LAS DOS CASAS DE ISRAEL
¿Qué son las dos Casas de Israel?
¿Cuál es la historia detrás de la división del Reino?
¿Qué enseñaron los profetas hebreos acerca de la restauración de este Reino?
¿Quiénes son las tribus perdidas de Israel?
¿En dónde enseñó el Mesías acerca de estas dos casas?
Acompáñenos en este apasionante estudio a medida que profundizamos en la historia de Israel y la profecía bíblica para descubrir este importante tema y como nos afecta a nosotros en estos últimos días.
Las dos Casas de Israel es un tema que se relaciona con la identidad, es decir con nuestra identidad en el Mesías y en el pacto que Yehováh estableció con su pueblo Israel.
Para entender en contexto acerca de la ruptura del Reino de Israel en manos del Rey Salomón, es necesario retroceder en el tiempo y ubicarnos cuando la nación de Israel está siendo guiada por Josué, tras la muerte de Moisés.
El pueblo de Israel se encuentra de pie frente al Río Jordán a punto de ingresar a la Tierra Prometida y antes de que ellos crucen Yehováh realiza una advertencia profética, sobre las maldiciones que recibirán por su desobediencia.
Deuteronomio 28:15, 64 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Yehováh tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán… 64 Y Yehováh te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.
Además, recalca:
Deuteronomio 29:1 Estas son las palabras del pacto que Yehováh mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb (Monte Sinaí).
Adicionalmente, con lo indicado en el Monte Sinaí se les dice: “Si no guardan mis mandamientos, si no me siguen como yo les digo, van a ser dispersados por todas las cuatro esquinas de la tierra, se les va a olvidar quién Soy Yo, se les va a olvidar Mi Nombre y servirán a dioses de madera y ni de piedra, que ni ustedes ni sus padres habían conocido”
La promesa es dada a los israelitas que están frente a la Tierra Prometida, y también a toda su descendencia.
Analizando el libro de 1 Reyes, observamos como el Reino de Israel es dividido, para dar inicio al cumplimiento de la profecía dada como una advertencia de Deuteronomio 28, con el Rey Salomón.
Es importante recalcar que, la nación de Israel conformada por las doce tribus fueron gobernadas por tres reyes: Rey Saúl, Rey David y el Rey Salomón. Durante el último mandato, el reinado fue dividido como consecuencia de la constante desobediencia de Salomón al mezclarse con mujeres paganas y extranjeras, a pesar de la prohibición de Yehováh de no hacerlo.
No obstante, Salomón invita a estas mujeres a Jerusalén y construye templos para que pudieran adorar a sus dioses, razón por la cual Yehováh se enoja. Salomón comete el pecado de llevar idolatría a Israel y de no ser un buen ejemplo a seguir por parte del pueblo.
Cumplimiento de la promesa dada a Israel:
1 Reyes 11:31-33 y dijo a Jeroboam (Ciervo de Salomón): Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo Yehováh Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus; 32 y él (Salomón) tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel; 33 por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre.
Es en este punto de la historia que inicia la división del Reino de Israel, precisamente en el momento en que Jeroboam toma las diez tribus, lo que actualmente se distingue como el Reino del Norte de Israel y Salomón se queda con el Reino del Sur de Israel, conocido hoy como el pueblo judío.
El Reino del Sur estaba constituida por la Tribu de Judá, una parte de la Tribu de Leví y de la Tribu de Benjamín.
Al existir esta separación se originan las dos casas de Israel, la primera conformada por las diez tribus del Norte, llamada “Casa de Israel” y la segunda compuesta por las tribus del Sur, denominada la “Casa de Judá”.
Recapitulemos:
En el libro de Génesis menciona la promesa hecha por Yehováh a Abram acerca de la descendencia que tendría, la cual iba a ser tan próspera como las estrellas del cielo o como la arena del mar.
Génesis 12:1-3 Pero Yehováh había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Génesis 22:17-18 De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. 18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Aspecto clave en el idioma hebreo sobre la bendición dada a Efraín:
Más adelante, Jacob nieto de Abraham, bendice a sus nietos: Manasés y Efraín (hijos de José).
