ESTUDIO SOBRE EL LIBRO DE DANIEL (PARTE 2)
DANIEL 4:1-19. Carta y Sueño del árbol.
Capítulos del 4:1 al 7:7:
Hoy comenzamos un nuevo capítulo en el libro de Daniel. Según los estudiosos, el tiempo transcurrido entre el capítulo 3 y 4 es de aproximadamente 30 años. En ese caso, Daniel tendría aproximadamente 50 años, y Nabucodonosor sería un hombre mayor. El rey estaría en la edad en que una persona mira hacia el pasado para analizar lo que hecho con su vida.
NUEVO INTERLOCUTOR
Sabemos que Daniel es el autor del libro que estamos estudiando. Sin embargo, en el capítulo cuatro nos encontramos con otro interlocutor sorpresivo:
(Daniel 4:1) Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.
Las palabras vienen directamente de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y sus palabras fueron transcritas por Daniel en su libro. El mensaje va dirigido a todo el mundo.
Y, ¿cuál es el mensaje que el rey más poderoso de la historia quiere transmitir al final de su vida?
(Daniel 4:2) Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.
TRES RECONOCIMIENTOS
Con éste, ya van tres reconocimientos que Nabucodonosor hace de Jehová, Dios de Israel:
1. El Dios de Daniel es Dios de Dioses y Señor de los reyes, revelador de misterios (Dan. 2:47)
2. No hay dios que pueda librar como Jehová, Dios de Israel (Dan. 3:28-30)
3. Dios Altísimo (heb. El-Elion) (Dan. 4:2)
El común denominador es el reconocimiento que Jehová es Dios Altísimo (heb. El-Elion), es decir, no hay nada ni nadie sobre él.
Es maravilloso este reconocimiento del Dios verdadero por parte del rey más poderoso; sin embargo, esto no quiere decir que Nabucodonosor haya reconocido a Jehová como su Dios. En el texto vemos que llegó es a reconocerlo sólo como “uno” de sus dioses, ya que también se refiere a Bel (o Baal) como su dios principal (Dan. 4:8).
La Biblia deja claro que no existe otro dios más que Jehová.
(Deuteronomio 4:39) Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro.
(Isaías 45:6) para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo.
Por otro lado, no vemos en el rey una actitud de sumisión al Dios de Israel. La Biblia nos enseña que la relación con Dios debe ir acompañada de obediencia, y no quedarse sólo como una confesión (Mateo 7:21).
SUEÑO DE UN ÁRBOL
Aunque Nabucodonosor reconoció a Jehová como Dios Altísimo, al avanzar en la historia veremos que el rey pasará por su mayor lección de humildad. Pero antes de la prueba de humildad, Dios le dio al rey la oportunidad de “aprender por las buenas”, y esa oportunidad vino como una advertencia a través de un sueño…
(Daniel 4:4-5) Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio. Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron.
Nótese que estaba “tranquilo y floreciente”; en otras palabras, estaba en un momento de paz y prosperidad. En el mejor momento de su vida, el rey tuvo otro sueño, que contrasta con el primer sueño (Dan. cap. 2) cuando estaba en un momento vulnerable al principio de su reinado (2º año de su reinado).
El rey no entendió el significado de su sueño, así que de nuevo convocó a los sabios y adivinos para que lo interpretaran.
(Daniel 4:6-7) Por esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la interpretación del sueño. Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación.
Ninguno mago ni adivino de Babilonia pudo interpretar el sueño; por lo tanto, llamaron a Daniel (Beltsasar), quien había probado anteriormente tener ese don.
(Daniel 4:8-9) hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo: Beltsasar, jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación.
EL SUEÑO
A continuación, leeremos los detalles del sueño, tal como Nabucodonosor lo narró a Daniel:
(Daniel 4:10-12) Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.
Nótese que la copa del árbol que llegaba hasta el cielo. Sin duda, esta imagen nos trae recuerdos de la Torre de Babel cuya cúspide buscaba alcanzar el cielo (Gen. 11:4). Esa torre fue construida en el mismo lugar donde Nabucodonosor tenía la capital de su imperio, donde él tuvo este sueño.
El mensaje profético viene en la siguiente parte del sueño:
(Daniel 4:13-17) Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo. Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.
INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO
Los sabios de Babilonia no pudieron interpretar el sueño de Nabucodonosor, pero el rey no se conformó con eso, y buscó respuesta. Como dice la Palabra:
(Proverbios 25:2) Es gloria de Dios encubrir una cosa, pero la gloria de los reyes es investigar un asunto.
Como ya mencionamos, el rey sabía que Daniel podría darle la interpretación, y sabía de donde provenía su sabiduría:
(Daniel 4:18) Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses santos.
Sin embargo, en esta ocasión no fue tan fácil transmitir la interpretación.
(Daniel 4:19) Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren.
Daniel no se turbó porque no hubiera recibido la interpretación del sueño, sino por la dificultad de trasmitirle al rey un mensaje que era fuerte y no muy grato.
