EL VERDADERO DIABLO DE LA BIBLIA (Capítulo 2): "LA INFLUENCIA GRIEGA".

  Influencia griega 

La influencia final de la era del Antiguo Testamento sobre el pensamiento judío acerca del Diablo fue la de los griegos. Su idea de que existía el Tártaro [un lugar de oscuridad debajo de la tierra para los inicuos], Los Campos de Asfodel [una especie de purgatorio] y los Campos Elíseos [una especie de cielo para los justos] fue tomada por el judaísmo; a pesar del hecho que contradecía la clara revelación de la Biblia acerca del sepulcro ["infierno"] y del estado de los muertos, tal como lo exponemos en la sección 2-5. Y los griegos tenían múltiples leyendas acerca de combates cósmicos entre los dioses; algunos de ellos como Ofioneo, que adopta la forma de una serpiente; y a menudo con la secuencia de una rebelión y expulsión [como el caso de Promoteo y Zeus, Faetón, etc.). 

Todo esto entrelazado con las otras ideas que los judíos estaban tomando acerca de un Satanás personal. Los cuernos y las características peludas del dios griego Pan, el tridente de Poseidón y las alas de Hermes fueron todas incorporadas en la idea común judía acerca de este ser 'satánico'; y esto, a su vez, influyó en los malentendidos e imágenes de este ser legendario. No es de extrañarse que Orígenes y los primeros 'padres' cristianos [apóstatas] hayan sido acusados por sus críticos, tales como Celsio, de simplemente adaptar leyendas paganas en este tema del Diablo. Orígenes y muchos otros trataron de eludir esta acusación [perfectamente correcta] tratando de encontrar en pasajes del Antiguo Testamento las ideas paganas que ellos habían adquirido. 

Pero, como mostramos en todo el capítulo 5, los resultados de esto muestran falta de integridad y a menudo implican interpretaciones y tergiversaciones bastante patéticas de los textos bíblicos. El Libro de Enoc, apócrifo y sin inspiración, destaca la historia judía acerca de Ángeles Guardianes que son apresados en los valles de la tierra después de que supuestamente se acostaron con las hijas de los hombres, cuyo relato fue claramente tomado de los mitos griegos. Este fue el destino de los titanes después que Zeus los derrotó, y eso recuerda el encarcelamiento de los hijos de Urano en los valles como castigo. Pero estos mitos judíos acerca de ángeles terminaron por ser absorbido en el cristianismo popular. La única referencia a los ángeles como "guardianes" se halla en el libro de Daniel, que también data desde la cautividad en Persia / Babilonia. Daniel recalca que los ángeles guardianes son obedientes a Dios y que no se alzan en rebelión en contra de él (Daniel 4:13, 17, 23). 

En cada referencia, Daniel destaca que los ángeles guardianes son los "santos" y no los impíos. Es como si alguna antigua forma de los mitos acerca de ángeles "guardianes" pecadores ya estuviera en existencia, y Daniel intentó deconstruirlos. El período entre el Antiguo y el Nuevo Testamento vio la producción de un enorme volumen de literatura judía en la que se propugna a un Satanás personal. El Libro de Enoc y la historia de los "guardianes" ganó aceptación como dogma entre los judíos, es decir, que los ángeles "guardianes" habían pecado y vinieron a la tierra en el tiempo de Génesis 6 y se casaron con hermosas mujeres. Hemos comentado específicamente sobre esto en la Sección 5.3. La literatura judía se contradice seriamente, a diferencia del relato bíblico. Es así como el Libro del Jubileo, que data desde alrededor de 104 a.C., afirma que Dios colocó "sobre toda nación y pueblo espíritus con autoridad para descarriarlos" (15:31). ¿Por qué el Dios justo colocaría a su pueblo bajo la autoridad de aquellos que los descarriarían, para luego juzgarlos por haberse descarriado? 

