LOS ESCRIBAS Y EL ESPÍRITU DE LA TORÁ (LEY)..


 "Y aconteció que, cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes estaban maravilladas de su enseñanza;  porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mateo 7:28-29).

¿Quién eran los "Escribas"?

En el tiempo de Jesús la palabra “escribas” designaba a una clase de hombres a quienes se había instruido en la Torá. Estos hicieron del estudio sistemático y de la explicación de la Torá su ocupación. Se les contaba entre los maestros de la Torá o los versados en ella (Lu 5:17; 11:45). El término "escriba" ya se usaba en el antiguo Egipto, eran los encargados en inscribir, clasificar, contabilizar y copiar, utilizando varios tipos de escritura, como la hierática o demótica, que permitía escribir rápidamente, con la ayuda de un cálamo sobre papiros u ostracas.

En el tiempo de Jesús, estos maestros de la Torá ejercían papel de registrar todas las decisiones, acciones y problemas observados por el grupo durante las reuniones, así como también registrar las discusiones significativas para que no sea necesario volver a revisar los temas . Todos en una reunión deben considerar que era su responsabilidad ayudar al escriba.

De modo que los escribas, al igual que los Fariseos, ejercían bastante autoridad, tanto en sentido religioso como en sentido legal y en los asuntos cotidianos. Cuando había alguna reunión o algún tipo de asamblea, allí estaban los escribas para ver que lo que se decía estaba correcto y no contradecía la Torá.

Seguramente que estos escribas oyeron a Jesús decir: “No todo el que me dice ‘ Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.  Muchos me dirán en aquel día: ‘¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre? ¿En tu nombre no echamos demonios? ¿Y en tu nombre no hicimos muchas obras poderosas?’.  Entonces yo les declararé: ‘Nunca les he conocido. ¡Apártense de mí, obradores de maldad!’" (Mateo 7:21-23).

Esta enseñanza de Jesús debió calar hondo en sus mentes, ya que ellos conocían la Torá muy bien, y Jesús estaba diciendo algo muy elemental para ellos, pero es en las palabras que Jesús dijo "Nunca les he conocido. Apártense de mi, obradores de maldad" Jesús realmente está diciendo a sus oyentes que, aunque alguien pueda hacer grandes portentos, si se está olvidando de lo fundamental de la Torá, es como si no tuvieran la Torá. ¿Porqué sabemos esto? Porque en el idioma griego, la palabra traducida aquí como "obradores de maldad" es la palabra "anomía", que significa "sin Ley" o "Violador de la Ley". "Nomos" es Ley (una traducción de la palabra hebrea "torá". Esta misma palabra la encontramos en 1 Juan 3:4, y allí se traduce como "infracción de la Ley".

"Todo aquel que comete pecado infringe también la Ley, pues el pecado es infracción de la Ley"

Es decir, usted va manejando su auto y se pasa el semáforo en rojo, usted ha violado, ha infringido una ley de tránsito que manda  parar con el semáforo en rojo. ¡Usted recibe una multa por infringir la ley! Siempre que se infringe una ley, sea cual sea, hay consecuencias. Jesús está enseñando que no importa si uno hace grandes milagros y portentos, pero si se olvida del espíritu de la Ley, de la Torá, de nada le sirve, pues queda como infractor de la Torá.

En otra ocasión, Jesús acusa a los Escribas y a los Fariseos de se hipócritas, también les señala el error de olvidar lo mas importante de la Torá. Leemos:

"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque entregan el diezmo de la menta, del eneldo y del comino; pero han omitido lo más importante de la Torá, a saber: el juicio, la misericordia y la fe. Era necesario hacer estas cosas sin omitir aquellas" (Mateo 23:23).

Era necesario el diezmar aquellas cosas, la Torá lo decía, pero el diezmo no tendría ninguna importancia si se olvidaba hacer justicia, tener compasión y hacer las cosas con fe. La letra de la Torá es importante, pero el espíritu de la Torá va por encima de la mera letra. En Hebreos 4:8-12, leemos acerca del verdadero reposo:

"Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no se hablaría después de otro día. Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios. El que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, así como Dios de las suyas. Hagamos, pues, todo esfuerzo para entrar en aquel reposo, no sea que alguien caiga en el mismo ejemplo de desobediencia.  Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón".

Josué al introducir al pueblo santo a la tierra prometida "no les dió el verdadero reposo",  aunque les enseñara y les instara a la observancia rigurosa del Shabbat (Sábado). Porque quedaba un reposo mas completo, un reposo mas importante, un reposo espiritual, del cuál, el Sábado era solo una sombre (Colosenses 2:16).

Si alguno observa el sábado y le dedica ese día al SEÑOR con fe y con sinceridad, hace muy bien, pero el que lo observa rigurosamente por solo cumplir con la letra de la Torá, hace muy mal. El sábado era una sombra. una tipología del verdadero reposo, que es espiritual. ¡De hecho, Pablo dice que toda la Torá es espiritual! (Romanos 7:12). La Torá, por ser espiritual es perfecta, no tiene nada malo, el problema lo teníamos nosotros, que éramos carnales, que no andábamos conforme a lo espiritual, sin conforme a la carnalidad. ¡Hay mente carnal y hay mente espiritual! Se nos manda a andar en el espíritu, no en la carne.

Y lo que hemos venido diciendo no solo aplica a cosas como el Sábado o al diezmo, sino a todo lo que tiene que ver con la Torá, con la palabra de Dios, que es viva y eficaz. El error del Israel antiguo, que fue evangelizado así como nosotros lo estamos siendo, fue que omitieron lo mas importante, la fe.

"Porque a nosotros, como a ellos, nos han sido anunciadas las buenas nuevas; pero a ellos de nada les aprovechó oir la Palabra, por no ir acompañada de fe por parte de los que la oyeron".(Hebreos 4:2).

¿Se da cuenta usted? Todo el problema fue la falta de fe. ¿De qué sirve hacer multitud de cosas, milagros, portentos y muchas obras poderosas si no está por encima de todo la fe? Si no hacemos las cosas por fe, sino por cumplir literalmente con la letra de la Palabra, es inútil, sino juzgamos sabiamente, sino nos empapamos de amor y de compasión por los demás, todo lo demás es irrelevante.

Este, no era solo el problema de los escribas y de los Fariseos, es el problema de todos los que nos acercamos a Dios. Es necesario obedecer lo que está escrito, pero es necesario entender y obedecer en el espíritu, "porque la letra mata, pero el espíritu da vida". "Lo espiritual es lo que da vida, lo carnal para nada aprovecha, las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (Juan 6:63).

Tengamos siempre presente que para el Israel de Dios, el Israel espiritual, el que ha de vivir por fe en la gracia, aunque se apega lo necesario a lo que está escrito, tiene que ir mas allá, tiene que buscar, escarbar a fondo para vivir por los principios espirituales de aquello que está escrito. Solo así nuestra justicia será mayor que la de los escribas y la de los Fariseos. La verdadera autoridad con la que enseñaba Jesús era una autoridad espiritual, él iba profundo, al espíritu de la palabra, no se quedaba en la mera letra. Pablo escribió algo semejante, cuando leemos en Romanos 7:6: 

"Pero ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto para aquella a la que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra".   Shalom Israel!

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