Génesis 48:17-19 Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. 18 Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. 19 Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones. RVR60
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Jacob cruzó las manos y puso su mano derecha sobre el menor que era Efraín bendiciéndolo con la primogenitura, precisamente de la misma manera en que Jacob la había recibido de su padre Isaac, de este modo, Manasés fue bendecido con la imposición de la mano izquierda.
Cuando José intentó corregirlo, su padre Jacob no quiso, diciéndole: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido. Refiriéndose a Manasés, pero su hermano menor (Efraín) será más grande que él y su descendencia formará multitud de naciones.
Algunas versiones bíblicas utilizan el término “plenitud de los gentiles” (en lugar de multitud de naciones). En el idioma hebreo el término es meló hagoyim הַגּוֹיִֽם מְלֹא que
significa aquello que llena a las naciones, que estará llenando a las naciones. Es así como, la bendición revela que sería tan numeroso que estaría en todas las naciones. Y es aquí, también, donde nos damos cuenta de algunas conexiones con la división de los reinos, después del pecado cometido por el Rey Salomón.
Básicamente para entender toda la profecía del Antiguo Testamento debemos conocer ciertos conceptos, como cuando los profetas están hablando a la Casa de Israel (Beit Y´srael) y en otras ocasiones vemos a los profetas hablándole a la Casa de Judá (Beit Yehuda), otro término o sinónimo que es utilizado para la Casa de Israel, son las Diez Tribus que permanecieron divididas en el Reino del Norte de Israel, y con el cual el profeta se dirige a ellos como Efraín, esto debido a que Efraín era la tribu más numerosa, y se consideraba la líder de las Diez Tribus que resultaron en el norte de Israel.
¿Qué pasó con las diez tribus en el Norte de Israel?
Las diez tribus pecaron inmediatamente después de que fueran divididos del resto de Israel, eligiendo como primer rey a Jeroboam, el cual tuvo la idea de promulgar una ley:
1 Reyes 12:28-33 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. 29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 30 Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan. 31 Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví. 32 Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. 33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Jeroboam enseña a las 10 tribus del norte a rendir culto en los lugares elegidos por él, en vez de ir al Templo de Jerusalén en donde Yehováh había comando a todo Israel subir tres veces al año, esta práctica es aún realizada en nuestros días por los samaritanos. Tiempo después el profeta Ahías manda a decir al Rey del Norte:
1 Reyes 14:15-16 Yehováh sacudirá a Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Yehováh. 16 Y él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual pecó, y ha hecho pecar a Israel.
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Las diez tribus son las que se conocen hoy dentro del folclore moderno como las diez tribus pérdidas de Israel. Nosotros sabemos que para Elohim (Dios) no hay una oveja que quede pérdida, pero para nuestro entendimiento no sabemos en dónde se encuentran.
Táctica de Asiria para la dispersión.
Cuando los asirios se llevaron cautivas las tribus de Israel, los colocaron en distintos lugares de manera separada, no como lo habían hecho los egipcios, que entregaron la ciudad de Gosén a los israelitas, lugar en el cual pudieron cuidar su identidad. Una vez esparcidas las tribus por todo el Imperio Asirio, con el pasar de los años los hijos de los que fueron exiliados se casarían con los asirios, y así consecutivamente con las generaciones futuras. Posteriormente, en la tierra en donde se encontraba el Reino del Norte los asirios trasladaron pueblos y naciones de otras culturas.
El rey de Asiria mezcló a todos los israelitas como una táctica para poder conquistar e imponer la identidad del Imperio Asirio. Y actualmente ¿dónde están todas esas personas pertenecientes a las tribus? La promesa fue dada a Abraham y a su simiente, la cual fue Yitzhak (Isaac), de Isaac fue Ya´akov (Jacob), el cual tuvo doce hijos (doce tribus), ¿Qué pasó con la simiente de estos doce hijos? Sin importa con quién ellos se hayan casado y tenido hijos la semilla es la misma. Por ejemplo, Yosef (José), él se casó con una egipcia de nombre Asenat, sus hijos Manasés y Efraín son parte de la simiente de Israel.
