LIMITES, NIVELES Y FE



El momento de matan Torá (la entrega de la Torá) fue un acontecimiento que marcaría un antes y un después. Fue la demostración de poder, la evidencia nacional de la revelación Divina; toda una nación, un pueblo entero vio al Eterno descender al monte que no se podía subir porque había limites, ni se podía tocar; más que un espectáculo era una manifestación de poder.
Nadie podía subir hasta la cumbre, había limites, entre ellos: el pueblo podía llegar hasta las faldas de monte (Éxodo 19:23), subieron un poco más de las faldas Aarón sus hijos y setenta ancianos de Israel (Éxodo 24:9) y finalmente Moshé subió hasta lo alto del monte. No solamente subió hasta la cumbre del monte, sino que espero allí durante seis días hasta que Hashem lo llamó y entro a la nube “y estuvo Moshé en el monte cuarenta días y cuarenta noches.” (Éxodo 24:18)
Esto nos enseña que hay varios niveles, entre ellos, dones y ministerios dentro del pueblo de Israel y en la comunidad del Mesías. También existen niveles de fe, existen diferentes tipos de fe. Todos los que nacimos de nuevo tuvimos una fe salvífica, creímos con fe perfecta que en Yeshúa estaba el perdón de los pecados y la vida eterna. Ahora que tenemos la vida eterna que recibimos por fe, comenzamos a caminar por fe, y en este andar del Espíritu hay diversos dones que se reparten a los creyentes “conforme a la medida de la fe” (Romanos 12:6) Y según nuestra medida de fe podemos estar al pie o en la cumbre del monte.
En el caso de la entrega de la Torá, el Eterno dijo a Moshé que pusiera límites. En nuestro andar diario del Espíritu somos nosotros los que “ponemos límites”. En nuestro nuevo estatus como hijos de Dios y herederos del reino, tenemos entrada por la sangre de Yeshúa al lugar santísimo del Tabernáculo celestial, somos nosotros los que limitamos nuestra cercanía al Altísimo y también nuestro tiempo con Él. Moshé tuvo que esperar seis días para ser llamado a la presencia del Ein Sof nosotros tenemos 24/7 podemos estar en la presencia del Eterno el momento que nosotros apartamos para estar con Él, en cualquier hora del día y en cualquier día de la semana.
Nosotros tenemos el privilegio de decidir hasta donde llegamos, a las faldas, a la mitad o hasta la cumbre del monte; podemos también decidir cuanto tiempo estar en la presencia del Altísimo. Nosotros tenemos la libertad de decidir hasta donde queremos llegar y cuánto tiempo queremos estar. Sea la voluntad del Eterno que creamos por fe las palabras del autor de la carta a los hebreos: “Así, que hermanos tenemos libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Yeshúa el Mesías, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo...” (Hebreos 10:19-20)
Bajo las alas del Dios de Israel
Francisco Hidalgo

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