LOS DEMONIOS....(PARTE 4)
Comentamos en el capítulo 1 que había una idea pagana común de que el mar era un gran monstruo que deseaba devorar a la tierra. Aunque esto es evidentemente falso, la Biblia usa a menudo esta figura idiomática a fin de ayudar a sus primeros lectores a captar la idea que se estaba presentando; véase Job 7:12 (Traducción de Moffat); Amós 9:3 (Moffat); Jeremías 5:22; Salmos 89:9; Habacuc 3:10; Mateo 14:24 (texto griego); Marcos 4:37. La mitología asiria llamaba a este rebelde monstruo marino "Rahab"; y este es exactamente el nombre que se da al monstruo marino de Egipto en Isaías 51:9. Otro ejemplo se halla en la descripción de rayos y nubes de tormenta como "una serpiente tortuosa" (Job 26:13; Isaías 27:1). Esto estaba aludiendo evidentemente a la creencia pagana contemporánea de que los rayos y las aterradoras formaciones de nubes eran realmente visiones de una masiva serpiente.
Estos pasajes no dejan al descubierto la necedad de semejante idea, ni intentan una explicación científica. En cambio, dejan en claro que Dios controla estas cosas. Nahum 1:3 seguramente alude a estas ideas: "Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies". La actitud de Cristo ante la prevaleciente creencia en demonios es idéntica en este punto; sus milagros demostraban claramente que el poder de Dios era absoluto y completo, no limitado por las supersticiones de los hombres referente a los así llamados "demonios".
Aquellos que creen que los relatos del Nuevo Testamento acerca de "demonios" prueban que tales seres efectivamente existen se hallan lógicamente inclinados a aceptar que el mal es realmente un monstruo, y que el rayo es en realidad una enorme serpiente. Esto es seguramente una observación potente; debe haber un reconocimiento de que la Biblia usa el lenguaje de la época en el cual está escrita, sin que necesariamente apoye las creencias que forman la base de ese lenguaje.
Hemos mostrado que nuestro propio uso del lenguaje es similar. La Biblia hace esto a fin de confirmar la clase de verdades básicas que consideramos en el capítulo 2, que Dios es todopoderoso; él es responsable de nuestras pruebas; el pecado procede desde dentro de nosotros. Todas estas cosas pueden tener sentido si reconocemos la grandeza del poder de Dios para salvar. Tal como las descripciones del sol que nace y que se pone, la enfermedad se menciona en un lenguaje técnicamente "incorrecto" acerca de los "demonios". Hay muchos ejemplos bíblicos del uso de lenguaje que era comprensible en el tiempo en que se escribió, pero que ahora es poco familiar o irrelevante para nosotros, por ejemplo, "piel por piel" (Job 2:4) alude a la antigua práctica de comercializar pieles de valor equivalente; a un hieródulo [un homosexual que practica la prostitución] se le llama "perro" en Deuteronomio 23:18 (Biblia de Jerusalén). Y la descripción de Ezequiel acerca de la invasión a Israel en los últimos días alrededor del tiempo de la segunda venida de Cristo dice que los invasores vendrán con caballos, espadas y otras antiguas armas militares (Ezequiel 38:4; 39:3, 9, 10).
Se nos dice que sus espadas, arcos y flechas serán quemados en la tierra de Israel durante los primeros siete años de la venida del reino de Dios. Literalmente hablando, es muy poco probable que esto ocurra. Debemos tomar la mención de espadas, arcos y flechas como lenguaje cotidiano del aquel tiempo por lo que nosotros entendemos actualmente como lanzamisiles, tanques, etc. El lenguaje acerca de demonios es otro ejemplo. Leemos acerca de posesión demoníaca, y en el lenguaje actual podemos interpretar esto como epilepsia y ciertas enfermedades mentales. Frecuentemente, el Antiguo Testamento habla de varones que "se reúnen con sus padres" (por ej., Jueces 2:9). Esto se refiere a la idea común de que después de la muerte, un hombre iba a reunirse con su padre, abuelo y otros ancestros varones (6).
