{{{QUÉ ES LA TORÁ EN REALIDAD?}}}
Torá viene de una raíz hebrea que significa instrucción o enseñanza. Se le aplica ese nombre a los primeros cinco (5) libros de las Escrituras Hebreas, comúnmente conocidos como los cinco libros de Moisés. También se le ha llamado "la Ley de moisés", aunque la palabra "ley" no alcanza a definir la Torá, pues no solo contiene leyes, sino también la historia de la Creación y la del desarrollo del Pueblo santo de Dios. La Torá, además de lo ya dicho, es también el fundamento, la base y columna principal de todo lo revelado posteriormente, no solo a través de los santos Profetas de Israel, sino también lo revelado a través de Mesías Yeshua y de sus Emisarios o apóstoles. Por eso encontramos a Saulo de Tarso (Pablo) diciendo a la comunidad de fe en Corinto lo siguiente:
"Los espíritus de los profetas están sometidos a los profetas,
pues Di-s no es un Di-s de confusión, sino de paz. Como en todas las congregaciones de los santos, las mujeres callen en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra, antes bien, estén sumisas como también la Torá lo dice" (1° Corintios 14:32-34).
Pero la Torá, al igual que otros libros de la Escritura no fue escrita en nuestras lenguas nativas, no fue escrita en ningún idioma moderno, sino que fue escrita probablemente en Paleo-Hebreo y partes en Arameo antiguo. En cada letra, en cada trazo, en cada tilde, hay mucho que escudriñar, mucho que entender y mucho que interpretar. Además, hay palabras, ideas, información muy difícil de rendir en otros idiomas. La Torá, según salió de la fuente original y revelada a Moisés, contiene la voluntad soberana de su divino Autor. Aparte de las Diez Palabras (el Decálogo), que fue escrito en tablas de piedra, la Torá fue primero transmitida en forma oral de una generación a otra, luego fue escrita por los Escribas, cuya única misión era copiar fielmente cada palabra, cada trazo, cada tilde de la Torá y así copiarla fielmente una y otra vez con el propósito sagrado de conservarla lo mas pura posible (pues los Escribas eran humanos y podían cometer errores). Así, toda la demás revelación que se ha recibido departe del ETERNO (Bendito es), tiene su base y fundamento en la Torá. A través de los siglos, las santos Profetas de Israel (los Neviim) todos llamaban al pueblo santo (apartado) a que retornaran a la Torá. El pueblo tendía a olvidarse de la Torá y a quebrantar su enseñanza, su instrucción, su Mandamientos santos, justos y buenos (Ver Romanos 7:12). La Torá siempre fue espiritual, aunque contenía leyes específicas para la limpieza ritual del cuerpo, su propósito ulterior era mucho muy espiritual. Por eso encontramos en ella el llamado divino a "circuncidar el corazón" y no solo el prepucio en la carne. Según fue posteriormente por el Mesías Yeshua y luego por sus Emisarios, la Torá no era un simple conjunto de leyes, sino que encerraba algo más puro y espiritual.
Hablando a los líderes religioso Judíos, Yeshúa les dijo:
"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Torá: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!" (Mat 23:22-23).
Fíjese que Yeshua dice que, aunque no se debió descuidar el Diezmo requerido para el sostenimiento de los sacerdotes del templo, ellos olvidaban, obviaban las cosas mas importantes de la Torá, las cosas espirituales, a saber, "la justicia, la misericordia, y la fe". La Torá contiene leyes que regulan el sostenimiento del ministerio, pero el corazón mismo, el espíritu mismo de la Torá es espiritual, es justicia, es misericordia y es fe. Sin estas cosas, que son, según el Santo Maestro, "lo más importante de la Torá" solo quedaba la observancia exterior vacía, ritual, carnal, religiosa y llena de hipocresía. YESHUA no estaba ni pudo estar nunca en contra de la Torá, pues en el Salmo 40 estaba escrito proféticamente de él:
"Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro
hacer tu voluntad. Oh Di-s mío, en tu Torá me complazco en el fondo de mi ser. He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Adonai. No he escondido tu justicia en el fondo de mi corazón, he proclamado tu lealtad, tu salvación, no he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea" (Salmo 40:7-10; -8-11 en la Biblia Hebrea).
