El Nuevo Pacto y las Casas de Judá e Israel
Hasta aquí he tratado de mostrarte que los cristianos son la Casa de Israel de la que tanto se habla en la Biblia. Lo que significa que LEGÍTIMAMENTE pertenecen al pueblo que ha sido elegido para salvación eterna. Ahora bien, si esto es así entonces esa parte del pueblo santo debe cumplir con el Pacto establecido por Dios, el cual como te mostraré a continuación, es un Pacto Matrimonial.
Es la propia Biblia la que nos enseña que la relación entre El Señor y su pueblo es una relación marital de encuentros y desencuentros, fidelidades e infidelidades.
En el siguiente bosquejo te dejo anotados los puntos que tocan la relación entre Dios y su pueblo.
1.- Se establece el Primer Pacto
· Acorde a los usos y costumbres de la época, la entrega de las tablas de la Ley son la formalización del compromiso matrimonial.
2.- Se rompe el Primer Pacto
· El Primer Pacto se rompe a causa de las reiteradas infidelidades de Israel. Se le entrega carta de repudio o divorcio y se le echa de la tierra.
3.- El Nuevo Pacto
· Se ofrece un Nuevo Pacto Matrimonial a los descendientes de Israel en el destierro.
A continuación desarrollamos cada uno de los tres puntos, Primer Pacto; ruptura del Primer Pacto; y establecimiento de un Nuevo Pacto
1.- Se establece el Primer Pacto
Acorde a los usos y costumbres de la época, la entrega de las tablas de la Ley son la formalización del compromiso matrimonial entre Dios y su pueblo.
Dios, en su Infinita Misericordia y en un ejercicio de su Soberana Voluntad, decidió emplear la figura del matrimonio para mostrarnos cómo será la relación de su pueblo con Él.
Seguramente todos los hijos de Dios tenemos en la mente una idea de cómo pudo ser la entrega de las tablas de la Ley en manos de Moisés (Deuteronomio 9: 9-11). Lo que quizá no todos sepan, es que la Palabra enseña que ese fue -acorde a los usos y costumbres de la época- un acto en el que El Señor formalizaba el pacto matrimonial con Israel, consagrándola para Sí, esto es, apartándola de las demás naciones y declarándola ante todos su elegida y prometida única.
A través de esta figura del matrimonio usada por Dios, vemos que la relación marital (Jeremías 3:14 / Jeremías 31:32) que Dios establece con su pueblo se efectúa mediante un pacto solemne que son los Diez Mandamientos (Éxodo 20: 2-17)- escritos en tablas obsequiadas al pueblo como una formalización de la declaración de amor.
Las tablas de la Ley fueron una prueba de uso legal de las buenas intenciones del que propuso matrimonio; una garantía -acorde al derecho vigente en épocas antiguas- del amor de Dios por su prometida Israel, pues Dios puso por escrito de su propio puño y letra en ellas (Éxodo 32:16 / Éxodo 31:18 / Deuteronomio 9:10) las Palabras de matrimonio que había hablado al pueblo (Éxodo 20:1-17). Palabras con las que El Dios Eterno, le estaba ofreciendo a Israel la posibilidad de vivir juntamente con Él, precisamente por toda la eternidad.
Repetidamente la Biblia nos muestra que el acto de entregar a Moisés las tablas de la Ley fue la formalización de la petición de matrimonio que se había hecho en el Sinaí.
«Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice El Señor, y fuiste mía». Ezequiel 16:8
Las tablas de la Ley: una carta de compromiso matrimonial
Según la costumbre en tiempos bíblicos, la carta de compromiso -la cual expedía el esposo- debía contener las responsabilidades de la esposa para con éste, y era en sí misma, una garantía legal del compromiso que adquiría el hombre, garantía ésta que -en caso de ser necesario por algún incumplimiento del esposo- la esposa podía usar como una prueba ante los tribunales, a fin de obtener una indemnización. Estamos hablando de los principios de lo que hoy conocemos como contrato matrimonial, o pacto matrimonial, como se le conocía en la antigüedad. Así, al entregar a Israel las tablas de la Ley, Dios legalmente formaliza la relación marital.
