¿QUÉ SIGNIFICA "SIENDO EN FORMA DE DIOS"?
La forma de Dios
William M. Wachtel
– Traducido por vuestro servidor
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
(Filipenses 2:5-11 RVA)
En Filipenses 2:6, Pablo escribe que Cristo Jesús era “en la forma de Dios”, esta es la traducción al español de la expresión griega en morphe theou. Esta frase ha dado lugar a la afirmación de que Jesús es “verdadero Dios de verdadero de Dios”, según se afirma en el Credo de Nicena, la antigua y primera formulación oficial de la fe trinitaria. De acuerdo con esta fe, Cristo es “co-igual, co-eterno y consustancial” con el Padre, la “segunda persona” de la Trinidad. Esto significa que Jesús es real y verdaderamente Dios en todos los sentidos, además de su ser hombre también nacido de mujer. Todo esto se declara como un “misterio” que debe ser aceptado por la fe, bajo pena de excomunión o – en los siglos pasados – de muerte.
El investigador que ya ha sido convencido por las palabras de Jesús en Juan 17:3 que el Padre es “el único Dios verdadero” y por el testimonio de la mujer samaritana acerca de que los Judios estaban correctos en su doctrina de Dios (Juan 4:21, 22) – una doctrina que no dejaba espacio para otra cosa que no sea la unidad absoluta de Dios – queda desconcertado por la insistencia de ver a Dios como “tres personas”. Uno se alarma mas, por este insistencia, cuando se leen los criterios de Juan para una fe salvadora: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre “(20:30,31). N hay Nada aquí sobre la necesidad de creer que Jesús es, de hecho, Dios, el Eterno. Ningún indicio hay aquí del título de la Trinidad, “Dios el Hijo”. Esta es una exigencia directa a creer que Jesús es el Cristo, el Ungido, el Mesías prometido de Israel, y que él es verdaderamente el Hijo de Dios.
A la luz de estos hechos, uno debe preguntarse seriamente lo que Pablo quería decir, cuando dijo que Jesús era “en la forma de Dios”. En primer lugar, observamos que se está hablando de “Jesucristo”, la figura histórica que había nacido y más tarde había sido “ungido” por el Espíritu Santo en el bautismo, convirtiéndose así en “el Cristo” o ” el Ungido” ( Hechos 10:38). El Trinitarismo asume que Pablo está hablando acerca de Jesús antes de su “encarnación” – es decir, durante su supuesta pre-existencia como Dios en el cielo antes de que él naciera. Sin embargo, Pablo no da ninguna indicación aquí de que el tiene una idea similar en mente. Esta interpretación sólo puede estar en las mentes de aquellos que ya han decidido creer en la pre-existencia de Jesús como una persona, ya sea como miembro de la Trinidad divina, o como un ser angelical – de la opinión arriana.
Pero no, el que estaba “en la forma de Dios” era el hombre llamado “Cristo Jesús”, y lo Pablo describe es lo que era cierto de aquel hombre mientras él estaba en la tierra !NO ANTES!
Pero, ¿qué quiere decir Pablo por esta frase?
Comentaristas trinitarios interpretan a menudo la palabra griega morphe a la luz de algunos de sus usos en la literatura griega clásica, es decir, desde el período de cinco o seis siglos antes al momento en que Pablo escribió la carta a los filipenses. Ese uso podría implicar “lo que es esencial y permanente”. Pero el Nuevo Testamento no está escrito en “griego clásico”, sino más bien en lo que se llama griego koiné, que es el lenguaje popular de los días de Pablo. Gracias a muchos manuscritos koiné descubiertos por los arqueólogos y que datan del primer siglo, sabemos que algunos términos habían adquirido nuevos significados. Uno de esos términos fue morphe, generalmente traducido como “forma”. Un profesor de griego en el Instituto Bíblico Moody, Kenneth S. Wuest, él mismo un trinitario, nos enseña de que en el griego koiné la palabra morphe había venido a referirse a “una estación en la vida, una posición que se tiene, un rango”. Y esta es la aplicación de morphe en este contexto [Filipenses 2] “(El uso práctico del Nuevo Testamento griego, p. 84).
¿Cómo podemos estar seguros de que morphe en Filipenses 2:6 significa “estación de la vida [condición], rango, posición,” y no “naturaleza inherente” como algunos traductores o comentaristas interpretan la palabra griega (véase NIV en Filipenses 2: 6, por ejemplo)?