Otras teorías judías de la época aceptan que Dios castigó a Satanás, pero los demonios eludieron el castigo y tientan a los hombres a que pequen; como si de algún modo fueran más astutos que Dios en la supuesta batalla. El Apocalipsis de Adán asimismo minimiza el pecado humano afirmando que 'Satanás' en realidad violó a Eva, causando de este modo la caída; el Apocalipsis de Moisés afirma que como Satanás apareció como un impresionante ángel luminoso y deslumbrante, Eva fue inevitablemente engañada por él. Note al pasar que Pablo alude a esta idea en 2 Corintios 11:15; pero no que su alusión signifique que él apoyaba la idea. Una y otra vez, el énfasis bíblico en la culpa de Adán y Eva, y el hecho de que nosotros habríamos hecho lo mismo si hubiésemos estado en su posición, y que hacemos lo mismo cada día, en esencia está todo suavizado y minimizado. La Biblia afirma claramente que el sufrimiento y las enfermedades que hay en la tierra es un resultado del pecado de Adán; pero el Libro del Jubileo afirma que todos esos males fueron el resultado de espíritus malignos: "Y le explicamos a Noé todas las medicinas para sus enfermedades, junto con sus seducciones, cómo podía sanarlas con hierbas de la tierra" (Jub. 10:12-13). Tanto Moisés como Pedro recalcan que Dios trajo el diluvio sobre "el mundo de los impíos", es decir, sobre la gente inicua. 

Los escritos judíos afirmaban que el propósito del diluvio era destruir a los ángeles pecadores, y que el género humano sufrió debido al resultado de su destrucción. De este modo, el Testamento de Neftalí 3:5 dice: "Asimismo, los guardianes se apartaron del orden de la naturaleza; el Señor los maldijo con el diluvio". Los escritos judíos repetidamente acentúan el énfasis sobre la gente inicua (especialmente judíos), afirmando que los diversos juicios divinos cayeron sobre los ángeles inicuos. Precisamente por qué la gente en la tierra debería sufrir el resultado de esto, es una pregunta aún sin respuesta. Una y otra vez la literatura judía apócrifa procuraba distanciar a Dios de hacer cualquier cosa negativa en la vida humana. Génesis 22:1 afirma claramente que fue Dios quien puso a prueba a Abraham al pedirle que inmolara a su hijo Isaac; el Libro del Jubileo relata la historia en la que el "Príncipe Mastema", la figura satánica, le dice a Abraham que haga esto (Jub. 17:15-18). Asimismo, Éxodo 4:24 refiere cómo "Jehová", presumiblemente como un ángel, le salió al encuentro y trató de matarlo por no haber circuncidado a su hijo; pero el Libro del Jubileo una vez más afirma que esto lo hizo Mastema / Satanás (Jub. 48:1-3). 

El Seudo-Jonatán (el Tárgum de Palestina) minimiza el pecado de Aarón afirmando que fue Satanás el que convirtió en un becerro de oro el metal precioso que Aarón arrojó al fuego, y exculpa al pueblo del pecado diciendo que Satanás bailaba entre el pueblo (1). El relato bíblico destaca el pecado de Aarón y del pueblo; los mitos judíos los libran de culpa y se la achacan a Satanás. En verdad, las varias veces que ocurre la palabra hebrea Mastema ['hostilidad, enemistad'], es en el contexto de urgir a Israel para que vean que ellos y sus deseos interiores de pecar son los verdaderos mastema. Oseas 9:7 es un ejemplo: "A causa de la multitud de tu maldad, y grande odio [Mastema]. Aparte de buscar justificarse a sí mismos, los autores judíos batallaban con el problema que todos nosotros enfrentamos: ¿cómo puede un Dios bueno y afectuoso hacer cosas negativas? 

Pero ellos tomaban el camino fácil tomándose la libertad de re-escribir su palabra a fin de echarle la culpa a una figura satánica sacada de su propia imaginación. Estos escritos judíos sin inspiración producidos en el período entre los dos testamentos procuran repetidamente re-escribir la historia bíblica y declaraciones de las Escrituras a fin de acomodarse a las ideas de los persas. Isaías 45:5-7 es claro: "Yo soy Jehová, y ninguno más hay fuera de mí [...], yo que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto. Pero 4 Esdras 2:14 cambia esto a: "Yo he excluido el mal y he creado el bien, porque yo vivo, dice Jehová". Tenemos una categórica elección: el texto inspirado de la Biblia, o las interpretaciones judías sin inspiración que procuran justificar la adopción de mitos paganos acerca de Satanás. 

Los esenios. 

