SATANÁS EN LA EDAD MEDIA

 Satanás en la Edad Media 

El Creciente Acomodamiento al Paganismo Al relacionarse el cristianismo con el paganismo durante siglos, recogió algunas de las ideas paganas locales. J.B. Russell resumió la situación en este período: "El concepto cristiano acerca del Diablo recibió influencias de elementos del folclore, algunos de las culturas mediterráneas más antiguas, y otros de las religiones celtas, teutónicas y eslavas del norte. Las ideas paganas penetraron en el cristianismo mientras que las ideas cristianas penetraron en el paganismo" (1). De este modo, el dios celta del inframundo, Cernuno, "el dios con cuernos", se asimiló fácilmente en el cristianismo, tal como la festividad pagana del 25 de diciembre fue adoptada como "Navidad". Los dioses con cuernos de los escandinavos se podían comprar fácilmente con el Diablo; y de ahí la idea de que el Diablo tiene cuernos se hizo más popular en el arte cristiano [aunque no hay absolutamente ninguna relación bíblica acerca del Diablo con cuernos]. 

Hilda Davidson investigó cuidadosamente las creencias escandinavas acerca de la figura satánica y mostró extensamente cómo estas ideas fueron adoptadas por el cristianismo; en vez de presentar el llamado radical del evangelio y el reino de Dios tal como es, una visión del mundo fundamentalmente diferente (2). Una vez que se relacionó al Diablo con Pan, se le presentó con pezuñas, pelo de macho cabrío y una nariz larga, A Satanás no se le volvió a representar con cabello negro largo, sino más bien con pelo erizado como los dioses del mal de la Europa septentrional. De este modo, a los "conversos" al cristianismo se les permitía mantener algunas de sus ideas existentes, y éstas pronto llegaron a ser parte del tejido básico del "cristianismo" popular. Por ejemplo, los europeos del norte temían que los demonios entraran en una persona para impulsarlos a cubrirse la boca cuando bostezaban, y a temer estornudar ya que la inhalación del aire podría permitir que los demonios se precipitaran dentro de la persona. El cristianismo adoptó estas prácticas, añadiendo la frase "Dios te bendiga" cada vez que alguien estornudaba, en un intento por cristianizar la práctica. La Influencia del Islam Es evidente que el Corán recibió fuerte influencia tanto de los mitos hebreos como de los mitos del circundante Oriente Medio. El punto de vista islámico acerca del Diablo es muy similar al punto de vista del cristiano común, aunque expresado bajo nombres diferentes. El Corán enseña que Iblis [Satanás] cayó porque rehusó inclinarse ante el recién creado Adán. Esto está en desacuerdo con el relato bíblico, que no dice nada acerca de ningún Satanás en Edén ni en la totalidad del libro de Génesis. 

Pero la enseñanza coránica es muy similar a la forma en que los "padres" cristianos decidieron que Satanás envidiaba a Adán y "cayó" debido a su envidia y a su orgullo herido. Esto, a su vez, era un punto de vista influenciado evidentemente por la obra judía apócrifa titulada "Libros de Adán y Eva". Mi argumento de todo esto es que las creencias cristianas populares acerca del Diablo tienen similitudes más fuertes con los mitos judíos y los conceptos islámicos / paganos que con el relato bíblico. Teología Medieval Gregorio "el Grande" y otros continuaron lidiando con las contradicciones y problemas teológicos inherentes dentro de la creencia en un Satanás personal. Gregorio especialmente desarrolló la idea de que Satanás tiene poder sobre la humanidad porque Dios le dio esto a fin de castigarnos por nuestros pecados. De nuevo, esto plantea muchas preguntas. ¿Cómo puede alguien ser castigado por sus pecados entregándoseles a las manos de un ser que desea hacernos pecar todavía más. ¿Y cómo puede hacer esto un Dios cuya declarada mira es redimir a la humanidad del pecado? ¿Y por qué entonces Dios tuvo supuestamente que comprarnos al Diablo con la sangre de su Hijo? 