Para comprender mayormente este tema, se puede explicar a través del ámbito agrícola, si hipotéticamente sembramos una semilla de sandía en la tierra de Israel y otra en la tierra de Costa Rica, ¿qué es lo que vamos a cosechar en cada tierra? La respuesta es clara, crecerán dos plantas, que luego darán sandías, a pesar que, la tierra sea distinta. En este caso, la tierra representa el vientre de la mujer, la semilla siempre será ser la misma.
En el judaísmo rabínico difieren sobre este argumento, ya que afirman que la identidad (semilla) proviene de la madre.
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Ley del vientre según el judaísmo:
Los rabinos ortodoxos dicen: “La Ley Judía del Vientre se debe mantener porque gracias a ella los judíos y las judías nacen con un “alma distinta” al alma que tienen todos los otros seres humanos, ya que sólo el vientre de una madre judía puede transmitir un “Elemento Diferenciador” que da “características espe-ciales al alma de un judío”; ese “Elemento Diferenciador” no lo tiene una madre no judía, aunque el padre de su hijo/a sea un hombre judío. Por lo tanto, si se aceptan como judíos a sus hijos/as pasarían a integrar el pueblo judío personas que tendrían” almas con características distintas a las almas judías”. Kidushin 68b.
No obstante, de acuerdo con las escrituras la descendencia (simiente/semilla) procede del padre, a pesar de que nosotros somos la simiente y nos hayamos asimilado, Yehováh tiene un plan y nos va a llamar de regreso.
Según las escrituras la Casa del Norte cayó bajo el Imperio Asirio y la Casa del Sur se mantuvo en la tierra de Israel aproxi-madamente 180 años después de la cautividad de la Casa de Israel (Norte) a Asiria, posteriormente, la Casa de Judá (Sur) caería bajo el Imperio Babilónico en el año 586 AEC como consecuencia del pecado de no dejar descansar la tierra ordenado por Yehováh.
Levítico 25:1-5 Yehovah le dijo a Moisés en el monte Sinaí: 2 Diles a los israelitas que cuando entren a la tierra que les voy a dar, la tierra cada siete años debe descansar todo un año, en honor a Yehováh. 3 Durante seis años pueden sembrar sus campos, podar sus viñedos y recolectar los frutos, 4 pero el séptimo año será un tiempo de completo descanso (Shabat) para la tierra, en honor a Yehováh. Ustedes no deben sembrar los campos, podar las viñas, 5 cosechar lo que crezca por sí solo, ni recolectar las uvas de los viñedos sin podar. Ese será un año de completo descanso para la tierra.
2 Crónicas 36:20-21 Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas; 21 para que se cumpliese la palabra de Yehováh por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
Jeremías 29:10 Porque así dijo Yehováh: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.
La mayor parte del libro de Jeremías habla acerca del exilio de la Casa de Judá (Sur), por medio del Rey Nabucodonosor, el exilio duró sólo 70 años y en seguida la Casa de Judá (Sur) regresa a su territorio en Israel de la mano de Zorobabel, junto con Esdras y Nehemías.
Esdras 1:1-4 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Yehováh por boca de Jeremías, despertó Yehováh el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Yehováh el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Yehováh Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.
La Casa del Norte de Israel tomada por el Imperio Asirio fue dispersada y mezclada con otras naciones y pueblos, perdiendo su identidad, así como también los mandamientos de Yehováh que fueron dados como una sola nación. De este modo, se cumplió la profecía que en tiempos antiguos Moisés escribió en la Toráh, la cual indica que serían dispersos por las cuatro esquinas de la tierra (Deuteronomio 28).
La Casa de Judá (Sur) fue cautivada por el Imperio Babilónico, permaneciendo unidos por un tiempo, logrando regresar a la tierra de Jerusalén, como un grupo consolidado para ejercer un mayor control y autoridad sobre los mandamientos de la Toráh, que fueron entregados como una sola nación en un tiempo pasado.
Un aspecto importante, en cuanto al exilio de los dos reinos es que ambos quebrantaron los mandamientos de la Toráh de la misma manera, sin embargo, hubo ciertos momentos claves que el pueblo desobedeció que provocaron a Yehováh, y por lo tanto, fueron divididos o dispersos, es decir, como popularmente conocemos “la gota que derramo el vaso”.