DANIEL 4:20-37. Revelación y cumplimiento del sueño
En la entrada anterior leímos el sueño que tuvo el rey de Babilonia. Ahora leeremos la revelación que Daniel recibió sobre éste:
Primero, Daniel identificó lo que representa el árbol:
a. Árbol
(Daniel 4:20-22) El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.
Luego interpretó el orden del vigilante, y lo que esto representaría para el rey.
b. Mensaje del vigilante
(Daniel 4:23-25) Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos; esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.
Daniel terminó con buenas nuevas, explicando cómo el rey podría salir de esa prueba mandada del Cielo.
c. Cepa con raíces
(Daniel 4:26) Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.
Por último, Daniel también le dio un consejo al rey:
d. Consejo
(Daniel 4:27) Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
La clave para un buen reinado es que el rey gobierne con justicia y misericordia, en el temor de Dios, como dice la Biblia:
(Proverbios 20:28) Lealtad y verdad guardan al rey, y por la justicia sostiene su trono.
(Salmos 21:7) Por cuanto el rey confía en Jehová, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
Veamos ahora si el rey atendió o no el consejo de Daniel…
UN AÑO DESPUÉS…
El rey de Babilonia tuvo un año para atender la advertencia que le fue dada a través del sueño del árbol gigante. Pero un año después, la soberbia pudo más que la prudencia. El rey se olvidó del consejo de Daniel, y ese día hizo una confesión que cayó como sentencia sobre su cabeza:
(Daniel 4:28-30) Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor. Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?
El corazón del rey se llenó de orgullo y altivez…y después de eso viene la caída.
(Proverbios 16:18) Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu.
El orgullo de Nabucodonosor se levantó como el árbol gigante que soñó. Y tal como fue profetizado…ese mismo día cayó.
(Daniel 4:31-32) Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.
La interpretación de Daniel resultó ser profética, y se cumplió al pie de la letra.
(Daniel 4:33) En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
El rey más poderoso de la historia fue humillado hasta convertirse en algo semejante a un animal.
ANTÍDOTO DEL ORGULLO
La soberbia y el orgullo de Nabucodonosor trajo como resultado su humillación y deshonra. Tal como dice la Biblia:
(Proverbios 11:2) Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría.
El arrepentimiento es el antídoto a todo mal. Cuando Nabucodonosor se arrepintió y se humilló ante Dios, regresó su sanidad mental.
(Daniel 4:34-35) Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
Dios uso al rey más poderoso del mundo para enseñar a la humanidad una poderosa lección: Dios es Todopoderoso, y está en control de todo lo que pasa en el Cielo y en la Tierra.
Hay un proverbio que refleja el proceso que pasó el rey Nabucodonosor:
(Proverbios 18:12) Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la humildad.
La altivez y soberbia del rey lo llevó a ser humillado hasta el suelo; pero cuando el rey se arrepintió y se humilló delante de Dios, su grandeza fue restaurada.
(Daniel 4:36) En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.
La restauración de Nabucodonosor también nos sirve de ejemplo, porque eso es lo que Dios quiere para todos nosotros.
(Santiago 4:10) Humillaos en la presencia del Señor y El os exaltará.
El capítulo cierra con un versículo de exaltación a Dios, el único que merece la gloria y la honra. El rey reconoció al Rey de reyes y Señor de Señores.
(Daniel 4:37) Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.
SOMBRA DE LO QUE VENDRÁ
Así como fue puesto a prueba el rey de Babilonia, toda la humanidad será también puesta a prueba en los últimos tiempos, para ver si reaccionan con soberbia o con humildad ante Dios. El profeta Isaías explica que, cuando el Mesías regrese en el Día del Señor, los altivos serán destruidos, pero los humildes serán salvados.
(Isaías 2:11-17) La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día.
DANIEL 5:1-12. Un nuevo rey
Hoy comenzamos un nuevo capítulo, y con él se nos presenta un nuevo rey: Belsasar. Se calcula que pasaron aproximadamente 30 años desde los acontecimientos del capítulo anterior (Dan. 4). El texto dice que el padre de Belsasar era Nabucodonosor (Dan. 5:2), pero en realidad era su abuelo (la palabra “padre” se usa como referencia al principal ancestro).
TRASFONDO HISTÓRICO
Nabucodonosor (605-562 a.C.) fue el rey más poderoso de Babilonia, y su reinado fue el más longevo. A su muerte, su hijo Evil-Merodac (562-560 a.C.) heredó el trono; pero él sólo estuvo en el trono por dos años, ya que fue asesinado por el general Neriglisar, esposo de una de las hijas de Nabucodonosor. Neriglisar (560-556 a.C.) estuvo cuatro años en el poder, y fue sucedido por Nabonidus (556-539), el esposo de la otra hija de Nabucodonosor. El fue el último rey de Babilonia, pero sólo por título, ya que estuvo ausente por temporadas largas, dejando a cargo a su hijo Belsasar, a quien nombró como su corregente.
