Ser o no ser, esa es la cuestión...Para ser parte del Pueblo Santo, el pueblo elegido, el Pueblo de Dios, es necesario ser "conciudadanos con los santos y miembros de la Familia de Dios" (Efes 2.19)...No se puede ser un "forastero", un "extraño" o un "alejado"...Porque así se estaba antes de ser parte, de ser injertados al Olivo natural que es Israel. "en aquel tiempo estabais sin el Mesías, apartados de la ciudadanía de Israel, y extraños a los pactos de la promesa, no teniendo esperanza, y sin Dios en el mundo" (Efes 2:12). ¡Esa era nuestra condición anterior! Pero todo ha cambiado, ahora ya no somos ni estamos así, porque "AHORA en Jesús el Mesías, vosotros, que en un tiempo estabais lejos, fuisteis hechos cercanos por la sangre del Mesías". "Lejos" de qué o de quién estábamos? ¡Lejos de la ciudadanía de Israel y extraños a los pactos y a las promesas!
Una vez siendo hechos cercanos, habiendo sido injertados al Olivo natural, que es Israel, ya no somos extraños, nos hemos acercado a los pactos y a las promesas. TODAVÍA hay algunos que afirman ser Cristianos pero dicen que los "pactos y las promesas fueron para los Judíos". Deben saber que ISRAEL no se limita a los Judíos, ellos son solo componentes de una de las 12 Tribus de Israel, pero son 12 Tribus, no solo una. Diez de las tribus, conocidas como "la Casa de Israel" o como "Efraim", o simplemente como "las ovejas perdidas de la casa de Israel", que fueron esparcidas por las naciones, después que el SEÑOR les diera "carta de divorcio" (Jer 3:8; Oseas 1:6, 8-10). En esa dispersión se multiplicarían y llegarían a ser tan numerosas e incontable como la arena del mar. Así se cumpliría la profecía de Ya-acov (Jacob) de que Efraim se convertiría en una "multitud de naciones" o, lo que es lo mismo, "plenitud de Gentiles". Como "Gentiles", por haberse mezclado con los paganos, la Casa de Israel sería llamada y recogida de nuevo, para volver a ser un solo pueblo, una sola nación, un solo reino, un solo rebaño, con la Casa de Judá, bajo un solo Caudillo-Pastor, el MESÍAS.
De modo que si tú, que formabas parte del gentilicio, que habías sido separado del Pueblo Santo y considerado como "incircunciso", como un pagano, Dios te está llamando a formar parte del Pueblo escogido, del pueblo santo, del Israel de Dios. Ya no eres gentil incircunciso, ya recibiste la circuncisión de Mesías, ya fuiste hecho cercano por la sangre de Mesías, ya eres de Mesías, ya eres pueblo, ya eres Israel.
"Simeón [Cefas, Pedro] ha explicado cómo por primera vez Dios visitó a los gentiles [paganos], para tomar de entre ellos un pueblo para su nombre. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de estas cosas volveré, y restauraré el tabernáculo de David, que ha estado caído, Y reconstruiré sus ruinas, y lo reedificaré; Para que el resto de los hombres busquen al Señor, Y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi nombre, Dice el Señor [YHVH], que hace conocer estas cosas desde el principio" (Hechos 15:14-18).
Pero debemos entender que si bien es cierto que a los que se vuelven al Eterno de entre los gentiles no se les debe imponer la Ley de Moisés, y en especial el rito "brit miláh" o el rito de la circuncisión del prepucio, no es menos cierto que si debemos guardar el pacto de manera espiritual, pues hemos recibido la "circuncisión de Mesías"...y esto nos ata a la observancia espiritual, no ritual ni litúrgica del pacto, para obtener las promesas. Los Diez Mandamientos, que son espirituales, no tienen nada que ver con ritos, ni con ceremonias, ni con liturgias, sino que se observan mediante el amor a nuestro Padre Celestial y hacia nuestro prójimo, y muy particularmente a nuestros hermanos, los "domésticos de la fe".
Andaremos en el espíritu, guardando la ley que es espiritual, y el mandamiento que es santo, justo y bueno...esto no se puede lograr andando en la carne, sino en el espíritu. Es imposible sujetarnos a la Ley de Dios andando "en la carne", pero es posible si andamos en el espíritu, manifestando sus frutos. Los Diez Mandamientos siguen en plena vigencia ya que estos son espirituales, producen libertad, pues no obedecerlos trae esclavitud, la esclavitud del pecado, ya que la definición de pecado es "transgresión de la Ley" (1 Juan 3:4). Si un ciudadano de un país viola las leyes de ese país pierde su libertad, es reo de la justicia hasta que pague. Si nosotros violamos la santa ley de Dios que es espiritual y es perfecta, nos convertimos en reos del pecado y sujetos a maldición, nos colocamos automáticamente "bajo la Ley" por haber caído de la gracia en desobediencia.
¡No nos engañemos! Pecado es transgredir la Ley...no se puede estar en gracia (favor) con Dios, y a la misma vez estar bajo la Ley, es decir, transgrediendo la Ley...¡Hemos sido perdonados por pura gracia, por pura bondad, por el favor especial de Dios! No podemos convertirnos en transgresores, sino permanecer en la gracia de Dios guardando la Ley espiritual, entando así a Su reposo verdadero...."en tanto que se dice HOY"...¡Entremos en ese reposo!
¡Gracia y paz a todo el Israel de Dios!
Comentarios
Publicar un comentario