Sin embargo, la Biblia es clarísima en que todos los seres humanos son mortales, la muerte no es una entrada a una nueva vida, es inconsciencia. He examinado en gran medida este tema en todo el capítulo 4 de Principios Básicos de la Biblia. Y sin embargo, esta expresión idiomática acerca de reunirnos con nuestros padres se usa reiteradamente, aun cuando se refiere a una teología que es extremadamente incorrecta y simplemente mítica. Pero el lenguaje de la época se usa para describir a la muerte, tal como el lenguaje acerca de demonios se usa en el Nuevo Testamento para referirse a enfermedades mentales o inexplicables. La palabra hebrea para "cementerio" que se usa en Jeremías 31:40, es shede-mot. Literalmente esto significa "el campo de Mot", y Mot era el dios cananeo de la muerte (7).
Las falsas ideas acerca de la muerte habían entrado en la estructura misma del idioma hebreo; y sin embargo Dios aun así usa esa expresión cuando inspiró a Jeremías a que escribiera su palabra a Israel. Dios no ofrece ninguna nota al pie de página, por decirlo así, al efecto de que "por supuesto, nosotros ya sabemos que Mot no existe". Dios es demasiado grande para tener que explicarse a sí mismo o anticiparse a las críticas de esta manera. Él simplemente usa palabras y expresiones humanas. El Lenguaje de la Época en el Nuevo Testamento Con esto en mente, es sorprendentes cuántos ejemplos se pueden hallar en el Nuevo Testamento respecto al lenguaje de la época que se usa sin que tales palabras se corrijan. Estos son algunos ejemplos: --Los fariseos acusaron a Jesús de hacer milagros por el poder de un falso dios llamado Beelzebú. Jesús dijo: "Si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos?" (Mateo 12:27). 2 Reyes 1:2 nos dice claramente que Beelzebú era un falso dios de los filisteos.
Jesús no dijo, "Miren esto, 2 Reyes 1:2 dice que Beelzebú era un falso dios, así que la acusación de ustedes no puede ser cierta". No, él habló como si Beelzebú existiera, porque estaba interesado en que su mensaje llegara a su público. Y de la misma manera Jesús habló acerca de echar fuera a los demonios; él no se detuvo a explicar que "en realidad, no existen"; él simplemente predicó el evangelio en el lenguaje de la época. --El Señor habló de "Mammon", el dios sirio de las riquezas, sin ninguna explicación de que este dios no existía; su objetivo más esencial era que nosotros debemos servir al único Dios verdadero. --Pablo habla de los Gálatas como si estuvieran "hechizados" (Gálatas 3:1 NVI); una expresión que empleó para referirse a falsas ideas, sin ninguna aclaración suya.
--Asimismo, a veces Pablo citaba o aludía a ideas judías populares con las cuales él no estaba necesariamente de acuerdo. La falta de comillas en el griego del Nuevo Testamento significa que es difícil para nosotros discernir a tanta distancia cuando él hacía esto; pero me parece que esto ocurre bastante en sus escritos. Es así como él usa la frase "todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo" (1 Tesalonicenses 5:23), una expresión judía popular para referirse a una persona "como un todo"; pero, por los otros escritos de Pablo, está claro que él no consideraba al cuerpo y el alma como entes separados. De igual forma, él usa la expresión "sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades" en Colosenses 1:16, que es una frase rabínica que expresaba la idea de ellos acerca de "las diversas gradaciones de espíritus angélicos" (8).
