UN PACTO MATRIMONIAL

 


Salida de Egipto

Cuatro siglos después de lo acontecido a José (Éxodo 12:40-41), los hijos de Israel se habían multiplicado y fortalecido de tal forma que el faraón en turno comenzó a verlos con recelo, así que decidió debilitar a los hebreos implementando un sistema opresivo (Éxodo 1:7-22).

Había llegado el momento de sacar a los israelitas de ahí. Así que Moisés y su hermano Aarón fueron enviados a advertir al faraón que debía dejar salir a los hebreos si no quería que el Poderoso de Israel descargara su ira sobre Egipto (Éxodo 6:13).

Diez plagas después (incluyendo la muerte de los primogénitos egipcios) el faraón finalmente entendió que nunca ganaría en una lucha contra el Dios de Israel y accedió a dejar ir (Éxodo 12:31) a su preciada mano de obra hebrea.

Pero de última hora se arrepintió y cuando los hebreos ya iban de salida el faraón tomó a su ejército y fue tras Israel, mas al tratar de cruzar el Mar Rojo este se precipitó con violencia sobre todos los egipcios dejándolos sepultados en sus profundidades (Éxodo 14:27-30).

Israel estaba a salvo, sus perseguidores habían desaparecido para siempre.

“El Señor es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. El Señor es varón de guerra; Poderoso es su nombre. Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo”. Éxodo 15:3-4

Israel había llegado a Egipto con setenta personas, pero El Señor los había bendecido en tal manera que salió de esa nación con más de seiscientos mil:

“Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las personas de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta”. Génesis 46:27

“Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños”. Éxodo 12:37

“Con setenta personas descendieron tus padres a Egipto, y ahora El Señor te ha hecho como las estrellas del cielo en multitud”. Deuteronomio 10:22

Entendimiento espiritual de la salida de Egipto

Tal como Faraón, que tenía bajo su yugo a todo ser viviente en Egipto incluyendo a los hijos de Israel, así también quien gobierna este mundo (Juan 12:31 / Lucas 4:5-7) mantiene bajo su potestad a toda la humanidad (Efesios 2:2).

El pueblo de Dios aunque en esencia es diferente también forma parte de la humanidad, pero igual que en aquel Egipto, en donde los hebreos no comían con los egipcios (Génesis 43:32), los hijos de Dios no comulgan con los hijos de este mundo (2 Corintios 6:14).

Al salirse del dominio de quien gobierna este mundo el pueblo elegido sufre persecución (Apocalipsis 12:13-17). Pero al final el pueblo de Dios es librado con Mano Fuerte y Brazo Extendido (Deuteronomio 5:15).

“Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí”. Éxodo 19:4

El pacto con Israel: un pacto matrimonial

La historia de la salida de Israel de Egipto es la analogía de una historia de amor. A continuación te lo explico a detalle:

En tiempos bíblicos la costumbre era que la parte del pretendiente solicitara al padre de la elegida les diera su permiso para casarse. Al solicitar Dios la salida de Israel a Faraón en realidad estaba solicitando la mano de su pretendida (*).

(*) Fred H. Wight; Usos y Costumbres de las Tierras Bíblicas; Capítulo 14 Costumbres matrimoniales – Escoger la esposa es prerrogativa de los padres.

La negativa de Faraón a dejar salir a Israel nos presenta la figura de un padre de familia que se niega a concederla a su pretendiente.

Con Mano Fuerte y Brazo Extendido, El Señor sacó a su pueblo de Egipto, tal como quien antiguamente ante la oposición del padre toma de la mano a la novia para raptarla y llevarle lejos con la intención de casarse con ella:

“No como el pacto que hice con sus padres EL DÍA QUE TOMÉ SU MANO PARA SACARLOS DE LA TIERRA DE EGIPTO; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque FUI YO UN MARIDO PARA ELLOS, dice El Señor”. Jeremías 31:32.

Las tablas de la Ley: una carta de compromiso matrimonial

Una vez habiendo escapado de Faraón, el pueblo llegó al Sinaí, también conocido como Horeb (Éxodo 3:1). Ahí Moisés subió al monte en donde le fueron entregadas las tablas con los Diez Mandamientos que constituían el Pacto de Dios con Israel (Éxodo 24:12).