Las escrituras nos dicen que el Reino del Sur (Casa de Júda) fue enviado a Babilonia por 70 años, debido a que por 490 años no guardaron el año shmitá (año sabático - Levítico 25). Los 70 años de exilio fueron el motivo de la desobediencia de cada año en el cual no cumplieron con el descanso de la tierra. La matemática nos dice que 490 ÷ 7 = 70.
El Reino del Norte fue cautivo por Asiria en el año 722 AEC, algún tiempo después el Reino del Sur fue llevado a la cautividad por Babilonia en el año 586 AEC. La diferencia es de 146 años entre un evento y otro, lo que significaría que ambas casas no cumplieron con el mandamiento del descanso anual de la tierra. En este sentido, este pecado no fue exclusivo de Judá, ellos pagaron 70 años de exilio, en representación de las dos casas, como una sola nación, como el pueblo de Israel. Yehováh no ve divisiones sino una congregación unida, Él mira las doce tribus juntas.
En nuestro entendimiento creemos que únicamente el Reino de Judá incumplió, pero en realidad fueron ambas casas quienes quebrantaron la Toráh.
La desobediencia de Israel se repite:
Como se mencionó anteriormente, Jeroboam queda a cargo de las diez tribus del norte de Israel, llevando a cabo un “brillante plan” para mantener estas tribus lejos de las tribus del sur, creando fiestas que a la postre sustituirían las fiestas o los tiempos señalados por Yehováh, para que el pueblo no descendiera a Jerusalén, como se determinó en la Toráh. Pág 7
Recordemos, que todos los israelitas como una sola nación debían adorar a Yehováh como Él lo había establecido cumpliendo con las Fiestas Solemnes de Levítico 23, las cuales se festejaban en tiempos determinados.
La Toráh específicamente establece que los varones debían ascender a Jerusalén a celebrar tres de las siete fiestas.
Éxodo 23:14-17 Tres veces en el año me celebraréis fiesta. 15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo. 17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Yehováh el Señor.
Deuteronomio 16:16-17 Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Yehováh tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Yehováh con las manos vacías; 17 cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Yehováh tu Dios te hubiere dado.
Jeroboam hizo lo contrario a lo dispuesto por Yehováh, edifica becerros de oro en lugares no establecidos para brindarles adoración, promoviendo la idolatría a ídolos y desobedeciendo los mandamientos para el lugar designado, como lo hicieron sus ancestros en el tiempo de Moisés, en el momento que fueron entregadas las tablas.
El pueblo de Israel junto con Aarón levantó un becerro de oro diciendo: …Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Éxodo 32:4. Se puede observar el mismo patrón repetitivo, relacionado con las prácticas de idolatría y desobediencia que llevaron al pueblo a pecar y a olvidarse de su identidad.
Además, Yehováh en el Monte Sinaí les indica: …y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa… Éxodo 19:5-6. Yehováh separa tiempos específicos para que los israelitas como pueblo y Él como su Creador pudieran celebrar juntos.
De la misma forma, que en los tiempos de Jeroboam, actualmente se introducen prácticas paganas, con la celebración de fiestas inventadas por hombres, las cuales vinieron a formar parte de las culturas de las naciones, que no cuentan con un fundamento bíblico, desviando nuestro camino y que Yehováh advirtió que no siguiéramos ni practicáramos. Es así, como se puede confirmar lo dicho: “Nada hay nuevo debajo del sol”, cíclicamente todo es similar, solo que con distintos actores.
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Las profecías nos cuentan que será en los últimos días cuando aquellos perdidos de la Casa de Israel (Casa del Sur) que se encuentran entre las naciones volverán a Yehováh con todo su corazón y todas sus fuerzas, y buscarán las sendas antiguas. ¡Hasta que esto no suceda de forma individual en cada persona o a nivel de cada nación no habrá un cambio!
El profeta Oseas menciona muchos detalles referentes a las casas de Israel, que son el Reino del Norte (Casa de Israel) y el Reino del Sur (Casa de Judá). Oseas menciona sobre los juicios, pero al mismo tiempo relata acerca de la esperanza hacia ambas casas. ¡La esperanza es lo último que se pierde!