Aquí hacemos un llamamiento al contexto inmediato para ayudarnos a entender cómo Pablo utiliza la palabra. En el versículo 7, dice que Cristo tomó la “forma”, el morphe, de un siervo – literalmente, de un esclavo. ¿Qué significa esto? ¿Sugiere la palabra morphe que un servidor tiene algún tipo de “naturaleza inherente” que lo haga a el un esclavo, o no es mejor decir que la servidumbre es, per se, una cuestión de “estatus, rango o posición”? La posición de uno como siervo es o bien una cuestión de elección o una cuestión de circunstancias. No podemos ver, por tanto, que el contexto apoye otro significado para morphe que no se el que se refiere a la propia jerarquía o condición. La condición de Cristo como Dios está en contraste con su condición como siervo. El traducir o comprender morphe como “naturaleza inherente” en Filipenses 2, entonces, claramente no encaja con la forma en que se utilizando en su contexto mas inmediato.
Entonces ¿Qué significa todo esto? Significa que Cristo como un hombre en la tierra estaba funcionando en el estado, el rango o la posición de Dios. Asombrosa verdad! Pero ha habido un precedente histórico y famoso para esto. Cuando Dios llamó a Moisés para ser su agente con el fin de sacar a Israel de Egipto, El le dijo: “Mira, yo te he puesto como Dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta” (Ex. 7:1). El texto hebreo es aún más sorprendente, porque la palabra “como” no aparece en absoluto. Más bien, Dios declara a Moisés: “Te he dado [ser] Elohim para Faraón.” Antes, Dios había dicho que Moisés sería “Elohim” a Aarón (4:16). Esto significa que Moisés funcionó de alguna manera como si fuera Dios en la tierra, el era el líder designado para actuar en nombre de Dios como poseedor de la autoridad que Dios le había conferido designándolo para tener título propio de Yahvé, Dios! Esto es similar al carácter o el papel de un embajador o diplomático que ha recibido de otros “plenipotenciario” facultad para actuar en nombre del gobierno que representa, y cuyas decisiones y operaciones son consideradas como equivalentes o idénticas a las del Estado soberano el cual lo ha enviado.
Podríamos preguntar, entonces, ¿cómo fue la función de Jesús en la condición, estado, posición de Dios durante su ministerio terrenal? ¿Presentan los cuatro evangelios sus actividades de una manera como para sugerirnos que él estaba haciendo lo que el Padre mismo habría hecho, ha Dios estado presente de forma visible y personalmente para llevar a cabo el ministerio que su Hijo tenia que cumplir? ¿Muestra el registro de los evangelios que en la tierra Cristo estuvo ejerciendo prerrogativas que en realidad pertenecen al mismo Dios?
No tenemos que ir muy lejos para encontrar la respuesta a estas preguntas. Muy temprano en el ministerio de Cristo la pregunta surgió, “¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” (Marcos 2:7). Jesús acababa de decir a un paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Los maestros de la ley que le oyeron decir estas palabras lo acusaron de blasfemia. Jesús le respondió: “¿Qué es más fácil, decir al paralítico:” Tus pecados te son perdonados, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda ‘?” Luego añadió las palabras cruciales “, pero que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados….” (2:10). Los escribas estaban correctos en el entendimiento de que la máxima autoridad para perdonar los pecados de los hombres descansa con Dios. Pero ellos necesitaban entender que Dios había delegado a su Hijo la autoridad para actuar en nombre de Dios! En este acto de perdón, entonces, Cristo estaba funcionando en el morphe – estado, condición – de Dios, que le había enviado.
Otra prueba de la condición de Jesús como Dios en la tierra se ve en Juan 5:21: “Porque como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quien se complace darle”. El poder de resucitar a los muertos está en las manos del Padre, y el manifestó ese poder glorioso cuando levantó a su Hijo de la muerte a la inmortalidad (Hechos 17:30,31; Rom. 6:9; 8:11). Pero mientras Cristo estaba en la tierra, él mismo levantó a varios de la muerte – el caso más famoso es el de su amigo Lázaro. Tan chocante fue esto para los enemigos de Cristo que conspiraron para matar al resucitado Lázaro, así como al que lo había resucitado! (Juan 12:9-11) Una vez más, Cristo estaba actuando en lugar de Dios cuando él resucitó a los muertos y se mostró en el morphe de Dios. Él cumplirá esta función de nuevo algún día “por que la hora viene, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán”. La voz que se oiga, para despertarlos, es “la voz del Hijo de Dios” (Juan 5:25-29).