Y si esto ocurrió en la cruz, entonces, ¿cómo es que la humanidad se halla aún bajo el poder de "Satanás" tanto después de la crucifixión como antes de ella? En vista de que Dios tiene la presciencia definitiva, ¿por qué habría permitido que Satanás se saliera con la suya en todo esto? Me parece que todo esto erra el objetivo: el corazón de Dios se rompe por nuestros pecados, por nuestro libre albedrío por el cual nos alejamos de él; y no porque algún dios rival lo venza temporalmente. Anselmo continuó los tortuosos argumentos. Desesperado por evitar aceptar a Dios como el autor del mal, él continuó culpando de esto al Diablo, pero lidiaba con el pensamiento de por qué Dios permitía que el Diablo pecara. Anselmo afirmaba que Dios ofreció la gracia al Diablo, pero que éste la rehusó. Y sin embargo, debido a la presciencia definitiva de Dios, esto de nuevo sólo lleva a la pregunta sobre los orígenes una etapa más atrás; ¿por qué permitió Dios que eso sucediera, y de dónde obtuvo el Diablo el impulso para rehusar la gracia? Tomás de Aquino lidió con los orígenes del pecado y del mal, enseñando que el pecado y el mal sólo están en la acción, y por lo tanto Dios no fue la fuente del pecado al proporcionar a la gente el libre albedrío. Aunque es la mente humana la que ejerce el libre albedrío otorgado por Dios, la cual es en verdad la fuente bíblica del pecado, el celo de Aquino por distanciar a Dios de cualquier cosa negativa lo llevó a negar el ABC de la enseñanza de Cristo en el Sermón del Monte (Mateo 5-7). 

Porque ahí, con bastante claridad, el manifiesto completo de Jesús se basó alrededor del tema que el pecado no sólo ocurre en la acción sino también en los pensamientos. De nuevo, Aquino siguió la tendencia cristiana usual de ignorar el enorme énfasis bíblico en que el pecado ocurre en el corazón, y de ahí la necesidad de controlar la mente en vez de tan sólo vitorear al lado de Dios en algún conflicto cósmico que observemos desde la tierra. Arte Cristiano La Edad Media contribuyó al desarrollo de la imagen de Satanás por medio de difundida representación de él en formas de arte, haciendo la idea visual y de este modo más generalizada. La dificultad e incomodidad que enfrentaban los cristianos corrientes al tratar con la idea del Diablo se refleja en cómo los escritos y el arte cristianos han representado a Satanás, Lucifer, etc. Por ejemplo, a medida que el imperio romano se desintegraba, la literatura cristiana corriente llegó a presentar al Diablo como crecientemente siniestro y maligno, quizás reflejando el creciente sentido del mal y del desastre que estaba envolviendo al imperio. Se ha señalado que dondequiera que hubo hambruna y plagas en la Europa Medieval, las imágenes de Satanás y el infierno se hacían más aterradoras en la literatura y arte cristianos (4). 

J. Zandee observa además cómo en Egipto el cristianismo cóptico incorporó las ideas religiosas circundantes en la imagen cristiana del Diablo; por ejemplo, los demonios llegaron a tener "cabezas de animales salvajes, con lenguas de fuego saliendo de su boca, con dientes de hierro" (5). Otra investigación ha mostrado que la misma mezcolanza de ideas paganas acerca del Diablo ocurrió en el cristianismo europeo. Y a medida que el tiempo seguía avanzando, se llegó a hablar del Diablo no tanto como un ser físico, sino como un ser de "espíritu" no bien definido, fantasmal. J. B. Russell del mismo modo resume como las representaciones visuales de demonios cambiaron con el tiempo; indicando de nuevo que ellos "existen" en las cambiantes percepciones de la gente en vez de reflejos directos de lo que la Biblia dice: "En el arte bizantino, los demonios son generalmente antropomórficos, luciendo como ángeles... negros, ocasionalmente con cuernos o una cola... En los siglos decimoquinto y decimosexto un cambio radical de humanoides a monstruos ocurrieron en Grecia, Rumania y Rusia, cuando los demonios asumieron formas crecientemente bestiales... ovejas, perros... cerdos" (6). Él también observa que "la serpiente con rostro humano aparece en el arte de muchas culturas; semejante representación parece haberse hecho común en el arte cristiano en el siglo decimotercero" (7). 