VEMOS como el Mesías que vendría no se apartaría de la Torá, porque estaría en el fondo de su corazón, literalmente "en medio de sus entrañas". La Torá era su guía y su norte, no podía improvisar, no se inventaría otra revelación separada de la Torá. Para él era un agrado, y más que un agrado, un deber proclamar la Torá mas allá de ritos y ceremonias, mas allá de puros conceptos religiosos y de tradiciones rabínicas incorporadas alrededor de la Torá, talvez con el propósito de protegerla, pero que de algún modo llegaron hasta querer reemplazar la Torá misma (Ver Marcos 7:1-13).
"Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Yerushalaim. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos" (Marcos 7:1-3). Ese lavatorio ritual de manos no se encuentra en la Torá, no hay ningún mandamiento a hacer tal cosa. Era pura tradición rabínica, eran "tradiciones de hombres". Según aquella tradición, antes de poder consumir alimentos, debían hacer un largo ritual de lavarse las manos hasta el codo. Primero se tomaba una jarra especial con agua, había que tomarse con la mano izquierda y lavar la mano derecha pronunciando una oración o bendición que mas o menos decía: "Te damos gracias, oh Adonai, que nos has santificado con tus mandamientos y nos has mandado a lavar nuestras manos de esta manera". A pesar de que en la Torá escrita no aparece tal "mandamiento", sí aparece en la "Torá oral", no escrita, inventada por los rabinos a través de siglos. "Esa Torá oral" fue luego escrita en el Talmud y en la Mishnáh...leyes y tradiciones que muchas veces contradecían y anulaban la Torá escrita. Ese era el caso en cuanto a honrar padre y madre (quinto mandamiento, Éxodo 20:12) y el "primer mandamiento con promesa (Efesios 6:1-3). Los líderes del Judaísmo rabínico en los días de Yeshua lo masacraban, diciendo:
"Les decía también: '¡Qué bien violáis el mandamiento de Di-s, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: = Honra a tu padre y a tu madre = y: = el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. = Pero vosotros decís: Si uno dice a su padre o a su madre: 'Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -', ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Di-s (la Torá) por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas" (Marcos 7:8-13).
¡Ese era el problema de Yeshúa con los líderes religiosos del Judaísmo rabínico de sus días! Esto llevaría a que ese liderato religioso procurara eliminarlo asociándose aún con sus odiados opresores romanos. Yeshúa se enfrentó a ese sistema sin temor, porque él conocía Torá. Él se les enfrentó con la verdad absoluta de la palabra pura del Eterno, aún a costa de su propia vida.
"Hacer tu voluntad. Oh Di-s mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser" (Salmo 40:8).
El liderato religioso Judío se había apartado tanto de la Torá y del Santo y Bendito, que habían inventado su propia Torá, una que contenía puras tradiciones y mandamientos y doctrinas de hombres. Esto también se ponía de relieve en la observancia del Shabat, o día de reposo. Ellos imponían cargas pesadas y hacían de ese día un yugo pesado y no una delicia como debió ser, una delicia que debía esperarse ansiosamente cada séptimo día.
"Si apartas del sábado tu pie, de hacer tu negocio en el día santo, y llamas al sábado 'Delicia', al día santo de Adonai 'Honorable', y lo honras evitando tus viajes, no buscando tu interés ni tratando asuntos, entonces te deleitarás en Adonai, y yo te haré cabalgar sobre los altozanos de la tierra. Te alimentaré con la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Adonai ha hablado" (Isaías 58:13-14).
Ellos habían rodeado este mandamiento con muchísimas trabas y lo despojaron de su solemnidad, tanto así que ni siquiera una obra de caridad se podía hacer en ese día. Yeshúa los enfrentó también en este asunto. Fue a la Sinagoga en un día Sábado y sanó a un hombre, y no solo lo sanó restaurándole su mano seca, sino que con ese milagro puso al descubierto la hipocresía y el mal estado de los escribas y fariseos. Veamos Mateo 12:9-14:
9 Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos.
10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, PARA PODER ACUSARLE.
11 El les dijo: '¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca?
12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado.'
13 Entonces dice al hombre: 'Extiende tu mano.' El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra.
14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, SE CONFABULARON CONTRA ÉL PARA VER CÓMO ELIMINARLE".