Pero es dudoso que él creyera en esto. --Hechos 16:16 son las palabras de Lucas, bajo inspiración: "Nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación ["espíritu de Pitón", nota al margen, Biblia de Jerusalén]. Como se explica en una nota al margen en la versión Diaglott, Pitón era el nombre de un falso dios en el que creía la gente durante el primer siglo, posiblemente era el mismo dios Apolo. Se creía que el "espíritu de Pitón se apoderaba del "alma inmortal" de la persona poseída. En vista de que la Biblia se opone firmemente a la idea de un alma inmortal, no hay forma posible en que un espíritu de Pitón pueda poseer a alguien. Así que definitivamente Pitón no existía, pero Lucas no dice que la muchacha estaba "poseída por un espíritu de Pitón, el cual, de paso, es un falso dios que en realidad no existe". De igual manera, los evangelios no dicen que Jesús "echaba fuera a demonios que, de paso, en realidad no existen; es tan solo el lenguaje de la época para referirse a las enfermedades". Los demonios expulsados de Legión fueron "al abismo" (Lucas 8:31); el concepto pagano acerca del abismo es una insensatez, no obstante si creemos que el relato de la curación de Legión enseña la existencia de demonios, entonces lógicamente también debemos creer en "el abismo".
--Lucas 5:32 consigna que Jesús dijo a los judíos inicuos: "No he venido a llamar a justos...". Él estaba implicando que: "No he venido a llamar a quienes se creen justos". Pero Jesús les habló en sus propias palabras, aun cuando, técnicamente, él estaba usando un lenguaje que era falso. Lucas 19:20-23 muestra que Jesús estaba usando en la parábola las palabras equivocadas del hombre que tenía sólo un talento, para razonar con él, pero no corrige las palabras equivocadas que usó el hombre. --Los judíos de la época de Cristo pensaban que ellos eran justos porque eran descendientes de Abraham. Por lo tanto, Jesús se dirigió a ellos como "los justos" (Mateo 9:12-13), y dijo: "Sé que sois descendientes de Abraham" (Juan 8:37). Pero él no creía que ellos eran justos, como tantas veces lo dejó en claro; y él mostró claramente, por su razonamiento en Juan 8:39-44, que ellos no eran la simiente de Abraham. Así que Jesús tomaba las creencias de la gente al pie de la letra, sin contradecirlas inmediatamente, sino demostrando en cambio la verdad del asunto. Hemos mostrado que este era el enfoque de Dios al tratar con las creencias paganas que eran comunes en tiempos del Antiguo Testamento.
La actitud de Cristo respecto a los demonios en tiempos del Nuevo Testamento, era la misma. Los milagros facultado por Dios dejaron abundantemente en claro que era Dios quien causaba las enfermedades, no alguna otra fuerza, ya que era Dios quien tenía el grandioso poder de sanarlas. --Pablo citó de poetas griegos, famosos por la cantidad de disparates antibíblicos que ellos producían, a fin de confundir a aquellos que creían en lo que enseñaban los poetas (Tito 1:12; Hechos 17:28). Lo que estamos sugiriendo está compendiado en la respuesta de Pablo al hallar un altar dedicado a la adoración al "Dios Desconocido", es decir, a cualquier deidad pagana que pudiera existir, pero que la gente de Atenas hubiera pasado por alto. En vez de reprenderlos por su necedad al creer en esto, Pablo los tomó desde donde estaban y los llevó a que entendieran al único Dios verdadero, en el cual ellos no creían (Hechos 17:22-23). --Efesios 2:2 habla del "príncipe de la potestad del aire".
Esto alude claramente a los conceptos mitológicos de Zoroastro, algo que los lectores de Pablo creyeron en otro tiempo. Pablo dice que ellos vivieron en otro tiempo bajo "el príncipe de la potestad el aire". En el mismo versículo, Pablo define esto como "el espíritu [actitud mental] que... opera" en el hombre natural. Previamente habían creído en el concepto pagano acerca de un príncipe de espíritu celestial, ahora Pablo establece que el poder al que ellos anteriormente estaban formalmente sujetos era el de su propia mente inicua. De este modo, se hace alusión y se habla de la idea pagana sin reprenderla específicamente, mientras se muestra la verdad respecto al pecado. --Hechos 28:3-6 describe como una serpiente letal atacó a Pablo, aferrándose a su brazo. La gente que se hallaba cerca decidió que Pablo era un homicida a quien "la justicia no deja vivir".