El sentido de todo esto es que la historia del arte refleja como los conceptos "cristianos" acerca del Diablo estaban influenciados por el paganismo y por los acontecimientos sociales circundantes, más bien que por el estudio bíblico. Las obras ilustradas de Dante fueron quizás las más influyentes en fijar la idea de un Satanás personal en la mente de la gente. Habiéndose alejado de la sencilla ecuación bíblica del infierno con el sepulcro, Dante decidió que si hay grados de ángeles pecadores, entonces debe haber grados de infierno con los cuales castigarlos. Por supuesto, Satanás se hallaba ubicado en el centro mismo del infierno, encarcelado en la oscuridad y en el hielo. Por supuesto, para cualquier mente reflexiva, que el infierno sea un lugar de oscuridad y hielo contradice la idea popular de que era un lugar de fuego. Las contradicciones dentro de las imágenes de Dante acerca del infierno y Satanás realmente se acumulan; él decidió que Satanás debe haber aterrizado en algún lugar cuando llegó a la tierra, y sugirió que los cráteres y depresiones de la superficie de la tierra fue donde habían aterrizado los ángeles caídos. Las monstruosidades del Infierno de Dante son rechazadas hoy por probablemente la mayoría de las personas, incluyendo a quienes creen en un Satanás personal. Y sin embargo se aferran a los mismos errores acerca de los ángeles caídos, a un Satanás que fue literalmente arrojado del cielo a la tierra, etc., que él cometió. Así que, ¿por qué entonces deberían pensar que las ideas de Dante son tan erróneas? ¿Tienen ellas mejores respuestas a las preguntas que él trató de abordar; por ejemplo, en qué parte de la tierra aterrizaron Satanás y los ángeles, adónde fueron, etc., ? 

Demonización 

La Edad Media vio la continua utilización del Satanás personal y el mito del combate cósmico a fin de demonizar a la gente; judíos y musulmanes fueron demonizados como culpables de estar en liga con Satanás; el antisemitismo, las cruzadas y guerras contra musulmanes, etc., todo se justificaba con la idea de que eran de "Satanás", y así de alguna manera se justificaba cualquier abuso. Se afirmaba que Satanás mató a Jesús, pero los judíos mataron a Jesús, de modo que judíos = Satanás y deberían ser destruidos. Se hizo una conveniente conexión entre el estereotipo de judíos con nariz alargada y los dioses paganos del mal que también tenían la nariz alargada (véase Fig. 4). Aquí es donde la teología de escritorio pasa a la práctica. El énfasis bíblico es que Jesús destruyó a Satanás en la cruz (Hebreos 2:14), y no a la inversa, y que nadie tomó su vida de él, pues él la puso por amor a nosotros (Juan 10:18). Esta utilización del mito del combate cósmico para demonizar a las personas condujo al asesinato de cientos de miles de personas en la Edad Media en la locura por la cacería de brujas que estalló en Europa. De cualquier catástrofe se culpaba a Satanás, y por lo tanto se tenía que buscar y matar a sus agentes en la tierra. Y cualquiera que fuese física o teológicamente un poco "diferente" a los demás se suponía que era uno de los representantes de Satanás en la tierra. A mí me parece que nada ha cambiado esencialmente; nuestra raza parece incurablemente transferir la culpa y el mal a nuestros oponentes. Algunos musulmanes demonizan a los Estados Unidos como "el gran Satanás", y los cristianos occidentales hacen lo mismo con los musulmanes. 

Más que hacer frente a nuestro propio pecado personal, la humanidad busca afanosamente proyectar el mal a otros, a judíos, católicos, comunistas, rusos, árabes, negros, blancos... cuando la raíz de toda crueldad, el defecto fundamental, se halla dentro del corazón humano de cada uno de nosotros (Marcos 7:15-23). Notas (1) J.B. Russell, Lucifer: The Devil in the Middle Ages (Ithaca: Cornell University Press, 1992) p. 62. (2) H.R.E. Davidson, Scandinavian Mythology (London: Hamlyn, 1982) pp. 94–96; H.R.E. Davidson, The Lost Beliefs of Northern Europe (London: Routledge, 1993). (3) La fusión del dios pagano Pan con el concepto popular del Diablo está investigado detalladamente en P. Merivale, Pan the Goat-God (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1969). (4) Véase R. Emmerson, The Antichrist in the Middle Ages (Seattle: University of Washington Press, 1981) chapter 4. (5) J. Zandee, Death as an Enemy (Leiden: Brill, 1960) p. 329. (6) J.B. Russell, Lucifer: The Devil in the Middle Ages (Ithaca: Cornell University Press, 1992) p. 49. (7) ibid p. 211.