BELSASAR
El nombre Belsasar significa: “Bel (Baal) proteja al rey”
Irónicamente, la historia probará que Baal no era real, ni protegió al rey de la justicia del Dios verdadero, Jehová, Dios de Israel.
En contraste al poder y majestad del rey Nabucodonosor, Daniel nos presenta ahora otro rey muy diferente: El nuevo rey (corregente) Belsasar era dado al vino, a las fiestas, a las mujeres. Aparentemente, él era un rey disoluto y desenfrenado. Además, le gustaba impresionar a la gente, y con esto cometió un grave error:
(Daniel 5:1-2) El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.
En tiempos antiguos, a los reyes les gustaba alardear de sus conquistas llevándose como botín los tesoros de los dioses de sus enemigos. Nabucodonosor lo hizo llevándose tesoros de Jerusalén para colocarlos en el templo de su dios (Dan. 1:2). Pero Belsasar fue un paso más allá en irreverencia, ya que no sólo los utilizó para adorar a sus dioses, sino que con ellos les dio de beber vino a los invitados de su fiesta.
(Daniel 5:3-4) Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.
FALTA DE RESPETO A LO SANTO
En la guerra de Judá contra Babilonia, Dios permitió que destruyeran el Templo de Jerusalén, como castigo a su pueblo por su desobediencia impenitente. Por esa razón, Dios permitió que se llevaran las cosas sagradas del Templo. Pero Belsasar se pasó de la línea, tomando las copas del Templo de Jerusalén, para usarlas en la fiesta del palacio. El rey cometió un grave error al meterse con las cosas santas de Dios.
La Biblia dice que las cosas santas del Templo de Dios deben ser tratadas con el máximo respeto. Sólo los sacerdotes, descendientes directos de Aarón, podían tocar los utensilios del Santuario, a riesgo de muerte (Números 4:15,19).
Dios no permitió que ese rey profano y arrogante se burlara de las cosas sagradas. Por lo tanto, el Señor le mandó una señal en público:
(Daniel 5:5) En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía.
Los cobardes reaccionan mal cuando se les confronta, y esa fue la reacción del prepotente Belsasar. Al ver la visión de la mano escribiendo, el rey se llenó de miedo. Tal vez sabía que el Dios de Israel había llegado a ponerlo en su lugar, tal como lo había hecho con su abuelo, Nabucodonosor.
(Daniel 5:6) Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra.
Dios no manda juicio sin advertencia, y eso es lo que el rey recibió: un mensaje de advertencia del Dios de Israel, a vista de todos los invitados en el palacio real.
EL MENSAJE OCULTO
Todos los que estaban en la fiesta de Belsasar vieron la escritura en la pared. El problema es que nadie entendía el mensaje. Y para interpretarlo, el rey mandó a llamar a los sabios y adivinos.
(Daniel 5:7-9) El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino. Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación. Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos.
Una vez más, los sabios de Babilonia no pudieron interpretar el mensaje enviado por Jehová, Dios de Israel. Tal como dice Pablo, lo espiritual sólo se entiende con la ayuda del Espíritu de Dios:
(1 Corintos 2:14) Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.
RECUERDAN A DANIEL
La reina fue quien recordó que Daniel fue el único capaz de interpretar los sueños y visiones de Nabucodonosor, y ella sugirió llamar al sabio judío, que para entonces tendría aproximadamente 80 años.
(Daniel 5:10-12) La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
El único que podía interpretar el mensaje de Jehová era Daniel, pues en él estaba el Espíritu de Dios.
DANIEL EN LA CORTE DE BABILONIA
En los primeros capítulos del libro, vimos que Daniel estuvo muy presente en la vida de Nabucodonosor. El joven judío comenzó como un siervo cautivo, pasó a ser consejero y sabio, hasta llegar a ser nombrado gobernador de Babilonia. Pero cuando llegamos a la historia de Belsasar, él está ausente en la corte, y da la impresión que el rey se había olvidado de Daniel.
La razón del “retiro” de Daniel parece ir más allá que la cuestión de su edad (pues ya tendría cerca de 80 años). Probablemente tiene que ver más con el diferente estilo de gobernar de Belsasar comparado con su abuelo. Nabucodonosor fue soberbio, pero al final reconoció a Dios; en contraste, Belsasar era un rey arrogante, necio y disoluto que nunca se arrepintió.
La posición de Daniel en la corte de Babilonia le dio una perspectiva única. Al ser observador directo y cercano de los reyes de Babilonia, él pudo entender mejor que nadie la figura de un tirano que controla al mundo. Lo que Daniel vio en lo natural le sirvió para entender mejor lo espiritual. Por eso, él va a ser la persona indicada para recibir la revelación del tirano que vendrá al final de los tiempos para controlar al mundo, también conocido como “la Bestia” o el anticristo (…de eso hablaremos en estudios futuros).
