LAS DOCE TRIBUS DESCIENDEN A EGIPTO

 






Extranjeros en Egipto

Como ya te mostré capítulos atrás, la palabra hebreo (Strong H-5680) significa extranjero. Fue importante que Israel viviera la experiencia de ser extranjeros en Egipto pues tal como los israelitas fueron hebreos o extranjeros en Egipto, así también nosotros lo seremos mientras estemos en este mundo.

Fue por ello que en el antiguo Israel se tenía por ley no olvidarse de la experiencia de ser extranjeros:

“Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto”. Éxodo 23:9

Al establecerse en la Tierra Prometida, por un tiempo Israel y sus hijos dejaron de ser hebreos, pero El Señor dispuso que Israel abandonara su tierra para ir a vivir como extranjeros a Egipto. A continuación los detalles:

José, uno de los doce hijos comienza a soñar

Una vez habiendo regresado a la tierra de sus ancestros la vida transcurría apacible para Israel y sus doce hijos. Todo indicaba que de ahí en adelante la vida sería tranquila y estable por generaciones. Pero uno de los hijos del patriarca comenzó a tener inquietantes avisos de que los tiempos estaban por cambiar.

José, el hijo predilecto de Israel (Génesis 37:3) poseía una cualidad que le distinguía de sus hermanos: al igual que su padre, él estaba en contacto directo con el plano sobrenatural.

Comenzó a tener sueños premonitorios. En tales sueños José recibía el aviso de que su vida cambiaría de forma tal que con ello se provocaría una alteración en la historia de todas las tribus no solo cientos de años más adelante, sino también en el futuro distante –el Fin de los tiempos–. Lo cual nos incluye a ti, a mí y a incontables personas más (Apocalipsis 7:9).

Notamos que los sueños de José nuevamente distinguen dos etapas, una inmediata –la terrenal– y otra para el Fin de los tiempos –la celestial–. En el primer sueño, José ve manojos de trigo, una clara alusión a la etapa terrenal:

“He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío”. Génesis 37:7

Pero en el segundo sueño José ve figuras celestiales: el sol, la luna, y doce estrellas. Revelación que muestra la etapa posterior a la terrenal, la trascendencia hacia lo celestial:

“Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí”. Génesis 37:9

El sol, la luna y las doce estrellas, volvemos a verlas en el libro de Apocalipsis:

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del SOL, con la LUNA debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de DOCE ESTRELLAS”. Apocalipsis 12:1

Tal como ya lo dejé anotado en el primer capítulo, la etapa terrenal corresponde al Israel que está en la tierra, en tanto que la etapa celestial corresponde al Israel que ahora mismo está fragmentado, pero llegado el momento será colectado incluso desde los confines del mundo para ser restaurado en un solo pueblo (Isaías 43:6). Tal como una vasija de barro que accidentalmente cae al piso y se hace añicos para luego de ello ser reparada a la perfección, así será reparado Israel en la milagrosa Restauración de todas las cosas (Hechos 3:21).

Inicia el cumplimiento de los sueños

El cumplimiento del primer sueño –la etapa terrenal– comenzó cuando, por envidia, los hermanos de José le capturan para entregarlo a una caravana de comerciantes que iban rumbo a Egipto (Génesis 37).

Ya en Egipto, José es vendido como esclavo, pero aun cuando su condición a todas luces lucía desafortunada, el Dios de Israel estaba con él, pues pronto el egipcio que lo adquirió lo puso como jefe de toda su servidumbre:

“Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, El Señor bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de El Señor estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo”. Génesis 39:5

Ahí el muchacho fue tentado por la mujer del egipcio para hacer el mal (Génesis 39:7-8), pero José mostró su rectitud ante Dios rechazando a la mujer:

“No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Génesis 39:9

Y es justamente aquí, en Egipto, cuando el término hebreo que primero se aplicó a Abraham (Génesis 14:13) vuelve a ser usado esta vez en José, cuando la esposa del egipcio lo acusa falsamente. Posteriormente este término se aplicaría a todos los hijos de Israel establecidos en Egipto:

“Llamó a los siervos de la casa y les dijo: —Miren, mi esposo nos trajo UN HEBREO que ahora se burla de nosotros. Entró a verme y quería acostarse conmigo, pero yo grité muy fuerte”. Génesis 39:14

José va a dar a la cárcel y de ahí ante el Faraón

Por causa de la mujer del egipcio que acusó falsamente a José (Génesis 39:10-19), el muchacho fue a parar injustamente a la cárcel:

“Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel”. Génesis 39:20

Pero aún estando José en la cárcel El Señor estaba con él:

“Pero El Señor estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque El Señor estaba con José, y lo que él hacía, El Señor lo prosperaba.”. Génesis 39:21-23

José poseía otra cualidad sobrenatural: no solo tenía sueños premonitorios, también sabia interpretar los de otros. Primero interpretó los de dos de sus compañeros de cárcel (Génesis 40) y luego los sueños del mismísimo Faraón, señor de todo Egipto.

El Faraón soñó que estando a la orilla del Nilo veía surgir del agua siete vacas hermosas y gordas que comenzaron a alimentarse (Génesis 41:17-18), pero enseguida subieron del río otras siete vacas flacas y de muy feo aspecto. Tan hambrientas que enseguida devoraron a las siete vacas gordas (Génesis 41:19-21).

Luego, en otro sueño Faraón vio siete espigas de trigo hermosas las cuales fueron devoradas por otras siete espigas marchitas (Génesis 41:22-24).

