EL BAUTISMO CRISTIANO (PRIMERA PARTE)
El propósito de este artículo, es que los lectores puedan tener mayor claridad en relación a este tema tan importante, como es el bautismo Cristiano.
Antes de Jesús ascender al cielo, habló a sus discípulos, en la muy citada gran comisión, les dijo:
Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones; bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. (Mateo 28:18-20).
Cabe señalar aquí, tocante al bautismo, que Jesús no está dando una «fórmula» para que se emplee tal cual a la hora de bautizar, ya que «en el nombre» habla de autoridad y no de un nombre propio como tal, ya que «Padre», «Hijo» y «Espíritu Santo» no son nombres propios. Pero de ello hablaremos más a profundidad en el próximo artículo, no se lo pierda.
La palabra bautizar, no es una traducción, como muchos piensan, sino una transliteración del vocablo griego baptizó. Una transliteración es sacar una palabra de un idioma e introducirlo a otro.
El significado de la palabra griega: baptizó se define de las siguientes maneras: Zambullir, Sumergir, Hundir.
Por lo tanto, el ser bautizado incluye el estar metido completamente en lo que se está bautizando, estar sumergido, zambullirse, hundirse. Y nunca es rociar o derramar como se practica en algunas religiones.
Por tanto, la doctrina del bautismo es sumamente importante para toda persona que tome con seriedad el Cristianismo.
Los discípulos del señor, en obediencia a sus palabras, empezaron a proclamar el mensaje del evangelio del reino de Dios y la autoridad de Jesús.
La Escritura nos enseña que luego de que las personas escuchaban y creían el mensaje, se arrepentían y se bautizaban:
«Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas». (Hechos 2:41).
Este es el primer registro que tenemos de los discípulos de Jesús, bautizando, después de dada la gran comisión. Dice que se bautizaron alrededor de tres mil personas.
Es interesante resaltar, que las personas se bautizaban después de recibir el mensaje dado por el apóstol Pedro (después de escucharlo, entenderlo, creerlo y arrepentirse).
Luego vemos al diácono Felipe que iba por el camino de Samaria anunciándoles el mensaje:
«Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesús Cristo, se bautizaban hombres y mujeres». (Hechos 8:12).
Felipe anunciaba el evangelio del reino de Dios y la autoridad de Jesús, el hombre escogido por Dios para reinar en dicho reino, es decir, les anunciaba acerca del reino venidero y del rey de ese reino.
Nótese que las personas, tanto hombres como mujeres se bautizaban DESPUÉS de creer el mensaje.
No era necesario que ellos pertenecieran a ningún circulo religioso, no era necesario que pasaran tantos años en alguna religión para ser «candidatos» a bautismo. Simplemente creían el mensaje del reino, lo abrazaban con esperanza, se arrepentían y decidían seguir a Jesús. Entonces se bautizaban.
Veamos varios casos más en la Biblia, donde confirmamos que las personas decidían bautizarse, después de escuchar el mensaje y creerlo:
1. El Eunuco.
«Cuando Felipe se acercó, oyó que el etíope leía el libro de Isaías; entonces le preguntó: ¿Entiende usted lo que está leyendo? El etíope le contestó: ¿Cómo lo voy a entender, si no hay quien me lo explique? Y le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él. La parte de la Escritura que estaba leyendo era ésta: «Fue llevado como una oveja al matadero; como un cordero que se queda callado delante de los que lo trasquilan, así tampoco abrió él la boca. Fue humillado, y no se le hizo justicia; ¿Quién podrá hablar de su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.» El funcionario etíope le preguntó a Felipe: Dime, por favor, ¿de quién dice esto el profeta: de sí mismo o de algún otro? Entonces Felipe, tomando como punto de partida el lugar de la Escritura que el etíope leía, le anunció la buena noticia acerca de Jesús. Más tarde, al pasar por un sitio donde había agua, el funcionario dijo: Aquí hay agua; ¿hay algún inconveniente para que yo sea bautizado? Entonces mandó parar el carro; y los dos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó». (Hechos 8:30-38).
