¿ES HECHOS 20:7, UNA EVIDENCIA BÍBLICA PARA SUSTENTAR QUE EL DOMINGO LLEGÓ A OCUPAR EL LUGAR DEL SÁBADO?

 Una contribución de Andrés Aragón



No, en lo absoluto; no obstante, esto es lo que proponen algunos creyentes católicos y también algunas ramas del protestantismo (Comentario Biblia Jerusalén y Libro Hechos de los Apóstoles, Introducción, Comentarios y Notas, pág.451. F.F Bruce). Así que es menester examinar el pasaje en su contexto, tanto inmediato, cultural e histórico, para refutar tal conclusión.

Veamos:
“En el primer día de la semana, reunidos para partir el pan, Pablo les hablaba, disponiéndose a salir al día siguiente; y prolongó el mensaje hasta media noche.”
Hechos 20:7. BTX.
El primer punto a destacar es que muchos apologistas del sábado dicen que aquí se debe aplicar el computo de tiempo judío (donde el día comienza primero por la tarde y después la mañana) para decir que esta reunión fue en sábado y se alargó hasta la noche del domingo. Pero siendo sinceros, no es correcto aplicar tal cómputo de tiempo a este pasaje, ya que el mismo versículo muestra que Lucas, aquí, está usando el cómputo de tiempo romano, puesto que el texto dice que Pablo habló extendidamente hasta la media noche; y ahí si salió por la mañana (Hch.20:11). Esto fue el “día siguiente”; es decir, el segundo día de la semana (lunes) (Hch.20:7). Pero según el cómputo judío, todavía hubiese sido el primer día hasta la tarde al ponerse el sol. Sin embargo, el apóstol no esperó hasta ponerse el sol para viajar. Si Lucas estuviese utilizando el computo de tiempo judío en este pasaje, el alba habría sido el mismo día y no el “siguiente día” como dice el texto. Por lo que es claro que el lenguaje empleado en este pasaje, indica que Lucas estaba utilizando el computo de tiempo romano que marca el día como se hace hoy en día. De hecho, Pablo estaba reunido con los discípulos de Troas (Hch.20:5,6), y este territorio gentil no estaba en Judea sino en Asia, y vivían bajo la influencia romana (Hch.16:8,11).
¿POR QUÉ ESTABAN REUNIDOS LOS DISCÍPULOS DE TROAS Y PABLO, EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA?
El pasaje NO dice que estos seguidores de Jesús que residían en Troas estaban reunidos el domingo por la noche porque lo consideraban un día especial. El pasaje sencillamente dice que estaban reunidos por dos razones: Para partir el pan y para despedir a Pablo quien viajaba al otro día hasta Asón (Hch.20:7); es decir, fue una reunión de despedida donde se partió el pan (Hch.20:11), donde el apóstol habló a los de Troas por última vez (Hch.20:7,9), y hasta hubieron tragedias y milagros como la muerte y resurrección del joven Eutico (Hch.20:9,12).
Ahora bien, la expresión “partir el pan” (Gr: κλάσαι ἄρτον - klásai árton) (Hch.20:7), se refiere a participar de la cena del Señor. El mismo Pablo dijo: “El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” (1 Corintios 10:16). Otros términos para la celebración de la cena del Señor son: “Participar de la mesa del Señor” (1°Cor.10:21); y “comer la cena del Señor” (1°Cor.11:20). No obstante, el pasaje en análisis (Hch.20:7) NO indica que la cena del Señor se deba comer estrictamente el primer día de la semana, ya que lo relatado allí fue un evento histórico, no un mandato. De hecho, Jesús y sus discípulos participaron de la santa cena un jueves (Lc.22:19), y la Iglesia apostólica partía el pan “todos los días” (Hch.2:42; 2:46). Así que lo especial era la santa cena, no el día. Por cierto, está escrito que la cena del Señor puede celebrarse en cualquier día y todas las veces que se desee (1°Cor.11:26). Bíblicamente, es el rito del bautismo y la participación de la santa cena lo que conmemora la muerte y resurrección del Señor, no la observancia del domingo (Rm.6:3,6; Col.2:12; Lc.22:19,20; 1°Cor.11:23,26).
