EL VERDADERO DIABLO DE LA BIBLIA (Capítulo 1): "LA HISTORIA DE UNA IDEA"
Capítulo 1 HISTORIA DE UNA IDEA 1.1 Una Historia del Diablo y Satanás en Tiempos del Antiguo Testamento Empezando por el principio. Las palabras Satanás, Diablo, demonio, Lucifer, ángel caído, etc., simplemente no aparecen en ningún pasaje del libro del Génesis. En todo el Antiguo Testamento, el único Dios se presenta como todopoderoso, sin igual y sin oposición de ninguna otra fuerza cósmica. El Antiguo Testamento deja en claro que todo "adversario" del pueblo de Dios estaba finalmente bajo el control de Dios mismo. De todos los ángeles se dice que son justos y siervos de Dios; incluso "los ángeles del mal o del desastre", los cuales pueden traer destrucción sobre los pecadores, son también ángeles de Dios que llevan la voluntad y juicios de Dios. Israel, el pueblo de Dios, inicialmente tenía esta creencia, pero como con tanta frecuencia ocurrió con el pueblo de Dios, mezclaron sus verdaderas creencias con las del mundo que los rodeaba. Los primeros rabinos judíos mismos hablaban de la tendencia humana hacia el mal [yetser ha-ra] y la tendencia hacia el bien [yetser ha-tob].
Ellos entendían que esta tendencia hacia el mal estaba a veces personificada o simbolizada por "el Diablo". "Satanás y el yetser ha-ra son uno solo" (1). Pero esos primeros rabinos judíos rechazaban la idea de que los ángeles se habían rebelado, y ellos específicamente rechazaban la idea de que la serpiente del Génesis era Satanás. En aquel tiempo "el Diablo judío era poco más que una alegoría de la inclinación maligna de los humanos" (2). El editor de la edición Dent del Talmud señaló que ni el Talmud ni el Midrash (las interpretaciones judías de la ley de Moisés) hacen mención alguna de Satanás como un ángel caído (3). Mitos de los Cananeos Circunvecinos Se ha señalado con razón: "El Satanás de la imaginación de tiempos posteriores se halla ausente en la Biblia hebrea" (4). El Antiguo Testamento enseña que Dios es todopoderoso, sin igual; que el pecado nace del interior de la mente humana. Nunca hay una indicación de una batalla entre ángeles, ni de ángeles que caen del cielo a la tierra. En verdad, a veces el relato bíblico hace alusiones a los mitos circundantes que hablan acerca de un Satanás personal [o su equivalente] y los deconstruye. El antiguo Cercano Oriente estaba lleno de historias de combates cósmicos, p. ej., Tiamat que se rebela contra Marduk, Astar el rebelde; todos éstos se hallan resumidos en extenso por Neil Forsyth (5). El Antiguo Testamento se distingue de otras religiones locales por no enseñar tales ideas. Y además, hay numerosos pasajes bíblicos que aluden a estos mitos y muestra que son falsos. Lea Salmos 104, lleno de alusiones al mito de Ninurta.
Pero el escritor inspirado recalca que es Yahvéh, no Ninurta, el que anda en una carroza "sobre las alas del viento". Ninurta supuestamente lucha con la figura de Satanás que está en las "aguas", pero en Salmos 104 se muestra que Yahvéh hace con los océanos o temo (cognado con la figura acadia de Satanás, Tiamat) conforme a sus deseos; él no lucha con nadie (6). Job 26:5 tiene toda una cadena de alusiones a los populares mitos cananeos de combates cósmicos; y el sentido del pasaje es que Yahvéh es tan superior a ellos que en la práctica ellos no existen. De este modo, "las sombras se retuercen debajo de él [una referencia a Mot, que se retuerce como una serpiente]… desnuda completamente a Abadón… viaja por todo Zafón… por su poder calmó al mar [una referencia al dios Yamm].
Por su astucia afligió a Rahab. Por su viento despeja los cielos [una referencia al mito de Labú, según el cual el dragón es desalojado del cielo], su mano perforó a la sinuosa serpiente". Comparados con Yahvéh, esos dioses no tienen poder y efectivamente fueron "desalojados del cielo" por el poder de Yahvéh; ellos simplemente no existen allá en el cosmos (7). Aunque los relatos del evangelio usan el lenguaje del día, debe notarse que implícitamente Jesús está trabajando para corregir los erróneos entendimientos. De este modo, en la tempestad de Galilea, la que no debería entenderse como maquinaciones del Diablo, Jesús le dice al mar: "Calla" (Marcos 4:37-41), en los mismos términos que le dijo al demonio: "Cállate", en Marcos 1:25. Él se dirigió al mar directamente en vez de hacerlo a alguna representación de dragón o Satanás. El bien conocido pasaje sobre "Lucero" (refiriéndose a "Lucifer") en Isaías 14 es otro pasaje relevante que consideramos en la sección 5-5.
Este pasaje trata acerca del ascenso y caída del rey de Babilonia. Las palabras Satanás, Ángel y Diablo no aparecen ahí en absoluto. Pero el parecido con el lucero sugiere paralelos con los mitos cananeos acerca de Athtar, el "luminoso Hijo del Alba", el cual va hasta "los dominios de Zafón" para desafiar al rey Baal, y es arrojado hacia abajo. Sin duda, el argumento de Isaías era que Israel y Judá deberían preocuparse más por el rey de Babilonia, y poner su atención en las realidades de la tierra más bien que dedicarse a tales especulaciones cósmicas, con las que obviamente estaban familiarizados. Era el rey de Babilonia, y no un grupo de rebeldes cósmicos que estarían tiranizando al pueblo de Dios. La potencia babilónica invadió Israel por el norte hasta el fértil creciente. Y no obstante, en el pensamiento pagano, "el norte" estaba relacionado con el origen de los dioses del mal (8). Los profetas estaban intentando alejar a Israel de semejante temor poniendo énfasis en que el enemigo humano, literal, y juez de Israel por los pecados de ellos, había de venir del norte literal. Ellos debían dejar sus mitos cósmicos y ser realistas, enfrentando las realidades literales de la vida humana en la tierra.
Es por eso que Ezequiel habla de los reyes de Tiro y Egipto en un lenguaje con mucha reminiscencia de los mitos acerca de Tiamat, Mot, etc., los cuales habían de ser capturados como a un dragón [tañí, compare con Tiamat], cortados y sangrados hasta morir (Ezequiel 29:3-5; 32:2-31). De nuevo, el propósito es apartar a Israel de los seres míticos y guiarlos hacia las realidades de la tierra. Situado como está en la encrucijada de tantas culturas, Israel inevitablemente era un Estado expuesto a la influencia de las naciones circunvecinas y a sus creencias. A pesar de tantos llamados proféticos para que conservaran su fe pura, fueron influenciados por las creencias de aquellos que los rodeaban, especialmente respecto a otros dioses y a la idea común de un dios del mal. Estas influencias se hallan resumidas en la tabla que va a continuación. Seres Sobrenaturales y el Punto de Vista Cristiano Común Acerca de Satanás: Aspectos Compartidos (9) Ser Sobrenatural Fuente Relación con la Deidad Aspecto Aterrador Donde habita Relación con la muerte Los humanos le temen Incluye batalla o engaños Humbaba Mesopotamia Nombrado por Enlil para proteger el bosque de cedros Monstruo gigantesco En el bosque de cedros Respira fuego y muerte Todos le temen Batalla con Gilgamés Mot Canaán Hijo de El Demonio Dios del submundo Dios de la muerte Todos le temen Baal debe subyugarlo Habayu Canaán El ve a Habayu en una visión Cuernos y cola Submundo Conectado con el culto a los muertos Todos le temen Profana a El con excremento y de ebrio orina Set Egipto Hijo de la diosa Nut y del dios Re Cabeza de animal negro parecido al chacal; lengua partida, cola Dios de la tormenta; habita en el desierto abrasador Relacionado con el calor del desierto y con la muerte Todos le temen Asesina a Osiris con engaños Ahrimanes Persia Increado Demonio temible Dios del submundo Causa la muerte y la destrucción Todos le temen Perpetua batalla con Ahura Mazda Hades Grecia Hijo de Zeus Odioso y feo; temible Dios del submundo Trae la muerte a la tierra; vive en la tierra de los muertos.
