TU ALIMENTO ESPIRITUAL...¿CÓMO ES?
En los capítulos anteriores hablamos de la cizaña que simboliza la intoxicación espiritual y también hablamos de los diferentes tipos de tierra que no son otra cosa sino los corazones de quienes oyen la Palabra de Dios.
El corazón espiritualmente sano da abundante fruto. Así como el trigo al dar fruto sirve de alimento el creyente sano da fruto llevando el alimento espiritual a quien más lo necesita.
Sabrás que has completado tu rehabilitación cuando comiences a experimentar el sano deseo de llevar el alimento espiritual a otros.
La Palabra de Dios nos enseña que no solo el cuerpo físico necesita comida, sino que también nuestro ser interior necesita ser debidamente alimentado.
“…para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre”. Deuteronomio 8:3
Así como nuestro cuerpo físico requiere alimento de buena calidad y a sus horas, también nuestro ser interior necesita alimentarse adecuadamente.
Hablando de los alimentos físicos, si no comemos a nuestras horas comenzamos a desfallecer y no estamos listos para los desafíos que la vida cotidiana nos presenta. Pero igualmente si esos alimentos que ingerimos son de inferior calidad nos faltará alguna vitamina y el agotamiento nos hará enfermar.
Con el alimento espiritual sucede lo mismo, si no lo ingerimos de alta calidad y con la frecuencia necesaria nuestro ser interior desfallecerá.
Pero si bien la comida con la que nutrimos nuestro cuerpo físico entra por la boca, el alimento que requiere nuestro ser interior al ser espiritual -como lo veremos más adelante- ha de entrar por el oído.
Ahora bien, al igual que hay alimento bueno y alimento malo, también hay alimento espiritual bueno y alimento espiritual malo. A continuación analizamos esta verdad:
El alimento espiritual chatarra
“No lo que entra en la boca CONTAMINA al hombre; mas lo que sale de la boca, esto CONTAMINA [intoxica] al hombre”. Mateo 15:11
En el capítulo anterior te hable de la cizaña y sus efectos tóxicos sobre el trigo. Entendimos que los falsos evangelios producen falsos creyentes los cuales simbolizan a la cizaña. Las falsas enseñanzas son comida tóxica que contamina el ser interior y a la larga le enferma y mata.
Asimismo, como tampoco es bueno ingerir comida chatarra a toda hora, pues nuestro cuerpo al estar mal alimentado enferma, el alimento espiritual defectuoso y lleno de mentiras que ofrecen los falsos ministros debilita nuestro ser interior.
La Palabra de Dios es el ÚNICO alimento espiritual que da vida eterna. Cada alimento mencionado en la Biblia es un símbolo cuyo significado debemos conocer: el fruto prohibido del Génesis, el maná que caía del cielo, las codornices que codiciaban los israelitas, la cebada, el trigo, la sal, la levadura, el vino, los frutos, el aceite, los peces…
La ley de Moisés, además del fruto del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal (Génesis 2:15-17), menciona en Levítico 11 una serie de alimentos prohibidos como el cerdo, el murciélago, la rata, el conejo, etc. los cuales también guardan cada uno en sí mismos un simbolismo que es necesario conocer, pues es información vital para una vida espiritual saludable pues LOS ALIMENTOS IMPUROS EN LA LEY DE MOISÉS SON SÍMBOLO DEL ALIMENTO ESPIRITUAL DEFICIENTE.
Todos sabemos lo exigentes que son las ordenanzas de la ley de Moisés en cuanto a la alimentación. La Casa de Israel, que de la ley de Moisés solo debe extraer su significado espiritual, necesita ser igualmente exigente en su alimentación espiritual.
No es que debamos privarnos de comer cerdo o conejo (Marcos 7: 19 / Hechos 15:1-24) sino que debemos abstenernos de comer el alimento espiritual malo que esos animales representan (Marcos 7:18-23).
Acostumbrarse a comer el contenido de los falsos evangelios para nuestro ser interior es tan mortal como comer diariamente para desayuno, comida y cena, hamburguesas y pizzas grasosas elaboradas con las manos sin lavar, llenas de pelos y todo tipo de secreciones de quien las cocinó y visitadas por animalejos aborrecibles.
No exagero, la Biblia nos muestra que Dios aborrece la comida espiritual deficiente y además servida con desaseo. Una muestra de ello nos la dan los levitas, de quienes los chefs modernos han tomado su ejemplo tanto de exigencia al elegir los insumos de lo que van a preparar como de limpieza extrema con la que han de manipular los alimentos.
El alimento espiritual sano
En resumen, la Palabra de Dios nos enseña que al igual que en lo físico existen dos clases de alimento, el sano y el que mata, en lo espiritual sucede lo mismo. Por supuesto la Palabra de Dios nos insta a tomar el alimento espiritual puro y sin levadura que de Ella misma emana.