Por otro lado, el libro de los Hechos muestra de manera concisa que los cristianos primitivos, al igual que los judíos, se reunían a adorar todos los días (Hch.2:46; 26:7), pero consideraban el sábado como día principal de culto (Hch.13:27; 15:21; 13:42,44). El sábado era el día del Señor tanto para judíos (Is.58:13), como para los seguidores de Cristo (Mt.12:8; 2:28). De hecho, en el libro de los Hechos se mencionan setenta y ocho cultos apostólicos en sábado: En Antioquía de Pisidia, dos cultos en sábado (Hch.13:14,44). En la ciudad de Filipos, un culto (Hch.16:12,13). En Tesalónica, tres cultos en sábado (Hch.17:1,2). En Corinto, Pablo trabajaba con Aquila y Priscila durante seis días fabricando tiendas, y el séptimo día de la semana, ósea, el sábado (Éx.20:8,11), lo apartaban para adorar al Creador y para predicarle de Cristo a judíos, pero también a griegos (Hch.18:1,4). Así lo hizo por un año y seis meses; es decir, por setenta y dos sábados (Hch.18:11). Para un total de setenta y ocho cultos cristianos en sábado, según el libro de Hechos de los Apóstoles. Cabe destacar que Jesús declaró a sus discípulos que la observancia del sábado trascendería a la destrucción de Jerusalén (70 d.C). La inspiración dice: “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado” (Mateo 24:20).
Algunos dirán que esas reuniones en sábado de parte de los apóstoles eran en sinagogas judías. A lo que escrituralmente se puede responder que en Hechos 16:13, se habla de una reunión cristiana en sábado, en un lugar de oración cristiano, y en una ciudad gentil, como lo es Filipos (Hch.16:11,15). Además, la palabra “sinagoga” en griego es “συναγωγῇ” (sunagōgē), y significa “asamblea” o “lugar de reunión” (Strong G4863). Allí se reunían los judíos, pero también prosélitos gentiles (Hch.13:42,44). Los primeros cristianos se reunían en las sinagogas, en el templo, y en las casas (Hch.2:46; 5:12; 13:14; 21:19), porque no creían pertenecer a una nueva religión. Ellos habían sido judíos toda su vida, y continuaban siéndolo. Esto es verídico, no sólo de los doce apóstoles, sino también de los siete diáconos, de las mujeres que estaban con ellos, y hasta del mismo Pablo. La fe cristiana primitiva no consistía en una negación del judaísmo, sino que más bien era la convicción de que la era mesiánica, tan esperada por el pueblo judío, había llegado (Hch.3:13,26; 24:14,16; 26:4,7). Pablo así lo expresa a los judíos de Roma al final de su ministerio: “Por la esperanza de Israel estoy sujeto a esta cadena” (Hechos 28:20). Por eso es que ellos continuaban guardando el día sábado conforme al mandamiento (Lc.23:56; Hch.17:2).
CONCLUSIÓN:
Es ostensiblemente claro que el pasaje en análisis (Hch.20:7) NO dice que el domingo reemplazó al Sábado como día principal de culto, solo se habla de una reunión el primer día de la semana para participar de la cena del Señor porque Pablo partía al otro día. Acto que no quita la santidad del sábado, pues la cena del Señor era una ceremonia que los cristianos primitivos realizaban todos los días.
No hay nada más ilógico el querer basar una práctica de origen post apostólico (como la supuesta santidad del domingo), con el testimonio bíblico del primer siglo. Eso, en la dialéctica, se conoce falacia del anacronismo.

Autor: Andrés Aragón

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