Todos le temen Rapta a Perséfone y se la lleva al submundo Punto de vista cristiano común acerca de "Satanás" Uno de los hijos de Dios Cuernos, cola, feo, etc. Comandante del infierno Causa la muerte y la destrucción Todos le temen Batalla contra Jesús por el Reino; luchó contra otros ángeles Los dioses del mal, en muchas de estas antiguas culturas tenían cuernos, y esto explicaría de donde surgió la idea de una figura del Diablo con cuernos. En ningún pasaje de la Biblia hebrea se dice que el Diablo tenga cuernos; lo que indica claramente que se trata de una importación del paganismo circundante.
Deconstrucción de los Mitos El antiguo Cercano Oriente estaba lleno de creencias de que el mar era, en cierto modo, donde vivía la figura de Satanás; casi siempre al mar se le identificaba con un dios del mal personal (10). Los antiguos mitos cananeos veían al mar en rebelión contra el Creador. Los textos ugaríticos presentan a Baal en batalla contra el Príncipe del Mal y el Juez del Río. El Antiguo Testamento tiene una enorme cantidad de referencias al control de Yahvéh sobre el mar; empieza cuando él reúne a las aguas a su palabra: "Le pusiste término, el cual no traspasarán", y hay una amplia variedad de términos que se usan para describir los mares /aguas bajo su control soberano: "las aguas", "el abismo", "las impetuosas aguas", "las majestuosas aguas", "las muchas aguas", etc. A todas éstas se les describe bajo su control y total manipulación a su antojo, en vista de que él es su creador.
Los egipcios, quizás más que ningún otro pueblo creían en las aguas, especialmente en el Nilo, como fuente de del bien y del mal. Dios, con potencia, deconstruyó esto permitiendo que Moisés convirtiera las aguas en sangre, es decir, para destruir drásticamente toda deidad que se suponía que vivía en el Nilo, para después revertir el agua a como estaba antes (Éxodo 4:9). Esto fue seguramente para demostrar que cualesquiera deidades relacionadas con el agua, Yahvéh era mayor y podía destruirlas y revivirlas con suma facilidad. En este sentido, el relato de la destrucción del mar Rojo es instructivo. Pasajes posteriores identificaron a los egipcios y no al mar mismo como "Rahab […] el dragón" (Isaías 51:9); Salmos 51:9-10), mientras que la idea común era que el mar mismo era la figura de Satanás.
El énfasis de Moisés era que los verdaderos adversarios / satanases de Israel era la gente, y no alguna mítica figura de dragón. Incluso si existiera semejante figura, entonces Yahvéh lo habría destruido en el mar Rojo, en vista de que él claramente podía manipular el mar a su antojo. El conflicto era entre Israel y Egipto, Dios y Faraón, y no Dios y algún dragón del mar. Habacuc, quizás escribiendo en un contexto en el que Israel se hallaba influenciado por ideas paganas acerca del dios del mar, recalcó que en el mar Rojo Dios golpeó y "caminaste en el mar con tus caballos" (Habacuc 3:8, 12, 15), --como Marduk supuestamente golpeó al dios de la tormenta, así a Israel se le está diciendo que en realidad Yahvéh es el único que pisotea al dios "Mar"--, y otros pasajes confirman esto. Yahvéh "anda sobre las olas del mar", es decir, sobre la supuesta figura de Satanás llamada "Mar" (Job 9:8; Deuteronomio 33:29; Amós 4:13; Miqueas 1:3; Isaías 63:3). Incluso, si existiera semejante ser, habría sido destruido para siempre por Yahvéh en el mar Rojo. "Dividiste el mar […], cortó a Rahab, y el que hirió al dragón" (Salmos 78:13; Nehemías 9:11; Isaías 51:9-11).
De este modo, la partición del mar Rojo se entendió como una partición de la figura de Satanás o dios conocido como "Mar". Diversos eruditos coinciden en la necesidad de leer las referencias al "Mar" de esta manera (11). Todo esto era lo que Moisés tenía en mente cuando procuraba explicar a su pueblo lo que había sucedido en el mar Rojo; incluso si existiera semejante ser como el "Mar", dios del mal, Yahvéh, su Dios, lo habría destruido totalmente y lo habría partido en pedazos. Y el verdadero 'Satanás' era Egipto, hombres reales sobre una tierra literal que representaban un peligro para Israel. “De este modo, el más conocido de todos los mitos del antiguo Cercano Oriente, el mito del dragón del caos, ya no se entiende como el conflicto original entre las fuerzas deificadas de la naturaleza, sino como la victoria de Yahvéh sobre Egipto al liberar a su pueblo de la esclavitud.
En un sentido radical, en el Antiguo Testamento el mito sufre una transformación... Yahvéh libra una batalla contra todas las fuerzas que intentan hacer prevalecer su independencia contra él, ya sea que sean las malignas propensiones del corazón del hombre, o la aspiración de las naciones a la soberanía, o el orgullo y el poder de los reyes terrenales. El mundo de los demonios está relegado a una posición de sólo menor importancia, y en contraste con otras religiones del Cercano Oriente, el hombre está liberado del temor y terror de su destructivo poder” (12). Esto era y es aquello que es tan especial en la única verdadera fe, desde Génesis al Apocalipsis.
El mundo de los demonios y Satanases se vuelve irrelevante, verdaderamente inexistentes, debido a la sorprendentemente poderosa relación de Yahvéh con su pueblo. La Biblia empieza tempranamente con el comentario que “creó Dios los grandes monstruos marinos” (Génesis 1:21). En la mitología circunvecina se percibía al mar como la habitación de „Satanás‟ así como criaturas y demonios. Y desde el principio mismo de la historia bíblica queda establecido que cualesquiera monstruos que haya en el mar, Dios los creó y los controla y están cumpliendo su voluntad. De ahí que Salmos 148:7 establezca que los monstruos marinos en las partes más profundas del mar ciertamente alaban a Dios. La Biblia hebrea sale al paso, por decirlo así, para recalcar que ninguno de estos monstruos marinos era parte de algún conflicto cósmico contra Dios; creados por él, lo alaban y están, por decirlo así, de su lado y no en contra de él. En la Digresión 3 veremos como una de las intenciones de Moisés en el Pentateuco fue la deconstrucción de los mitos egipcios y cananeos acerca del mal.
