¿PUEDE USTED VIVIR COMO VIVIÓ JESÚS?



Mucha gente piensa que ellos pueden imitar a Jesús en todo en su diario vivir, pero ¿podrán hacerlo?  ¿Podremos vivir como vivió Jesús? ¿Actuar como él actuó? ¿Vivir una vida sin pecado? ¿Será realmente posible? Después de todo, Pedro dice: "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas" (1° Pedro 2:21). ¿A qué ejemplo se refiere Pedro? ¡Por cierto no se refiere a vivir una vida sin pecado como la vivió el Santo Maestro! Se refiere, mas bien, a los padecimientos incidentales de seguir al Maestro. Por ejemplo: A él lo persiguieron...a nosotros también no perseguirán. De él se burlaron, y sin duda, de nosotros también se burlarán. Él sufrió aflicciones, nosotros también seremos afligidos...es parte de ser seguidores del Mesías sufriente. Pero...vivir sin pecado, sin ofender a nuestro Padre celestial es otra cosa. ¡No es tarea fácil para los Creyentes y seguidores del Mesías! Nosotros seremos perfeccionados, pero no somos perfectos, nosotros podemos ir tras el Mesías, seguir su pasos, pero en el camino podemos caer, podemos actuar mal, podemos fallar a cada paso que demos. Pero hay algo importante, él estará allí para socorrernos, para darnos la mano, para levantarnos cuando caigamos, para perdonarnos cuando le fallamos, sin importar cuántas veces caigamos o cuántas veces y en cuántas maneras le ofendamos...Sí, ¡HASTA SETENTA VECES SIETE!

En el Salmo 103 leemos:

"Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo" (Vers. 14). Nosotros somos criaturas débiles, terrenales, como dice Pablo: "vendidos a la sujeción del pecado". Pecamos a diario, ya sea por acción, por omisión, porque lo queremos o no...pero siempre tenemos la opción de ir delante del Padre, con temor y reverencia, porque "como el padre se compadece de los hijos, así el Eterno se compadece de los que le temen" - Salmo 103:13). Es decir, que tenemos un Padre celestial amoroso y compasivo, que no nos condena si nos equivocamos, que no está presto a destruirnos si erramos el camino, sino que es "misericordioso y clemente, tardo para airarse, pero grande en misericordia y verdad"...En verdad no podemos vivir vidas perfectas, pues, aún no ha llegado la perfección, pero sí podemos tratar de serles agradables, estando dispuestos a obedecer, según nuestras posibilidades y habilidades, querer hacer lo que es justo y lo que es correcto delante de Él conforme a Su palabra. Hay algo que se llama ética, y algo que se llama rectitud, son dos cosas que debemos procurar en nuestras vidas, en nuestro diario caminar...el Eterno requiere de nosotros entereza de corazón...que le sirvamos con el corazón entero, completo. 

¿ACASO ERA DAVID PERFECTO? Y sin embargo, era un hombre "conforme al corazón de Dios" (1° Samuel 13:14; Hechos 13:22). David fue escogido por el Eterno, lo sacó de detrás de las ovejas para hacerlo rey, no porque fuera un guerrero, ni un joven de la nobleza o de un hijo de una familia prominente, sino, mas bien, porque era un varón "conforme a mi corazón", al corazón del ETERNO. Durante su vida, David cometió errores tremendos, pecados horribles, tales como el adulterio y el asesinato...pero luego se humilló delante del Eterno "en polvo y ceniza", humilló su corazón delante del Eterno y dijo: "Ruego que yo caiga en la mano del Eterno, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero no caiga en manos de hombres" (1° Crónicas 21:13).

La perfección del corazón consiste en estar en sintonía con el amor y con el propósito de Dios...no quiere decir que usted viva una vida sin errores, sin caídas, sin pecar, sin hacer cosas malas y cometer muchas estupideces, sino en reconocer que ha ofendido con sus acciones y con sus actitudes a un Padre amoroso y misericordioso...y que nos humillemos delante de Él, sin mérito alguno, sin justificación alguna por el mal proceder, sino, con contrición genuina, declarándose culpable y sometiéndose a la misericordia de Dios, teniendo a un Abogado, a un Sumo sacerdote que puede compadecerse de nosotros, "habiendo sido tentado en todo, como nosotros, pero sin pecado" (Hebreos 4:15). ...¡Él fue tentado en todo...pero sin pecado, nosotros no somos sin pecado!

No quiera usted vivir como vivió Jesús, ¡no puede! En él no hubo pecado, él no falló, en nosotros, es decir, en nuestra carne, no mora el bien, fuimos vendidos en sujeción al pecado, por eso fallamos y no, no alcanzamos esa perfección, ni en este cuerpo ni en este tiempo, ¡pero la alcanzaremos en el Mundo Venidero!  Por ahora, vivamos siempre confiando en la misericordia de Dios, en la intercesión del nuestro gran Sumo Sacerdote Jesús, quien "vive para siempre para interceder por nosotros" (Hebreos 7:25). Mientras esa intercesión esté disponible y la puerta de la gracia esté abierta, tenemos confianza de que en sus manos estaremos seguros. 

¡No se mortifique queriendo ser lo que no es! ¡No se mortifique queriendo vivir en perfección aquí y ahora! ¡No puede! Lo que si puede es vivir confiado en que Jesús murió, fue resucitado,y vive ahora para interceder por nosotros...Así que:

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16). Todos tenemos una lucha constante contra el "diablo" de nuestra carne, de nuestra naturaleza carnal, que batalla contra lo espiritual, para que no hagamos lo que queremos, agradar a Dios, pero en esa lucha no estamos solos, no estamos desprovistos de armamentos, tampoco estamos solos en esto. El Eterno está de nuestro lado, y el Mesías está a nuestro lado...y la guerra está ganada...Jesús la peleó por nosotros, y por eso, ahora somos, no solo vencedores, sino, "más que vencedores, por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37).

 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!

Porque ¿quién entendió la mente del Eterno? ¿O quién fue su consejero?

¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?

Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

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