DANIEL 5:13-31. La Escritura en la Pared
Durante el reinado de Belsasar, Daniel se apartó un poco de la vida pública. Pero ante la señal de la escritura en la pared, fue llamado para buscar la interpretación de dicha señal.
(Daniel 5:13) Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
Es interesante que Belsasar comenzó recordando a Daniel su condición como cautivo. Conociendo la arrogancia de ese rey, no es difícil imaginar que su intención fue humillar a Daniel. Luego le solicitó a Daniel su servicio de interpretación:
(Daniel 5:14-16) Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto. Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino.
[Nota: Parece evidente que Belsasar le prometió el tercer puesto del reino, porque el primero lo ocupada su padre, que era un rey ausente, y el segundo lo ocupaba el mismo Belsasar como corregente]
CONSEJO DE DANIEL
El Rey Belsasar le ofreció a Daniel una gran recompensa si lograba interpretar la escritura en la pared. Pero Daniel no aceptó la oferta, aunque sí se ofreció a interpretar la señal.
(Daniel 5:17) Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.
Aparentemente, Daniel no quería recibir nada del rey Belsasar, ni establecer vínculos, porque no tenían mucho en común…y eso probablemente le salvó la vida, como veremos más adelante.
Lo interesante es que, antes de dar la interpretación de la escritura, Daniel aprovechó que tenía la atención del rey para hablarle sobre el Dios de Israel, quien estaba poniendo a prueba al rey, tal como lo hizo con Nabucodonosor. Por eso, Daniel le recordó lo que vivió su antepasado:
(Daniel 5:18-21) El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.
El ejemplo de Nabucodonosor tenía el peso suficiente como para servir de escarmiento a cualquier persona que tuviera temor de Dios. Lamentablemente, hay personas que no aprenden de las lecciones ajenas, y Belsasar parecía ser una de estas personas no sabias.
LLAMADO A LA HUMILDAD
Aunque corría riesgo su vida, Daniel fue directo y sincero con Belsasar, porque sabía que probablemente esa era la última oportunidad que el rey tendría para arrepentirse.
(Daniel 5:22-23) Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Esto fue un llamado de atención, pero también una oportunidad de oro para arrepentirse, y alcanzar redención, como lo había hecho Nabucodonosor. Tal como dice el Proverbio:
(Proverbios 18:12) Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la humildad.
INTERPRETACIÓN DEL MENSAJE
Daniel le informó al rey Belsasar que quien había enviado el mensaje en la pared era Jehová, Dios de Israel.
(Daniel 5:24) Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura.
El mensaje estaba escrito en caldeo, lengua de Babilonia. Aunque muchos entendieron el sentido literal de las palabras, lo que no comprendieron fue su significado e interpretación. Las palabras eran las siguientes:
(Daniel 5:25) Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
El significado literal de cada palabra es éste:
Mene: numerado
Tekel: pesado
Uparsin: dividido
Ninguno de los magos o sabios entendió el mensaje, pero Daniel tenía al Espíritu Santo, y él le ayudó a interpretarlo:
(Daniel 5:26-28) Esta es la interpretación del asunto:
MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.
En resumen: los días del reino de Belsasar estaban contados (y la palabra “Mene” se repite dos veces para expresar que el asunto es firme). El rey fue juzgado, y no se le encontró digno. Por lo tanto, el Dios Altísimo determinó que Babilonia será destruida y entregada a sus enemigos.
Al oír este mensaje, Belsasar tuvo la última oportunidad de arrepentirse, y humillar su corazón ante Dios Todopoderoso…pero no lo hizo. Todavía seguía creyendo que tenía el poder completo, y mandó a proclamar que Daniel sería reconocido como el tercero de poder en el reino (Dan. 5:29). La falta de arrepentimiento de Belsasar selló su destino.
CAYÓ EN UNA NOCHE
Esa misma noche cayó Babilonia. A vista de todos, se hizo evidente que Jehová es quien quita y pone reyes, y quien cambia los tiempos (Dan. 2:21).
(Daniel 5:30-31) La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.
Mientras que Belsasar estaba celebrando su fiesta con mil príncipes, los ejércitos de Media y Persia estaban al acecho, cerca de la ciudad. Aunque la amenaza era inminente, Belsasar estaba confiado porque la ciudad de Babilonia tenía fama de ser impenetrable, por lo alto y ancho de sus murallas. Por lo demás, se calculaba que la ciudad podía aguantar un sitio militar hasta por 20 años, ya que el río Eufrates lo atravesaba, y esto implicaba que ellos contaban con una provisión continua de agua y fuente de alimento.
Lo que no sospechaba Belsasar es que Dios fue favorable a los medo-persas, y les dio astucia para idear la forma de cómo invadir Babilonia, tomándolos por sorpresa. Ellos lograron desviar un gran caudal del río, lo cual hizo bajar las aguas, y así el ejército enemigo logró penetrar las murallas, y así invadir la ciudad sin que los babilonios lo sospecharan. Los líderes no pudieron reaccionar a tiempo porque casi todos estaban celebrando en la fiesta del palacio. Así cayó Babilonia en una noche.