Mientras más estudiamos el Antiguo Testamento, más evidente se hace que éste es en realidad un tema importante. Se alude a las ideas contemporáneas acerca de Satanás, demonios, etc., y a Israel se le da el verdadero entendimiento. Tomemos el bien conocido mandato a Israel de llevar una filacteria como un recordatorio de la liberación de Egipto durante la Pascua: “Llevarás constancia de ello como una señal sobre tu mano, y como una filacteria sobre tu frente, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte” (Éxodo 13:16 - N.E.B.). El llevar una filacteria no era un concepto nuevo; la idea “se refiere a amuletos que se usan para proteger de los demonios a quienes los lleven” (13).
De este modo, al dar este mandamiento, el Dios de Israel estaba mostrando a su pueblo que en vez de estar a la defensiva de los demonios, teniendo que usar amuletos en contra de ellos, debían en cambio reemplazarlos por un recordatorio positivo acerca de cómo Yahvéh había salvado a su pueblo de todo el poder del mal que estaba simbolizado por el Egipto de Faraón. Regocijarse en su salvación y recordarlo constantemente tenía el propósito de hacer a un lado totalmente las diversas creencias falsas acerca de demonios que prevalecían en aquel tiempo. Dualismo cananeo Explorando aún más, descubrimos que los dioses de Canaán se dividían en dos grupos generales: buenos y malos. Los cananeos eran dualistas; creían en Mot como el dios del submundo llamado “el ángel de la muerte” en las tablillas de Ras Shamra, secundado por diversos monstruos; contra todo lo cual estaba Baal como el dios de los cielos. El “ángel de la muerte” es una idea recogida por Moisés en su relato de la liberación durante pascua, para mostrar que el ángel de la muerte no es en realidad Mot, sino un ángel de Yahvéh, bajo su completo control. Porque fue nada menos que Yahvéh mismo el que dio muerte al primogénito de Egipto (Éxodo 12:11, 12). Asimismo, fue el ángel de Yahvéh el que desempeñó el papel del „ángel de la muerte‟ al dar muerte al ejército asirio (Isaías 37:36).
Se pensaba que Mot tenía ayudantes, dragones como Leviatán que vivía en el mar y en los ríos. Salmos 74:12-15 descarta majestuosamente esta idea, proclamando a Yahvéh como el Dios que ha dividido el mar, que ha roto la cabeza de los dragones en las aguas, que ha aplastado las cabezas de Leviatán [se pensaba que era un monstruo de muchas cabezas]. Asimismo, la poderosa fuerza de Dios “reprime” a “las bestias que moran entre los cañaverales” de los ríos” (Salmos 68:30). La mano de Dios penetró en la “serpiente torcida”; otra forma del mito de Leviatán (Job 26:13 – la frase misma btn btn, o sea, la serpiente torcida, aparece en los textos de Ras Shamra). Observe cómo se usa el tiempo pasado; estos seres, incluso si hubiesen existido, no habrían tenido poder ante Dios. Y, por supuesto, las alusiones se refieren a lo que Dios hizo en el Mar de los Cañaverales, como si se afirmara que su liberación salvadora de su pueblo es la salvación final a la que deberíamos darle importancia. El Antiguo Testamento describe a Yahvéh, el único Dios verdadero, viajando sobre los cielos en carros para ir en ayuda de su pueblo Israel (Deuteronomio 33:26; 2 Samuel 22:11; Salmos 18:10; 104:3; Isaías 19:1; Habacuc 3:8). Pero Baal era conocido como el rkb ‗rpt, el que viaja sobre las nubes (14).
Claramente, se está aplicando el lenguaje de Baal a Yahvéh. Hay otro ejemplo en Salmos 92:9 –“Porque he aquí, perecerán tus enemigos; serán esparcidos todos los que hacen maldad”. Esto es casi palabra por palabra de una línea de las tablillas de Ras Shamra acerca de Baal: “He aquí tus enemigos, oh Baal, he aquí tus enemigos destruirás, aniquilarás a tus enemigos”. Asimismo, las referencias a Yahvéh en que da su voz desde el cielo y sus enemigos huyen de delante de él (Salmos 18:13, 14: 68:32, 33) son referencias a Baal que supuestamente puede hacer lo mismo, según los textos de Ras Shamra (15). Los cananeos creían que el trueno era la voz de Baal cuando luchaba; pero es a la voz de Yahvéh que la Biblia presenta como truenos. Jeremías 23:27 lamenta que Israel haya olvidado el nombre de Dios por el de Baal; de ahí su llamado a que se den cuenta de que lo que afirmaban de Baal en realidad deberían afirmarlo de Yahvéh. Esto explica por qué el Antiguo Testamento contiene con tanta frecuencia alusiones al culto a Baal, deconstruyéndolos y reaplicando el lenguaje de Baal a Yahvéh.
Esta apropiación de lenguaje pagano y su reaplicación al único Dios verdadero es muy común. Observe como Abraham hizo esto; Melquisedec habló de su deidad como el “Dios Altísimo” y “creador de los cielos y de la tierra”, y Abraham inmediatamente recoge esos términos y los aplica a su Dios, Yahvéh (Génesis 14:19-22). Abraham intentó comunicarse con Melquisedec hasta donde pudo en los términos y lenguaje que Melquisedec entendiera. Y esto es lo que Dios hace siempre; se recoge el lenguaje pagano que se usa tanto para los dioses buenos como para los dioses malos y se aplica a Yahvéh a fin de demostrar que él era y es el único y verdadero Dios, y que él es responsable de todo aquello que los paganos pensaban que los otros dioses eran los responsables. Y esto incluye a Yahvéh como fuente tanto del bien como del mal, de bendiciones como de desastres. El dualismo no había de ser la religión de Israel; su único Dios, Yahvéh, era responsable de todo. Pero las ideas paganas eran atractivas; y de este modo, en todo el Antiguo Testamento se daban recordatorios. Parecería que mientras se hallaban en cautividad en Babilonia, los judíos regresaron a algunos de estos mitos. El Talmud consigna: “Cuando R. Dimi regresó a Babilonia, él informó en el nombre de R. Johanan: Al fin de los días Gabriel organizará una cacería de Leviatán” (16).
De ahí que en otra parte he sugerido que Isaías y el libro de Job fueron re-escritos en Babilonia, bajo inspiración divina, junto con muchos de los salmos, a fin de corregir estas falsas ideas de que Leviatán era una criatura real en contra del cual Dios estaba de algún modo luchando. Todas las alusiones a Mot, Leviatán, Baal, etc. se hallan expresadas en función de la victoria de Dios sobre Egipto y su conquista final de Babilonia. Dios deseaba apartar la atención de estos mitos y la dirigieran hacia lo que él había hecho concretamente, y que hará para la salvación de su pueblo del pecado y de enemigos humanos concretos y visibles, tal como él los había liberado en el pasado de sus enemigos históricos, como Egipto. "En los mitos cananeos Baal hiere al Príncipe del Mar y al Juez del Río, los ayudantes de Mot, en la cabeza y en el cuello" (17). Esto es precisamente a lo que hemos aludido en Habacuc 3:13, 14, donde Yahvéh hiere ["traerás muerte a" - Septuaginta] "la casa del impío" en la cabeza y en el cuello.
Pero las míticas criaturas satánicas se reaplican a la muerte y a "la casa del impío", hombres pecadores, a los cuales los oyentes de Habacuc conocían personalmente; o la muerte, el temor de cada persona. Incluso por entre la envoltura de la traducción, la majestad del argumento de Cassuto sobre este punto se expresa aptamente: "La idea cananea de la victoria del dios del cielo sobre las fuerzas de la muerte se transforma entre los israelitas en el concepto del triunfo del Único Dios, la fuente última del bien absoluto, sobre el principio del mal... La tradición aceptada [equivocadamente] por los israelitas referente a la derrota de las rebeldes criaturas llegó a ser un símbolo del castigo a los inicuos, los enemigos del Señor y de Israel, y la liberación de los justos" (18).