Los magos de Egipto oyeron los sueños, pero no pudieron interpretarlos. Entonces José fue llamado ante el Faraón y una vez oyendo los sueños inmediatamente explicó al rey de Egipto su significado:

“Los próximos siete años serán un período de gran prosperidad en toda la tierra de Egipto, pero después llegarán siete años de un hambre tan intensa que hará olvidar toda esa prosperidad de Egipto. El hambre destruirá la tierra. La hambruna será tan grave que borrará hasta el recuerdo de los años buenos.” Génesis 41:29-31

José fue nombrado gobernador de Egipto (Génesis 41:37-44) e inmediatamente comenzó una atinada política económica (Génesis 41:34-36). En efecto, sucedieron siete años de gran prosperidad en los que con los abundantes excedentes de trigo se llenaron los almacenes del Faraón y cuando vinieron los años de hambruna el trigo subió de precio haciendo inmensamente rico al rey de Egipto (Génesis 41:46-49 / Génesis 41: 53-57 / Génesis 47:13-26).

Gracias a José, Egipto no solo se había salvado de la ruina, sino que debido a la hambruna se había enriquecido en gran manera.

La exaltación de José: por qué sus hermanos se inclinaron ante él

“Son más grandes las bendiciones que vienen de tu padre, que las abundantes bendiciones de los cerros y montañas eternas. Todas estas bendiciones te pertenecen a ti, José, pues entre tus hermanos TÚ ERES EL MÁS IMPORTANTE”. Génesis 49:26 TLA

José no era el mayor de los hermanos, pero resultó que todos ellos se inclinaron ante él (Génesis 50:18). Todo ello tiene un significado que es necesario entender. Revisando los puntos que hicieron que José no solo fuera prosperado en la adversidad, sino exaltado por El Señor encontramos que:

1.- Tenía contacto directo con Dios

2.- Ante Dios era leal, recto y sumiso

Entendimiento de lo sucedido a José

El Señor distingue a aquellos que por encima de todo buscan tener contacto directo con Él y mantienen su rectitud situándolos al final por encima de los demás.

Sin excepción, todos aquellos que buscan al Señor encuentran que a Él solo se le agrada con la obediencia:

“Pero Samuel le dijo: –A Dios le agrada más que lo obedezcan, y no que le traigan ofrendas. Es mejor obedecerlo que ofrecerle los mejores animales”. 1 Samuel 15:22 TLA

“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente”. Salmo 51:17 TLA

La obediencia en todos los casos se traduce en humildad y la humildad es recompensada con honores y riquezas en los cielos:

“La humildad y la reverencia al Señor traen como premio riquezas, honores y vida”. Proverbios 22:4 DHH

“El honrar al Señor instruye en la sabiduría; para recibir honores, primero hay que ser humilde”. Proverbios 15:33 DHH

“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos”. Mateo 18:4

Los hijos de José: el factor Efraín

En tiempos bíblicos la primogenitura era un asunto de la mayor importancia, pues determinaba entre otras cosas la herencia. La primogenitura tiene repercusiones espirituales, pues Jacob al apropiarse de la primogenitura de Esaú (Génesis 25:19-34) también obtuvo toda la Bendición del Altísimo, dado que el pueblo de Dios vendría por su rama y no por la de su hermano mayor.

Dicho lo anterior ahora te explicaré lo que sucedió en cuanto a la primogenitura tanto de José como de su hijo menor Efraín.

Aunque Rubén fue el primogénito debido a una falta grave (Génesis 35:22 / Génesis 49:3-4) sus derechos de primogenitura le fueron quitados y dados a José y a sus hijos:

“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito; bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas EL DERECHO DE PRIMOGENITURA FUE DE JOSÉ)”. 1 Crónicas 5:1-2

En Egipto José tuvo dos hijos: Efraín y Manasés (Génesis 41:50-52), pero aunque Manasés era mayor que Efraín, fue el menor el que recibió la primogenitura (Jeremías 31:9).

Jacob amó tanto a José que a sus nietos los adoptó como hijos propios (Génesis 48:5-6) y al bendecirlos, bendijo a Efraín por encima de su hermano mayor, Manasés (Génesis 48:8-14 / 17-20).

Por ello es que posteriormente a todo el reino del norte se le comenzó a llamar como su tribu más importante, Efraín:

“Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y EFRAÍN ES MI PRIMOGÉNITO”. Jeremías 31:9

Ya desde antes de conquistar la Tierra Prometida las tribus de José y Judá eran las dos principales. Al reparto del territorio una quedó en el norte (representada por la media tribu de Efraín, la mayor) y la otra en el sur. A la posterior división del reino generalmente los profetas a la nación del norte le llamaron Efraín y a la del sur Judá:

“Y la dividirán en siete partes; y Judá quedará en su territorio al sur, y los de la casa de José en el suyo al norte…” Josué 18:5

Así que cuando leas en la Biblia un Mensaje dirigido a Efraín deberás entender que se refiere a toda la Casa de Israel, que como veremos más adelante es todo el reino que a la división de Israel quedó al norte de Judá.

Todo Israel llega a Egipto para establecerse ahí

Finalmente José se encontró con sus hermanos y perdonándoles les trajo a vivir bajo su protección (Génesis 46:34 / Génesis 47:4-6 / Génesis 47:27). Aunque vivieron 430 años en Egipto (Éxodo 12:40), debido a que los egipcios les discriminaban, los hijos de Israel nunca perdieron su identidad:

“Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios”. Génesis 43:32

Si bien el cumplimiento terrenal –el primer sueño de José– aún está en marcha, el cumplimiento de la etapa celestial –el segundo sueño de José– sucederá cuando el reloj profético marque su hora final.

En el siguiente capítulo hablaremos del escape de Egipto de todas las tribus y del Pacto que se estableció en el desierto entre El Dios de Israel y su pueblo y te revelaré por qué se trató de nada menos que un pacto matrimonial. No tardes. Ahí te espero.

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