LA VERDADERA FE (EMUNÁH)...¿QUÉ ES?

 




El concepto que el mundo en general, creyentes o nó, tienen sobre la «fé»  es simplemente «creer.» Muchas veces escuchamos palabras como «hay que tener fé,» ¿donde está tu fé?  Ó ¿de que fé eres?

Ahora, en el mundo cristiano, el verso que la mayoría de las personas conocen y utilizan para explicar lo que es la fé es:

Hebreos 11:1 – «Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» 

2 Corintios 5:7 – «Vivimos por fe, no por vista»

Estos pasajes nos dan a entender que la «Fé» es creer algo que no se vé. Por eso es que la mayoría de las personas piensan que el sólo hecho de creer que Dios existe, o porque dicen que creen en Jesús, es equivalente a tener fé.

¿Pero, es fé solamente creer?trust_fall

Si fuera así entonces, porque Santiago dijo lo siguiente:

Santiago 2:19 – «Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.»

En este pasaje vemos claramente que no basta con creer, ya que hasta los demonios creen y tiemblan. También en el mundo cristiano se entiende que la fe sola no basta, ya que la mayoría conocen el pasaje que dice:

Santiago 2:17 – «Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta»

Por supuesto, este pasaje es interpretado que si el creyente no hace obras, es decir actos de bondad para con su prójimo en vano hemos creído. Y es que en el Griego, la palabra ««  «Pistis» – (Strong #4102) Ha sido traducida siempre como fé, es decir solo una palabra explica lo que es la fé.ht_165041_3-inspirationzstore-judaica-emunah-word-for-faith-or-belief-written-in-hebrew-black-and-white-iron-on-heat-tra_9572312

 Pero el concepto Hebreo de lo que és «» es mucho más profundo, de hecho no esta traducida con una sola palabra, sino con varias. Estudiando estas palabras nos va a ayudar a poder entender  el concepto de fé y lo que involucra, ya que la fé no viene sola.

La palabra Hebrea para Fé es la palabra Emunah – אֱמוּנָה (Str.#530) y la única forma de darnos cuenta que significa esta palabra es ver como ha sido traducida esta palabra en diferentes pasajes de las Escrituras:

 Exodo 17:12- «Cuando a Moisés se le cansaron los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que se sentara en ella; luego Aarón y Jur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes (emunah) hasta la puesta del sol» 

Deuteronomio 32:4 – «Él es la Roca,  cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectos.   Es un Dios de verdad (emunah) y no hay maldad en él;  es justo y recto» 

2 Reyes 12:15 – «No se le pedía cuentas a los hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo dieran a los que hacían la obra, porque ellos lo hacían fielmente(emunah)»

1 Crónicas 9:22 – «Los escogidos como porteros fueron un total de doscientos doce. En sus aldeas se encuentran sus registros genealógicos. David y Samuel el vidente les asignaron sus funciones (emunah)»

1 Crónicas 9:31 – «Matatías, uno de los levitas, primogénito de Salum, el coreíta, tenía a su cargo(emunah) las cosas que se hacían en sartén»

2 Crónicas 19:9 – «Y les mandó diciendo: Procederéis asimismo en el temor del Señor, con verdad(emunah)  y con corazón íntegro»

Salmo 37:3 – «Confía en el Señor  y haz el bien;   habitarás en la tierra  y te apacentarás de la verdad (emunah)»

Salmo 96:13 – «…delante del Señor, que vino, porque ha venido a juzgar la tierra. 
    ¡Juzgará al mundo con justicia  y a los pueblos con su verdad (emunah)!» 

