"LA FE DE YESHUA"
"Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos" (Juan 4:22).
"Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Yeshua" (Apoc. 14:12).
Dos cosas importantes resaltan aquí: El guardar los Mandamientos de Dios y guardar la fe de Yeshua. ¿Qué implica esto para nosotros que vivimos en occidente y en el Siglo 21? Esto fue escrito en el siglo primero de nuestra Era Común. Desde ese entónces muchas cosas han pasado y muchas cosas han cambiado. También mucha manipulación y muchos dogmas y muchos cambios e inventos teológicos han habido. Pero la verdad hay que decirla y que sostenerla. "Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad" (2 Corintios 13:8).
Los Mandamientos de Dios. ¿Cuáles son esos "mandamientos de Dios" y porqué y cómo hay que guardarlos?
Primeramente, los Mandamientos de Dios es una referencia a todo lo que Él nos ha dado en Su Instrucción. Algunos alegan que en la Ley de Moisés (la Torá) hay 613 mandamientos, unos positivos y otros negativos. Pero lo cierto es que, según el mal llamado "nuevo testamento", todos esos mandamientos se resumen en dos grandes renglones, a saber:
Amar al ETERNO con todo nuestro corazón, alma, mente, y fuerzas (entiéndase, bienes). Todo lo recibimos de Él y debemos amarlo con todo. El segundo renglón es amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Si uno no se ama a sí mismo, ¿cómo podría amar a alguien más?
¿Qué implica amar al Padre Celestial con todo?
Pues implica que todo lo que somos y todo lo que ser o podamos tener, viene de Él y que debemos honrarlo por ello.
"Bendice, alma mía, a Adonay, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Adonay, Y no olvides ninguno de sus beneficios" (Salmo 103:1-2).
¡Ninguno de sus beneficios! El hombre tiende a olvidar que si está de pie sobre la tierra, si puede respirar, trabajar, tener una familia, un hogar, y cualquier otro bien, es porque ha sido beneficiado por el Eterno. Pero hay algo más profundo aún, la forma mas indicada de honrar y amar al Eterno Padre celestial, es guardando Sus mandamientos por encima de los mandamientos de hombres. La obediencia es la mejor reverencia que le podemos rendir a Adonay, nuestro Dios. Muchos parecen olvidar que, para honrar al Eterno, hay que obedecerlo. YESHUA sirvió al Eterno en una entrega total y en una obediencia total, así, por lo que hizo y por lo que padeció "aprendió la obediencia" y "fue perfeccionado" (Heb. 5:7-9) y por su obediencia y entrega total, sus "ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente".
Su ejemplo debería animarnos a ser también obedientes y sumisos al Todopoderoso, quien nos librará de la muerte eterna gracias a los méritos de Yeshua, el Mesías sufriente.
Los Diez Mandamientos son el resumen de lo que Dios espera de nosotros, que le amemos reconociéndole como el único Dios verdadero, "el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén" (1 Timoteo 6:16). Evitar a toda costa la idolatría...Dios aborrece tanto la idolatría como a los que la practican. Jamás debemos tomar en nuestros labios Su Nombre en vano, ni jurar en vano en ese Nombre...porque Dios no dará por inocentes a quienes lo hagan. Tampoco debemos olvidarnos de Su reposo, que no se limita a un día en particular, sino a oír su voz obedientemente, reverentemente, y así entrar en el verdadero reposo en el que descansamos de nuestras obras (nuestras ocupaciones personales) reconociendo Su soberanía sobre nuestro tiempo y sobre nuestra vida. Muchos han hecho su "caballo de batalla" de un día literal, de 24 horas, pero el reposo verdadero no se limita a un día en particular, sino a una vida en Su reposo (nada que ver con sábados o domingos), el verdadero reposo es espiritual y va mucho más allá de un un día de 24 horas. Esto es lo concerniente al primer renglón de los Diez Mandamientos.
Amando al prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
Como dije anteriormente, para poder amar a los demás primero debemos amarnos a nosotros mismos, porque si no nos amamos a nosotros mismos, ¿cómo podríamos amar a alguien más? El amor propio no es desmedido, no nos hace egoístas ni mucho menos egocéntricos, sino que, como seres creados a imagen y semejanza del Creador, debemos considerarnos como una extención suya, ser "imitadores suyos como hijos amados.
"Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados" (Efesios 5:1). El mayor honor de un hijo debe ser imitar a un buen padre. Si nos amamos, no dañamos nuestro cuerpos ni nuestra mente con alimento no sano. ¡Y esto va en ambos sentidos, natural y espiritual! Alimentamos nuestros cuerpos con alimentos sanos y nuestra mente con enseñanzas sanas, libres de dogmas y prácticas mentirosos.