Cassuto analizó extensamente el poema ugarítico sobre Baal que se encontró en los textos de Ras Shamra. Describe el conflicto entre Baal y Mot; y sin embargo el Antiguo Testamento alude al lenguaje del poema y aplica a Yahvéh las características tanto de Baal como de Mot. De este modo, Salmos 68:5 habla de Yahvéh como el único que viaja sobre las nubes, aludiendo a Baal, 'el jinete de las nubes'. Salmos 68:6 habla de Yahvéh como "Padre de huérfanos y defensor de viudas"; otro término que se aplica a Baal en los textos de Ras Shamra. Cassuto percibió que el Antiguo Testamento está desarticulando la idea pagana de un conflicto entre deidades, y en cambio habla de la única rebelión esencial que es la de las criaturas en contra de su único Creador (19). Habacuc 3 está lleno de alusiones al poema sobre el conflicto entre Baal y Mot. Ese poema habla de cómo Mot y sus amigos monstruos eran arrojados por Baal al mar, y esta estrofa está virtualmente traducida al hebreo en Habacuc 3:8 -"¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar cuando montaste en tus caballos, y en tus carros de victoria?" (20).
Pero los versículos de Habacuc surgen en el contexto de la reflexión acerca de la victoria de Yahvéh sobre los enemigos de Israel en el mar Rojo. De este modo, el foco se transfiere de las leyendas acerca del conflicto cósmico entre los dioses a la victoria de Yahvéh sobre los enemigos humanos, terrenales, tangibles y reales de su pueblo. Cassuto comenta: "En los versículos bíblicos los hechos se atribuyen al Señor, en tanto que en los poemas gentiles se refieren a deidades paganas" (21). APÉNDICE: Deconstrucción Deconstrucción es un término que estaré usando a menudo en estos estudios. Las similitudes entre el relato bíblico y los mitos y leyendas circundantes de los pueblos contemporáneos se están dando a conocer cada vez con más frecuencia. A la escuela crítica le gusta ver en esta evidencia que la Biblia no es más que otro mito, o que está repitiendo mitos que ya existían. Mi enfoque es que la Biblia verdaderamente alude a los mitos y leyendas que Israel habría encontrado, y muestra qué parte de ellos son verdaderos y cuáles no lo son; y, especialmente, muestra la supremacía máxima del Dios de Israel sobre los supuestos dioses y semidioses de otras religiones.
Los dioses del submundo, cuyas características fueron paulatinamente entremezclándose con las clásicas pero equivocadas imágenes de 'Satanás', se han escogido separadamente por motivo de alusión y deconstrucción. El objetivo en todas las alusiones a ellos es deconstruirlos y, de este modo, demostrar su efectiva inexistencia, en que su función en la vida humana está en realidad en las manos del Dios de Israel, Yahvéh. Así, los ninivitas habían crecido creyendo en héroes divinos que eran tragados vivos por monstruos, pero que emergía vivos; y Dios escogió subvertir esa creencia haciendo que su hombre, Jonás, saliera vivo del gran pez a fin de darles testimonio de su Verdad. Visto de este modo, la Biblia hebrea se puede entender como un extenso llamado a rechazar las nociones paganas de la figura de 'Satanás'. Este tema continúa en el Nuevo Testamento, cuyo lenguaje a menudo alude a creencias incorrectas [más aún, en demonios] precisamente a fin de deconstruirlas. Stephanie Dalley ha traducido un texto titulado "Erra e Ishum" (22) que su colofón lo fecha al tiempo del rey asirio Asurbanipal.
Erra era el nombre del dios del submundo. Hay asombrosas similitudes entre este documento y los profetas bíblicos, especialmente Nahum, quien escribió en un contexto asirio. A continuación va un ejemplo (los números de página se refieren a Dalley): "Porque ellos ya no temen a mi nombre... yo aplastaré a su pueblo" (p. 298). Mal"¡Ay, de Babilonia!" (p. 304). Jer."¿Cómo podéis confabular maldad contra dioses y hombres?" (p. 301). Is. 4"¡Nadie puede prevalecer ante ti en tu día de ira!" (p. 310). Nah"Erra se airó y su rostro miró para aplastar y destruir a su pueblo, pero Ishum, su consejero, lo apaciguó para que dejara un remanente (p. 311). Ez. "Los montes se sacudieron, los mares se embravecieron ante el resplandor de su espada" (p. 302). Nah"El día brillante se convertirá en tinieblas [ante mí]… Yo destruiré los rayos del sol; yo cubrirá la faz de Am la luna en medio de la noche" (pp. 292, 297) "Yo cercenaré la vida del hombre justo... y la del inicuo" (p. 298).
"I wLas alusiones bíblicas a este lenguaje son para mostrar que el Dios de Israel, como el único Dios verdadero, es a quien se ha de temer, y ningún otro dios del submundo, o la figura de 'Satanás'. Esta eficaz práctica de re-escribir los textos no era poco común en el mundo bíblico. Wilfred Lambert ha observado: "...el mundo antiguo no tenía títulos adecuados ni sentido de los derechos literarios, ni sentían aversión por lo que nosotros llamamos plagio. Las épocas subsiguientes a menudo re-escribieron textos antiguos" (23). Y además: "Los autores de cosmologías antiguas eran esencialmente compiladores. Su originalidad se expresaba en nuevas combinaciones de temas antiguos, y en nuevas presentaciones de ideas antiguas. La falsedad no era parte de su oficio" (24).
La epopeya de Gilgamés se ha analizado que evidencia "la adaptación de obras anteriores de diversos géneros, algunos de los cuales se emplean dentro de su nuevo contexto literario de una forma contraria a su intención original" (25). La Biblia hace lo mismo, pero bajo inspiración divina. Y mi argumento en estos estudios será que lo hace particularmente con referencia a falsas ideas, aunque populares, acerca del mal, el pecado y la figura de 'Satanás'. A veces estas ideas aluden al lenguaje de los mitos que se usa y efectivamente se usa a fin de invertir y deconstruir esas ideas. Inicialmente, Dios dio el texto de la Biblia hebrea para guía de su pueblo Israel, un grupo de personas en gran parte analfabetas, bombardeados por todos lados por los mitos y leyendas de las sociedades que los rodeaban. Y Dios, por medio de su palabra, les hablaba de esos problemas que ellos enfrentaban, enseñándoles la verdadera posición, y dando a conocer esas falsas ideas por lo que realmente eran. Y así se ha observado que "nadie que esté familiarizado con las mitologías de los mundos antiguos, primitivos y orientales puede acudir a la Biblia sin reconocer contrapartes en cada página, transformadas, sin embargo, para que entregue un argumento contrario a las fes más antiguas" (26).
