Las dos secciones previas han explicado por qué no creemos que el diablo o satanás sea un ser o monstruo personal. Si aceptamos que no existe semejante ser, entonces se desprende seguramente que los demonios a los cuales se les considera como los siervos del diablo, tampoco existen. Mucha gente parece creer que Dios nos da las cosas buenas de la vida, y que el diablo y sus demonios nos dan las cosas malas, y nos quitan las cosas buenas que Dios nos da. 168 La Biblia enseña claramente que Dios es la fuente de todo poder (véase el Estudio 6.1), y que él es responsable de las cosas buenas y de las malas de nuestra vida: “Formo la luz y creo las tinieblas… hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto” (Isaías 45:7). “De parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén” (Miqueas 1:12). “¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?” (Amós 3:6). Por lo tanto, cuando recibimos pruebas, deberíamos aceptar que vienen de Dios, no echarle la culpa a un diablo o demonios. Job fue un hombre que perdió muchas cosas buenas con las cuales Dios le había bendecido, pero él no dijo: “Estos demonios me han quitado todo lo que Dios me dio”. Escuchen lo que él dijo : Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). “¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” (Job 2:10). Una vez que entendemos que todas las cosas son de Dios, cuando tenemos problemas en la vida podemos orar a Dios para que él los quite, y si él no lo hace, podemos tener la seguridad de que nos los está dando a fin de que desarrollemos nuestro carácter, y que a la larga es para nuestro bien: “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él, porque el Señor al que ama [no los demonios] disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos, porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (Hebreos 12:5-8). DIOS: FUENTE DE TODO PODER Dios es la fuente de todo poder : “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí” (Isaías 45:5). “No hay Dios sino yo. No hay Fuerte [la palabra hebrea para ‘dios’ realmente significa ‘poder’]; no conozco ninguno”, dice Dios (Isaías 44:8). “Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él (Dt. 4:35). Tales versículos ocurren una y otra vez por toda la Biblia. Como Dios es la fuente de todo poder y el único Dios, por lo tanto él es un Dios celoso como a menudo nos lo recuerda (Ex. 20:5; Dt. 4:24). 169 Dios se vuelve celoso cuando su pueblo empieza a creer en otros dioses, si le dicen: ‘Tu eres un Dios grandioso, un Dios poderoso, pero en realidad creo que a pesar de eso hay otros dioses fuera de tí, auque no sean tan poderosos como tú’. Es por eso que no podemos creer que hay demonios o un diablo en existencia al igual que el verdadero Dios. Este es precisamente el error que cometió Israel. Gran parte del Antiguo Testamento se ocupa en mostrar cómo Israel desagradó a Dios al creer en otros dioses al mismo tiempo que en él. En la Biblia veremos que los ‘demonios’ en los cuales cree la gente hoy en día son precisamente iguales a aquellos falsos dioses en los cuales creía Israel. LOS DEMONIOS SON IDOLOS En 1 Corintios, Pablo explica por qué los cristianos no deberían tener nada que ver con la adoración de ídolos ni creer en tales cosas. En los tiempos bíblicos la gente creía que los demonios eran dioses menores a los cuales podían adorar para que terminaran los problemas que llegaban a su vida. Por lo tanto, hicieron modelos de demonios que eran igual que ídolos, y los adoraban. Esto explica por qué Pablo usa intercambiablemente las palabras “demonio” e “ídolo” en su carta: “Lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagaís participes con los demonios… mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró” (1 Co. 10:20,28). Así que ídolos y demonios son efectivamente lo mismo. Note como Pablo dice que ellos sacrificaron “a demonios [ídolos], y no a Dios”—los demonios no eran Dios, y