En relación con la separación de las dos casas de Israel, es sumamente importante, saber que Yehováh le entregó carta de divorcio al Reino del Norte (Casa de Israel).
Jeremías 3:8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
¿Se podrían volver a casar? ¡No! “¿Cuál es el inconveniente?” la resolución de este divorcio conlleva un gran problema, debido a que existe un mandamiento en la Torá que dice:
Deuteronomio 24:1-4 Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. 2 Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. 3 Pero si la aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer, 4 no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación delante de Yehováh, y no has de pervertir la tierra que Yehováh tu Dios te da por heredad.
Por medio del profeta Jeremías, Yehováh hace una declaración que para esa época era incompresible, ya que volverse a casar con la mujer despedida no era posible.
Jeremías 3:1 Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose esta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada (profanada)? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Yehováh.
Yehováh se separa de su pueblo dándole una carta de divorcio y al mismo tiempo declara que debe volver a Él, lo cual se podría interpretar como una contradicción de acuerdo con el mandamiento dado por su propia Palabra en la Toráh. Pág 9
Hasta los ángeles anhelaban entender como Yehovah daría solución al problema:
10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. 12 A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. 1 Pedro 1:10-12
El apóstol Pablo con una claridad en las Escrituras revela y remedia este misterio:
1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la Toráh (ley)), que la Toráh (ley) se enseñorea del hombre entre tanto que este vive? 2 Porque la mujer casada está sujeta por la Toráh (ley) al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley (del adulterio) del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley (instrucción), de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. 4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley (instrucción) mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Romanos 7:1-4
Pablo indica que aquella esposa que fue despedida por su pecado de adulterio se debe unir a aquel que resucito de los muertos, a Yeshúa (Jesús) nuestro Mesías, y así es como podremos regresar al pacto con nuestro Señor, al pacto con el Mesías.
El profeta Oseas fue enviado a hablarle al Reino del Norte de Israel (Casa de Israel), el cual se encontraba viviendo en el pecado de idolatría y no subía a Jerusalén a celebrar las fiestas comandadas por El Eterno. La vida de Óseas fue muy difícil por diversas situaciones, una de ellas es que Yehováh le pide tomar como mujer (esposa) a una prostituta y tener un hijo que se debía llamar: Jezreel.
2 El principio de la palabra de Yehováh por medio de Oseas. Dijo Yehováh a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Yehováh. 3 Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. 4 Y le dijo Yehováh: Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré cesar el reino de la Casa de Israel. Oseas 1:2-4.
En hebreo el nombre es יִזרְְעֶאל - Yizreel,
muy parecido al nombre de la nación de Israel יִשׂרָאֵלְ – Yisrael, con una ligera diferencia en
sus letras. Yizreel significa: Elohim-Dios va a esparcir. La palabra para esparcir semillas proviene de la raíz zera que significa semilla, de este modo, se observa que el nombre no tiene directamente una connotación negativa. Por esta razón, es muy importante entender el plan del Eterno. Yehováh no va únicamente a esparcir para castigar, sino que Él va a plantar en el final de los tiempos, en lo que se podría definir como una propagación.
El primero nombre de los hijos es Jezreel: …haré cesar el reino de la Casa de Israel. Oseas 1:4.
Tiempo después Gomer concibe nuevamente dado a luz a una hija, a la cual Yehováh le indica a Oseas que se debe llamar Lo-ruhama:
6 Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. Oseas 1:6
El nombre del segundo hijo es Lo- ruhama que significa: No tendré compasión, porque Él no tendrá compasión por su pueblo.
Óseas tuvo un tercer hijo con la prostituta y su nombre fue Lo-ammi:
8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo. 9 Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios. Oseas 1:8-9
El nombre del tercer hijo es Lo-ammi que significa: No es mi pueblo, “porque vosotros no sois mi pueblo”, ya que Israel continuaba pecando y no seguía a Yehováh, ni iban a Jerusalén para las fiestas. De esa manera, Yehóvah manifiesta: “ni yo seré vuestro Dios”.
