LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL — LOS DOS LINAJES SERÁN UN SOLO PUEBLO.
En las dos primeras partes de este trabajo hemos tratado de establecer que aquellos a los que el mundo tempranamente llamó cristianos acorde a las profecías en realidad corresponden a la Casa de Israel.
También tratamos de dejar en claro que si bien los dos linajes, Casa de Judá y Casa de Israel deben cumplir con la Ley Eterna de Dios -pues eso es lo que les distingue de los demás pueblos (Éxodo 31:13) ya que se trata de un Pacto Matrimonial- por Disposición Divina la Casa de Israel mediante el Nuevo Pacto vivirá bajo La Gracia, es decir, solo cumplirá la Ley Eterna en su parte espiritual, que es amar a Dios y al prójimo mediante las buenas obras (Romanos 13:8 / Gálatas 5:14).
En esta última parte, para concluir hablaremos sobre la restauración de Israel, cuando ambos pueblos, Casa de Israel y Casa de Judá, al fin sean uno solo otra vez.
ISRAEL VOLVERÁ A SER UN SOLO PUEBLO.
Las profecías insistentemente nos muestran que la Intención del Señor siempre fue volver a unificar a su pueblo, el cual actualmente se encuentra esparcido por todo el mundo. Al final de los tiempos aquellos que estemos anotados en el Libro de la Vida seremos levantados de entre los muertos y llevados a la Tierra que El Señor dio a nuestros antepasados:
«Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio». Jeremías 33:7
«y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos». Ezequiel 37:22
«Acontecerá en aquel día, que trillará El Señor desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, HIJOS DE ISRAEL, SERÉIS REUNIDOS UNO A UNO. Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, Y VENDRÁN LOS QUE HABÍAN SIDO ESPARCIDOS EN LA TIERRA DE ASIRIA, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a El Señor en el monte santo, en Jerusalén». Isaías 27:12-13
«Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro». Mateo 24:31
«…en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados». 1 Corintios 15:52
«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero». 1 Tesalonicenses 4:16. Es hacia la consumación de tal evento, la futura reunificación de Israel, que profetas, apóstoles y hasta nuestro Señor Jesucristo trabajaron. Por tal motivo a nosotros nos toca hacer nuestra parte cuidando de no ser estorbo en este cometido (Mateo 12:30).
LA FUTURA RESTAURACIÓN DE ISRAEL Y EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY ETERNA.
“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad…” Hechos 1:6-7
Las profecías señalan que Israel y Judá serán un solo pueblo al ser efectuada la Resurrección, NO ANTES; cuando seremos como los ángeles que ni se casan ni se dan en casamiento (Mateo 22:30), por tanto no habrá las distinciones que prevalecen hasta hoy. Cualquier intento humano de unificar a los dos linajes antes de la Resurrección no es otra cosa sino necedad y desacato.
Así que por ahora, el Altísimo ha determinado que el cumplimiento de la Ley por parte de las dos casas sea así, tal como lo hemos mostrado. Pero luego de la Resurrección o Regeneración (Mateo 19:28), cuando los hijos de Israel ya unificados en una sola nación seamos devueltos a nuestra Tierra, todos cumpliremos la Eterna Ley de Dios en forma perfecta.
“Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda al Señor, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice El Señor, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa del Señor. Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice El Señor”. Isaías 66:19-21
Y es que para ese entonces el cumplimiento de la Ley ya no será imperfecto, como hasta ahora ha sucedido tanto por parte de unos como de otros (Nehemías 8:17 / Esdras 9:7) porque ya no será asunto de humanos, pues como ya lo dije, todos seremos como los ángeles (Marcos 12:25).
El cumplimiento de la Ley ha sido desde siempre imperfecto porque por ahora nuestra condición humana nos impide hacerlo de la manera correcta (Hechos 15:10 / 1 Juan 1:8-10), esto es, sin pecado, pues, como ya vimos, pecar es infringir la Ley (1 Juan 3:4) y todos los humanos somos pecadores por naturaleza (Romanos 5:12 / Romanos 7:7-25 / 1 Juan 1:8-9).
Pero cuando tengamos nuestros cuerpos celestiales y eternos (1 Corintios 15: 39-53) y estemos en el lugar que nos corresponde, no solo la cumpliremos con toda naturalidad -no como por yugo o imposición- sino con una enorme dicha, pues el Poder Divino de cumplir la Ley que se nos dará nos producirá dicha eterna, que es la Vida (Hechos 7:38 / 1 Juan 2:25 / 1 Juan 5:11 / Judas 1:21).
“Si faltaren estas leyes delante de mí, dice El Señor, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente”. Jeremías 31:36
“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”. Mateo 5:18
Porque la Escritura nos muestra que hay un lugar en el Reino celestial en donde sus habitantes cumplen la Ley no solo de forma perfecta sino también sobrenatural y eterna -pues hay Templo, y donde hay Templo hay Ley (Ezequiel 43:12)-. Tal lugar incluso le fue mostrado a Moisés para que lo reprodujera en lo que se conoce como El Tabernáculo.
“Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte”. Éxodo 26:29-31
“Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte”. Hebreos 8:4-5
De la misma forma Juan, autor del Apocalipsis, nos da testimonio de ese mismo lugar:
“Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.” Apocalipsis 8:3
“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. Apocalipsis 11:19.
Evidentemente esta visión, aunque se le muestra a Juan en el cielo, no ocurre en el cielo, sino en la tierra, ya que es en la tierra donde se manifiestan fenómenos naturales tales como "truenos", "terremotos" y "granizo". Estaremos en la tierra, en Jerusalem, la santa ciudad, la ciudad del gran Rey. ¡Y habrá templo! Y se adorará al Señor perfectamente.
"Porque como permanecerán delante de mí los cielos nuevos y la tierra nueva que yo haré, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre, dice Jehovah. Sucederá que de mes en mes y de sábado en sábado vendrá todo mortal para postrarse delante de mí, ha dicho Jehovah." Isaías 66:22,23.
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