LA ESPERANZA DE ISRAEL (CONCLUSIÓN)
Conclusión.
Lógicamente el haberse desviado del Camino verdadero tuvo su costo, tuvieron que sufrir; destrucción, muerte y a los sobrevivientes los llevaron al exilio, fueron presentados como trofeos de guerra o como ejemplos de maldición en todo el mundo romano y más allá de los confines de las fronteras romanas. En la parte final de la profecía el Eterno le revela al gran capitán del Cristianismo que había quedado en la trinchera de la predicación escribiendo la última Obra que serviría para entender todas las profecías que aparentemente estaban olvidadas. Este es el anciano Juan. Esta revelación fue dada mientras él se encontraba en la islas de Patmos: “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses” Apocalipsis11: 1 y 2.
Al leer cuidadosamente los versos podemos ver que Juan en espíritu fue y midió el templo y la ciudad. Ahora surge la pregunta ¿Cómo era posible que mediría el templo y que la ciudad sería hollada por tres años y medio si Jerusalén en ese momento no existía?. Juan está escribiendo esto como en el año 96 d.C., en este presagio lo primero que se está revelando es que la destruida cuidad de los profetas sería reconstruida, por supuesto el cumplimiento de esta visión era para muchos años después, hablando en tiempos humanos, generaciones iban a pasar y generaciones vendrían y Jerusalén seguiría en escombros, convertida en botín de guerra, los hijos de Jacob esparcidos por el mundo, muchos de ellos cambiaron de identidad y se mezclaron con los gentiles y definitivamente se olvidaron del Dios de sus padres.
Pero la Palabra de Dios tenía que cumplirse, y de hecho se cumplió. Aunque el mundo no lo crea siempre existió un pequeño remanente que enseñaba el recogimiento del pueblo de Israel a su tierra. Enseñar tal cosa era objeto de burla para estas personas y las injurias venían más de los religiosos de ese tiempo que no entendían las Escrituras. Los judíos eran vistos como una raza maldita, tratados tan indignos que no merecían ni un favor de los pueblos donde por centurias vivieron arrimados, y como ya dejamos dicho: “aun ellos habían perdido la esperanza en los dichos de sus profetas”. Incluso con toda esta adversidad, quedó un pueblo que siempre predicó la restauración de Jerusalén y el recogimiento de ese pueblo nómada a la Tierra de sus mayores, y esta Señal de la resurrección metafórica de los hijos de Jacob es el gran punto de referencia para la proximidad del regreso del gran Mesías. Lógicamente era difícil creer esta profecía porque a medida que el tiempo corría no había signos que la profecía pudiera cumplirse. Cuando se vivían los años 1940 al 45 parecía el acabose de los hijos de Jacob, operación exterminio se decretó para ellos en Alemania, Polonia y otros países europeos ¿Dónde estaban las profecías de restauración para Israel que el remanente santo había predicado a través de las centurias?
Pero, el Dios que muda los tiempos y las oportunidades volvió su rostro de misericordia a los incrédulos judíos y en 1948 el 14 de Mayo, la O.N.U. como el rey Ciro en los tiempos de los Medos y Persas, así esta organización fue usada por Dios para empezar a cumplir la profecía, los connotados diplomáticos del mundo reunidos decretaron que los hijos de Jacob tenían derecho a una parcela en la Tierra de sus mayores para que no anduvieran errantes por el mundo, por supuesto esto causó y seguirá causando un inmenso malestar para aquellos que se habían apoderado de esa Tierra. La profecía se ha ido cumpliendo en el tiempo de Dios, muchos religiosos cristianos decían que los judíos no permanecerían en esa tierra, que ese movimiento no era cumplimiento de ninguna profecía y parecía que esas palabras eran verdaderas cuando se vio que siete naciones árabes rodearon al recién estado de Israel para destruirlos, y decían que los echarían al mar, pero una extraña fuerza les dio valor y dijeron: “Israel debe ganar la guerra porque no tiene a donde ir”
Pero debemos saber que la profecía apenas empieza a cumplirse porque la mayoría de los hijos de Jacob Israel son duros de corazón, se han olvidado del Dios de sus padres, se acomodaron en la 15 diáspora, muchos se han enriquecido y piensan que no necesitan al Dios de su padres, están resentidos con el Dios que sacó a sus padres de Egipto. Por ello es urgente y necesario que el Eterno les de otra zarandeada y de hecho se las dará para humillarlos. A medida que el potencial económico, industrial, científico crezca en Jerusalén, esta ciudad se volverá como piedra pesada, como un objeto de estorbo en el camino de muchas naciones: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. En aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.” Zacarías 12: 2 y 3.