Notas. (1) Rabí Simón ben Lakish en The Babilonian Talmud, Baba Bathra 16ª. (2) Joshua Trachtenberg, The Devil and the Jews (New Haven: Yale University Press, 1943), p. 19. (3) A. Cohen, Everyman's Talmud (London: J.M. Dent, 1949), p. 55. El mismo hecho se nota extensamente en Roy A. Stewart, Rabbinic Theology: An Introductory study (Edinburgh: Oliver and Boyd, 1961), pp. 81-5, 88. (4) T. J. Wray y Gregory Mobley, The Birth of Satan: Tracing the Devil's Biblical Roots (New York: Palgrave Macmillan, 2005), 52. (5) Neil Forsyth, Satan and the Combat Myth (Princeton: Princeton University Press, 1989), capítulo 2. (6) Esta y otras conexiones se desarrollan en W. G. Lambert, The Background of Jewish Apocaliptic (Londres: Athlone Press, 1978). (7) Este no es más que un breve resumen de la cuidadosa investigación de John Day, God's Conflict UIT the Dragon and the Sea (Cambridge: Cambridge University Press, 1985). V ea especialmente las pp. 38, 39. Es también la interpretación de Marvin Pope, Job (New York: Doubleday), 1965, pp. 164-167. (8) R. J. Clifford, The Cosmic Mountain in Canaan and the Old Testament (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1972). (9) Tomado de T. J. Wray y Gregory Mobley, The Birth of Satan: Tracing the Devil's Biblical Rotos (New York: Palgrave Macmillan, 2005), pp. 92, 93. (10) Neil Forsyth, Satan and the Combat Muth (Princeton: Princeton University Press, 1989), capítulo 4 suministra amplia evidencia de esto. (11) B. W. Anderson, Creation Versus Chaos: The Reinterpretation of Mythical Symbolism in the Bible (New York: Association Press, 1967), pp. 98, 99; F. M. Cross, Canaanite Myth and Hebrew Epic (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1973), pp. 132, 140; Marvin Pope, Job (New York: Doubleday), 1965, pp. 67-70. (12) James Muilenburg, The Way of Israel (Londres: Routledge & Kegan Paul, 1962), p. 45. (13) R. E. Clements, Exodus [Cambridge Bible Commentary] (Cambridge: C.U.P., 1972), p. 80. (14) Umberto Cassuto, Biblical and Oriental Studies (Jerusalén: Magnes Press, 1973), vol. P. 246. (15) Cassuto, ibid pp. 251, 278. (16) B. Baba Batra 74b-75a, citado con otra evidencia a este efecto) en L. Ginzberg, Legends of the Jews (Philadelphia: Jewish Publication Siciety, 1909), vol. 1 pp. 27, 28; vol. 5, pp. 43-46. (17) Cassuto, op cit, p. 268. (18) Cassuto, op cit, pp. 251, 252. (19) Umberto Cassuto, Biblical and Oriental Studies (Jerusalén: Magnes Press, 1975), vol. 2, p. 5. (20) Cassuto, ibid, p.11. (21) Cassuto, ibid, p. 72. (22) Stephanie Dalley, Myths From Mesopotamia, Creation, The flood, Gigamesh, and Others, (Oxford: O.U.P., 1991). (23) W. G. Lambert & A. R. Millard, Atra-Khasis, The babilonian Story of the Flood (Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns, 1999), p. 5. (24) Wilfred G. Lambert, "A new Look at the Babilonian Background of Genesis" en Richard S. Hess and David Tsumura, eds., I Studied Inscriptions From Before the Flood: Literary And Linguistic Approaches To Genesis 1 — 11 (Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns, 1994) p. 107. (25) C. L. Seow, "Qohelet's Autobiography" en Astrid B. Beck, ed., Fortunate The Eyes That See (Grand Rapids: Eerdmans, 1995) p. 285. (26) Joseph Campbell, The Masks of God, vol. 3, Occidental Mythology (New York: Viking Arkana, 1991), p. 9. 1-1-1 Israel en el exilio: La influencia Babilónica / persa De influencia especialmente significativa en el judaísmo eran las ideas del zoroastrismo.
Esta era una filosofía que empezó en Persia alrededor del año 600 a.C., y su popularidad estaba creciendo cuando Judá fue en cautividad a Babilonia / Persia. Esta filosofía postulaba que había un dios bueno de la luz (Mazda) y un dios malo de las tinieblas (Ahriman). El bien conocido pasaje de Isaías en Isaías 45:5-7 es una clara advertencia a los judíos en cautividad a no aceptar esto; únicamente el Dios de Israel hizo la luz y la oscuridad, el bien y el "mal". Pero Isaías está en realidad lleno de otras alusiones a las ideas zoroastristas, intentando enseñar a Judá la verdadera posición sobre estas cosas. De este modo, s enseñaba que "los Salvadores vendrán de la simiente de Zoroastro y, por último, el gran Salvador", el cual habría de nacer de una virgen, resucitar a los muertos y dar inmortalidad (1). Estas ideas están recogidas en Isaías 9:6 y aplicadas proféticamente al máximo Salvador, Jesús; como para advertir a los judíos a que no aceptaran las prevalecientes ideas persas en esta área. En verdad, parecería que [bajo inspiración divina] gran parte de la Biblia hebrea fue re-escrita en Babilonia a fin de desarticular las ideas con las cuales se encontró Israel en Babilonia (2).
De ahí que encontremos frases de la era persa en libros como Job que, en un nivel, eran claramente escritos hebreos muy antiguos, y, sin embargo, habían sido revisadas por alguna mano de la era persa. Los judíos también estaban influenciados por la idea del zoroastrismo de que de algún modo Dios mismo nunca causaría el mal en nuestra vida; y, por lo tanto, Dios se ha de ver como de algún modo distanciado de todas acciones buenas o malas, ya que éstas están bajo el control de los dioses buenos y malos. Sofonías 1:12 advierte en contra de este punto de vista persa: "Yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal". Lo cierto es que Dios personalmente está vehementemente comprometido con este mundo y con nuestra vida; y así él es quien produce la oscuridad y la luz, el bien y el mal. Ahrimán, el Señor de la Oscuridad, se halla representado en relieves persas con alas, y de ahí que a Satanás se le llegase a describir con alas, aún cuando la Biblia no dice absolutamente nada de esto. Según el zoroastrismo, Ahrimán envidiaba a Júpiter / Ormuz, y trató de asaltar el cielo.
Los judíos ansiosamente adaptaron esta mitología a su mito acerca de una rebelión en el cielo, y después fue recogida por escritores como Milton y la convirtieron en doctrina cristiana estándar; aun cuando la Biblia hebrea no dice absolutamente nada de esto. Un cuidadoso estudiante, que durante toda su vida ha estudiado la historia de la idea acerca del Diablo, ha comentado: "En la religión hebrea pre-exilio, Yahvéh hizo todo lo que estaba en el cielo y en la tierra, y tanto el bien como el mal. El Diablo no existía" (3). Especialmente durante su cautividad en Babilonia los judíos cambiaron hacia el entendimiento de que verdaderamente había una entidad separada responsable de los desastres. "Gran parte del judaísmo adoptó un enfoque dualista del mundo, lo que los llevó a considerar los problemas humanos... como el resultado de maquinaciones de poderes sobrehumanos opuestos a la voluntad divina. Este punto de vista se infiltró en el modo de pensar de los judíos durante el tiempo del exilio de Israel en Babilonia" (4). "La idea de que los demonios eran responsables de todo mal moral y físico, penetró profundamente en el pensamiento religioso judío en el período siguiente al exilio babilónico, sin duda como resultado de la influencia iraní en el judaísmo" (5).