Su entendimiento de la situación era totalmente equivocado. Pero Pablo no les explicó esto en detalle; en cambio, hizo un milagro sacudiéndose de la serpiente sin que fuera mordido. --2 Pedro 2:4 habla de que la gente inicua va al Tártaro (que en muchas versiones se ha traducido como "infierno"). Tártaro era un lugar mítico en el inframundo; sin embargo, Pedro no corrige esa idea, sino más bien la usa como un símbolo de completa destrucción y castigo por el pecado. El uso que hace Cristo de la palabra Gehenna era similar. N. T. Write observó: "El Nuevo Testamento en griego en realidad no tiene una palabra que signifique "milagro"; cuando sucedían cosas que parecían dar ideas normales de la realidad de algo impactante, los escritores del evangelio usaban palabras como "señales", "acciones poderosas" (9).
Y yo iría más lejos y sugeriría que esto tiene algo que ver con la razón por la cual ellos usaban el "lenguaje de la época" para designar los "milagros", es decir, "echar fuera demonios". Joachim Jeremias lo expresó bien: "Las enfermedades de toda clase se atribuían a los demonios, especialmente las diferentes formas de enfermedades mentales... Entenderemos mejor la extensión de este temor a los demonios si notamos que la falta de hospitales mentales cerrados significaba que esta clase de enfermedades quedaba mucho más expuesta al ojo público de lo que ocurre en nuestro mundo... Por lo tanto, no hay nada sorprendente en el hecho de que los evangelios también representen a las enfermedades mentales como estar poseído por demonios. Ellos hablan en el lenguaje y conceptualización de su tiempo" (10). ¿Por qué usa Dios el lenguaje de la época? Dios responde al necio conforme a su necedad (Proverbios 26:5).
De este modo, Dios resucitó a Samuel cuando Saúl le pidió a la bruja que lo trajera a la vida (1 Samuel 28). Por supuesto, las brujas no tienen poder para contactar a los muertos; sin embargo, Dios confirmó a Saúl en su estupidez. Si los hombres optan por seguir la vana filosofía de la carne, Dios los confirmará en sus desvaríos (2 Tesalonicenses 2:11). En conformidad con esto, Dios castiga a los hombres con una recompensa que es apropiada para la clase de pecado que ellos cometen (Romanos 1:27). Hemos mostrado cómo Dios claramente apeló a Israel para que dejaran de creer en demonios, porque no existían y él era el único Dios verdadero (Deuteronomio 32:15-24).
Lamentablemente, Israel continuó creyendo en demonios. Por lo tanto, el castigo de Dios para ellos se expresaba en el lenguaje que aludía a los demonios. El lenguaje de la Biblia alude a menudo al falso modo de pensar del mundo pagano circundante de tal manera como para demostrar el poder del verdadero Dios y su doctrina. Uno de los ejemplos más antiguos se encuentra en Génesis 4:7. "Si no hicieres bien, el pecado está a la puerta acechando" (texto hebreo). Esto parece estar diciendo que si Caín estaba dispuesto a arrepentirse, una adecuada ofrenda por el pecado se hallaba afuera de la puerta, la cual él podría matar y ofrendar como Dios lo requería. Pero aquí hay una muy clara alusión al demonio mesopotámico Rabisu o "el que acecha", el cual se pensaba que esperaba escondido a sus enemigos. Esta idea era corriente en el tiempo en que Moisés fue inspirado a escribir el relato del Génesis. Por medio de esta alusión al mítico Rabisu, Dios está diciendo: "No te preocupes por Rabisu, él no existe; es a mí a quien debes temer, no a él. Lo que necesitas hacer es una ofrenda por el pecado y reconciliarte conmigo, el único verdadero Dios, más bien que preocuparte por mitos como Rabisu".