Satanás desde la Reforma en adelante 

La Reforma condujo a la división entre el cristianismo protestante y católico. Esta división fue enconada, y cada bando demonizaba afanosamente al contrario, acusándolo de estar en liga con un Diablo sobrehumano, porque estaban convencidos de que Dios estaba de su lado, y por lo tanto sus enemigos eran del Diablo. Esto justificaba toda manera de guerra, persecución y demonización. Los protestantes insistían en que el Papa era el Anticristo, mientras que los católicos hablaban de exorcizar a los demonios del protestantismo. Martín Lutero, líder de la Reforma, estaba obsesionado con el tema del Diablo, arrojándole tinta, expulsando gases para ahuyentarlo, y siempre afanado por descargar su obsesión por el Diablo en función de su demonización de los católicos (1). 

Significativamente, incluso Lutero reconoció que el pasaje acerca de una "batalla en el cielo", que se menciona en Apocalipsis 12, no se refería a nada que haya ocurrido en el Edén, sino más bien era una descripción de la persecución de los cristianos por parte de sus enemigos. Lutero creía la idea común de que Satanás fue arrojado del cielo al Edén, pero reconocía que Apocalipsis 12 no podía usarse para apoyar la idea (2). Examinamos Apocalipsis 12 más detalladamente en la sección 5-32. La respuesta católica no fue menos obsesiva; el catecismo de Canisio, una respuesta católica al Catecismo Mayor de Lutero de 1529, menciona a Satanás más a menudo de lo que lo hace Jesús (67 veces comparado con 63 veces) (3). El Concilio de Trento culpó al protestantismo en cuanto al Diablo. Calvino y los reformadores protestantes posteriores continuaron la obsesión de Lutero por el Diablo. Al igual que los escritos judíos apócrifos examinados en la sección 1-1-2, Calvino reinterpretó pasajes básicos de la Biblia para hacerlos referirse al Diablo, cuando el texto bíblico mismo no dice nada acerca del Diablo. De este modo, Éxodo 10:27; Romanos 9:17, etc., dejan en claro que Dios endureció el corazón de Faraón; pero Calvino afirmó que "Satanás confirmó [a Faraón] en la obstinación de su pecho" (Institutos de la Religión Cristiana 2.4.2-5, Comentario de Mateo 6:13). 

Tan obsesiva era la creencia en el Diablo que llegó a ser una doctrina absolutamente fundamental tanto para católicos como para protestantes. G. H. Williams documenta la persecución unida de católicos y protestantes contra los anabaptistas italianos en los alrededores de Venecia, porque éstos negaban tanto la existencia de un Diablo sobrehumano como de la Trinidad (4). Es significativo que estas dos falsas doctrinas tiendan a mantenerse unidas; veremos más adelante que Isaac Newton terminó negando ambas. Examinaremos las conexiones lógicas entre ellas en el capítulo 6. Los anabaptistas italianos fueron precursores de los protestantes en contra de la doctrina tradicional acerca del Diablo, la que examinamos en la sección 1-5. El surgimiento de la nación-estado condujo a un espíritu de conflicto y guerra, a menudo entre naciones nominalmente cristianas; la evidencia reflejada en el arte y la iconografía del período demuestra lo popular que era el uso de la imagen del Diablo a fin de demonizar a la oposición. El espíritu de la época condujo a la cacería de brujas, durante la cual más de 100.000 personas fueron asesinadas durante los siglos 16 y 17. Cualquiera que se viera diferente a la sociedad era demonizado. El enorme interés en el Diablo en este período se refleja en las muchas obras teatrales y novelas acerca de él en el tiempo; no menos las populares leyendas e historias acerca de Fausto y Mefistófeles. 

Con el tiempo, despertó el período conocido como el Siglo de las Luces, junto con el reconocimiento de que el derramamiento de sangre de la "cacería de brujas" realmente tenía que terminar. Los católicos empezaron a recalcar su idea de que la naturaleza humana es buena y perfectible; de nuevo, minimizando el pecado y la lucha de la persona en contra del mal. Los protestante alemanes como Schliermacher se enredaron en un deseo de una explicación racional, sin duda influenciados por la revolución científica que estaba en curso. Él concluyó que desviar la culpa de la humanidad a Satanás no explica nada, recalcando que es ilógico creer que un Diablo pueda de algún modo frustrar los planes de Dios; y de ahí que llegara a rechazar la noción de un Diablo sobrehumano (The Christian Faith 1.1.1.2). Soren Kierkegaard siguió la tendencia, argumentando que la idea de un Diablo sobrehumano trivializaba la importancia personal del problema del pecado y el mal. Shelley igualmente se acercó a la verdad cuando preguntó: "¿Qué necesidad tenemos de un Diablo cuando tenemos a la humanidad?" (5). Los autores rusos clásicos, especialmente Dostoievski, estaban profundamente interesados en el tema del mal y del pecado. The Possessed, o The Devils, de Dostoievsk, tratan de la lucha dentro de Nikolaj Stavrogin entre hacer el mal y aceptar la culpa, al mismo tiempo batallando con el autoengaño. Este era el entendimiento de Dostoievski acerca de Satanás. 