como hay sólo un Dios, se desprende que los demonios no tienen ningún poder en absoluto, no son dioses. Esto se explica con más claridad en 1 Corintios 8:4: “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo [equivale a un demonio] nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios”. Un ídolo, o un demonio, no tiene existencia en absoluto. Hay sólo un verdadero Dios, o poder, en el mundo. Pablo prosigue (vrs. 5,6): “Pues aunque haya algunos que se llamen dioses”… (como hay muchos dioses y muchos señores) [tal como la gente cree en muchos tipos de demonios hoy en día —un demonio causa que Ud. pierda su trabajo, otro causa que su esposa lo abandone, etc.], para nosotros [los verdaderos creyentes], sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas [tanto buenas como malas, como hemos visto en las referencias anteriores]”. 170 Más prueba de que la gente de los días del Nuevo Testamento creía que los demonios eran ídolos o ‘dioses’, se halla en Hechos 17:16-18. Aquí se describe como Pablo predicó en Atenas, la cual era una “ciudad entregada a la idolatría”, por lo tanto adoraban a muchos ídolos diferentes. Después de escuchar a Pablo predicar el evangelio, la gente decía: “Parece que es predicador de nuevos dioses [demonios]; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurreción”. Así que la gente pensaba que “Jesús” y “la resurreción” eran nuevos demonios o ídolos que se les estaba dando a conocer. Si Ud. lee el resto del capítulo, verá como Pablo pasa a enseñar la verdad a esta gente, y en el v.22 él dice: “Sois muy religiosos” [literalmente: dedicados a la adoración de demonios] y él explica cómo Dios no está presente en sus demonios o ídolos. Recuerde que Dios es la única fuente de poder. Si él no está en los demonios, entonces los demonios no tienen ningun poder porque no hay otra fuente de poder en este universo – es decir, no existen. LOS ‘DEMONIOS’ DEL ANTIGUO TESTAMENTO ERAN IDOLOS Volviendo al Antiguo Testamento, hay más prueba de que “demonios” es lo mismo que ídolos. Deuteronomio 28:22-28,59-61 predijo que la enfermedad mental sería uno de los castigos por adorar a ídolos o demonios. Esto explica que en el Nuevo Testamento se vinculen a los demonios con las enfermedades mentales. Pero debe observarse que el lenguaje de demonios se vincula con enfermedades, no con el pecado. No leemos de que Cristo haya expulsado demonios de la envidia, asesinato, etc. También debe observarse que la Biblia habla de que la gente tiene un demonio o enfermedad, y no que los demonios causaron la enfermedad. Es significativo que la versión griega del Antiguo Testamento (la Septuaginta) usara la palabra ‘daimonion’ para ‘ídolo’ en Deuteronomio 32:17 y Salmos 106.37; esta es la palabra que ha sido traducida como “demonios” en el Nuevo Testamento. Salmos 106:36-39 describe los errores de Israel y compara a los ídolos de Canaán con los demonios: “Y [los hijos de Israel] sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán… Se contaminaron así con sus obras, y se prostituyeron con sus hechos”. Queda claramente demostrado que los demonios son sólo otro nombre para ídolos. Dios describe a su adoración de demonios como adoración de “sus obras… sus hechos” porque su creencia en demonios era el 171 resultado de la imaginación humana; los ídolos que ellos crearon eran “sus obras”. Así que aquellos que hoy día creen en demonios están creyendo en cosas que han sido imaginadas por hombres, la creación de hombres, más bien que lo que nos ha enseñado Dios. Deuteronomio 32:15-24 describe la ira de Dios cuando su pueblo cree en demonios: Israel “menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido… que no habían temido vuestros padres… y [Dios ] dijo: Esconderé de ellos mi rostro… porque son una generación perversa, hijos infieles. Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos… Yo amontonaré males sobre ellos”. Así que Dios describe a los demonios como lo mismo que ídolos, abominaciones y vanidades, cosas en las cuales es en vano creer, que no tienen existencia. Creer en demonios muestra una falta de fe en Dios. No es fácil tener fe de que Dios suministra todo, tanto lo bueno como lo malo, en la vida. Es más fácil pensar que las cosas malas vienen de otro, porque una vez que decimos que vienen de Dios, entonces necesitamos tener fe de que Dios los quitará o que finalmente van a ser provechosos para nosotros. DEMONIOS DEL NUEVO TESTAMENTO Pero usted puede decir: ¿Qué hay de todos los pasajes en el Nuevo Testamento que claramente hablan de demonios? Una cosa debemos dejar en claro: la Biblia no puede contradecirse, es la palabra de Dios Todopoderoso. Si se nos dice claramente que es Dios quien nos trae los problemas, y que es él la fuente de todo poder, entonces la Biblia no puede también decirnos que son los demonios (dioses menores opuestos a Dios) quienes nos traen estas cosas. Parece significativo que la palabra ‘demonios’ sólo ocurre cuatro veces en el Antiguo Testamento, y siempre se refiere a la adoración de ídolos, pero ocurre muchas veces en los relatos del evangelio. Sugerimos que esto es porque en la época en que se escribieron los evangelios, era el lenguaje cotidiano decir que cualquier enfermedad que no pudiera ser entendida era culpa de demonios. Si los demonios realmente existen, y son responsables de nuestras enfermedades y problemas, entonces deberíamos leer más acerca de ellos en el Antiguo Testamento. Pero no leemos allí en absoluto acerca de ellos en este contexto. DEMONIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO 172 Decir que los demonios eran echados fuera de alguien es decir que eran sanados de una enfermedad mental, o de una enfermedad que no era entendida en esa época. La gente que vivia en el primer siglo tendía a culpar de todo lo que no podían entender a seres imaginarios llamados “demonios”. Como la enfermedad mental era difícil de entender con el nivel de conocimiento médico que tenían , la gente se referia a aquellos afligidos como personas ‘poseidas por un demonio’. En los días del Antiguo Testamento, un espíritu maligno o impuro era un lenguaje que se refería a un estado mental perturbado (Jue. 9:23; 1 S. 16:14; 18:10). En los días del Nuevo Testamento, el lenguaje acerca de espìritus malignos y posesión de demonios había llegado a referirse a aquellos que sufrían una enfermedad mental. La asociación entre demonios y enfermedad se muestra en lo siguiente: “Trajeron a él [a Jesús] muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios… para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías [en el Antiguo Testamento], cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias” (Mt. 8:16,17). Así que las enfermedades y dolencias humanas son lo mismo que ser poseído por “demonios” y “espíritus malignos”. La gente pensaba que Jesús estaba loco y decían que esto se debía a que él tenía un demonio: “Demonio tiene, y está fuera de sí” (Jn. 10:20; 7:19,20; 8:52). Por lo tanto, creían que los demonios causaban la locura. SANANDO A LOS ENFERMOS Cuando los “endemoniados” eran sanados, se decía que ellos regresaban a su “juicio cabal” (Mr. 5:15; Lc. 8:35). Esto implica que estar “endemoniado” era otra manera de decir que alguien estaba mentalmente mal, es decir, no en su juicio cabal. Se dice que los “endemoniados” eran “sanados” o “curados” (Mt. 4:24; 12:22; 17:18), implicando que la posesión de demonios es otra manera de describir la enfermedad. En Lucas 10:9 Jesús dijo a sus 70 apóstoles que salieran y “sanaran a los enfermos”, lo que efectivamente hicieron. Cuando regresaron dijeron (v.17): “Aun los demonios se nos sujetan en tu nombre”. Una vez más, demonios y enfermedad se describen por igual. Algunas veces los apóstoles sanaban a la gente en el nombre de Jesús, y aquí tenemos un ejemplo de esto (véase también Hch. 3:6; 