Radicales cambios políticos, sociales, científicos, se darán en las próximas décadas; y esto tendrá que ver mucho en el cumplimiento de las profecías. Jerusalén es un punto de referencia para entender los cumplimientos proféticos. Así como los apóstoles le enseñaron a Los que se iban convirtiendo a la nueva fe lo profetizado por el Maestro que Jerusalén sería destruida y cuando eso sucediera todos debía huir, así nosotros estamos a la expectativa con los ojos puestos en la profecía que cuando Jerusalén sea rodeada por grandes ejércitos mundiales, el Mesías volverá. En esos momentos azarosos que vivirá el mundo, el centro de gravedad de esas crisis será Jerusalén: “He aquí, el día del Eterno viene y en Medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los olivos, que está enfrente de Jerusalén al oriente, y El monte de los Olivos se para medio haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se partirá hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y agregan los versos 6 y 7: “Y 16 Acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura será un día cual es conocido del Señor, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz” habrá luz Zacarías 14: 1al 7. Esta profecía nos revela la segunda venida del Mesías, el cual volverá al monte de los Olivos, justamente de donde ascendió tras pasando todos los cielos para sentarse a la diestra del Padre de donde volverá. Cada día vemos mediante la profecía que ese momento glorioso se acerca y el pueblo de los Santos está afanosamente haciendo los preparativos para recibir á su Majestad, el Rey del Universo. Cuando esto acontezca, Jerusalén se convertirá en la capital del mundo, así está escrito: “Y vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, subamos al monte del Eterno: A la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno” Isaías 2: 3
Lógicamente el haberse desviado del Camino verdadero tuvo su costo, tuvieron que sufrir; destrucción, muerte y a los sobrevivientes los llevaron al exilio, fueron presentados como trofeos de guerra o como ejemplos de maldición en todo el mundo romano y más allá de los confines de las fronteras romanas. En la parte final de la profecía el Eterno le revela al gran capitán del Cristianismo que había quedado en la trinchera de la predicación escribiendo la última Obra que serviría para entender todas las profecías que aparentemente estaban olvidadas. Este es el anciano Juan. Esta revelación fue dada mientras él se encontraba en la islas de Patmos: “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses” Apocalipsis11: 1 y 2.
Al leer cuidadosamente los versos podemos ver que Juan en espíritu fue y midió el templo y la ciudad. Ahora surge la pregunta ¿Cómo era posible que mediría el templo y que la ciudad sería hollada por tres años y medio si Jerusalén en ese momento no existía?. Juan está escribiendo esto como en el año 96 d.C., en este presagio lo primero que se está revelando es que la destruida cuidad de los profetas sería reconstruida, por supuesto el cumplimiento de esta visión era para muchos años después, hablando en tiempos humanos, generaciones iban a pasar y generaciones vendrían y Jerusalén seguiría en escombros, convertida en botín de guerra, los hijos de Jacob esparcidos por el mundo, muchos de ellos cambiaron de identidad y se mezclaron con los gentiles y definitivamente se olvidaron del Dios de sus padres.