«…el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones». 2 Corintios 1:22
Esta carta de compromiso matrimonial usada como garantía, a través del tiempo ha tenido variantes. Por ejemplo, en los días de Jacob, a raíz del suceso entre Judá y Tamar, vemos otra costumbre antigua, la de otorgar como prenda el sello personal del hombre (Génesis 38:11-26 / Efesios 1:13) que era el que hacía la oferta matrimonial; ya en los tiempos del que conocemos como Nuevo Testamento, a esta prenda que quedaba en garantía se le conocía como arras (Efesios 1:13-14 /2 Corintios 1:22 / 2 Corintios 5:5), que no era otra cosa sino una joya propiedad de la familia del novio. Estas arras son lo que hoy conocemos como anillo de compromiso.
Tal costumbre surge de la necesidad de poner una prenda en garantía de la palabra de matrimonio dada por el hombre a la pretendida (Génesis 38:18) y no dejarla en el desamparo, ya que en caso de incumplimiento, la agraviada podía conservar la prenda como una indemnización, o en el caso de la carta de compromiso, acudir a los tribunales.
2.- Se rompe el Primer Pacto
El Primer Pacto se rompe a causa de las reiteradas infidelidades de Israel. Se le entrega carta de repudio o divorcio y se le echa de la tierra.
«Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa«. Deuteronomio 24:1
Legalmente hablando, lo que vincula a los contrayentes de cualquier matrimonio es el cumplimiento del pacto (en nuestro días se le llama contrato) matrimonial al cual se han suscrito. Cualquier incumplimiento de dicho pacto (o contrato), una infidelidad por ejemplo, es causal de divorcio.
En otras palabras, lo que mantiene vinculados legalmente a ambos consortes es precisamente el cumplimiento mutuo del pacto que juraron cumplir (en nuestros días no es necesario jurar, con una firma es suficiente).
La fidelidad al cónyuge se da mediante la fidelidad al pacto o contrato. Es precisamente este punto el que hizo que Israel cayera en desgracia. Al haber sido infiel al pacto Israel le fue infiel a Dios.
“Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice El Señor”. Jeremías 3:20
«El Señor, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino sólo la tribu de Judá». 2 Reyes 17:18
No obstante las reiteradas amonestaciones (2 Reyes 17:13) a causa de las continuas infidelidades (Oseas 2:2-13), a Judá se le reprendió con toda severidad (2 Crónicas 36: 17-23), mientras que a Israel se le dio carta de divorcio, por lo cual fue despedida y esparcida entre las naciones (2 Reyes 17:6 / 2 Reyes 17:18-23).
“…porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por El Señor su Dios…» Oseas 1:6-7
“Me dijo El Señor en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica. Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.
Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio [divorcio]; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice El Señor. Y me dijo El Señor: Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá. Jeremías 3: 6-11
Tal cosa ominosa fue lo que sucedió a nuestros ancestros: fueron infieles al Primer Pacto Matrimonial y El Señor les dio carta de divorcio echándolos de su vista. Pero su Misericordia nos ha alcanzado y ha tenido compasión de sus descendientes quienes ahora mediante el ofrecimiento de un Nuevo Pacto pueden ser reincorporados a su pueblo elegido.
3.- El Nuevo Pacto
· Se ofrece un Nuevo Pacto Matrimonial a los descendientes de Israel.
Si bien el Primer Pacto fue roto debido a la Infidelidad de Israel. Dios ofrece un reinicio, una nueva oportunidad a los descendientes. Así lo anuncian los profetas:
«Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia». Oseas 2:19
Luego del Primer Pacto Matrimonial (Ezequiel 16:8), invalidado por la infidelidad de nuestros padres (Jeremías 31:32 / Jeremías 3:8), El Señor propone un Nuevo Pacto Matrimonial con Israel (Jeremías 31:33).
En este Nuevo Pacto, las Palabras de Vida -el Espíritu Santo de nuestro Señor Jesucristo (Gálatas 4:6)- ya no permanecerán escritas en tablas de piedra -como en el Primer Pacto- sino en nuestros corazones (Ezequiel 11:19 / Jeremías 31:33).