“Fue así como Él les dio a conocer los DIEZ MANDAMIENTOS DEL PACTO que hizo con ustedes, y los escribió en dos tablas de piedra para que los obedecieran.”. Deuteronomio 4:13 TLA

“Y Moisés estuvo allí, con el Señor, cuarenta días y cuarenta noches. No comió pan, ni bebió agua, pero sí escribió en LAS TABLAS DE PIEDRA LAS PALABRAS DEL PACTO, ES DECIR, LOS DIEZ MANDAMIENTOS”. Éxodo 34:28 RVC

Mediante las tablas de la Ley, Dios le estaba cumpliendo formalmente a Israel tal como el novio que una vez habiendo raptado a la novia y para no dejarla desprotegida –pues ya no está en la casa paterna– se casa de inmediato con ella:

“Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento Y ENTRÉ EN PACTO [matrimonial] CONTIGO, dice El Señor, y fuiste mía [puesto que eran marido y mujer]”. Ezequiel 16:8

A través de esta figura del matrimonio usada por Dios, vemos que la relación marital que Dios establece con su pueblo se efectúa mediante un pacto solemne, una formalización de la declaración de amor.

“Convertíos, hijos rebeldes, dice El Señor, porque YO SOY VUESTRO ESPOSO; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion”. Jeremías 3:14

Según la costumbre en tiempos bíblicos, la carta de compromiso –la cual expedía el esposo– debía contener las responsabilidades de la esposa para con este (**). Así los Diez Mandamientos serían las responsabilidades de la esposa Israel para con su esposo, El Señor.

(**) Fred H. Wight; Usos y Costumbres de las Tierras Bíblicas; Capítulo 14 Costumbres matrimoniales – Los desposorios.

La carta de compromiso era en sí misma una garantía legal de la responsabilidad que adquiría el esposo, garantía esta que –en caso de ser necesario por algún incumplimiento por parte del hombre– la esposa podía usar como una prueba ante los tribunales, a fin de obtener una indemnización. Estamos hablando de los principios de lo que hoy conocemos como contrato matrimonial, o pacto o alianza matrimonial, como se le conocía en la antigüedad. Así, al entregar a Israel las tablas de la Ley, Dios legalmente formaliza la relación marital entre Él y su pueblo.

Porque El Señor entregó la Ley a Israel y la tomó como esposa, pues al darle la Ley le entregó su corazón y le declaró su amor distinguiéndola de entre los demás pueblos.

Esta es la razón por la que a Israel se le llama EL PUEBLO ELEGIDO, porque acorde a los usos y costumbres de la época la entrega de las tablas de la Ley fue un acto en el que El Señor formalizaba un pacto matrimonial con Israel, consagrándola para Sí, esto es, APARTÁNDOLA DE LAS DEMÁS NACIONES Y DECLARÁNDOLA ANTE TODOS SU ELEGIDA Y PROMETIDA ÚNICA:

«Fue tal su amor por tus padres que LOS ESCOGIÓ A USTEDES, la descendencia de ellos, y con su presencia y gran poder los sacó de Egipto». Deuteronomio 4:37 RVC

“Solamente de tus padres se agradó el Señor, y los amó, y DE ENTRE TODOS LOS PUEBLOS ESCOGIÓ A SU DESCENDENCIA después de ellos, es decir, a ustedes, como hoy pueden verlo. Así que circunciden el prepucio de su corazón, y no sigan siendo obstinados”. Deuteronomio 10:15-16 RVC

“Tú eres un pueblo santo, y perteneces al Señor tu Dios. De entre todos los pueblos de la tierra, el Señor TE HA ESCOGIDO para que seas un pueblo único, un pueblo suyo”. Deuteronomio 14:2 RVC

“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros SERÉIS MI ESPECIAL TESORO SOBRE TODOS LOS PUEBLOS; porque mía es toda la tierra”. Éxodo 19:5

Las tablas de la Ley fueron una prueba de uso legal de las buenas intenciones del que propuso matrimonio; una garantía –acorde al derecho vigente en épocas antiguas– o testimonio (Éxodo 32:15) del amor de Dios por su prometida Israel, pues Dios puso por escrito de su propio puño y letra en ellas (Éxodo 32:16 / Éxodo 31:18 / Deuteronomio 9:10) las Palabras de matrimonio que había hablado al pueblo (Éxodo 20:1-17).