Los esenios, un grupo de judíos zelotes que se separaron de lo que ellos percibían que era una sociedad judía apóstata, eran muy apegados al mito del Satanás personal. Tenían una mentalidad elitista, críticos de la sociedad judía como un todo y se sentían perseguidos por ella, y amargamente resentidos por la dominación de los romanos paganos sobre la nación. Ellos desarrollaron las ideas del Libro de Enoc en su Pacto de Damasco y después en su Normas de la Comunidad y en el Pergamino de la Guerra. Ellos estimaban que todos sus "momentos de tribulación se debían a la hostilidad de este ser [es decir, Mastema, la figura satánica], y que todos los espíritus que lo atienden están empeñados en causar tropiezos a los hijos de la luz [es decir, a ellos mismos]". (2) De este modo, ellos demonizaban a todos sus oponentes como si de algún modo estuvieran en liga con Satanás, por lo que se sentían justificados para estar preparados para combatir a los romanos de manera violenta y heroica con la creencia de que Dios estaba de su lado. Trágicamente, no lograban darse cuenta de que su teología en este punto estaba formada e influenciada por las ideas dualísticas que en otros contextos ellos criticaban con tanta vehemencia. 

Condenaban a los rabinos por afirmar (correctamente, y en línea con la enseñanza bíblica) que había sólo dos tendencias en el hombre, hacia el mal (la yetser-hara) y hacia el bien (la yetser-tob). Lamentablemente, ellos no captaron la idea, es decir, que la vida ante Dios consiste del todo en controlar la tendencia maligna y en desarrollar la buena, y por lo tanto ellos minimizaban la necesidad de una espiritualidad personal exteriorizándolo todo en un lenguaje mordaz y en una guerra literal en contra de sus enemigos. Como comentario al margen, merece mencionarse que Yigael Yadin, un General de la Fuerza de Defensa Israelí, y también arqueólogo y académico, editó el Pergamino de la Guerra y lo usó como justificación para los conflictos de Israel con los árabes en el siglo XX. (3). Se ha señalado y ejemplificado más allá de toda objeción que Pablo usó mucha terminología esenia (4). Yo sugiero que él hizo esto a fin de deconstruirla. Cuando él urge a los judíos romanos a desechar "las obras de las tinieblas", y a vestirse con "las armas de la luz" (Romanos 13:12), llamando a sus conversos "hijos de luz e hijos del día" (1 Tesalonicenses 5:5), 

Pablo está aludiendo a las ideas esenias. Pero él está diciendo que los hijos de luz han de dar la batalla espiritual contra sí mismos, contra su corazón, cesando las cosas y hábitos de la carne, etc., más bien que cargar contra los romanos en una batalla literal vestidos con una armadura física. Asimismo, cuando Pablo insiste en que Dios endureció el corazón de Faraón (Romanos 9:14-18), él no está sólo repitiendo el relato bíblico (Éxodo 9:12, 16; 33:19), sino que está aludiendo a la forma en que el Libro del Jubileo, de los judíos, afirmaba que Mastema [el Satanás personal] y no a que Dios endureció el corazón de Faraón. Asimismo, el evangelio de Juan está lleno de referencias a los conceptos esenios. Se ha sostenido ampliamente que el lenguaje de Juan alude a la amenaza de un incipiente gnosticismo, y esto puede ser cierto. Pero es probable que el libro de Juan se escribió mucho antes, incluso antes del año 70 d.C. (5). 

En este caso, cuando Juan habla de luz y tinieblas, hijos de la luz y de las tinieblas, del "Satanás" / adversario judío del cristianismo como "el príncipe de este mundo" [véase sección 2-4], él también estaría aludiendo a estas populares ideas esenias. Para Juan, seguir a la luz significa seguir a Jesús como Señor; las tinieblas se refieren a la carne, a los deseos que hay dentro de nosotros de ajustarnos al mundo que nos rodea y a su manera de pensar. Por lo tanto, su intención es que en vez de fantasear acerca de alguna batalla cósmica activa, los verdaderos cristianos han d entender que la lucha esencial se halla dentro de la mente de cada uno de nosotros. 

Pablo y los Escritos Judíos. 