De ahí que Isaías 45:5-8 les advierta que no deben adoptar las ideas babilónicas en esta área, sino que permanezcan firmes en su fe de que Dios, su Dios, el Dios de Israel, el único Yahvéh, era la fuente suprema de todas las cosas, tanto positivas como negativas, que no tiene igual ni competidor en el cielo. Esto se vuelve un tema frecuente en segundo Isaías y en otros profetas que escribieron en el contexto de Israel en cautividad. Pero aunque Judá se hallaba en cautividad, los judíos empezaron a especular sobre los orígenes de los ángeles que trajeron calamidad, y bajo la influencia persa se desarrolló la idea de que los ángeles eran independientes de Dios. Los judíos fueron más allá y concluyeron que "el aspecto destructivo de la personalidad de Dios se separó del bien y se conoce como el Diablo", llegando a desarrollar las leyendas judías acerca de un Satanás personal [o Sammael] con 12 alas, que tiene aspecto de un macho cabrío y que es responsable de toda enfermedad y muerte (6). Por supuesto, los judíos eran monoteístas, y estas ideas se desarrollaron a fin de que pudieran creer tanto en un solo Dios, y también en la idea de los persas acerca del dios dualista del bien y del mal. Fue en este período que los judíos se apegaron a la idea de los ángeles pecadores, aun cuando el Antiguo Testamento no dice nada acerca de ellos. Ellos no querían transigir su monoteísmo diciendo que había más de un Dios, así que instituyeron un "dios del mal" como un ángel pecador muy poderoso. Y esta errónea enseñanza fue recogida por los primeros cristianos que también estaban ansiosos por acomodarse a las ideas paganas acerca del mal que había a su alrededor. El Antiguo Testamento, y en realidad junto con el Nuevo Testamento, personifica al mal y al pecado.
Sin embargo, Edersheim establece razones para creer que a medida que el judaísmo rabínico se desarrollaba durante el exilio en Babilonia, esta personificación del mal se propagó en los escritos judaicos a tal punto que se empezó a hablar del pecado y el mal como si fueran seres independientes. Y, por supuesto, podemos entender por qué sucedió esto: a fin de reducir la distancia entre el judaísmo y las creencias babilónicas acerca de tales seres que había a su alrededor. Edersheim muestra cómo el entendimiento bíblico de la yetzer ha 'ra, la inclinación hacia el pecado que hay dentro del género humano, se llegó a entender como un ser personal maligno llamado "el tentador" (7). Es necesario que se entienda que los persas no fueron los primeros en adoptar un punto de vista dualístico del cosmos; es decir, que hay un Dios del bien que da bendiciones y cosas positivas, y un dios del mal que trae desastres. Los egipcios tenían a Osiris como el dios del bien. Los nativos del Perú tenían a Carnac como el dios del bien y a Supay como el dios del mal; los antiguos pueblos escandinavos tenían a Loki como el dios del mal y a Thor como el dios del bien; los esquimales tenían a Ukouna el bueno y a Ouikan el maligno (8).
La epopeya sumeria acerca de Gilgamés tenía la misma idea: Gilgamés y Huwawa se hallaban en oposición entre sí. Esta forma de pensar es totalmente humana; se basa en la suposición de que nuestro punto de vista sobre el bien y el mal es definitivamente correcto. Es necesario que a la posición bíblica de que la humanidad está normalmente equivocada en sus juicios acerca de asuntos morales, y que los pensamientos de Dios están muy por sobre los nuestros (Isaías 55), se le dé la debida importancia. Porque con frecuencia terminamos por darnos cuenta de que lo que nosotros percibimos como "malo" en realidad se vuelve en nuestro mayor bien; José pudo comentar lo siguiente a sus hermanos: "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien [...] para mantener en vida a mucho pueblo" (Génesis 50:20). El dualismo, en la forma en que influyó en el judaísmo y después en el cristianismo apóstata, está en realidad proponiendo dos dioses. No obstante, la Biblia es enfática, desde la primera hasta la última página, en que hay un solo Dios, el Padre, el Dios revelado en la Biblia. Esto no deja cabida para un segundo dios o un dios del mal. Aquí llegamos directamente al punto de por qué este asunto es importante para cualquier persona que crea en la Biblia. Helene Celmina era una letona irreligiosa que se hallaba prisionera en el gulag soviético. Después ella escribió acerca de sus compañeros de prisión, los cuales eran Testigos de Jehová; y puedo identificarme con sus reflexiones palabra por palabra en lo siguiente: "Recuerdo, también, otra conversación que tuve con los Testigos de Jehová respecto a los dioses.
Ellos insistían en que había dos dioses: Jehová y otro [Satanás] al cual combatía Jehová. A pesar de lo mucho que lo intentaron, usando la ciencia moderna, la química y los más recientes hallazgos en física, no pudieron probarme la existencia del otro dios" (9). Estas son las palabras de una mujer que estaba encarcelada en uno de los más abusivos y perversos sistemas de la historia; pero tal situación no le hizo creer en la existencia de "segundo dios", sino más bien la impulsó a creer con más firmeza que el solo Dios verdadero es el único Dios. Solzhenitsyn, como señalaremos más adelante, aprendió la exactamente la misma lección en el mismo gulag. Profetas y Monstruos Una y otra vez los profetas del Antiguo Testamento se refieren a los mitos acerca del monstruo del caos; y los aplican a Egipto o a otros enemigos terrenales del pueblo de Dios.
De este modo, la destrucción del ejército egipcio en el mar Rojo se describe en cuanto a que Rahab el dragón es despedazado y perforado, con sus cabezas destrozadas en las aguas, así como las cabezas de Leviatán igualmente aplastadas (Salmos 74:13, 14 NRSV; otras referencias se hallan en Ezequiel 29:3; 5; 32:2-8; Salmos 87:4; Isaías 30:7; Jeremías 46:7, 8). Esto es bastante enfático, y el punto es que el verdadero enemigo del pueblo de Dios no es el monstruo del caos, sino más bien gente y sistemas humanos, terrenales. Y debería haber gran gozo por el hecho de que Dios los vence una y otra vez. De este modo, con mucha frecuencia a Israel se le recordaba la victoria histórica sobre Egipto por medio de las plagas y el éxodo; porque esto era en lo que debían meditar, más bien que en mitos acerca de monstruos del caos que participaban en batallas cósmicas. Y todo esto se aplica a nosotros; es la victoria de Dios sobre nuestros oponentes reales y visibles, lo cual es causa para que nos regocijemos, así como que nos haya creado para ser su pueblo, lo cual es la realidad última que debiera absorber nuestra vida, más bien que leyendas acerca de conflictos cósmicos.
En lo que a nosotros respecta, Egipto se halla aún a nuestro alrededor, como lo señaló Martín Luther King: "Egipto simbolizó el mal en la forma de una opresión humillante, una explotación impía y una dominación aplastante" (10). Estas realidades terrenales son el verdadero Satanás / Adversario con las cuales nos enfrentamos diariamente, más bien que con monstruo cósmico. Y la historia gloriosa completa de las acciones de Dios contra Egipto es nuestra inspiración y estímulo. La idea popular contemporánea acerca de un dragón cósmico que es hollado y arrojado al mar se recoge en Miqueas 7:19 y se reaplica al pecado: "Sepultará ["pisoteará" - R. V.] nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados". Una vez más, está apartando nuestra atención de los mitos de dragones cósmicos, y re-enfocándola hacia nuestros pecados como el verdadero Satanás / Adversario.