Salmo 98:3 – «Se ha acordado de su misericordia y de su verdad (emunah)  para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios»

 Isaías 25:1 – «Señor, tú eres mi Dios;   te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad (emunah)  y firmeza»

 Jeremías 5:1 – «Recorran las calles de Jerusalén,  observen con cuidado, busquen por las plazas. Si encuentran una sola persona que practique la justicia y busque la verdad (emunah), yo perdonaré a esta ciudad»

Jeremías 5:3 – «Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad (emunah)? Golpeaste a esa gente, y no les dolió, acabaste con ellos, y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca, y no quisieron arrepentirse»

 Jeremías 9:3 – «Tensan su lengua como un arco; en el país prevalece la mentira, no la verdad (emunah), porque van de mal en peor, y a mí no me conocen —afirma el Señor—»

 Como hemos podido ver en la mayoría de los pasajes, la palabra emunah ha sidro traducida como verdad. Ahora veamos la raiz de la palabra emunah.

La palabra emunah – אֱמוּנָה viene de la raíz aman – אָמַן (Str.#539) veamos como ha sido traducida esta palabra en diferentes pasajes de las Escrituras:

Génesis 15:6 – «Abraham le creyó (aman) a Dios , y le fue contado por justicia»

Génesis 42:20 – «Pero tráiganme a su hermano menor; así serán verificadas (aman) sus  palabras y no morirán. Ellos lo hicieron así»

 Números 11:12 – «¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: «Llévalo en tu seno, como lleva la que cría (aman) al que mama,  a la tierra que juraste dar a sus padres»?»

Isaías 30:21 – «Ya sea que te desvíes a la derecha (aman) o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: Éste es el camino; síguelo»

 Deuteronomio 28:59 – «entonces el Señor aumentará terriblemente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes (aman), enfermedades malignas y duraderas (aman)»

 Deuteronomio 28:66 – «Tendrás la vida como algo que pende delante de ti, estarás temeroso de noche y de día y no tendrás seguridad (aman) de tu vida»

Rut 4:16 – «Tomando Noemí al niño, lo puso en su regazo y lo crió (aman)» 

1 Samuel 3:20 – «Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado (aman) a Samuel como su profeta»

2 Samuel 7:16 – «Tu casa y tu reino durarán para siempre delante de mí; tu trono quedará establecido (aman)  para siempre» 

 Salmo 19:7 – «La ley del Señor es perfecta:  infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza (aman): da sabiduría al sencillo»

Salmo 93:5 – «Dignos de confianza (aman) son, Señor, tus estatutos; ¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!»

 Salmo 111:7 – «Las obras de sus manos son verdad y juicio; fieles (aman) son todos sus mandamientos»

Isaías 28:16 – «Por eso, así dice el Señor: He aquí que yo he puesto en Sión  por fundamento una piedra,  piedra probada, angular, preciosa,  de cimiento estable. El que crea (aman), no se apresure»

 Isaías 60:4 – «Alza los ojos, mira a tu alrededor: todos se reúnen y acuden a ti. Tus hijos llegan desde lejos; a tus hijas las traen (aman) en brazos»

 2 Reyes 18:16 – «En aquel tiempo Ezequías quitó el oro de las puertas del templo del Señor y de los postes (aman) de las puertas que el mismo Ezequías, rey de Judá, había revestido de oro, y lo entregó al rey de Asiria»

 Nehemías 9:34 – «Nuestros reyes, nuestros gobernantes, nuestros sacerdotes y nuestros padres  no pusieron por obra tu Ley, ni atendieron a tus mandamientos  ni a los testimonio scon que los amonestabas….»

Nehemías 9:38 – «A causa  pues de todo esto nosotros hacemos fiel (aman) pacto, y la escribimos, firmada por nuestros gobernantes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes……»

Nehemías 10:29 – «se reunieron con sus hermanos y sus principales, para declarar y jurar  que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés, siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos del Señor nuestro Dios»

 Cuando analizamos todo el contexto de lo escrito y las palabras que se han usado para poder explicar lo que es fé podemos decir que la fé es algo seguro, establecido, fiel en lo que podemos confiar y creer que son verdad.