9:34). EL LENGUAJE COTIDIANO Así que vemos que en el Nuevo Testamento era lenguaje cotidiano describir a alguien como poseído por demonios si estaba mentalmente 173 enfermo o tenía una enfermedad que nadie entendía. La creencia cultural contemporánea griega y romana era que los demonios podían poseer a las personas, y por consiguiente crear enfermedades mentales. Aquellos ‘cristianos’ que creen en la existencia de demonios están en realidad diciendo que las creencias paganas contemporáneas en esta área eran perfectamente correctas. La Biblia está escrita en lenguaje que la gente puede entender. Tan sólo porque usa el lenguaje cotidiano, eso no significa que la Biblia o Jesús creían en demonios. De la misma manera en castellano tenemos la palabra ‘lunático’ para describir a alguien que está mentalmente enfermo. Hoy en día usamos esa palabra ‘lunático’ para describir a alguien que está demente, pero no significa que creemos que la demencia es ocasionada por la luna. Si estas palabras fuesen anotadas y releídas dentro de 2000 años (si Jesús no hubiese regresado) la gente podría pensar que nosotros creemos que la luna causa demencia, pero ellos estarían equivocados porque sólo estamos usando el lenguaje cotidiano, como lo hizo Jesús hace 2000 años atrás. En forma similar, describimos a cierto desorden hereditario como ‘el baile de San Vito’, que no es causado ni por ‘San Vito’ ni es un ‘baile’, sino que al usar el lenguaje cotidiano, lo llamamos ‘el baile de San Vito’. Es evidente que Jesucristo no nació el 25 de diciembre; no obstante, el presente escritor aún usa el término ‘día navideño’ cuando se refiere a ese día, aunque no creo que deberíamos guardar ese día como la celebración del nacimiento de Cristo. Los nombres de algunos días de la semana están basados en la adoración pagana de ídolos: Lunes tiene que ver con la luna; martes, con el planeta marte, etc. Usar estos nombres no significa que compartimos las creencias paganas de aquellos que acuñaron originalmente nuestro idioma. ‘Influenza es asimismo un término de uso común hoy en día. Estrictamente significa ‘influenciado por demonios’. Cuando a Daniel le llamaron ‘Beltsasar’, un nombre que se refiere a un dios pagano, el registro inspirado de Daniel 4:19 lo llama también ‘Beltsasar’, sin señalar que esta palabra reflejaba un concepto falso. Hablo acerca del ´Papa´ como un medio de identificar a alguien, aun cuando yo pienso que es un error creer que realmente él es un ´papa’ o padre (Mt. 23:9). En los días de Ezequiel había un mito de que la tierra de Israel era responsable de las desventuras de aquellos que la habitaban. Esto no era cierto y sin embargo, Dios razona con Israel usando la idea que entonces era popular. “Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tu nación has sido; por tanto [la tierra] no devorarás más hombres… dice Jehová el Señor” 174 (Ez. 36:13,14). Había una creencia pagana común de que el mar era un gran monstruo que deseaba engullir a la tierra. Aunque esto es evidentemente falso, la Biblia a menudo usa esta expresión a fin de ayudar a que sus lectores capten la idea que se está presentando. Véase Job 7:12 (traducción de Moffat); Amós 9:3 (Moffat); Jeremías 5:22; Salmos 89:9; Habacuc 3:10; Mateo 14:24 (texto griego); Marcos 4:37. La mitología asiria llamaba ‘Rahab’ a este rebelde monstruo marino; y este es exactamente el nombre que se daba al monstruo marino de Egipto en Isaías 51:9. En vista de que la Biblia es inspirada de Dios, es imposible que la Biblia esté tan solo reflejando las influencias paganas que eran comunes en la época en que fue escrita. Debe ser que Dios está concientemente aludiendo a las creencias contemporáneas a fin de mostrar que Él es la fuente final de poder; Él es quien controla al ‘monstruo’ del mar, de manera que este hace la voluntad de Dios. Por lo tanto, Dios corrigió el error fundamental de las creencias de esta gente de que habían