Cuando se le preguntó si el Diablo realmente existe, Stavrogin replica: "Lo veo tan claramente como lo veo a Ud. ... y algunas veces no sé quien es real, él o yo" (6). El mismo tema se desarrolla en el magnum opus de Dostoievski, Los Hermanos Karamazov. En el capítulo 5, Iván explica a Aliocha que el hombre ha "creado" [al Diablo], él lo ha creado a su propia imagen y semejanza" (7). Iván llega a la conclusión de que el Diablo es él mismo, "pero sólo un lado de mí" (775). En otras palabras, el verdadero Diablo no es más que una proyección del subconsciente de Iván. Dicho todo esto, por consolador que sea saber que otras mentes han llegado a la misma conclusión que yo, es aparente que la creencia en un Satanás personal persistía, y que, en la práctica, la sociedad rehusaba asumir una seria responsabilidad de su propia conducta y pecaminosidad. Las dos guerras mundiales del siglo XX y la senda de la autodestrucción global en la cual la humanidad está ahora firmemente embarcada indica con bastante claridad que el punto de vista bíblico acerca de Satanás, el pecado y el mal no fue captado ni aceptado, incluso si en algunas mentes el mito pagano de un Satanás personal sobrehumano fuera verdaderamente rechazado. El bien y el mal han sido reducidos a fenómenos psicológicos, siendo el "pecado" virtualmente nada más que un concepto histórico. 

Los círculos intelectuales occidentales son muy propensos a enfrascarse en interminables manías intelectuales y teológicas; y el rechazo del mito de un Satanás sobrehumano, aunque correcto y bienvenido, no es suficiente para deconstruir una creencia errónea; el verdadero entendimiento se debe comprender y vivir. Notas (1) Todo esto está documentado detalladamente en J.M. Todd, Luther: A Life (New York: Crossroads, 1982). (2) Referencias en S.P. Revard, The War in Heaven (Ithaca: Cornell University Press, 1980) p. 109. (3) J. Delumeau, Catholics Between Luther and Voltaire (London: Burns & Oates, 1977) p. 173. (4) G.H. Williams, The Radical Reformation (Philadelphia: Fortress, 1962) pp. 202,562. (5) Shelley, Defence of Poetry (Indianapolis: Bobbs–Merrill, 1965) p. 60. (6) Feodyor Dostoevsky, The Possessed, traducido por R. Pevear and L.Volokhonsky (London: Random House / Vintage, 2005) p. 697. (7) Feodyor Dostoievski, The Brothers Karamazov, traducido por R. Pevear and L. Volokhonsky (New York: Farrar, Straus, and Giroux, 1990) p. 283.  

Satanás en el Paraíso Perdido 

La obra Paraíso Perdido, de John Milton, con sus gráficas representaciones de un Satanás rebelde que es arrojado del cielo a la tierra, popularizó considerablemente la imagen de un Satanás personal. Las imágenes visuales evocadas por el poema de Milton permanecen de manera significativa en la mente de muchos hasta este día, incluso si ellos mismos no han leído este poema épico. Pero su influencia ha sido tal en los últimos cien años que muchos han llegado a suponer que esto es realmente un reflejo de la enseñanza bíblica. Enfrentémoslo: la gente adopta sus ideas religiosas principalmente de la cultura popular, lo que ven en el arte, lo que escuchan en la calle, lo que otros conversan... más bien que leyendo libros de teólogos y de estudiantes bíblicos. No hay ninguna duda que el arte desempeñó un papel altamente significativo en fijar la idea de un Satanás personal en la mente de la gente; y el Paraíso Perdido desempeñó una parte importantísima en esto (1). Milton mismo admitió que él escribió el poema [entre otras razones] a fin de "justificar los caminos de Dios a los hombres" (1.26). 