“Cuando el Señor dejó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le entregó dos tablas de piedra con la ley ESCRITA POR EL DEDO MISMO DE DIOS”. Éxodo 31:18

Dios escribe de propia mano, una forma inequívoca que en la antigüedad los consortes usaban para testificar su voluntad, tal como hoy se usa la firma en un documento para hacerlo legal.

En toda ceremonia nupcial quien preside el enlace explica a cada uno de los contrayentes cuáles son los puntos del compromiso que están por efectuar.

Las Palabras para la novia:

“Este día declaras solemnemente que el Señor es tu Dios, que andarás en sus caminos y cumplirás sus estatutos, mandamientos y decretos, y que obedecerás su voz”. Deuteronomio 26:17 RVC

Las Palabras para el novio:

“Este día el Señor declara que tú eres su pueblo, su posesión exclusiva, tal y como te lo ha prometido. Así que cumple todos sus mandamientos; y exáltalo sobre todas las naciones que él ha creado, para que seas un pueblo santo al Señor tu Dios, digno de alabanza, renombre y gloria, como él lo ha dicho”. Deuteronomio 26:18-19 RVC

El becerro de oro símbolo del rompimiento del Primer Pacto

Pero Israel cometió infidelidad adorando a otro dios, por lo que Moisés rompió las Tablas de la Ley (Éxodo 32:1-19). La infidelidad es una causal del rompimiento del pacto matrimonial. La ruptura de las primeras tablas de la Ley fue el símbolo de la ruptura del Primer Pacto que aconteció luego de la separación de Israel y Judá:

“Y vio también que yo repudié a la rebelde Israel y que ME DIVORCIÉ DE ELLA PRECISAMENTE POR EL ADULTERIO COMETIDO. Pero Judá, la infiel hermana de Israel, no tuvo temor, sino que también ella fue y se dedicó a la prostitución”. Jeremías 3:8 DHH

Un pacto renovado: el Nuevo Pacto

Una vez habiendo purificado al pueblo (Éxodo 32:20-29) Moisés subió otra vez al monte para recibir unas nuevas tablas las cuales son el símbolo del Nuevo Pacto:

“El Señor le dijo a Moisés: —Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, para que yo escriba en ellas las mismas palabras que estaban escritas en las primeras tablas, las que hiciste pedazos”. Éxodo 34:1 DHH

Luego de la infidelidad cometida ante el becerro de oro, Dios había perdonado a Israel ofreciéndole NUEVAMENTE su pacto matrimonial (Deuteronomio 10:2-4). Así las nuevas tablas de la Ley fueron el símbolo del Nuevo Pacto que por mediación del Señor Jesucristo vendría firmado ya no en tablas de piedra sino en los corazones del pueblo:

“He aquí que vienen días, dice El Señor, en los cuales HARÉ NUEVO PACTO CON LA CASA DE ISRAEL Y CON LA CASA DE JUDÁ. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice El Señor”. Jeremías 31:31-32

“Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra [las tablas de la Ley] de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne [alusión al Espíritu Santo]”. Ezequiel 11:19

“Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra [las tablas de la Ley], sino en tablas de carne del corazón”. 2 Corintios 3:3

En tiempos bíblicos para cerrar un convenio matrimonial era costumbre que la familia del novio entregara como señal de buena voluntad una suma de dinero o bienes en especie. Al momento del compromiso se entregaba esta prenda material como garantía de que había una intención seria en formalizar el enlace matrimonial. En algún momento a esta formalidad comenzó a conocérsele como la entrega de las arras (***).

(***) [1] Fred H. Wight; Usos y Costumbres de las Tierras Bíblicas; Capítulo 14 Costumbres matrimoniales – La dote matrimonial.

[2] Diccionario Bíblico Evangélico; Arras.

Generalmente las arras eran un anticipo del pago de la dote o precio de la novia (Génesis 34:12 / Génesis 31:15).

“El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones”. 2 Corintios 1:22

Por lo cual, las Tablas de la Ley fueron una carta de compromiso o garantía del consorte, pero también son el símbolo del Espíritu Santo, garante del Nuevo Pacto:

“Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que El Señor ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.” Éxodo 24:8

“Porque esto es mi sangre del Nuevo Pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”. Mateo 26:28

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