Este caso no deja lugar a dudas, ya que nos confirma que una vez a la persona se le anuncia el mensaje y la persona lo cree, no hay impedimento alguno para bautizarse.
En el versículo 36, el africano le pregunta a Felipe: Aquí hay agua; ¿Qué impide que yo sea bautizado? La pregunta del etíope nos muestra que él ya había creído el mensaje que le había enseñado Felipe.
Luego de su declaración de fe, el eunuco fue bautizado. Lo que nos enseña esto, es que siempre el bautismo va a depender de la convicción que tenga la persona, que haya creído el mensaje anunciado, que lo haya abrazado y no tenga más dudas al respecto y quiera cambiar su forma de vivir y seguir a Jesús definitivamente.
Fue el eunuco quien pidió ser bautizado una vez él entendió el mensaje y decidió seguir al rey del reino venidero, no fue Felipe quien lo presionó para que se bautizara.
2. Saulo de Tarso.
«Al momento cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas, y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado». (Hechos 9:18).
Ananías llegó donde Saulo y luego de anunciarle lo encomendado por el señor Jesús, fue bautizado.
3. El carcelero de Filipos y sus familiares.
«Cuando el carcelero despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas, sacó su espada para matarse, pues pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó: ¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí! Entonces el carcelero pidió una luz, entró corriendo y, temblando de miedo, se echó a los pies de Pablo y de Silas. Luego los sacó y les preguntó: Señores, ¿Qué debo hacer para salvarme? Ellos contestaron: Cree en el Señor Jesús, y obtendrás la salvación tú y tu familia. Y les hablaron del mensaje del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. A esa misma hora de la noche, el carcelero les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados». (Hechos 16:27-33).
En ese mismo momento después de recibir el mensaje y creerlo, fueron bautizados él y toda su familia.
Otros ejemplos bíblicos de personas que se bautizaron inmediatamente después de haber escuchado y recibido el mensaje:
4. Lidia y su familia (Hechos 16:14-15).
5. Crispo y los de su casa (Hechos 18:8).
Esto nos enseña, que los únicos dos requisitos principales que se requiere de las personas para que procedan al bautismo son:
- Arrepentirse, decidir cambiar su forma de pensar, reconsiderar su camino y creer en el mensaje del evangelio del reino de Dios.
- Creer con todo su corazón que Jesús es el señor Cristo, el hijo de Dios, el hombre elegido por Dios para gobernar la tierra en la era venidera y confesar con su boca que él es su señor, es decir, a quien ha decidido sujetarse y obedecer.
¿Qué representa el bautismo y por qué de su importancia?
Bien, en Romanos 6:3-6 el apóstol Pablo nos enseña los 3 propósitos principales del bautismo:
- El bautismo representa la muerte, sepultura y resurrección del señor Jesús Cristo (v3).
- En el bautismo, el creyente está simbolizando la muerte y sepultura del viejo hombre con todos sus pecados, y la resurrección a la nueva vida con Cristo (v4-6).
- En el bautismo, el creyente se identifica como un verdadero discípulo del señor Jesús, al obedecer y confesar su fe en Jesús en el bautismo (v8).
En los registros bíblicos podemos ver que los bautizados eran personas adultas que entendían el mensaje y decidían por voluntad propia seguir a Jesús, hago hincapié en esto, porque como Cristianos sabemos que no existe el bautismo de infantes en las Escrituras.
Es necesario aclarar que el bautismo por sí solo no salva. El bautismo sí es muy importante para demostrar el principio de nuestra obediencia al señor, para el servicio Cristiano y para el desarrollo de nuestra nueva vida en Cristo Jesús.
La salvación como lo describe Pablo, es una carrera, en la que hasta que finalicemos dicha carrera, se nos otorgará el regalo de la vida indestructible.
Orando a Dios como siempre para que esta enseñanza sea de edificación a tu vida y con quienes la compartas.
«Reciban cada vez más gracia y paz a medida que crecen en el conocimiento de Dios y de nuestro señor Jesús». (2 Pedro 1:2).
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