Re-enfoque en las Realidades de la Tierra Este re-enfoque de las leyendas acerca de conflictos cósmicos hacia seres e imperios reales, concretos y humanos de la tierra se ha de hallar en todo el Antiguo Testamento. Las leyendas paganas se aluden únicamente a fin de deconstruirlas y reenfocar la atención de Israel hacia los conflictos esenciales, en contra de nuestros propios pecados humanos y en contra de la oposición espiritual al mundo incrédulo que nos rodea. Habacuc 3:8 pregunta: "¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar?". Recuerde que el mar y los ríos eran considerados como la morada de diversos dioses, e incluso a veces se les identificaba directamente con ellos. Habacuc 3:12 procede a contestar la pregunta; que no, que la ira de Jehová no era contra esos dioses del mar / ríos, sino que: "Con ira hollaste la tierra, con furor trillaste las naciones". El verdadero conflicto de Yahvéh era con los enemigos de Israel, no con los dioses paganos. Porque él era el solo y único Dios.
Considere los siguientes ejemplos de lo que yo llamo "re-enfoque". -- Uno de los documentos de Ras Shamra consigna el poema cananeo acerca de las guerras de Baal en contra del Príncipe del Mar: He aquí, tus enemigos, oh Baal, he aquí, tú castigaste a tus enemigos, he aquí tú aniquilaste a tus enemigos" (11). Esto se vierte efectivamente al hebreo en Salmos 92:10 y se aplica al conflicto de Yahvéh con los enemigos de Israel y a todos los pecadores: "Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, porque he aquí, perecerán tus enemigos; serán esparcidos todos los que hacen maldad". Los mitos acerca del supuesto inframundo de los dioses del Mar se reaplicó a hombres perversos y naciones inicuas; la verdadera fuente del mal en el mundo de Israel. -- Jeremías 9:21 habla de cómo "la muerte [Mawet - una referencia a Mot, el dios pagano del submundo] ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios". La alusión es a cómo se le imagina a Mot, el supuesto dios de la muerte y del submundo, entrando en la casa de la gente por las ventanas para darles muerte. De este modo, los textos de Ras Shamra consignan cómo en su conflicto cósmico con Mot, Baal se hizo construir un palacio sin ventanas a fin de que Mot no pudiera entrar y darle muerte (12).
Pero la referencia histórica de Jeremías 9:21 apunta claramente a la invasión de Judá. De este modo, la bien conocida idea del conflicto cósmico entre Baal y Mot se re-enfoca en los ejércitos babilónicos a quienes el único Dios verdadero ha enviado en contra del descarriado pueblo de Judá. -- Los textos de Ras Shamra incluyen una sección sobre la caída y muerte de Baal. Aunque escrita en ugarítico, esta sección tiene asombrosas similitudes con el poema de Isaías 14 acerca de la caída de Babilonia, por ej.: "La muerte de Baal" incluye líneas tales como "Desde el trono en el cual se sienta... cómo ha caído Baal, cómo ha sido abatido el poderoso". Por lo tanto, el mensaje de Isaías era: "Olviden esas historias acerca de que Baal fue abatido, lo que es relevante para nosotros es que la poderosa Babilonia, que nos tienta para que confiemos en ella en vez de Yahvéh Dios de Israel, ha de ser abatida; apliquemos el lenguaje acerca de la caída de Baal a los reinos de este mundo que conocemos y en medio del cual vivimos". Otro ejemplo semejante se halla en Isaías 47:1 -"Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono". Aquí casi está citando [aunque en la traducción] del poema "La Muerte de Baal" (13). -- El poema de Ras Shamra acerca del rey Keret habla de cómo este ser celestial buscaba afanosamente una esposa con la cual pudiera tener hijos, a fin de que recibiera de él la herencia del mundo entero, y se lamentaba que sólo su siervo heredaría el mundo, y nos sus propios hijos (13). El relato bíblico acerca de un lamento similar de Abraham, y de las promesas de que él efectivamente tendría una simiente que heredaría la tierra (Génesis 15:1-3, etc.) es muy similar.
¿A qué se deben estas similitudes? Para re-enfocar a Israel lejos de los mitos paganos que conocieron y dirigirlos hacia alguien histórico, real y literal en la persona de Abraham. -- El relato babilónico de la Creación declara (Tablilla 4, línea 137) que Marduk partió en dos a Tiamat, la diosa del océano con su espada. La idea bíblica en que Yahvéh divide las aguas recoge claramente esta idea (Habacuc 3:9; Salmos 74:15; 78:13, 15; Éxodo 14:16, 21; Jueces 15:19; Isaías 35:6; 48:21; 63:12; Nehemías 9:11). Pero en gran medida estos pasajes se refieren al milagro que hizo Dios en el mar Rojo, estableciendo la creación de su pueblo al sacarlo de las aguas divididas del Mar. De nuevo, se reinterpreta la creación pagana con referencia a un acontecimiento histórico real en la experiencia del pueblo de Dios. -- Había muchos mitos paganos relacionados con el fratricidio: el asesinato de un hombre perpetrado por su hermano. Israel en Egipto se habría encontrado con la leyenda egipcia en la que Set asesinó a Osiris; y al entrar a Canaán probablemente debieron oír la historia cananea acerca de Mot que mató a Baal.
En Génesis 4 Moisés dio a Israel la verdadera historia del fratricidio, o sea, que Caín había asesinado a su hermano Abel. Los mitos paganos fueron re-enfocados en una situación histórica real que había ocurrido, de la cual cada lector debía sacar una advertencia personal respecto al peligro de la envidia y de un inaceptable acercamiento a Dios. -- La explicación cananea acerca de la familia de los dioses consistía en que contenía un total de 70 dioses --la Tablilla ugarítica II AB 6.46 habla de los "setenta hijos de Asherah". Esto está re-enfocado por el relato de Génesis 10, donde se habla de 70 naciones de hombres. Asimismo, Génesis 46:27 y Éxodo 1:5 hablan de los 70 hijos de Jacob; y Deuteronomio 32:8 dice que el número de las naciones gentiles se fijó "según el número de los hijos de Israel" o, "Dios" (según algunos textos). Por lo tanto, la creencia en los 70 dioses del panteón cananeo se ha re-enfocado a la tierra acá abajo, donde había 70 hijos de Jacob, 70 naciones en el mundo que rodeaba a Israel, y Deuteronomio 32:8 podría implicar que cada uno recibe el cuidado de un ángel guardián del cielo. -- Los héroes de los primitivos mitos paganos eran cazadores que cazaban terribles animales y enormes monstruos, por Ej., las relatadas en las hazañas de Gilgamés y su amigo Enkidu.
Génesis 10:9 dice que Dios sólo menciona a un poderoso cazador llamado Nimrod ("Este fue vigoroso cazador delante de Jehová"), y en el relato de Dios él no era héroe. -- Los anales mesopotámicos también presentan relatos tal como lo hace Génesis. Pero afirman que todo líder de la tierra bajó del cielo, y que los reyes eran efectivamente divinos. Génesis no hace mención alguna de esto; hay una clara demarcación entre cielo y tierra, y la gente no baja del cielo para convertirse en reyes en la tierra. Las genealogías de Génesis 11 son muy claras de que éstas son de hombres comunes y mortales. No obstante, tanto los anales de Génesis como las tradiciones mesopotámicas tienden a usar los números seis y siete, o múltiplos de ellos, al declarar cuántos años vivieron los hombres, o en los números de personas que se consignan en las genealogías (15).