Y este es un tema reiterado que encontramos en toda la historia de la idea de un Satanás personal. Es como si los hombres sintieran que tienen que pedir disculpas por la existencia de Dios, así como buscan de algún modo evitar el difícil hecho que la Biblia enseña que es sólo Dios quien finalmente permite el mal en la vida humana. Pero hay otro aspecto de Milton. Debe recordarse que Milton rechazó muchas doctrinas "cristianas" oficiales; por ejemplo, la trinidad, el bautismo de niños pequeños, y la inmortalidad del alma, y despreció al clero pagado (2). 

Como hacemos notar en la sección1-5, Isaac Newton llegó a idénticas conclusiones, y su rechazo de esos mismos dogmas prevalecientes lo llevaron asimismo a rechazar la idea popular de un Diablo personal, y a redescubrir la definición bíblica de Satanás como simplemente un "adversario", con especial referencia al adversario de la tentación y del pecado humano. Por lo tanto, podemos razonablemente, especular que Milton hizo lo mismo. John Rumrich ha desarrollado esta posibilidad extensamente, llegando a la sugerencia que en realidad la totalidad de Paraíso Perdido es el medio de Milton para burlarse de los extravagantes requerimientos del mito de un Diablo personal, llevando la idea completa a sus lógicas conclusiones. De ahí que Rumrich pida una radical reinterpretación de lo que realmente trata el libro Paraíso Perdido (3). 

Después de todo, hay un inmenso contraste entre el enorme poder e inteligencia del supuesto Diablo y su comportamiento tan torpe, al [supuestamente] cometer los pecados de envidia y orgullo, lo que de este modo lo llevó a su caída. Sin duda, una criatura altamente inteligente no habría caído en un pecado tan simple. El tratado teológico de Milton, De Doctrina Cristiana, cita Isaías 45:6, 7 ("Yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas") como evidencia en contra tanto de una trinidad de dioses como un Diablo personal. Milton concluyó: "Estas palabras excluyen la posibilidad, no sólo de que haya cualquier otro Dios, sino también que haya cualquier persona, de cualquier clase, igual a él; ... es intolerable e increíble que un poder maligno fuera más fuerte que el bien y que desafíe al poder supremo" (4). En ese tratado, Milton también elogia la declaración de George Herbert que "los diablos son nuestros pecados en perspectiva", y durante todo su intento por una teología sistemática en el libro, Milton nunca dice realmente que él está de acuerdo con la idea popular acerca de Satanás. Hemos mostrado en otro lugar de este libro que la idea del cristiano común acerca de Satanás se derivó de un punto de vista judío equivocado acerca de Satanás, lo que a su vez había sido influenciado por las culturas circundantes con las cuales ellos se mezclaron. 

Uno se pregunta si Milton reconoció eso por la manera en que él nombra al gabinete de Satanás a semejanza de los títulos de los dioses en los cuales creían las naciones que tanto influyeron en Israel: Moloc, Quemos, los Baales, Astoret, Asorted, Astarté, Tamuz, Dagón, Rimón, Osiris, Isis, Horus, Belial, etc . Como estudiante bíblico, sin duda Milton estaba plenamente consciente de que la Biblia menciona a estos dioses y los define como "no dioses", como inexistentes. Todos estos puntos palidecen hasta la insignificancia ante el sencillo hecho que en su De Doctrina Cristiana, y en los comentarios de los eruditos mencionados en la nota (2), Milton rechaza la idea de la almas inmortales y entiende al infierno como el sepulcro, como nosotros lo hacemos en la sección 2-5. Sin embargo, los primeros dos libros de Paraíso Perdido tratan totalmente acerca del concepto popular acerca del infierno como un lugar de tormento. Milton nos da una gira guiada, por así decirlo, por nueve supuestos círculos del infierno. ¿Cómo hemos de armonizar esta diferencia entre su poesía y sus creencias teológicas personales? 