Es en ese justo momento que Yehováh les dice a los israelitas que iban hacer esparcidos, ya no serían más su pueblo, ni siquiera recordarían su identidad y en un par de generaciones iban a estar perdidos entre las naciones.
Yehováh cumple su promesa:
En el mismo libro de Óseas unos versículos más adelante Yehováh continua su promesa de una descendía numerosa para Israel.
Oseas 1:10-11 Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente. 11 Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel será grande.
A pesar de la dispersión y de perder su identidad al ser asimilados entre las naciones seguirían siendo Israel, solo que ellos no lo sabrían. Yehováh anuncia como en algún momento en el futuro ambas casas regresarían a formar una sola congregación.
Se debe recordar que Yehuda (la Casa de Judá) nunca perdió su identidad, aunque estuvo cautivo en Babilonia, contrariamente sucedió con la Casa de Israel, que si perdió su identidad tal y como estaba profetizado.
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4 Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. 5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Yehováh su Dios, y a David su rey; y temerán a Yehováh y a su bondad en el fin de los días. Oseas 3:4-5
En el Nuevo Testamento, si se analizan las cartas de Pablo, las cuales se creen en el cristianismo que fueron exclusivamente escritos para una “audiencia cristiana”, logramos obtener una gran revelación al leer en contexto Romanos 9:
Romanos 9:22-26 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los gentiles? 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
El apóstol Pablo cuando está hablando de gentiles inmediatamente dice: Como también en Oseas: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente. Ahora bien, la pregunta sería: ¿A quién le estaba diciendo Oseas estas palabras? La respuesta es clara: ¡Al Reino del Norte de Israel! (Casa de Israel).
Pablo está citando directamente a Oseas 1:10 como si estuviese hablando al pueblo de la Casa de Israel que fue asimilado.
De acuerdo con las escrituras ahora comprendemos que no importa quién proviene de sangre israelita, ya que ese no es el trasfondo bíblico. El punto fundamental es que El Eterno ha esparcido a su pueblo para plantar semillas, las cuales han germinado a partir de los descendientes originales de las tribus de Israel con la intención de que cuando Yehováh los llame de regreso, sean muchísimos más los que acudan, en comparación de los que originalmente fueron esparcidos.
Yehováh estará dando cumplimiento a su promesa hecha a Abraham, a Isaac y a Jacob de que su descendencia iba a ser tan extensa como las estrellas, tan extensa como la arena del mar. Como vemos una y otra vez somos testigos de que Yehováh tiene cuidado de su pueblo pese a olvidar y perder nuestra identidad, ya que nosotros fuimos los que nos rebelamos contra Él y quebrantamos su Toráh.
Recordemos las palabras del profeta Jeremías al pueblo de Israel:
Jeremías 6:16-19 Así dijo Yehováh: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. 17 Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. 18 Por tanto, oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá. 19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi Toráh (ley). Pág 12
Por la desobediencia hemos caímos en tal perversión de los mandamientos del Eterno que no nos importó, dándole la espalda a Yehováh, pero Él es fiel a Su Palabra:
Deuteronomio 30:1-5
Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintie-res en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Yehováh tu Dios, 2 y te convirtieres a Yehováh tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3 entonces Yehováh hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Yehováh tu Dios. 4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Yehováh tu Dios, y de allá te tomará; 5 y te hará volver Yehováh tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.
Moisés toma estas palabras y se las expresa al pueblo de Israel justo antes de entrar en la Tierra Prometida, profetizando todo lo que iba a ocurrir con un total discernimiento del plan de redención.
Es importante, resaltar que esta profecía no ha sido cumplida en su totalidad, sino de forma parcial en la representación del Estado de Israel, y en nuestros hermanos de la Casa en Judá que han podido regresar a Israel en medio de tanta situación adversa, con lo cual podemos ver que la Casa del Sur (Casa de Judá) continúa regresando a la tierra, tal y como lo profetizo Moisés, sin embargo, aún está ausente la Casa del Norte (Casa de Israel), que es la plenitud de los gentiles, la parte de Efraín, la semilla de Israel mezclada con las naciones regresando a la tierra de Israel.