PROFECÍAS DE LA CAÍDA DE BABILONIA
La caída de Babilonia no debía ser sorpresa para el pueblo judío, ya que varios profetas anunciaron de antemano que esto iba a suceder…
a. Profecía de Isaías:
Todo el capítulo 47 de Isaías habla de la humillación de Babilonia. El mensaje de su arrogancia y la caída repentina está en los siguientes versículos:
(Isaías 47:9-11) Pero estas dos cosas vendrán de repente sobre ti en un mismo día: pérdida de hijos y viudez. Vendrán sobre ti en toda su plenitud a pesar de tus muchas hechicerías, a pesar del gran poder de tus encantamientos. Te sentiste segura en tu maldad y dijiste: "Nadie me ve." Tu sabiduría y tu conocimiento te han engañado, y dijiste en tu corazón: "Yo, y nadie más." Pero un mal vendrá sobre ti que no sabrás conjurar; caerá sobre ti un desastre que no podrás remediar; vendrá de repente sobre ti una destrucción que no conoces.
b. Profecías de Jeremías:
Jeremías profetizó que la caída de Babilonia vendría en la tercera generación después de Nabucodonosor, como justicia al pueblo de Judá.
(Jeremías 27:7) Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que llegue también la hora a su propia tierra; entonces muchas naciones y grandes reyes lo harán su siervo.
En los capítulos finales de Jeremías (caps. 50 y 51), el profeta habla en detalle de la caída y destrucción de Babilonia. Aquí compartimos unos versículos notables:
(Jeremías 50:1-3) Palabra que el SEÑOR habló acerca de Babilonia, la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías: Anunciadlo entre las naciones y hacedlo oír; levantad estandarte, hacedlo oír. No lo ocultéis, sino decid: "Ha sido tomada Babilonia, está avergonzado Bel, destrozado Merodac; han sido avergonzadas sus imágenes, destrozados sus ídolos." Porque ha subido contra ella una nación del norte que hará de su tierra objeto de horror, y no habrá habitante en ella. Tanto hombres como animales habrán huido, se habrán ido.
(Jeremías 51:12-13) Levantad bandera contra los muros de Babilonia; reforzad la guardia, apostad centinelas, preparad emboscadas; porque el SEÑOR ha decidido, y también ejecutará lo que habló acerca de los habitantes de Babilonia. Oh, tú, que moras junto a muchas aguas, rica en tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu codicia.
BABILONIA VOLVERÁ A CAER
La caída de Babilonia en tiempos de Belsasar es una sombra de lo que volverá suceder en los últimos tiempos. Babilonia representa el sistema del hombre en rebelión contra Dios, y este espíritu se levantará en los últimos tiempos. Entonces, la gente tendrá que decidir si se afilia al sistema de Babilonia, o hace alianza con el Reino de Dios.
Así como sucedió en la historia, también la última Babilonia volverá a caer—en un solo día.
(Apocalipsis 18:2-8) Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad. Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas; porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. Pagadle tal como ella ha pagado, y devolvedle doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado, preparad el doble para ella. Cuanto ella se glorificó a sí misma y vivió sensualmente, así dadle tormento y duelo, porque dice en su corazón: "Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda y nunca veré duelo." Por eso, en un solo día, vendrán sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios que la juzga es poderoso.
¿Qué representa el sistema babilónico el día de hoy, en contraposición al Reino de Dios? Nótese que el llamado al pueblo de Dios en los últimos días es que salga de Babilonia (Jer. 50:8; Jer. 51:45; Isa. 48:20; Zac. 2:6-7; Apoc. 18:4).
(Jeremías 51:6) Huid de en medio de Babilonia, y salve cada uno su vida. No perezcáis por su culpa, pues este es el tiempo de la venganza del SEÑOR; El le dará su pago.
DANIEL 6:1-15. Nuevo imperio
Cuando Daniel llegó a Babilonia, él fue escogido para servir al gran rey Nabucodonosor. Aún después de la muerte del rey, él sirvió en el gobierno de todos los subsecuentes reyes de Babilonia, hasta Belsasar. No sólo eso, sino que lo más admirable y milagroso es que Daniel trascendió a los babilonios y continuó en el liderazgo entre los persas. Esto es insólito, ya que en cualquier cambio de gobierno lo normal es que todo el liderazgo sea reemplazado, sobre todo los mandos altos y medios.
Estando Daniel en una posición tan alta en el reinado, como gobernador y como consejero del rey, lo lógico es que Daniel sería depuesto con la llegada del nuevo imperio. De hecho, aún su vida correría peligro. Pero un milagro sucedió: Daniel permaneció en su posición de liderazgo a través del cambio de reyes y aún imperios (de Babilonia a Medo-Persia).
