EL RELATIVISMO MORAL DEL "ACEPTA A CRISTO EN TU CORAZÓN".

Resulta que si tú vives una vida intentando hacer lo correcto, el bien a los demás y ayudando en lo que se pueda. Sin negar que todos cometemos errores, pero en serio esforzándote por hacer lo bueno, más, ¡no has aceptado a Cristo! Entonces tu destino es el Infierno.

Pero pudiste haber sido una persona realmente perversa, un criminal consumado, caníbal incluso. No obstante, si en tu último momento te "arrepientes" y aceptas a Cristo, ¡todos tus crímenes son perdonados y te espera el Cielo!

El criterio de "aceptar a Cristo" o del "arrepentimiento" como premisa para evaluar moralmente la conducta de las personas, anulando cualquier otro tipo de juicio salvo el de ser o no ser cristiano, ¡no solo es algo perverso!, también es un atroz relativismo moral.

Cristo como norma moral relativiza todas las acciones humanas a un simple acto de arrepentimiento. Es un reduccionismo subjetivista que abre las puertas para que los verdaderos criminales piensen que no importa lo que hagan, siempre tendrán la oportunidad de arrepentirse al final.

Cristo como norma moral no funciona pues termina siendo únicamente un símbolo de afiliación religiosa favoritista.

Es como si un presidente "perdonara" a los corruptos del pasado, sin importar cuán grande fue su corrupción, solo porque ahora están de su lado y defienden su causa.

Las acciones humanas son éticamente más complejas que únicamente ver de qué lado te encuentras. El famoso "con o sin Cristo" es uno de los más despreciables actos de relativismo moral que se han visto en los últimos años.

Por lo demás que quede claro: tal "con o sin Cristo" es un producto mercadológico de misioneros cristianos a partir del siglo XIX.

Antes del frenesí colonialista de los evangélicos en América Latina, Africa y Oceanía la misma teología cristiana no reducía la moral a un "aceptar a Cristo en tu corazón".

Recomiendo, al respecto, encarecidamente, el "Tratado de la Vida Cristiana" que se encuentra en el IV libro de la "Institución de la Religión Cristiana" de Juan Calvino, así como su "Respuesta al Cardena Sadoleto".

En ambos tratados, Calvino señala que la salvación no está vinculada a la conducta humana sino que es un asunto de Dios y su gloria.

Ser o no cristiano nunca será un criterio adecuado para evaluar éticamente a ninguna persona.