Si bien a Israel se le dio carta de divorcio, por lo cual la nación fue tomada por el ejército asirio y esparcida entre las naciones (2 Reyes 17:1-41 / 2 Reyes 18:9-12), se le promete por Gracia, por Misericordia, hacer volver a sus descendientes (Jeremías 31:32 / Jeremías 31:36-37) con un Nuevo Pacto que si bien sigue siendo matrimonial, será diferente:
«No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice El Señor. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice El Señor: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo». Jeremías 31:32- 33
Así, El Señor llama a Israel para que vuelva:
«Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice El Señor; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice El Señor, no guardaré para siempre el enojo.
RECONOCE [arrepiéntete], pues, tu maldad, porque contra El Señor tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice El Señor.
CONVERTÍOS [cumplan de vuelta con el pacto], hijos rebeldes, dice El Señor, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion…” Jeremías 3:12-14
Dios mantiene firmes sus intenciones de llevar a Israel consigo a la eternidad, por lo que, aunque Israel invalidó el Primer Pacto, El Señor le llama a uno Nuevo.
«Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno». Ezequiel 16:60
«Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí». Jeremías 32:40
Este Nuevo Pacto es la Gracia, bajo la cual vive la Casa de Israel quien recibió carta de divorcio y fue esparcida entre las naciones perdiéndose entre ellas (Lucas 15:8-10- 32) y ahora, por Misericordia, por la Gracia de Dios, se le vuelve a aceptar, sin necesidad de circuncidarse (Gálatas 5:2-4) sino solo mediante un arrepentimiento (Hechos 5:31 / Hechos 11:18), que es la forma espiritual de la circuncisión de la Casa de Israel (Romanos 2:29).
Se espera entonces que a fin de ser reincorporados a su estado anterior, la Casa de Israel reinicie el fiel cumplimiento del Pacto que sus ancestros dejaron de cumplir.
Esto significa que debe haber un ARREPENTIMIENTO por el incumplimiento del Primer Pacto, pero además una CONVERSIÓN que no es otra cosa sino el comenzar a cumplir de vuelta con el Nuevo Pacto Matrimonial.
«Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra». Ezequiel 36:26-27
Porque si bien el Primer Pacto se dejó de cumplir con las consecuencias ya señaladas, ahora El Señor llama a un Nuevo Pacto.
“He aquí que vienen días, dice El Señor, en los cuales haré NUEVO PACTO con la Casa de Israel y con la Casa de Judá“. Jeremías 31:31
Pero si bien ambos linajes, Judá e Israel, deben cumplir el Nuevo Pacto tal cumplimiento por parte de cada casa será diferente.
Mientras que la Casa de Judá debe cumplir la Ley en forma literal-espiritual, la Casa de Israel debe hacerlo solo en su forma espiritual, insisto, esto es lo que comúnmente se conoce como La Gracia. Capítulos más adelante explicaré esto más a detalle.
En la profecía que examinamos a continuación, El Señor anuncia a la Casa de Israel y a la Casa de Judá que por su Misericordia entrará en Pacto Nuevo con ellos. Sin embargo les advierte que si bien seguirá siendo un pacto matrimonial, el cumplimiento por parte de ambas naciones, debido a la compleja situación en la que han quedado, habrá de ser diferente.
“No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice El Señor”. Jeremías 31:32
En seguida se dirige a la Casa de Israel, la cual, como ya mostramos, a los ojos humanos mas no a los del Dios Todopoderoso quedó perdida en la dispersión, mezclada y confundida entre las naciones gentiles. Es precisamente por esa razón que El Padre celestial, en un acto de su Soberana y Misericordiosa Voluntad (Mateo 20:1-16) determinó que la obediencia de la Casa de Israel a la Ley de Dios, que es EL PACTO ETERNO, habría de ser POR GRACIA, esto es, que Israel -a diferencia de Judá- quedaría exenta de cumplir la parte literal de la Ley, de la cual deberá cumplir solo su parte espiritual -la justicia, la humildad, la misericordia y la fe- que es la esencia de la Ley (Mateo 23:23 / Miqueas 6:6-8).