Romanos 11:11-12, 25-27 11 Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. 12 Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? 25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. (Isaías 59:20). 27 Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados (Jeremías 31:33-34).
Podríamos pensar que el cumplimiento de la plenitud de los gentiles se dará cuando el Mesías Yeshúa (Jesús) regrese, pero mientras tanto el buen pastor está despertando y recogiendo a sus ovejas perdidas, en el plano espiritual.
Por otra parte, los hermanos de la Casa de Judá han guardado el tesoro que representa la Toráh. En el caso de quienes recientemente hemos venido abrazando la Toráh dada por el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, hay algo dentro de nuestros corazones que nos lleva de vuelta a amar sus mandamientos, amar su Palabra, lo cual se puede únicamente explicar a través de las profecías, que nos llevan de vuelta a tener ese anhelo de querer regresar a la tierra.
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No olvidemos que Israel al salir de Egipto termina siendo una nación mezclada de hebreos junto con muchas otras personas de diferentes naciones.
Éxodo 12:37-38 Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. 38 También subió con ellos grande multitud [mixta] de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.
Yehováh da una clara indicación acerca de la multitud que salió con Israel:
50 Así lo hicieron todos los hijos de Israel; como mandó Yehováh a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.
Aquellos que eran extranjeros entre los israelitas al salir de Egipto que decidieran obedecer a Yehováh y guardar sus mandamientos serían uno con Israel, se considerarían como nativos de Israel.
Una situación similar es cuando Dios le pide a Abraham salir de la tierra de Ur de los Caldeos.
Génesis 12:5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.
Abraham sale hacia una tierra que no conocía con los miembros de su casa y muchas otras personas a las cuales él les inculca la fe en el único Creador.
Yehováh hace un pacto de circuncisión:
Génesis 17:9-11 Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. 10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 12 …el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
Indirectamente todas esas personas quedan dentro del pacto, ya que ellos no habían sido elegidos de forma directa, pero gracias al mérito de Abraham entran en pacto con Yehováh, produciéndose una multitud mixta, al igual que sucedió en el Monte Sinaí.
Al final de los días, ocurrida lo mismo, la simiente de Israel no vendrá sola, también vendrán muchos de los gentiles que fueron injertados, para formar un único pueblo, ¡El Pueblo de Israel!
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Yehováh hará volver de la cautividad y establece un Pacto Renovado:
Jeremías 33:6-9 He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. 7 Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. 8 Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron. 9 Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré.
Jeremías 32:37-38 He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente; 38 y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.
Jeremías 31:31-34 He aquí que vienen días, dice Yehováh, en los cuales haré nuevo pacto con la Casa de Israel y con la Casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Yehováh. 33 Pero este es el pacto que haré con la Casa de Israel después de aquellos días, dice Yehováh: Daré mi Toráh (ley) en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Yehováh; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Yehováh; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
La reunión de Judá e Israel – Los dos palos:
15 Vino a mí palabra de Yehováh, diciendo: 16 Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la Casa de Israel sus compañeros. 17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano. 18 Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?, 19 diles: Así ha dicho Yehováh el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano. 20 Y los palos sobre los que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos, 21 y les dirás: Así ha dicho Yehováh el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, 22 y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. 23 Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios. 24 Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra. Ezequiel 37:15-24
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El valle de los huesos secos – La Casa de Israel:
11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la Casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. 12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Yehováh el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy Yehováh, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Yehováh hablé, y lo hice, dice Yehováh. Ezequiel 37:11-14
El profeta Ezequiel debe hablarle a los huesos secos que se encuentran en el valle para que retomen vida, representando a la Casa de Israel que se apartó del pacto y de Yehováh. Cuando todo esto ocurra David el siervo de Dios volverá ser otra vez rey, como una representación del Mesías y Yehováh va a ser nuestro Elohim (Dios). Yehováh hará un Nuevo Pacto o un Pacto Renovado con la Casa de Israel y con la Casa de Judá, es ahí que se mostrará la distinción entre ambos.