La obvia conclusión seguramente sería que él está sobre-coloreando el concepto popular acerca del infierno de una manera sarcástica, como si dijera: 'si este lugar realmente existe, bueno, ¿es así como se supone que es?'. De este modo, él está mofándose de la idea popular llevándola a sus lógicas conclusiones; y es probable que haya hecho lo mismo con los temas afines acerca de Satanás. Debe entenderse que apartarse de la posición doctrinal de la iglesia popular en aquellos tiempos era un asunto riesgoso; tenía que hacerse discretamente, especialmente para personas de cualquier posición en la sociedad como Milton y Newton. Este hecho, al menos así yo lo creo, hace más probable que Milton estaba exagerando y desarrollando las extravagantes implicaciones acerca de Dios como si estuviese librando una batalla con un ángel, a fin de mostrar al lector reflexivo lo errónea que era esa idea. Stanley Fish argumenta que era una característica de Milton escribir de una manera altamente engañosa, usando su habilidad como autor para mostrar que el significado que él ha dado a algunas frases es en realidad todo lo opuesto (5). Un ejemplo es la forma en que Milton promueve una de los "difíciles aspectos" del mito del Diablo: Si Adán pecó, pero pudo arrepentirse, ¿por qué no pudieron arrepentirse Satanás y los supuestos ángeles caídos? De este modo, Milton observa: "Por lo tanto, el hombre hallará gracia / el otro [es decir, Satanás] ninguna" (3.131). 

Esta es una de las muchas contradicciones que he enumerado en la sección 3-2 como ejemplos de la masa de problemas lógicos y bíblicos creados por la idea de un Satanás personal. A veces, parece casi sarcástico respecto a la existencia de Satanás como el monstruo marino "Leviatán" del libro de Job. El libro 1.192-212 presenta a esta bestia como un mito en el que creen los marineros, los cuales a veces chocaban con él, suponiendo que era una isla, y arrojaban el ancla "en su escamoso pellejo" -- "de volumen tan enorme como el que las fábulas describen de tamaño monstruoso" (1.196.197). Pero esto puede ser más que sarcasmo; Milton postula aquí que Satanás es "tan enorme" como las fábulas lo pintan que es. Milton pudo estar diciendo: '¿Es esta, entonces, la criatura a la que sus fábulas nos llevan a creer?'. En línea con esto, considere las conexiones entre Milton y Dante que han sido investigadas y analizadas por muchos eruditos. Las similitudes entre el Paraíso Perdido de Milton y La Divina Comedia de Dante son evidentes. Quizás hay una investigación esperando que se haga respecto a si Dante no estaba también usando un elemento de sarcasmo en su presentación de Satanás; después de todo él titula su obra como "La Divina Comedia", como si no quisiera que las imágenes que él pintó se tomaran literalmente. En tiempos más recientes, los escritores soviéticos que querían criticar al sistema, o aquellos que viven en cualquier régimen represivo, siempre escribieron de una manera tal que en la superficie parecía que estaban apoyando la línea del partido; sólo los reflexivos captaban que en realidad el sub-texto de su obra era una violenta negación de todo ello. Parece probable que Milton estaba haciendo lo mismo. Y sin embargo, el hecho es que la mayoría de la gente lee literatura y ciertamente recibe cualquier clase de arte a un nivel superficial; a menudo "no captan" lo que el artista está tratando realmente de comunicar. Y de este modo, las imágenes de Satanás que es lanzado por sobre las almenas del cielo permanecen en la conciencia popular como resultado de la historia épica y gráfica de Milton acerca de "Satanás". Como concluye Neil Forsyth: Tan apremiante es el carácter de Satanás en Paraíso Perdido que generaciones de lectores ingleses, conociendo a su Milton mejor que a su Biblia, han supuesto que el cristianismo enseña una compleja historia acerca de la caída de los ángeles después de una guerra en el cielo, y han quedado sorprendidos de no hallar ninguna mención acerca de Satanás en el libro de Génesis" (6). 

G. B. Cair concluye igualmente: "La Biblia no dice nada de la caída de Satanás que es familiar para los lectores de Paraíso Perdido" (7). Si estas autoridades concuerdan o no, no es por supuesto el objetivo; pero yo hago referencia a ellas para mostrar que la tesis desarrollada en todo este libro no es original, y que muchos respetados eruditos y pensadores han llegado a similares conclusiones. Milton, Goethe y Mary Shelley Veo una similitud entre el enfoque de Milton y el de J. W. von Goethe en su Fausto. El Diablo de Goethe, Mefistófeles, ha llegado a ser una imagen sumamente influyente en la mente de muchos que creen en un Satanás personal. Pero Goethe "siempre negó vehementemente la existencia literal del Diablo de los cristianos" (8). Él saca a la superficie la tensión que hay entre las ideas acerca de que siempre se hará la voluntad de Dios y la supuesta existencia de Satanás: "Él es una invitación al lector a enfrentar la multiplicidad de la realidad" (9). Pero, al igual que Milton, yo sugiero que la presentación de Goethe de un Diablo personal es demasiado convincente para el lector superficial y para aquellos que nunca leyeron el libro, pero que están influenciados por las imágenes que aparecen en él. Lo mismo va para el Frankenstein de Mary Shelley. Su esposo Percy Shelley se había mofado abiertamente de la idea de un Diablo sobrenatural, como comentamos en la sección 1-4. Y Mary Shelley claramente tiene una intención irónica en su novela; la fuente del mal se presenta en los humanos que crearon al monstruo Frankenstein más bien que en el monstruo mismo. 