(Dan. 1:21) Daniel estuvo allí hasta el año primero del rey Ciro.
Aun con el siguiente imperio, Daniel sirvió a dos reyes: a Darío el medo y a Ciro el persa.
(Dan. 6:28) Y este mismo Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el Persa.
NUEVO LIDERAZGO
Cuando los medo-persas subieron al poder, Daniel no sólo sobrevivió, sino que fue incorporado en las más altas esferas de gobierno.
(Daniel 6:1-2) Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.
El imperio Medo-persa tenía bajo su dominio a 120 provincias. Al subir al poder, Darío escogió los líderes para cada provincia, y sobre estos nombró a tres gobernadores.
Daniel halló gracia ante todos los hombres, porque él tenía el favor de Dios, y no sólo fue elegido como uno de los tres gobernadores, sino como el principal entre ellos.
(Daniel 6:3) Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.
ESPIRITU SUPERIOR
La Biblia describe que Daniel tenía “un espíritu superior”. Otra versión lo traduce como “espíritu extraordinario”. La palabra en hebreo es Yatir, que también significa: que sobrepasa, preeminente, con excelencia, extremadamente mejor.
Daniel era un hombre que no sólo contaba con sabiduría, sino también entendimiento que sólo puede dar el Espíritu de Dios. Además del conocimiento que cualquier hombre puede obtener, Daniel contaba con la revelación espiritual, y eso hizo la gran diferencia (1 Cor. 2:6-16). Por eso él sobresalió sobre todos los demás hombres. Sin duda, Daniel también contaba con humildad, porque los reyes no se sentían amenazados por él, a pesar de su inteligencia y sabiduría.
Santiago describe a alguien que tiene “sabiduria de lo alto”, que se refleja no sólo por su conocimiento sino por su estilo de vida:
(Santiago 3:13,17) ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre de sabiduría…Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía.
Daniel era un hombre que le iba bien en todo. No importa con quién estuviera no dónde estuviera, él se caracterizaba por su excelencia, y alcanzaba el favor de todos. Esos buenos resultados no vienen por cuestión de suerte; Daniel conocía el secreto de la vida, tal como lo explica Salomón en Proverbios:
(Proverbios 3:1-4) Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te añadirán. La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres.
Siendo Daniel un hombre obediente y temeroso de Dios, le fue bien en todo lo que emprendía. Esto lo llevó a ganarse no sólo el favor de Dios sino también de los reyes a quienes sirvió con excelencia.
COMPAÑEROS ENVIDIOSOS
Ante el éxito de Daniel, se levantaron enemigos en su contra. Lamentablemente el éxito despierta la envidia de otros. Otros líderes del imperio estaban celosos de la posición que había ganado Daniel, a pesar de que era extranjero. Para desprestigiarlo, trataron de buscar una falta en él y así poder acusarlo ante el rey.
(Daniel 6:4) Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.
Como no encontraron falta en Daniel, lo que hicieron fue provocar un conflicto (Prov. 16:28). Sabiendo que Daniel no iba a faltar al orden de Dios, maquinaron una forma de incriminarlo.
(Daniel 6:5-7) Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios. Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive! Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
Los enemigos de Daniel usaron la táctica de la adulación para convencer al rey a hacer lo que ellos querían.
(Dan. 6:8) Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.
El rey creía que esos hombres estaban promoviendo esa ley para agradarlo, sin sospechar que lo estaban manipulando para tenderle una trampa a Daniel. Tal como dice Proverbios: “El hombre que adula a su prójimo tiende una red ante sus pasos” (Prov. 29:5).
INCRIMINACIÓN
Los enemigos diseñaron una ley en contra de Daniel. Ese edicto provisional prohibía orar a cualquier dios por el período de un mes; durante ese tiempo, sólo podrían adorar al rey Darío. Esa ley era una trampa para deshacerse de Daniel, ya que sabían que él no fallaría a Jehová, su Dios.
Cuando Daniel se enteró de la ley provisional, él no cambió nada. Daniel no escondió su fe en Jehová, sino que siguió su vida como de costumbre, a pesar de que su vida corría peligro.
(Daniel 6:10) Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Daniel tenía por costumbre orar a Dios tres veces al día, como dice el Salmo:
(Salmo 55:16-17) En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz.
Los enemigos sabían de esta costumbre de Daniel, y lo buscaron para incriminarlo con varios testigos. Luego fueron a dar testimonio ante el rey.
(Daniel 6:11-13) Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.
En ese momento, el rey se dio cuenta que esos hombres habían incriminado a Daniel. Entonces, Darío hizo todo lo que pudo por tratar de salvar a su gobernador preferido.
(Daniel 6:14) Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.
Lamentablemente, el rey se ató con sus propios labios, ya que la ley de Media y Persia no puede ser abrogada.
(Daniel 6:15) Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.