Gran parte de lo que escribió Pablo se puede entender en diversos niveles.  En algunos pasajes él hace alusiones a escritos e ideas judías contemporáneas --con lo cual estaba muy familiarizado dada su formación-- a fin de corregirlas o deconstruirlas. Esto es especialmente cierto con referencia a las ideas judías acerca de Satanás y supuestamente ángeles pecadores que gobiernan este mundo actual (6). A medida que se produce una más amplia disponibilidad de un mayor número de escritos judíos de la época, se hace cada vez más evidente que esta es una característica principal de los escritos de Pablo. Los escritos judíos, todos apegados a la enseñanza de las dos épocas, según lo cual esta época actual se suponía que estaba bajo el control de Satanás y de sus ángeles, los cuales serían destruidos en la época futura, cuando reine el Mesías, y el Paraíso sea restaurado a la tierra (véase 1 Enoc 16:1; 18:16; 21:6; Jubileo 1:29; T. Moisés 1:18; 12:4). Con frecuencia, Pablo usa términos que se hallan en los escritos judíos referente a la época del reino, la época escatológica, y los aplica a la experiencia de los creyentes cristianos en la actualidad. Cuando Hebreos 2:14 declara que Cristo mató al Diablo con su muerte en la cruz, en realidad se está diciendo que la época futura ha llegado. 

Porque los judíos esperaban que el Diablo fuera destruido sólo en el cambio a la época futura del reino. En 4 Esdras, "esta época" (4:27; 6:9; 7:12), también conocida como la "época corrupta" (4:11) se muestra en contraste con la "época futura" (6:9; 8:1), la "época mayor", el "tiempo inmortal" (7:119), el tiempo futuro (8:52). 4 Enoc incluso afirma que el cambio de esta época a la época futura ocurre al tiempo del juicio final, siguiente a la muerte del Mesías y a los siete días de silencio (7:29-44, 113). Entonces podemos ver por qué Pablo se referiría a estas ideas. Él enseñó que Cristo murió "para librarnos del presente siglo malo" (Gálatas 1:4; Romanos 8:38; 1 Corintios 3:22). Por lo tanto, si la época antigua ha terminado, eso significa que Satanás ya no está controlando los asuntos como creían los judíos. Porque ellos creían que los espíritus de Satanás "corromperán hasta el día de la gran conclusión, hasta que sea consumada la época grandiosa, hasta que todo esté concluido (para) los Guardianes y los inicuos" (1 Enoc 16:1, comp. con 72:1). 

Y Pablo estaba afirmando que la época grandiosa se había consumado en Cristo, que los creyentes del primer siglo eran aquellos para los cuales había llegado el fin del aion (1 Corintios 10:11). Los judíos creían firmemente que Satanás tenía autoridad sobre la época antigua y la actual. Sus escritos hablan de los gobernantes, poderes, autoridades, dominios, etc., de esta época actual como indicando que todos están dentro del supuesto sistema de Satanás y sus diversos demonios / ángeles en el cielo. En Efesios 1:20-22 Pablo dice que Cristo se halla ahora "sobre todo principado [archê] y autoridad [exousia] y poder [dunamis] y señorío [kuriotês], y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero... y sometió todas las cosas bajo sus pies". Pablo está enseñando que ningún ser espiritual puede oponerse al Cristo exaltado. Él está usando los mismos términos que se usan en los escritos judíos en referencia a los gobernantes, poderes, etc., del supuesto sistema de Satanás (7). 

De modo que cuando Pablo habla en 2 Corintios 4:4 de Satanás como "el dios de este siglo", él no está afirmando necesariamente que esa es la situación ahora; más bien, tan sólo está citando la bien conocida creencia judía acerca de esto. Este enfoque también arroja luz sobre la declaración de Pablo de que Dios ha exhibido públicamente en ridículo [edeigmatisen en parrêsia] a "los principados y a las potestades"; porque esta frase también aparecía en los escritos judíos acerca de los supuestos gobernantes satánicos de este mundo actual. Lo que Pablo dice es que Dios los exhibe por lo que ellos son, y por ello los expone al ridículo (Colosenses 2:17), así como Elías se mofó de la inexistencia de Baal. En Colosenses 2:8, 20 y en Gálatas 4:3, 8-10, Pablo dice que los creyentes ya no están sujetos a los "elementos del cosmos" [ta stoicheia tou kosmou]; una vez más, un término que usaban los judíos para describir a los supuestos ángeles pecadores que gobiernan el cosmos. Pablo dice que los Gálatas vivían antiguamente esclavizados a los "elementos del cosmos" (Gálatas 4:3), también una frase que se usaba en los escritos apóstatas de los judíos (8), "los que por naturaleza no son dioses" [tois phusei mê ousin theois, Gálatas 4:8, 9]. Ellos son "principios ineficaces y sin valor" [ta asthenê kai ptocha stoicheia, Gálatas 4:9 NVI]. Sobre este sistema de Satanás, ángeles pecadores, demonios, etc., en los cuales creían los judíos, Pablo está mostrando aquí que son inexistentes y, a lo más, son ineficaces. 