Una tercera prueba de la condición de Cristo como Dios se revela en Juan 5:22,23: “Por otra parte, el Padre no juzga a nadie, sino que ha dado todo el juicio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. Él que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió. “Pablo dijo a los atenienses de que algún día Dios juzgaría al mundo con justicia” por medio de aquel hombre a quien El designó, dando prueba de ello a todos los hombres por su resurrección de entre los muertos “(Hechos 17:31). Dios es el Juez del Universo, quien es a la vez justo en sus juicios y, sin embargo puede ser al mismo tiempo ” el que justifica al que tiene fe en Jesús “(Romanos 3:26). Pero otra vez, Pablo revela que” Dios juzgará los secretos de los hombres en Cristo Jesús “(Romanos 2:16). Tales textos proporcionan pruebas de que el juicio del trono blanco descrito en el Apocalipsis 20:11 será presidida por Cristo, que se sentará en el trono del juicio.
La igualdad con Dios
Cristo “no consideró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”. ¿En qué sentido era Cristo “igual” con Dios? Ya hemos visto que Pablo está diciendo que en la tierra Jesús estaba “en la condición de Dios.” También hemos considerado algunas de las consecuencias de este estado divino: su autoridad para perdonar el pecado, para resucitar a los muertos, y para juzgar a la humanidad. A esto se añade el mando sobre los elementos, ya que aun los vientos y el mar le obedecen. (Mateo 8:23-27) Esta situación hizo posible para Pablo declararlo “igual a Dios” en el sentido de que dicha igualdad es una cuestión de autoridad delegada por Dios mismo.
La igualdad, tome nota, no es lo mismo que la identidad. Pablo no está diciendo que Cristo era idéntico con Dios. Eso sería proporcionar pruebas, ya sea para el Trinitarismo o monarquianismo modalista (también llamado Sabelianismo – la doctrina de que Dios es simplemente una persona o un ser, el cual que puede se manifesto como Padre o Hijo o Espíritu Santo). Un ejemplo útil de la diferencia entre la igualdad y la identidad se puede encontrar en el hecho de que en virtud de la Constitución de EE.UU., el vicepresidente se hace igual al presidente cuando éste queda incapacitado. El vice-presidente esta autorizado a cumplir todos los deberes y responsabilidades de la Presidencia. En esta capacidad, es igual al presidente, pero no se identifica con él.
El texto griego de Filipenses 2:6 muestra que Cristo reconoció su igualdad con Dios, pero que el no tuvo en cuenta esta igualdad dada por Dios como un harpagmos. KJV traduce esta palabra como “robo”. La palabra puede implicar algo que es arrebatado o tomado por la fuerza. Si Pablo está utilizando en este último sentido, da a entender que Cristo no tenía ningún tipo de actitud presuntuosa cuando él vio su igualdad con Dios, ni trato de tomar ventaja de ella, o se aprovechó de ella, para sus propios fines. Más bien, tomó la condición de esclavo, que sólo tratan de servir a su Dios y a la raza humana que había venido a salvar.
Se despojó de sí mismo
El verbo “vacíó” en griego es kenoo, de la que algunos Trinitarios han desarrollado una doctrina llamada la “teoría de la kénosis.” Según esta doctrina, el “Cristo preexistente” se despojó de la manifestación de algunos de sus atributos de la deidad, a fin de convertirse en hombre. Sin entrar en los diversos aspectos de esta teoría y los desacuerdos, incluso entre aquellos que lo profesan, podemos decir que todos ellos utilizan el término “kenosis” para apoyar la idea de la preexistencia personal de Cristo. KJV hace caso omiso de tales ideas traduciendo que él “se hizo de ninguna reputación,” una referencia obvia al período de su vida humana y ministerio. Ya hemos visto que Pablo está hablando del hombre histórico Cristo Jesús, no de una persona que posteriormente se convertiría en Cristo Jesús! Por lo tanto es esta persona histórica que “se despojó” a sí mismo. En un contexto semejante, la palabra sugiere que Cristo puso afuera la tentación del engrandecimiento personal, o exaltarse a sí mismo en modo alguno. La reina de Saba fue “vaciada” de su orgullo al ver la magnificencia de la corte de Salomón. “No hay más espíritu en ella”! (1 Reyes 10:1-13)
Asimismo, “el anonadamiento de Cristo” quito dentro de él espacio para el orgullo, la arrogancia, o cualquier plan hecho sin sujeción total a la voluntad de Dios. (Hebreos 10:7-10; Sal 40:7-9)
El ” anonadamiento de Cristo” puede ser visto como parte de haber tomado la condición de siervo, y de haber llegado a existir semejante a los hombres.