Significativamente, ella retrata a su Frankenstein enseñándose a sí mismo a leer en Paraíso Perdido, como si ella reconociera hasta qué punto el poema épico de Milton había influenciado la percepción del Diablo como un monstruo grotesco; según Mary Shelley, Paraíso Perdido había influenciado incluso en su propia percepción acerca de Satanás. Milton, T.S. Eliot y los Cristadelfianos Los cristadelfianos, junto con su complemento 'Carelink Ministries', son la única denominación de un tamaño significativo que formalmente rechazan la existencia de un Satanás sobrehumano como un artículo de fe. Sus creencias se resumen en su folleto La Declaración. La siguiente anécdota personal de Ted Russell, ex profesor de inglés en la Universidad de Sydney occidental, Australia, es una interesante confirmación de lo que hemos sugerido hasta ahora: "Hay algo interesante acerca de John Milton que tiene que ver con los cristadelfianos. Cuando estuvimos en Birmingham en 1956, hicimos una pregunta a John Carter [difunto editor de la revista The Christadelphian]. Habíamos ido a visitar la cabaña de Milton en Buckinghamshire: "Por qué la repisa que hay sobre la chimenea en la cabaña de Milton tiene una placa de bronce que contiene las palabras 'John Milton... una especie de cristadelfiano', que se atribuyen a T. S. Eliot? 

No había cristadelfianos en los días en que fueron escritas". "Ah, sabemos de eso", dijo John Carter "Estamos conscientes de que John Milton tenía las mismas ideas que tenemos nosotros acerca de Satanás y de muchas otras cosas. Milton era una especie de cristadelfiano, porque él creía como nosotros, y en realidad hay mención de él y de ese hecho en la contratapa interior de La Declaración". El punto no es tanto que nosotros reconozcamos a Milton o no, sino que T. S. Eliot reconoció la conexión entre Milton y los cristadelfianos. Es por eso que T. S. Eliot al estudiar y entender la poesía de Milton como figurada y no literal, se dio cuenta de las verdaderas creencias religiosas sobre el tema en "Paraíso Perdido" y entendió que él era "una especie de cristadelfiano", aunque Milton vivió 200 años antes de que se formaran los cristadelfianos" (10). Notas (1) Véase Luther Link, The Devil: The Archfiend in Art (London: Reaktion Books, 1995). (2) Según se halla documentado en Stephen Dobranski y John Rumrich, Milton and Heresy (Cambridge: C.U.P., 1998). En cuanto a las ideas antitrinitarias de Milton, véase Michael Bauman, Milton's Arianism (Bern: Lang, 1987) y W. B. Hunter, C. A. Patrides and J.H. Adamson, Bright Essence: Studies in Milton‟s Theology (Salt Lake City: University of Utah Press, 1971). (3) John Rumrich, Milton Unbound: Controversy and Reinterpretation (Cambridge: C.U.P., 1996). (4) Tomado de The Complete Prose Works of John Milton editadas por Maurice Kelley (New Haven and London: Yale University Press, 1982) Vol. 6 pp. 300, 131. (5) Stanley Fish, Surprised by Sin (London: Macmillan, 1997) p. 215. (6) Neil Forsyth, The Satanic Epic (Princeton: Princeton University Press, 2003) p. 66. (7) G.B. Caird, The Revelation (London: A.,C. Black, 1984) p. 153. (8) J.B Russell, The Devil (Ithaca: Cornell University Press 1977) p. 158. (9) Véase J.K. Brown, Goethe‟s Faust: The German Tragedy (Ithaca: Cornell University Press, 1986). (10) Email recibido de Ted Russell, 1/1/2007

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