fuerzas activas en el mundo que no estaban sujetas al control de Dios; y por lo tanto, eran malas por implicación. Sin embargo, en este caso, la Biblia no se aparta de su camino para refutar la insensatez de creer que hay un monstruo inmenso al acecho en el mar, o que el mar es un monstruo. Otro ejemplo se halla en la descripción de relámpagos y nubes de tormenta como una “serpiente tortuosa” (Job 26:13; Isaías 27:1). Esto estaba evidentemente aludiendo a la creencia pagana contemporánea de que los relámpagos y formaciones de nubes atemorizantes eran en realidad visiones de una inmensa serpiente. Estos pasajes no exponen la insensatez de semejante idea, ni intentan una explicación científica. En cambio, destacan que Dios controla estas cosas. La actitud de Cristo ante la prevaleciente creencia en demonios es idéntica en este punto; sus milagros claramente demostraron que el poder de Dios era absoluto y completo, no limitado por las supersticiones de hombres referentes a los así llamados ‘demonios’. Aquellos que creen que los relatos del Nuevo Testamento acerca de ‘demonios’ prueban que tales seres verdaderamente existen se ven obligados a aceptar que el mar es realmente un monstruo, y que el relámpago es en realidad una enorme serpiente. Este es sin duda un argumento poderoso; debe haber un reconocimiento de que la Biblia usa el lenguaje cotidiano en el cual está escrita, sin necesariamente apoyar las creencias que forman la base de ese lenguaje. Hemos mostrado que nuestro propio uso del lenguaje es similar. La Biblia hace esto a fin de confirmar la clase de verdades básicas que consideramos en los Estudios 6.1 y 6.2: que Dios es Todopoderoso; él es responsable de nuestras tribulaciones; el pecado procede de dentro de nosotros. Todas estas cosas pueden 175 tener sentido cuando reconocemos la grandeza del poder de Dios para salvar. Los llamados ‘hipercríticos’ están constantemente desenterrando enlaces entre el lenguaje de la Escritura y las creencias y conceptos de las culturas circunvecinas en las cuales la Biblia se inspiró y fue escrita. Estos son comprensibles cuando se entiende que la Biblia usa un lenguaje que puede aludir a creencias locales, pero que lo hace así a fin de destacar que Jehová, el único Dios verdadero, es muchísimo más grande que las pequeñas creencias de hombres las cuales habrían sido conocidas para aquellos que leyeron por primera vez las palabras inspiradas recién salidas de la boca del profeta. Teniendo esto presente, es sorprendente cuantos ejemplos se pueden hallar en el Nuevo Testamento acerca del lenguaje cotidiano que se usó sin que este haya sido corregido. He aquí algunos ejemplos: - Los fariseos acusaron a Jesús de hacer milagros por el poder de un dios falso llamado Beelzebú. Jesús dijo: “Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú. ¿Por quién los echan vuestros hijos?” (Mateo 12:27). 2 Reyes 1:2 nos dice claramente que Beelzebú era un dios falso de los filisteos. Jesús no dijo: ‘Tomen en cuenta que 2 Reyes 1:2 dice que Beelzebú es un dios falso, así que la acusación de Uds. no puede ser cierta’. No, él habló como si Beelzebú existiera, por que estaba interesado en hacer llegar su mensaje a la gente a la que él predicaba. Así, de la misma manera Jesús hablaba acerca de echar a los demonios—él no decía “en realidad, ellos no existen”, él sencillamente predicaba el evangelio en el lenguaje cotidiano. - Hechos 16:16-18 contiene las palabras de Lucas, dichas bajo inspiración: “nos salió al encuentro una muchacha que tenía un espíritu de adivinación [texto griego: espíritu de Pitón]”. Pitón era el nombre de un Dios falso en el cual creían algunos en el primer siglo, posiblemente era el mismo dios Apolo. Así que Pitón definitivamente no existía, pero Lucas no dice que la muchacha estaba ‘poseída por un espíritu de Pitón el cual, a propósito, no existe’. De la misma manera los relatos del evangelio no