Entónces viene la "regla de oro" que nos enseña el Mesías Yeshua:
"Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Lucas 6:31).
Pablo lo ilustró de la siguiente manera:
"Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Romanos 13:7-10).
Esto es lo concerniente a los Mandamientos de Dios, que no son otra cosa que poner en práctica el amor y el servicio, primeramente a Dios y en segundo lugar a nuestros semejantes.
"Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos [los hombres], y mayormente a los de la familia de la fe...Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios."(Gálatas 6:10,16).
Para concluir, hablemos de la "fe de Yeshua". ¿Cuál fue la fe de Yeshua? ¿Qué creía él y qué practicaba? Ciertamente que Yeshua no fue un "fiel cristiano", no practicaba la fe cristiana y mucho menos tenía en su mente fundar la "religión cristiana". Yeshua fue un Rabí Judío, Su libro de texto en el que basaba su fe y práctica fue el Tanak, la Biblia Hebrea, la Torá, los Profetas y los Escritos. Cuando decía: "Escrito está", hacía referencia a la Torá, a los Profetas, o a los Escritos, mayormente a los Salmos. Nunca salió de su entorno Judío, ni de las fronteras de Israel. Su fe y sus prácticas eran las de un Judío, de un Israelita. Que siglos más tarde se le reinterpretara y se le elevara a un rango para él desconocido de "Dios de Dios, Luz de Luz, engendrado, pero no creado, consustancial con el Padre" es otra cosa y de eso hablaremos en otra ocasión. Yeshua nunca estuvo en Roma, ni en Grecia, ni en América, por lo que no enseñó ni practicó lo que ahora se cree y se practica en su nombre latinizado de Jesucristo. La fe de Yeshua era el Shemá:
"OYE ISRAEL: ADONAY NUESTRO ELOHIM, ADONAY UNO ES. AMARÁS A ADONAY TU ELOHIM CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODAS TUS FUERZAS."
¡Ésa era y es la Fe de Yeshua! La verdadera fe, la fe hebrea. Todos Sus dichos y enseñanzas estuvieron centrados en la única fe genuina de sus días, la antigua fe hebrea, no en la fe de concilios ecuménicos, ni en bulas, ni en dogmas gentilizados, ni en prácticas idolátricas practicadas por los paganos greco-romanos. ¡Ejemplo nos ha dejado para que sigamos en sus pisadas!
Espero que esto sea de bendición para mis Lectores, en el amor de Yeshua.
Dos cosas importantes resaltan aquí: El guardar los Mandamientos de Dios y guardar la fe de Yeshua. ¿Qué implica esto para nosotros que vivimos en occidente y en el Siglo 21? Esto fue escrito en el siglo primero de nuestra Era Común. Desde ese entónces muchas cosas han pasado y muchas cosas han cambiado. También mucha manipulación y muchos dogmas y muchos cambios e inventos teológicos han habido. Pero la verdad hay que decirla y que sostenerla. "Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad" (2 Corintios 13:8).
Los Mandamientos de Dios. ¿Cuáles son esos "mandamientos de Dios" y porqué y cómo hay que guardarlos?
Primeramente, los Mandamientos de Dios es una referencia a todo lo que Él nos ha dado en Su Instrucción. Algunos alegan que en la Ley de Moisés (la Torá) hay 613 mandamientos, unos positivos y otros negativos. Pero lo cierto es que, según el mal llamado "nuevo testamento", todos esos mandamientos se resumen en dos grandes renglones, a saber:
Amar al ETERNO con todo nuestro corazón, alma, mente, y fuerzas (entiéndase, bienes). Todo lo recibimos de Él y debemos amarlo con todo. El segundo renglón es amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Si uno no se ama a sí mismo, ¿cómo podría amar a alguien más?
¿Qué implica amar al Padre Celestial con todo?
Pues implica que todo lo que somos y todo lo que ser o podamos tener, viene de Él y que debemos honrarlo por ello.
"Bendice, alma mía, a Adonay, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Adonay, Y no olvides ninguno de sus beneficios" (Salmo 103:1-2).
¡Ninguno de sus beneficios! El hombre tiende a olvidar que si está de pie sobre la tierra, si puede respirar, trabajar, tener una familia, un hogar, y cualquier otro bien, es porque ha sido beneficiado por el Eterno. Pero hay algo más profundo aún, la forma mas indicada de honrar y amar al Eterno Padre celestial, es guardando Sus mandamientos por encima de los mandamientos de hombres. La obediencia es la mejor reverencia que le podemos rendir a Adonay, nuestro Dios. Muchos parecen olvidar que, para honrar al Eterno, hay que obedecerlo. YESHUA sirvió al Eterno en una entrega total y en una obediencia total, así, por lo que hizo y por lo que padeció "aprendió la obediencia" y "fue perfeccionado" (Heb. 5:7-9) y por su obediencia y entrega total, sus "ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente".