Pero sobre todas las cosas debemos entender que esta fé que profesamos esta intrínsicamente ligada a la Palabra, es decir la Torá (Instrucciones) del Señor donde estan sus mandamientos y estatutos que son el camino seguro por los cuales el ser humano que ha depositado su confianza en el Dios del Universo, debe caminar. Por eso es que cuando decimos Amen, estamos confirmando la verdad de lo que se ha dicho.

El espíritu de fe se basa en la Palabra de Dios, y habla conforme a lo que la Palabra dice.

Pablo dijo, “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito, Creí, por lo cual hablé” (2 Corintios 4:13) 

A pesar de las circunstancias, los problemas o los escasos recursos, el espíritu de fe proclama la verdad de la Palabra y no se mueve. Es la certeza y la convicción de las cosas que no se ven. Esto es fe. Y sin esta convicción y certeza en Dios y en su palabra, es imposible agradarle.

La fe brota de una sola fuente. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

La fe solamente viene y se desarrolla por el oír la palabra de Dios. A la medida que una escucha con su corazón la Palabra de Dios, tendrá la capacidad para tener fe y el espíritu nos guiará a toda verdad, «Su Palabra es Verdad.»

Romanos 3:31 – «Luego, ¿por la fe invalidamos la Ley? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la Ley»

 Romanos 8:5-8 – «Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz,  por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios»

 En conclusión podemos decir que la Ley de Dios es la que nos dá vida si caminamos en ella, emunahsu Palabra es verdad, firme, segura, palabra fiel y fidedigna, en la que podemos confiar si nos sujetamos a ella, pero si rechazamos los mandamientos y estatutos de Dios, caminamos como el mundo en desobediencia, que fue por la causa de la desobediencia que vino el pecado y por consiguiente la muerte en el mundo. Y sabemos que Dios no cambia.

Isaías 40:8 – «La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre»

Mateo 5:17 – «No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento»

 1 Juán 3:4 – «Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley»

La fe por la cual vale morir… es una fe que obra.

Abraham creyó a Dios y su fe le fue contada por justicia (Romanos 4). Pero Abraham no solamente creyó. Demostró su fe por sus obras (Santiago 2.21–22). Nosotros, si creemos a Dios, somos hijos de Abraham y herederos del mundo con él (Romanos 4.1 ; Gálatas .28–29). Como Abraham, demostramos nuestra fe por las obras que hacemos.

Muchos piensan que cuando uno cree a Dios, puede seguir en el pecado y ser salvo de todos modos. Pero esto es mentira. Si creemos a Dios, ya no seguiremos en el pecado. Dios ha dicho que todos los que pecan serán destruidos. Si esto lo creemos, y si creemos que los pecadores serán destruidos, ya no vamos a pecar.

La Biblia dice que las obras que hacemos no nos pueden salvar (Efesios 2.8–9). Pero dice además que somos “creados en el Mesías Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que andu­viésemos en ellas” (Efesios 2.10).

“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? … ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe ac­tuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? … 

Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no so­lamente por la fe…. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2.14–26).

Noé demostró su fe en Dios por hacer el arca. Abraham demostró su fe en Dios por sacrificar a su hijo.

Los primeros cristianos demostraron su fe en Dios por evangelizar
el mundo.

Los anabaptistas demostraron su fe en Dios por escoger la muerte
antes de desobedecer a Dios.

¿Cómo demostramos nosotros nuestra fe en Dios?

La fe por la cual vale morir… es una fe por la cual vale vivir.

Hoy en día es muy fácil decir que uno “cree”. Por esto hay muchos creyentes falsos con una fe muerta (Santiago 2.26).

Hace cuatro siglos, no era fácil creer a Dios. Si uno creía a Dios y le obedecía, era bien probable que perdiera su cabeza o que fuera quemado vivo. En aquel entonces nadie dijo que “creía” si no era cierto. La fe de en­tonces era más que una profesión. 

Los creyentes vivían por la fe y murieron por la fe. Aunque el camino de los fieles era peligroso, muchos creyeron a Dios… y la iglesia de Jesús floreció en medio de la persecución.

La fe por la cual vale morir – Autor: Dallas Witmer

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