Note bien cuán alejado estaba aquel sistema religioso y su liderato de la Torá. Cuando Yeshua llegó a la sinagoga se encontró allí con un hombre enfermo, que tenía una mano seca. Ellos, PARA PODER ACUSARLE le preguntaron si era lícito, si estaba permitido sanar a un hombre enfermo en Sábado. Magistralmente, Yeshúa les pone un ejemplo hipotético: "¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si esta cae en un hoyo en Sábado, no la agarra y la saca?" Pero, ¿qué es mas importante un ser humano o un animal? Ciertamente no estaba nada mal agarrar a la ovejita y sacarla del hoyo, pero sanar a un ser humano enfermo reviste mayor importancia, ¡porque un ser humano vale mucho mas que una oveja!
Pero lo que más resalta aquí es la actitud maligna de los fariseos. Ellos no vieron la compasión de Yeshua con aquel hombre enfermo, sino que buscaban vehementemente la oportunidad de poder acusar a Yeshua de alguna violación, no de la Torá, sino de sus propias tradiciones torcidas que orgullosamente ostentaban, y querían encontrar un pretexto, una excusa válida (desde su punto de vista) para asesinar a Yeshua. ¿Ven la hipocresía? ¿Qué cosa era peor quebrantar (supuestamente) el Sábado o buscar entrampar y asesinar a Yeshúa?
Hasta aquí hemos visto como un sistema religioso que pretendía tener autoridad para reemplazar la bendita Torá por una Torá oral llena de tradiciones humanas para sustentar su poder y su autoridad sobre la gente. Yeshua los enfrentó cara a cara y dejó al descubierto la hipocresía y la maldad de sus corazones. Por eso le decí a la gente y a sus Discípulos:
"Entonces Yeshúa se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: 'En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
Haced, pues, y observad todo lo que él [Moisés] os dice; pero no imitéis la conducta de ellos, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas" (Mateo 23:1-4).
Ellos se sentaban en la silla de Moisés, pero no hacían lo que Moisés dice en la Torá, sino que transmiten sus propias enseñanzas y ponen cargas pesadas sobre la gente, pero ellos ni con un dedo las tocan. s dijo:
"'¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?
Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar. Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación" (Mateo 23:32-35).
El primer mártir de Yeshua, Esteban, les recriminó todo esto y ellos se enfurecieron y lo asesinaron, tal como hicieron con el Mesías Yeshua, Esteban les dijo:
"¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al espíritu del Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; vosotros que recibisteis la Torá por mediación de ángeles y no la habéis guardado" (Hechos 7:51-53).
Por esa razón les sobrevino una calamidad como nunca antes en su historia les había sobrevenido. Entre los años 67 al 135 les sobrevino el juicio mas terrible a aquella generación, tal como Yeshua les había predicho. El historiador Flavio Josefo escribió profusamente sobre aquellos terribles juicios que les sobrevino, el cual terminó con la destrucción del templo, del sacerdocio, de la santa ciudad y del poderío religioso de ellos...y por fin la expulsión de los sobrevivientes a todas las naciones donde les ha acontecido todas las calamidades descritas en Deuteronomio (Devarim) 28.
Concluimos diciendo que por el hecho de que el judaísmo rabínico haya obrado así y haya desvirtuado la bendita Torá, no implica el que nosotros, el pueblo creyente en el Dios de Israel y en su Mesías el santo y justo Yeshua de Nazareth, tengamos la Torá por una carga pesada e imposible de llevar. Ya que hemos sido justificados por la fe en el Mesías Yeshua, y que por su sangre hemos sido perdonados de todos los pecados de muerte, debemos temer y caminar en los principios espirituales de la bendita Torá. No podemos volvernos y pisotear la Torá, la cual es espiritual, ya que esta ha sido escrita ahora en nuestras mentes y corazones en este nuevo pacto o alianza en Yeshúa ha Mashiah (Jeremías 31:31-33; Hebreos 8:8-11). ¡Somos la Casa de Israel esparcida por las naciones y hemos retornado y estamos regresando al gran Pastor de las ovejas! Debemos ser obedientes, ya que hemos sido rescatados por fe para ser obedientes por amor.
Shalom a todos!
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