Pero la Palabra de Dios tenía que cumplirse, y de hecho se cumplió. Aunque el mundo no lo crea siempre existió un pequeño remanente que enseñaba el recogimiento del pueblo de Israel a su tierra. Enseñar tal cosa era objeto de burla para estas personas y las injurias venían más de los religiosos de ese tiempo que no entendían las Escrituras. Los judíos eran vistos como una raza maldita, tratados tan indignos que no merecían ni un favor de los pueblos donde por centurias vivieron arrimados, y como ya dejamos dicho: “aun ellos habían perdido la esperanza en los dichos de sus profetas”. Incluso con toda esta adversidad, quedó un pueblo que siempre predicó la restauración de Jerusalén y el recogimiento de ese pueblo nómada a la Tierra de sus mayores, y esta Señal de la resurrección metafórica de los hijos de Jacob es el gran punto de referencia para la proximidad del regreso del gran Mesías. Lógicamente era difícil creer esta profecía porque a medida que el tiempo corría no había signos que la profecía pudiera cumplirse. Cuando se vivían los años 1940 al 45 parecía el acabose de los hijos de Jacob, operación exterminio se decretó para ellos en Alemania, Polonia y otros países europeos ¿Dónde estaban las profecías de restauración para Israel que el remanente santo había predicado a través de las centurias?
Pero, el Dios que muda los tiempos y las oportunidades volvió su rostro de misericordia a los incrédulos judíos y en 1948 el 14 de Mayo, la O.N.U. como el rey Ciro en los tiempos de los Medos y Persas, así esta organización fue usada por Dios para empezar a cumplir la profecía, los connotados diplomáticos del mundo reunidos decretaron que los hijos de Jacob tenían derecho a una parcela en la Tierra de sus mayores para que no anduvieran errantes por el mundo, por supuesto esto causó y seguirá causando un inmenso malestar para aquellos que se habían apoderado de esa Tierra. La profecía se ha ido cumpliendo en el tiempo de Dios, muchos religiosos cristianos decían que los judíos no permanecerían en esa tierra, que ese movimiento no era cumplimiento de ninguna profecía y parecía que esas palabras eran verdaderas cuando se vio que siete naciones árabes rodearon al recién estado de Israel para destruirlos, y decían que los echarían al mar, pero una extraña fuerza les dio valor y dijeron: “Israel debe ganar la guerra porque no tiene a donde ir”
Pero debemos saber que la profecía apenas empieza a cumplirse porque la mayoría de los hijos de Jacob Israel son duros de corazón, se han olvidado del Dios de sus padres, se acomodaron en la 15 diáspora, muchos se han enriquecido y piensan que no necesitan al Dios de su padres, están resentidos con el Dios que sacó a sus padres de Egipto. Por ello es urgente y necesario que el Eterno les de otra zarandeada y de hecho se las dará para humillarlos. A medida que el potencial económico, industrial, científico crezca en Jerusalén, esta ciudad se volverá como piedra pesada, como un objeto de estorbo en el camino de muchas naciones: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. En aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.” Zacarías 12: 2 y 3.
Radicales cambios políticos, sociales, científicos, se darán en las próximas décadas; y esto tendrá que ver mucho en el cumplimiento de las profecías. Jerusalén es un punto de referencia para entender los cumplimientos proféticos. Así como los apóstoles le enseñaron a Los que se iban convirtiendo a la nueva fe lo profetizado por el Maestro que Jerusalén sería destruida y cuando eso sucediera todos debía huir, así nosotros estamos a la expectativa con los ojos puestos en la profecía que cuando Jerusalén sea rodeada por grandes ejércitos mundiales, el Mesías volverá. En esos momentos azarosos que vivirá el mundo, el centro de gravedad de esas crisis será Jerusalén: “He aquí, el día del Eterno viene y en Medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los olivos, que está enfrente de Jerusalén al oriente, y El monte de los Olivos se para medio haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se partirá hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y agregan los versos 6 y 7: “Y 16 Acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura será un día cual es conocido del Señor, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz” habrá luz Zacarías 14: 1al 7. Esta profecía nos revela la segunda venida del Mesías, el cual volverá al monte de los Olivos, justamente de donde ascendió tras pasando todos los cielos para sentarse a la diestra del Padre de donde volverá. Cada día vemos mediante la profecía que ese momento glorioso se acerca y el pueblo de los Santos está afanosamente haciendo los preparativos para recibir á su Majestad, el Rey del Universo. Cuando esto acontezca, Jerusalén se convertirá en la capital del mundo, así está escrito: “Y vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, subamos al monte del Eterno: A la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno” Isaías 2: 3
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