En la condición de hombre
Moulton y el léxico Milligan ven la palabra schema, aquí traducida como “semejante”, en el sentido de ” apariencia externa” o “de moda”. Uno está tentado a traducir que Cristo fue encontrado “”en la condición humana”. Él era totalmente humano, a excepción del pecado. El parecía ser lo que era – un hombre. Tales descripciones, al ser inspirada por Dios, prohíben cualquier tipo de enseñanza gnóstica o docetista de que Cristo sólo “parecía” ser de carne y sangre humana, mientras que en realidad era “puramente espíritu.” Ya que se creía que todo lo material era maligno. Así que Cristo no pudo tener un cuerpo material. Él sólo “pareció” tener uno, decían los docetistas. El Pastor CT Russell sigue la misma linea cuando enseñaba que Jesús no tenía cuerpo físico después de su resurrección. Simplemente, se materializo en un cuerpo temporal para mostrarse a sus discípulos – una enseñanza todavía propagada por los llamados testigos de Jehová, así como por otros de la tradición Russelita.
Se humilló a sí mismo
Pablo ahora va a declarar hasta dónde Cristo se sometió a su Padre, que lo había colocado en la situación de Dios para llevar a cabo su ministerio terrenal “Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte”. El plan de Dios, según lo anunciado por Isaías, era que su hijo llevara la iniquidad ” de todos nosotros” (53:6), Dios le hacen a el sufrir, y hacer de su vida una ofrenda por el pecado (v.10 ). Pedro dice que Jesús fue entregado a la muerte por el plan predeterminado de Dios “y previo conocimiento” (Hechos 2:23). Y sin embargo, Jesús se sometió voluntariamente a este plan, en obediencia amorosa a su Padre. “La razón por la cual el Padre me ama, es porque yo pongo mi vida – sólo para volverla a tomar. Nadie me la quita, pero yo la doy de mi propia voluntad” (Juan 10:17,18). Toda doctrina de la expiación debe tener en cuenta esta imposición judicial de la muerte de Cristo por su Padre, para que Dios el juez podudiera también actuar con justicia de ser el “justificador” de aquellos que pertenecen a Cristo. (Romanos 3:26 RV)
La obediencia de Cristo “hasta el punto de la muerte” se hace aún más sorprendente por el hecho de que su muerte fue llevada a cabo por uno de los métodos más dolorosos y humillantes – el de la crucifixión! Pablo insiste en esta impactante verdad mediante el uso de la palabra “incluso”. De todas las maneras que uno puede morir, la muerte de cruz es la más horrible que se puede imaginar – y al mismo tiempo es la clase de muerte que más revela la sumisión total de Cristo a la voluntad de Dios! Como ciudadano romano, Pablo se dio cuenta de que el Gobierno se reservaba la muerte en cruz para los peores criminales, o bien por las personas más despreciadas – los que eran considera enemigos de su autoridad para gobernar el mundo.
Dios lo exaltó hasta lo sumo
Desde este punto más bajo de humillación, Cristo fue elevado a la cima más alta de la autoridad en el universo, a excepción de la de Dios mismo. Jesús como Señor es exaltado “por encima de todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero “(Efesios 1:21 NVI). Su posición actual es tal que todos los ángeles de Dios deben adorarlo como” muy superior a ellos “, y que ha heredado un nombre superior al de ellos (Hebreos 1:4-6) Este nombre: “es el nombre sobre todo nombre. “Se podría decir que Dios ha dado a su Hijo su propio nombre, al igual que los padres humanos hacen en con sus hijos después de ellos. Ciertamente, el nombre de Dios, Yahvé (o Jehová) se aplica al Mesías en profecías como Jeremías 23:6 — – “Este es su nombre por el que se llama, el Señor, nuestra justicia [literalmente, el Señor-tzidkenu].” Zacarías 14:3,4 habla del día cuando “los pies de Yahvé” estarán en el Monte de los Olivos cuando el peleecontra las naciones que hacen guerra a Jerusalén. Parece que esto se refiere a Cristo mismo, viniendo en el nombre de su Padre, para “golpear a las naciones” y de “pisar el lagar del furor de la ira del Dios Todopoderoso” ( Apocalipsis 19:15). Este es el exaltado Hijo de Dios, despreciado y rechazado por los hombres, que aparecerá una vez más en la tierra para ser glorificado en el mismo lugar donde fue humillado! En presencia de Jesús, Rey de reyes y Señor de señores, cada rodilla debe doblarse – angelical, demoníaca, o humano. Cada lengua debe confesar que el Mesías Jesús es el Señor de todos, por orden expresa de Dios y para la gloria de Dios, el Padre quien exaltó a su Hijo!
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