Su ejemplo debería animarnos a ser también obedientes y sumisos al Todopoderoso, quien nos librará de la muerte eterna gracias a los méritos de Yeshua, el Mesías sufriente.
Los Diez Mandamientos son el resumen de lo que Dios espera de nosotros, que le amemos reconociéndole como el único Dios verdadero, "el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén" (1 Timoteo 6:16). Evitar a toda costa la idolatría...Dios aborrece tanto la idolatría como a los que la practican. Jamás debemos tomar en nuestros labios Su Nombre en vano, ni jurar en vano en ese Nombre...porque Dios no dará por inocentes a quienes lo hagan. Tampoco debemos olvidarnos de Su reposo, que no se limita a un día en particular, sino a oír su voz obedientemente, reverentemente, y así entrar en el verdadero reposo en el que descansamos de nuestras obras (nuestras ocupaciones personales) reconociendo Su soberanía sobre nuestro tiempo y sobre nuestra vida. Muchos han hecho su "caballo de batalla" de un día literal, de 24 horas, pero el reposo verdadero no se limita a un día en particular, sino a una vida en Su reposo (nada que ver con sábados o domingos), el verdadero reposo es espiritual y va mucho más allá de un un día de 24 horas. Esto es lo concerniente al primer renglón de los Diez Mandamientos.
Amando al prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
Como dije anteriormente, para poder amar a los demás primero debemos amarnos a nosotros mismos, porque si no nos amamos a nosotros mismos, ¿cómo podríamos amar a alguien más? El amor propio no es desmedido, no nos hace egoístas ni mucho menos egocéntricos, sino que, como seres creados a imagen y semejanza del Creador, debemos considerarnos como una extención suya, ser "imitadores suyos como hijos amados.
"Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados" (Efesios 5:1). El mayor honor de un hijo debe ser imitar a un buen padre. Si nos amamos, no dañamos nuestro cuerpos ni nuestra mente con alimento no sano. ¡Y esto va en ambos sentidos, natural y espiritual! Alimentamos nuestros cuerpos con alimentos sanos y nuestra mente con enseñanzas sanas, libres de dogmas y prácticas mentirosos.
Entónces viene la "regla de oro" que nos enseña el Mesías Yeshua:
"Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Lucas 6:31).
Pablo lo ilustró de la siguiente manera:
"Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Romanos 13:7-10).
Esto es lo concerniente a los Mandamientos de Dios, que no son otra cosa que poner en práctica el amor y el servicio, primeramente a Dios y en segundo lugar a nuestros semejantes.
"Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos [los hombres], y mayormente a los de la familia de la fe...Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios."(Gálatas 6:10,16).
Para concluir, hablemos de la "fe de Yeshua". ¿Cuál fue la fe de Yeshua? ¿Qué creía él y qué practicaba? Ciertamente que Yeshua no fue un "fiel cristiano", no practicaba la fe cristiana y mucho menos tenía en su mente fundar la "religión cristiana". Yeshua fue un Rabí Judío, Su libro de texto en el que basaba su fe y práctica fue el Tanak, la Biblia Hebrea, la Torá, los Profetas y los Escritos. Cuando decía: "Escrito está", hacía referencia a la Torá, a los Profetas, o a los Escritos, mayormente a los Salmos. Nunca salió de su entorno Judío, ni de las fronteras de Israel. Su fe y sus prácticas eran las de un Judío, de un Israelita. Que siglos más tarde se le reinterpretara y se le elevara a un rango para él desconocido de "Dios de Dios, Luz de Luz, engendrado, pero no creado, consustancial con el Padre" es otra cosa y de eso hablaremos en otra ocasión. Yeshua nunca estuvo en Roma, ni en Grecia, ni en América, por lo que no enseñó ni practicó lo que ahora se cree y se practica en su nombre latinizado de Jesucristo. La fe de Yeshua era el Shemá:
"OYE ISRAEL: ADONAY NUESTRO ELOHIM, ADONAY UNO ES. AMARÁS A ADONAY TU ELOHIM CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODAS TUS FUERZAS."
¡Ésa era y es la Fe de Yeshua! La verdadera fe, la fe hebrea. Todos Sus dichos y enseñanzas estuvieron centrados en la única fe genuina de sus días, la antigua fe hebrea, no en la fe de concilios ecuménicos, ni en bulas, ni en dogmas gentilizados, ni en prácticas idolátricas practicadas por los paganos greco-romanos. ¡Ejemplo nos ha dejado para que sigamos en sus pisadas!
Espero que esto sea de bendición para mis Lectores, en el amor de Yeshua.
Comentarios
Publicar un comentario