Pablo dice que ya estamos a "fines de los siglos" (1 Corintio 10:11). J. Milik sostiene que las palabras de Pablo aquí están aludiendo a los escritos apócrifos judíos, los cuales hablan de los "siglos" que están llegando a un fin en que se efectuará la destrucción de Satanás en el día final (9). El argumento de Pablo es que la muerte de Cristo ha llevado a cabo el término de los "siglos" según los entendían los judíos. Satanás y sus hordas --del modo en que los entendían los judíos-- han quedado ahora impotentes e inexistentes. Como siempre, el enfoque de Pablo parece ser no afirmar sin rodeos que un Satanás personal no existe, sino más bien mostrar que incluso si hubiese existido alguna vez, ahora se halla sin poder y muerto. La forma en que el Señor Jesús manejó el asunto de los demonios es idéntico. Una vez que entendemos el trasfondo de esto, vemos que los escritos de Pablo están plagados de alusiones a las ideas judías acerca de que los "siglos" terminan en el Reino Mesiánico y en la destrucción de Satanás. Pablo estaba corrigiendo la interpretación de ellos, diciendo que los "siglos" habían terminado en la muerte de Cristo, y que las cosas que los escritos judíos establecían para futuro Reino Mesiánico en realidad ya eran posible para aquellos que se hallan en Cristo. 

De este modo, cuando 1 Enoc 5:7, 8 habla de la venidera "liberación del pecado",entonces Pablo aplica esa frase a la experiencia del creyente cristiano ahora (Romanos 6:18-22; 8:2) (10). Notas: (1) Según se cita en John Bowker, The Targums and Rabbinic Literature (Cambridge: C.U.P., 1969). (2) Rule of the Community 3.13 – 4.26, según se cita en T.H. Gaster, The Dead Sea Scriptures (New York: Doubleday, 1964) p. 50. (3) Yigael Yadin, The Scroll of the War of the Sons of Light Against the Sons of Darkness (Oxford: O.U.P., 1962). (4) J. Murphy-O‟Connor, Paul and Qumran (London: Chapman, 1968) es un buen resumen. (5) La inmensa investigación de John Robinson en esta área es difícil de ignorar, aunque algunos detalles puedan ser cuestionables. Véase su Redating the New Testament (Philadelphia: Westminster, 1976) y The Priority of John (London: S.C.M., 1985). Robinson da razón tras razón para establecer su caso - por ejemplo, "hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque” (Juan. 5:2), lo cual ciertamente no habría sido inapropiado si se hubiese escrito después del año 70 d.C. (6) 

Véase Oscar Cullman, Christ and Time: The Primitive Christian Conception of Time and History (London: SCM, 1951); G. B. Caird, Principalities and Powers: A Study in Pauline Theology (Oxford: Clarendon, 1956); J. C. Beker, Paul the Apostle: The Triumph of God in Life and Thought (Philadelphia: Fortress, 1980) pp. 135–181. (7) Véase H. Hoehner, Ephesians (Grand Rapids: Baker, 2003) pp. 305–339; P. T. O'Brien, The Letter to the Ephesians (Grand Rapids: Eerdmans, 1999) pp. 153–173. (8) H. D. Betz, Galatians (Philadelphia: Fortress, 1979) pp. 213–217. (9) J. Milik, The Books of Enoch: Aramaic Fragments from Qumran Cave 4 (Oxford: Clarendon, 1976) pp. 248–259. La misma frase ocurre con el mismo significado en el Testamento de Levi 14:1. (10) Para más ejemplos, véase D. C. Allison, The End of the Ages Has Come (Philadelphia: Fortress, 1985) p. 8; J. J. Collins, “The Expectation of the End in the Dead Sea Scrolls” en C. A.

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