Moisés hizo esto a fin de mostrar que él estaba aludiendo conscientemente a esas tradiciones circunvecinas; y sin embargo reenfocando el entendimiento de Israel de las realidades literales, humanas y terrenales hacia la exclusión de mitos y leyendas. Corrección en Cautividad Hay significativa evidencia de que, bajo inspiración, los escribas de Babilonia revisaron el libro de Deuteronomio y algunos de los libros históricos dejándolos en el formato actual (16). Esta así llamada historia deuteronómica intentaba hablar específicamente a las necesidades y debilidades de Judá que se hallaba en cautividad en Babilonia. En nuestro contexto actual es interesante notar la aparición frecuente del término "hijo / hijos de Belial" para describir a personas malignas. Los escritos judíos apóstatas hablan de un personaje llamado Beliar, una clase de Satanás personal. Sin embargo, el uso que hace la Biblia hebrea del término Belial --note la leve diferencia--es significativa. Porque según el léxico hebreo de Strong, "Belial" significa esencialmente "nada" o "fracaso". Por lo tanto, hijos de la nada, vacíos, insustancial. Conectándolo con la insistencia de Pablo en el Nuevo Testamento de que los ídolos / demonios, de hecho, no son nada; no son dioses. Según los escritos apócrifos judaicos, Beliar es activo en apartar a Israel de la obediencia a la Tora. Pero la Biblia hebrea no dice nada acerca de esto; más bien recalca que Israel mismo es culpable por su desobediencia y debe asumir plena y total responsabilidad por esto.
Muchos de los escritos de Qumran menciona cómo Belial puede influir en el centro moral de un ser humano a fin de que ellos maquinen maldad (véase 1QH-a 2[10].16, 22; 4[12].12–13; 4[12].12; 6[14].21–22; 7[15].3; 10[2].16–17; 14[6].21). Sin embargo, esto es totalmente lo opuesto a lo que la Biblia hebrea (así como el Nuevo testamento) enfatiza, es decir, que el corazón humano mismo es la fuente de las tentaciones, y que por lo tanto los seres humanos son totalmente responsables de sus propios pecados. Se podría presentar el argumento de que el relato total acerca del rechazo de Israel para entrar en la tierra de Canaán está formulado para aducir una razón para esto, ya que ellos tomaron la creencia de que la tierra estaba habitada por un dragón maligno que los consumiría allí. Esto es una calumnia para la buena tierra, y el argumento en general era que si ellos creían en el poder de Dios, entonces cualquier 'adversario' que hubiera en la tierra, del aspecto que fuera, al final no tenía poder real alguno (Números 13:32; 14:36; Deuteronomio 1:25).
No obstante, no era el propósito de Dios decirle específicamente al pueblo que no había ningún dragón acechando en la tierra de Canaán; en cambio, él actuó con ellos de conformidad con sus temores, haciendo que la tierra literalmente se abriera y se tragara a los apóstatas que había entre ellos (Números 16:30), haciendo hincapié en que al hacer esto, él estaba haciendo "algo nuevo", algo que nunca se había hecho antes; porque no había dragón acechando en ninguna tierra capaz de tragar gente. Y por conducto de los profetas se ha recalcado que fue Dios y no algún dragón el que tragó a la gente. "El Señor [y no algún dragón] llegó a ser como enemigo, destruyó ["se ha tragado" - Versión del Rey Santiago) a Israel" (Lamentaciones 2:5 - y frecuentemente otros profetas). El pueblo de Israel que salió de Egipto fue incapaz de heredar Canaán porque creía que era una tierra que se tragaba a sus habitantes (Número 13:32), y relacionaban esto con la presencia de gigantes en la tierra (Números 13:33).
Tal como Josué y Caleb intentaban razonar con ellos, era necesario que ellos creyeran que a pesar de cualquier mito que hubiera a su alrededor, Dios era más poderoso que cualquier bestia mítica que hubiera allí. Y como no quisieron creer eso, fueron incapaces de entrar en la tierra, la que figuradamente simbolizaba a aquellos que son incapaces de alcanzar esa gran salvación que Dios ha preparado. La declaración de Isaías de que Yahvéh crea tanto el bien como el mal (desastre), la luz y la oscuridad, no sólo tiene por objeto criticar el punto de vista dualístico de los babilonios acerca del cosmos; también tiene que ver con las falsas ideas que se estaban desarrollando entre los judíos en Babilonia, las cuales finalmente incorporan la falsa idea acerca de Satanás, las que después adoptó la mayor parte de la cristiandad. Según el escrito apócrifo judío, Las Visiones de Amran, los seres humanos eligen vivir bajo el control de uno de los dos ángeles. Amran tiene una visión de los dos ángeles antagónicos a los que se les ha dado control sobre la humanidad (4Q547 frgs. 1-2, col. 2.10-14 [Visiones de Amran-b] = 4Q547 frgs. 1-2, col. 3.9-13). El ángel del bien supuestamente tiene poder "sobre toda la luz", en tanto que el ángel del mal tiene autoridad "sobre toda la oscuridad". De este modo, la idea del dualismo --que es tan atractiva para todas las personas-- se hallaba en pleno vigor entre los judíos; y así Isaías 45:5-7 estaba también dirigido a la creciente creencia judía en Babilonia acerca de un cosmos dualista.
Notas: (1) Paul Carus, The History of the Devil and the Idea of Evil (New York:Gramercy Books, 1996) p. 58. (2) He ejemplificado esto detalladamente en Bible Lives, capítulo 11. (3) J.B. Russell, The Devil (Ithaca: Cornell University Press, 1977) p. 174. (4) H.C. Kee, Medicine, Miracle and Magic (Cambridge: C.U.P., 1986) p. 70. (5) Geza Vermes, Jesus the Jew (London: S.C.M., 1993) p. 61. (6) E. Urbach, The Sages: Their Concepts and Beliefs (Jerusalem: Magnes Press, 1975) Vol. 1 pp. 471–483. (7) Alfred Edersheim, The Life and Times of Jesus the Messiah Vol. 2 (London: Longmans, 1899) Apéndices 13 y 16. (8) Kersey Graves documenta éstos y muchos otros ejemplos tomados del mundo entero en The Biography of Satan (Chicago: Frontline Books, 2000) pp. 63–66. (9) Helene Celmina, Women in Soviet Prisons (New York: Paragon House, 1985) p. 133. Es una traducción del original letón Sievietes PSRS Cietumos (Stockholm: Latvian National Fund, 1980). (10) Martin Luther King, Strength to Love (Philadelphia: Fortress Press, 1981) p. 73. (11) Según se cita en Umberto Cassuto, Biblical and Oriental Studies (Jerusalem: Magnes Press, 1975) Vol. 2 p. 98. (12) Cassuto, ibid., p. 134. (13) Cassuto, ibid. pp. 156, 164. (14) Traducció al inglés de Cassuto, ibid. pp. 206–208. (15) Demonstrado detalladamente por Umberto Cassuto, A Commentary on the Book of Genesis (Jerusalem: Magnes Press, 1992) Vol. 2 pp. 255–259. (16) Las similitudes de estilo, lenguaje e indicaciones de redacción común se explican en etalle en Martin Noth, The Deuteronomistic History (Sheffield: JSOT Press, 1981); hay un buen resumen en Terrence Fretheim, Deuteronomic History (Nashville: Abingdon Press, 1989). Véase también M. Weinfeld, Deuteronomy and the Deuteronomic School (Oxford: Clarendon Press, 1972)
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