En la próxima entrada terminaremos de estudiar el capítulo seis…
El rey Darío apreciaba mucho a Daniel, y por eso le pesó en gran manera cuando se dio cuenta de la trampa que le habían tendido los otros gobernantes y sátrapas. El rey resolvió ayudar a Daniel, y trabajó para librarle hasta el último minuto (Dan. 6:14). Pero la ley no permitía ninguna excepción; por lo tanto, no le quedó otra al rey que enviar a Daniel al foso de los leones.
(Daniel 6:16) Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.
Humanamente era imposible salvar a Daniel. Esto llevó al rey a confesar que el único que podría salvarlo es Dios Todopoderoso. Esta confesión fue un “arreglo divino” que servirá como testimonio de quien es el Dios verdadero, Jehová, Dios de Israel.
SENTENCIA EJECUTADA
La sentencia contra Daniel fue ejecutada, según el orden de las leyes de Media y Persia.
(Daniel 6:17) Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.
La Biblia señala el pesar que el rey Darío sintió en favor de Daniel:
(Daniel 6:18) Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.
Pero también vemos que el rey guardaba aún una esperanza que el Dios de Daniel lo hubiera salvado—aunque tal vez lo consideraba “racionalmente” imposible.
(Daniel 6:19-20) El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?
MILAGRO DIVINO
Lo que el hombre no pudo hacer, lo hizo Dios Todopoderoso, para quien nada es imposible. Daniel sobrevivió la noche en el foso de los leones.
(Daniel 6:21-23) Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios.
Daniel puso su confianza en Dios, y el Señor lo salvó.
JUSTICIA A LOS ENEMIGOS
Cuando Daniel fue librado del foso de los leones, él pudo haberse vengado de sus enemigos de alguna forma; sin embargo, no lo hizo. Por principio, Daniel sabía que la venganza es de Dios.
(Romanos 12:19) Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
La venganza es algo engañoso, porque tiene la apariencia de “justicia”. En teoría, busca rectificar una injusticia, pero si se toma en “manos propias”, se convierte en injusticia y el mal se multiplica. Nuestro deber ante Dios es hacer lo justo. En cuanto a ejecutar justicia, eso debe quedar en manos de las autoridades (Rom. 13:4). Y aún cuando ellas nos fallen, Dios promete que él se encargará de hacer justicia.
(Deuteronomio 32:35-36) Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está cerca, ya se apresura lo que les está preparado. Porque Jehová vindicará a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos…
Daniel dejó la justicia en manos de Dios y de la autoridad, y fue vindicado.
(Daniel 6:24) Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.
Lo que los enemigos habían deseado para Daniel, eso mismo recibieron ellos.
CON LA MISMA MEDIDA
La ley de Dios dicta que si un testigo se levanta a dar un falso testimonio, éste recibirá la medida exacta del castigo que el acusado hubiera recibido. Este acto de justicia se conoce en la Biblia como “ojo por ojo, diente por diente”.
(Deuteronomio 19:18-21) Y los jueces investigarán minuciosamente; y si el testigo es un testigo falso y ha acusado a su hermano falsamente, entonces le haréis a él lo que él intentaba hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en medio de ti. Los demás oirán y temerán, y nunca más volverán a hacer una maldad semejante en medio de ti. Y no tendrás piedad: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Este principio no es una excusa para la venganza, porque el damnificado no ejecuta el juicio, sino que es un asunto de justicia sentenciado y ejecutado por las autoridades. Es una medida que busca prevenir que se cometan injusticias con acusaciones falsas que pueden arruinar la vida de personas inocentes.
EL REY RECONOCE A DIOS
A lo largo del estudio, hemos visto que las cabezas de los reinos más poderosos de la historia del mundo han llegado a reconocer a Dios, porque su poder se ha hecho manifiesto, dejando claro que Jehová es Rey de reyes y Señor de señores.
En varias ocasiones Nabucodonosor reconoció a Jehová como el Dios Altísimo (Dan. 2:47; Dan. 3:28-30; Dan. 4:2). Y al final de su vida, él llegó a la siguiente conclusión:
(Daniel 4:34) Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón, y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su dominio es un dominio eterno, y su reino permanece de generación en generación.
La declaración de Nabucodonosor no fue en privado, sino que la hizo de forma pública, con testimonio a todos los habitantes de su imperio (Dan. 4:1-3).
Esto mismo hizo Darío luego que Daniel fuera milagrosamente salvado de morir en el foso de los leones. También el rey de Medo-Persia hizo una declaración pública a todos los habitantes de su reino, en la forma de una carta real:
(Daniel 6:25-27) Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones.
Tanto Darío como Nabucodonosor hicieron su reconocimiento de Dios en la cúspide de su poder. Esto es sombra del reconocimiento que todo ser humano hará de Dios, tal como lo profetizó Isaías:
(Isaías 45:22-24) Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua. Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados.