Yeshúa (Jesús) utilizó una bellísima representación de las dos Casas de Israel en la parábola del Hijo Prodigo:
11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Lucas 15:11-15
En esta parábola Yeshúa (Jesús), el hijo menor representa la Casa de Israel, el cual se mezcló entre las naciones viviendo en impureza.
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Lucas 15:17-19
Estando en condición de pecado, de hambre, en completa vulnerabilidad y tan lejos de su padre, algo cambia en su corazón y reconoce que hizo algo completamente injusto y carente de sentido, por lo que decide volver (Deuteronomio 30).
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. Lucas 15:20-24
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La Casa de Israel es el hijo pródigo que se fue, estaba perdido y casi muerto, pero luego revive como aquellos huesos secos, reconociendo su pecado y en arrepentimiento busca reencontrarse nuevamente con su padre.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Lucas 15:25-32
El hermano mayor es la Casa de Judá, el cual siempre ha permanecido con su padre pero reclama, ya que considera que no está recibiendo nada por su fidelidad, sin embargo, se le dice: “todas mis cosas son tuyas”.
El padre se agrada de ver que su hijo que se encontraba perdido estaba siendo recibido con gran regocijo. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. Lucas 15:7
El profeta Isaías relata cómo Judá e Israel no tendrán más envidia el uno del otro en los tiempos del Reinado del Mesías.
Isaías 11:11-13 Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Yehováh alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. 12 Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra . 13 Y se disipará la envidia de Efraín (Casa de Israel), y los enemigos de Judá (Casa de Judá) serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín;
Judá, es el hijo que estuvo siempre con el padre y aflige a Efraín por ser el hijo que se fue y vivió en pecado. A su vez, Efraín es la representación de aquellas personas que han estado alejadas del padre y que llegan a tener envidia de su “hermano mayor”, por ejemplo hay personas (Efraín) que se vuelven a la Toráh, pero tienen envidia del pueblo judío (Judá).
He sido enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel:
Yeshúa (Jesús) en ciertas ocasiones se dirigía hacia sus seguidores y se topaba con diferentes personas que interactuaban con él, como es el caso de la mujer cananea:
Mateo 15:22-24 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Yeshúa (Jesús) no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas pérdidas de la casa de Israel.
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Esta mujer que se encontraba en la búsqueda de una sanidad para su hija, pero Yeshúa (Jesús) hace la indicación de que él ha sido enviado únicamente a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.
A pesar de que esta mujer recibe su sanidad por la fe que ella había demostrado, Yeshúa (Jesús) es claro en su mensaje y le dice: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”, haciendo referencia a todo lo que el Tanaj (Antiguo Testamento) venía señalando acerca del relato de las Casas de Israel, la Casa del Norte y la Casa del Sur.
La restauración de Israel:
Romanos 11:25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos (a los que fueron injertados): que ha acontecido a Israel (Judíos) endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.
Por esta razón, es que los judíos no pueden reconocer a Yeshúa (Jesús) como el Mesías, sino hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles (meló hagoyim) - Efraín, La Casa de Israel que fue esparcida en las naciones, hasta que el Padre la recoja.
La misión por la cual Yeshúa (Jesús) vino no podrá ser vista por el pueblo judío colectiva-mente.
En la versión de la Biblia del Oso de 1573 indica:
Romanos 11:25 Porque no quiero, Hermanos, que ignoreys eſte mysterio, paraque no seays acerca de vos otros mismos arrogãtes, que la ceguedad en parte acõteció en Iſrael paraque entretãto entraſſe la plenitud de las Gentes
En el idioma ingles la versión King James indica:
25 For I would not, brethren, that ye should be ignorant of this mystery, lest ye should be wise in your own conceits; that blindness in part ( ceguera parcial ) is happened to Israel, until the fulness of the Gentiles be come in.
El Padre no se ha olvidado de su pueblo Israel ni tampoco de esas semillas que quedaron esparcidas y que ha venido dando fruto en las cuatro esquinas de la tierra. ¡No olvidemos que habrá un cumplimiento!
Steven Solís Campos, Mellany Otárola Saenz, Esteban Capella.
Harold Calvo, Tzvi Ben Daniel, Álvaro Martinez / Un Rudo Despertar.
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