“Pero este es el [Nuevo] Pacto que haré CON LA CASA DE ISRAEL después de aquellos días, dice El Señor: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. Jeremías 31:33
De tal manera que, al quedar la Casa de Judá en su tierra -aun cuando también fue reiteradamente amonestada por sus infidelidades (2 Reyes 17:13 / Jeremías 3:8)- por Justicia Divina, se le impondría el cumplimiento tanto literal como espiritual de la Ley, en tanto que a la Casa de Israel, al marchar desterrada a la dispersión y quedar mezclada entre naciones paganas, hasta la reunificación (Isaías 66:19-21 / Ezequiel 37:21-22) solo se le demandaría el cumplimiento espiritual del Pacto y ya no el literal.
Esta es la razón por la cual el pacto, que aunque en esencia es el mismo, en la práctica para cada casa o linaje -Judá e Israel- habrá diferencias, hasta que, luego de la regeneración (Mateo 19:28) sean un solo pueblo.
La purificación del Pacto mediante la sangre
Desde la antigüedad, es por medio de la sangre que se purifica y se autentifica todo pacto. Por ello, la sangre es el elemento mediador, esencial e indispensable de cualquier pacto.
«Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que El Señor ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas». Éxodo 24:8
“…diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.Y CASI TODO ES PURIFICADO, SEGÚN LA LEY, CON SANGRE; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. Hebreos 9:20-22
El Señor ofrece un Nuevo Pacto para todo su pueblo disperso en la tierra. Pero este Nuevo Pacto, como lo muestra la profecía, no será igual al primero y es la Sangre que lo autentificará lo que lo hará distinto. Porque para el Nuevo Pacto ya no se usaría sangre cualquiera, sino que se efectuaría mediante la preciosa Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
«…porque esto es MI SANGRE del Nuevo Pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados». Mateo 26:28
«…y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más LA SANGRE DE CRISTO, el cual MEDIANTE EL ESPÍRITU ETERNO se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios Vivo?» Hebreos 9:12-14
Es mediante la Sangre del Nuevo Pacto -el Espíritu Santo del Señor Jesucristo- que el Salvador, Elegido y Ungido por El Altísimo (Lucas 2:26), irá en busca de sus ovejas perdidas entre las naciones y las rescatará trayéndolas de vuelta al Padre (Jeremías 23:1-8 / Jeremías 50:6 / Ezequiel 34: 1- 31 / Mateo 15:24 / Juan 10:16).
Así como el santuario del Primer Pacto se roció con sangre para purificarlo, también se rocía con la Sangre del Señor el santuario del Nuevo Pacto: el pueblo santo que es la Casa de su Palabra, santuario vivo de Dios ( 1 Corintios 3: 16 / Efesios 2: 20-22 / Hebreos 3:6 / 1 Pedro 2:5).
«De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio». Hebreos 9:18-21
La Sangre de Jesucristo purifica el Nuevo Pacto
Así, el Espíritu Santo es la Sangre de Jesucristo que purifica el Nuevo Pacto pues es rociada sobre el pueblo santo, el tabernáculo y los vasos con los que se sirve. Todas estas cosas son una misma: nosotros.
«Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también A TODO EL PUEBLO, diciendo: Esta es LA SANGRE DEL PACTO que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre EL TABERNÁCULO Y TODOS LOS VASOS DEL MINISTERIO». Hebreos 9:19-21
«¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con LOS VASOS DE MISERICORDIA que él preparó de antemano para gloria…» Romanos 9:22-23
«Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y ESA CASA [tabernáculo] SOMOS NOSOTROS, con tal que mantengamos firme hasta el fin nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece». Hebreos 3:6 NVI
Hemos llegado a la conclusión de la primera parte. Ahora sabes dos cosas importantes:
La primera es que si sigues a Jesucristo perteneces a la Casa de Israel y por tanto eres parte del pueblo elegido; y la segunda, que el Pacto de Dios con Israel es un pacto matrimonial el cual la novia o consorte debe cumplir para serle fiel a su esposo.
Pero la tercera cosa que debes saber no es menos importante: si perteneces a la Casa de Israel tu cumplimiento del Pacto con el Dios de Israel debe ser espiritual, por lo que no tienes porqué cumplir con los ritos de la Ley entregada a Moisés ¡NO LO HAGAS!
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