DANIEL PROSPERÓ
Mientras que imperios caían y otros subían, Daniel se mantuvo estable y firme en su posición de liderazgo. Sabemos que con los cambios de gobierno, los puestos altos siempre cambian. Pero no sucedió así con Daniel, quien fue elegido para seguir siendo el principal gobernador aún con los medo-persas.
(Daniel 6:28) Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.
Como José en Egipto, también Daniel fue escogido como gobernador en Babilonia. Aun cuando eran esclavos, Daniel y José hicieron su trabajo con excelencia. Y su fidelidad en lo poco los llevó a lo mucho, y terminaron siendo la mano derecha del rey, tal como nos enseña Jesús en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30).
La obediencia de Daniel y de José los llevó a ser “cabeza”, y no cola, como dice la promesa de Dios a quienes guardan sus mandamientos:
(Deuteronomio 28:13) Y te pondrá el Señor a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos del Señor tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes cuidadosamente...
Daniel 7:1-7. Sueño de las 4 Bestias
En la historia de Daniel (cap. 5), vimos que el último rey del gran imperio de Babilonia fue Belsasar. Al inicio del gobierno de este rey, Dios le dio a Daniel un sueño profético que traería revelación sobre los cambios de imperio que estaban por venir.
(Daniel 7:1) En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto.
CUATRO VIENTOS EN EL MAR
El sueño comienza así:
(Daniel 7:2) Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar.
Los primeros protagonistas del sueño son los vientos y el mar. El “gran mar” en la Biblia se refiere al Mar Mediterráneo. En la Biblia, el mar y el viento representan lo siguiente:
a. MAR: es símbolo de las naciones del mundo, tal como se describe en Apocalipsis:
(Apoc. 17:15) Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
b. VIENTO: en hebreo es Ruaj, que también puede traducirse como: espíritu. Estos son los cuatro vientos conectados con los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste). Estos vientos que provienen de todos lados pueden referirse a las potestades espirituales de cada región en la Tierra, que también tienen potestad en los aires.
(Efesios 6:12) Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.
CUATRO BESTIAS
Luego de describir el choque de vientos sobre el mar (representando el choque de espíritus sobre las naciones), Daniel vio cuatro bestias en su sueño:
(Daniel 7:3) Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.
Con el fin de agilizar el estudio, leeremos la descripción de cada bestia, mencionando de una vez lo que representan, según la interpretación que recibió Daniel.
(Daniel 7:15-16) Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.
Como veremos, estas bestias no son animales “mitológicos”, sino que son figuras que representan los imperios que han tenido mayor influencia en el mundo.
(Daniel 7:17-18) Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.
1ª BESTIA
(Daniel 7:4) La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
Esta bestia representa el imperio de Babilonia, que está descrito en la Biblia como águila (Jer. 49:22; Lam. 4:19; Eze. 17:3) y como león (Jer. 4:7; Jer. 49:19; Jer. 50;17,44). El león alado era un símbolo popular en Babilonia. La descripción de que fue levantado del suelo y recibió “corazón de hombre” seguramente se refiere a cuando Nabucodonosor se transformó en una bestia, pero fue restaurado como hombre luego que reconoció a Jehová como Dios Altísimo (Daniel cap. 4).
2ª BESTIA
(Daniel 7:5) Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne.
Esta bestia representa el imperio de Medo-Persia, conformado por dos reinos: medos y persas. El imperio persa era más fuerte que el medo. Las tres costillas probablemente representen tres grandes conquistas de este imperio: Babilonia, Lidia y Egipto.
3ª BESTIA
(Daniel 7:6) Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.
Esta bestia representa el imperio helénico (Grecia), levantada por Alejandro Magno, quien conquistó con una rapidez sobresaliente (figura de la rapidez del leopardo), con la colaboración de sus cuatro generales (las cuatro alas). Ante la prematura muerte de Alejandro, su gran imperio fue dividido entre sus generales (las cuatro cabezas).
4ª BESTIA
(Daniel 7:7) Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
Esta bestia representa el imperio de Roma, el cual se caracterizó por su cruda fuerza militar.
PARALELO
Hay un paralelo entre este sueño de Daniel y el que tuvo Nabucodonosor al principio de su reinado (Daniel 2). La estatua tenía cabeza de oro (Babilonia), pecho y brazos de plata (Medo-Persia), vientre de bronce (Grecia) y piernas de hierro (Roma). Los pies de hierro mezclado con barro es el último imperio en la historia del hombre, en los últimos tiempos. Este fue el que más intrigó a Daniel, y hablaremos de éste más adelante.
Pero debemos mencionar algo de los imperios que han caído, lo cual Daniel notó en su visión nocturna:
(Daniel 7:12) Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.
A estos imperios les fue quitado el dominio, no obstante, en cierta forma siguen vivos: Babilonia como Irak, Persia como Irán, Grecia y Roma como Italia (o Europa en general).
En la próxima entrada leeremos sobre el verdadero poder detrás de los tronos de los reinos del mundo…
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