Note que no es el estilo de Dios embarcarse en una larga y directa justificación de su grandeza en oposición a Rabisu. Los israelitas que adoraban a demonios en el desierto fueron aniquilados por la "mortandad [LXX daimonion, o demonio] que en medio de día destruya" (Salmos 91:6). Esto se refería presumiblemente a cómo algunos de los israelitas perdieron la vida por la insolación, y alude a la creencia común de que el mareo del mediodía era el resultado de una actividad demoníaca. Es como si Dio estuviera diciendo: "Los demonios no existen Pero si ustedes insisten en creer en ellos, bueno, conforme, los demonios los destruirán a ustedes". De igual manera, Cristo condenará a los inicuos en el día del juicio por la propia boca de ellos (Lucas 19:22), es decir, él los castigará basándose en los propios términos de ellos. Jesús no es un hombre inflexible; pero en la parábola, él no corrige al hombre por decir esto, sino que más bien razona sobre la base de que si esto fuese cierto, entonces qué había hecho el hombre respecto a su creencia en Jesús, incluso si fuera una creencia errónea...
--"El terror nocturno" (Salmos 91:5) también se menciona como destruyendo a Israel, y esto también puede ser una alusión a un mítico demonio que se supone que mata a la gente de noche. A pesar de estas alusiones, es evidente que fue Dios quien, por medio de sus ángeles, destruyó y castigó a Israel (Salmos 78:48-49); no fueron los demonios pecaminosos e independientes en los cuales creían las culturas circundantes. Había un tema común en la antigua demonología de que había siete demonios mayores que eran los responsables de las plagas y las calamidades. Cristo aludió a esto, sin corregirlo, en su parábola de los siete espíritus malignos que volvieron a entrar en el hombre sanado (Mateo 12:45). Deuteronomio 28:22 también podría estar aludiendo a esto cuando describe a las siete calamidades que caerían sobre Israel si ellos se apartaban de Yahvéh. Notas (1)
Esta es también la interpretación que sugiere G.B. Caird, This is also the interpretation suggested by G.B. Caird, The Language andImagery of the Bible (London: Duckworth, 1980) pp. 238,239. Hay mucho en este libro que tiene que ver con el tema de cómo usa Dios el lenguaje en relación con los demonios. La conexión entre demonios, ídolos y el lenguaje cotidiano se halla también desarrollada por John Allfree en Deamon Posesión, (Mansfield: Bible Study Publications, 1986). F.G. Jannaway cita un relato de Yates' History of Egypt donde el autor narra cómo en el Oriente Medio, en el siglo XIX, se le pide que "eche fuera a un Diablo", por lo cual yo simplemente entendí que yo había de curar las dolencias corporales de la persona". Véase See F.G. Jannaway, Satan‟s Biography (London: Maranatha, 1900) p. 54. (2) La lógica de esta observación se halla claramente expuesta por Robert Roberts, Christendom Astray (Birmingham: C.M.P.A., 1962 ed.) Chapter 7. (3) Véase Flavius Josephus, Wars of the Jews 7.156 (4) Véase R.C. Thompson, The Devils and Evil Spirits of Babylonia (London: Kuzac, Co., 1904) and R.K. Harrison, The Interpreter‟s Dictionary of the Bible (Grand Rapids: Eerdmans, 1969) Vol. 1 pp.853, 854. (5) R.K. Harrison, “Demonology” in Merrill Tenney (ed.), The Zondervan Encyclopaedia of the Bible Vol. 2 p.97 (Grand Rapids: Zondervan, 1982). (6) Véase Robert Boling, Judges (The Anchor Bible), (New York: Doubleday, 1975) p. 72; Eric Meyers, The Biblical Archaeologist Vol. 33 (1970) pp. 15–17. (7) Véase John Bright, Jeremiah (New York: Doubleday, 1965) p. 283. (8) See John Simpson, The Meaning of Satan (Grammata: Brentwood Bay, B.C., 1999 ed.) p. 76. (9) N.T. Wright, Who Was Jesus? (Grand Rapids: Eerdmans, 1993) p. 80. (10) Joachim Jeremias, New Testament Theology (London: S.C.M., 1972) p. 93.
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