanza que se ve, no es esperanza, porque ¿para qué esperanzarse en lo que alguno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo esperamos ansiosamente.
¡Note la paradoja aquí: Esperamos lo que no vemos con PACIENCIA, pero lo esperamos ANSIOSAMENTE. ¡Con paciencia pero con ansiedad! ¿Y qué es lo que esperamos de esa manera junto con toda la Creación? ¡La redención de nuestro cuerpo!
Ya hemos sido redimidos, ya se nos han perdonado todas las transgresiones, pero aún gemimos dentro de este cuerpo mortal.
Así, como todos nuestros ancestros, esperamos la inmortalidad, la vida eterna...cuando se manifieste el Mesías ben David...para reinar sobre la Casa de Israel para siempre. Ya que, YEHOVAH DIOS le dará al Mesías Yeshua "el trono de David, su padre"..."Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y Yehovah Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob [Israel] por los siglos, y de su reino no habrá fin" —Lucas 1:32-33.
Nuestro santo Maestro nos enseñó a pedir que se cumplan todas esas magníficas y preciosas promesas, diciendo:
"Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, Venga Tu reino, y hágase Tu voluntad, aquí en la tierra como se hace en el cielo". ¡VENGA TU REINO!
Pero ahora: ¡El Mesías fue resucitado de entre los muertos como primicias de los que duermen!
(Porque por cuanto la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre la resurrección de los muertos.
Porque así como en el Adam todos mueren, así también en el Mesías [el Postrer Adam] todos serán vivificados.
Pero cada uno en su orden: el Mesías, que es las primicias, luego, los que son del Mesías en su venida. Luego el fin: cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando suprima todo imperio, y toda autoridad y poder.
Porque es necesario que Él reine, hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies, y el postrer enemigo en ser destruido es la muerte"— 1 Corintios 15:20-26.
¿Es esa la esperanza que alberga usted? ¿O lo mantienen ocupado y preocupado por medio de fábulas e historietas religiosas?
Si lo tienen entretenido con la fábula de que se va para el el cielo cuando muera para "estar con el Señor"...restándole la importancia de la resurrección de los muertos...¡Despierte ya! En esperanza hemos sido salvados, y la esperanza no averguenza, pero las fábulas y las falsas expectativas si averguenzan.
La muerte, nuestro enemigo natural, aún está vigente, la vemos en cada ataúd, en cada entierro o cremación...dormimos el sueño de la muerte, pero seremos despertados del polvo de la tierra para recibir todo lo que se nos ha prometido, y así, la muerte misma morirá.
¿Los libraré del poder del sepulcro? ¿Los redimiré de la Muerte? ¿Dónde está, oh Muerte, tu plaga? ¿Dónde, sepulcro, tu destrucción? La compasión se ha ocultado de mis ojos— Oseas 13:14.
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