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. Isaías 55:1-3
Como ya dijimos, este pasaje nos muestra que a diferencia del alimento físico, el alimento espiritual sano, limpio y gratuito entra por los oídos, pero igual va para adentro y nos nutre y fortalece.
Tal como cuando ingerimos los alimentos materiales renovamos nuestra fuerzas físicas, asimismo La Palabra de Dios es un alimento espiritual que lleva consuelo, fortalece y alegra; que crea esperanza y paciencia pero sobre todo, produce una tremenda fe sobrenatural que prevalece en medio de las más grandes adversidades.
La importancia de alimentarse sanamente
Si en lo físico comemos alimentos dañinos, a la larga nuestro cuerpo engorda y nos exponemos a los infartos o enfermedades como la diabetes; se nos pican los dientes, se nos infecta el intestino, etc.
Pues así como tenemos cuidado al alimentarnos físicamente debemos ser exigentes para la comida que nos alimenta el ser interior. También debemos tomar el buen hábito de comer solo alimento espiritual sano y limpio.
Chefs y comensales
La Palabra de Dios también nos enseña que tanto los que preparan el alimento espiritual, como los que lo comen deben ser exigentes. No está nada mal que los maestros de la Palabra profundicen en las ordenanzas a los levitas quienes servían en el altar. Ordenanzas que, como ya dijimos, hoy día aplican los modernos chefs, como lavarse las manos, usar gorro, bata, etc., y que también, por supuesto, como todo rito, tienen implícito un significado espiritual.
Así que la Palabra de Dios no solo exige que los alimentos espirituales que se llevan al pueblo sean preparados con amor, excelencia y limpieza, sino también requiere de los comensales espirituales desarrollar buenos hábitos alimenticios; que seamos más exigentes en lo que nos llevamos al corazón y evitar en lo posible comer alimento malo.
“Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Señor Dios de los ejércitos”. Jeremías 15:16
“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel”. Ezequiel 3:1-3
“Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:4
“Todos los que tengan sed, vengan a beber agua; Y los que no tengan dinero, vengan y lleven trigo, vino y leche gratuitamente. Pónganme atención y comerán una comida buena y deliciosa. No vale la pena ganar dinero y gastarlo en comidas que no quitan el hambre”. Isaías 55:1-2 TLA
El alimento espiritual del pueblo de Dios no es papel y tinta, sino esa Voz que habita en la Palabra y que anhela entrar hoy en comunión contigo.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20
Llevando a otros el alimento espiritual
Hoy día para abastecer nuestras despensas acudimos al supermercado. De manera que cuando tenemos hambre nos basta con abrir el refrigerador, o si no queremos o no podemos comer en casa, vamos a un restaurante y problema resuelto. Así de fácil. Pero en los tiempos bíblicos adquirir los alimentos era completamente diferente. En ese entonces costaba mucho esfuerzo, dedicación, paciencia y hasta amor sacar los alimentos de la tierra. Por ello es que al sentarse a la mesa, todos comían con una enorme gratitud y hasta temor a Dios, pues sabían que solo gracias a su bondad era posible comer ese día.
No solo de pan vivirá el hombre
Lo mismo pasa con los alimentos espirituales: para extraerlos de la Palabra hemos de hacernos de esfuerzo, dedicación, paciencia y amor.
Este es pues, el secreto del reino: aprender a extraer de La Palabra el alimento espiritual para llevarlo con limpieza y amor a quienes todavía no pueden hacerlo por sí mismos, con la esperanza de que algún día, cuando ya puedan, a ellos les toque también llevar la Palabra a otros.
Porque así como nadie puede sobrevivir sin el alimento tangible, de la misma manera, nuestro espíritu se muere sin la enseñanza de la Palabra de Dios, que es el alimento espiritual que da Vida.
“No solo de pan vivirá el hombre [alimento sólido], mas de todo lo que sale de la boca del Señor vivirá [alimento espiritual]…” Deuteronomio 8:3
Para nosotros, los que llevamos un tiempo en el camino del Señor, es necesario que nos hagamos responsables de llevar el alimento espiritual a los que todavía no pueden extraerlo de la Palabra.
El siervo fiel y prudente: el alimento espiritual a su debido tiempo
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”. Mateo 24:45-47
Aquí el Señor se refiere al alimento espiritual, y cuando nos habla de su casa se refiere a su iglesia, su congregación. El siervo fiel y prudente es aquel que lleva el alimento espiritual, esto es la Palabra de Dios, a su pueblo. A esos siervos el Señor los puso sobre su casa para servirle el alimento en los tiempos que Él ha indicado. Su casa, es decir su familia, son todos los que oyen la Palabra de Dios y la hacen (Mateo 12: 48-50 /Marcos 3:33-35 / Lucas 8:19-21).
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