dicen que Jesús ‘echaba fuera los demonios que, a propósito, en realidad no existen”, Ese es sólo el lenguaje cotidiano para referirse a las enfermedades’. - Lucas 5:32 consigna a Jesús diciendo a los judíos inicuos: “No he venido a llamar a justos”. El estaba infiriendo: ‘No he venido a llamar a aquellos que creen que son justos’. Pero Jesús les hablaba en sus propios términos, aun cuando técnicamente, el estaba usando un lenguaje incorrecto. Lucas 19:20-23 muestra a Jesús usando las palabras incorrectas del 176 hombre de un talento en la parábola con el fin de razonar con él; pero él no corrige las palabras erróneas que usó el hombre. - La Biblia a menudo habla del sol que ´sale’ y que se ‘pone’; esta es una manera humana de expresarlo, pero no es científicamente correcto. Asimismo se habla de la enfermedad en el lenguaje técnicamente ‘incorrecto’ de ‘demonios’. Hechos 5:3 habla de cómo Ananías engañó al Espíritu Santo. En realidad esto es una imposibilidad, no obstante lo que Ananías pensó hacer se señala como un hecho, aun cuando no lo fue. - Hay muchos ejemplos bíblicos del lenguaje que se usaba, el cual era comprensible en la época en que fue escrito, pero ahora es desconocido para nosotros, por ejemplo: “Piel por piel” (Job 2:4) aludía a la antigua práctica de comercializar pieles de valor equivalente; a un homosexual se le llama ‘perro’ en Deuteronomio 23:18. El lenguaje acerca de los demonios es otro ejemplo. - Los judíos de los días de Cristo pensaban que ellos eran justos porque eran descendientes de Abraham. Por lo tanto, Jesús se dirigió a ellos como “justos” (Mt. 9:12,13), y dijo: “Sé que sois descendientes de Abraham” (Jn. 8:37). Pero él no creía que eran justos, como a menudo lo dejaba en claro, y por su razonamiento en Juan 8:39-44 claramente demostró que ellos no eran descendientes de Abraham. Así que Jesús aceptaba las creencias de la gente en su valor nominal, sin contradecirles inmediatamente, pero en cambio demostraba la verdad. Hemos mostrado que este era el enfoque de Dios al tratar con las creencias paganas que eran comunes en la época del Antiguo Testamento. La actitud de Cristo con respecto a los demonios en la época del Nuevo Testamento era la misma; sus milagros de origen divino dejaban perfectamente claro que las enfermedades las causaba Dios, y no otra fuerza, en vista de que era Dios quien tenía el portentoso poder para sanarlas. - Pablo citó poetas griegos, con el propósito de confundir a aquellos que creían lo que enseñaban los poetas (Ti. 1:12; Hch. 17:28). Lo que estamos sugiriendo está compendiado en la respuesta de Pablo al encontrar un altar dedicado a la adoración “Al Dios no conocido”, es decir, cualquier deidad pagana que pudiese existir, pero que la gente de Atenas hubiese pasado por alto. En vez de reprocharlos por su insensatez al creer en esto, Pablo los llevó, desde donde estaban, a creer en el único Dios verdadero, al cual ellos no conocían (Hechos 17:22,23). - Efesios 2:2 habla del “príncipe de la potestad del aire”. Esto alude claramente a los conceptos mitológicos de Zoroastro- la clase de cosas que los lectores de Pablo creyeron en otro tiempo. Pablo dice que en otro tiempo ellos vivieron bajo el “príncipe de la potestad del aire”. En el 177 mismo versículo, Pablo define esto como “el espíritu [actitud de la mente] que… opera” en el hombre natural. Previamente ellos habían creido en el concepto pagano de un príncipe espíritual celestial; ahora Pablo destaca que el poder al cual ellos estuvieron formalmente sujetos era el de su propia mente. De este modo se alude y se habla de la idea pagana sin reprocharla específicamente, al mismo tiempo que se muestra la verdad referente al pecado. -Hechos 28:3-6 describe que una serpiente letal atacó a Pablo enroscándosele en el brazo. La gente que estaba en derredor decidió que Pablo era un homicida, a quien “la justicia no deja vivir”. Su entendimiento de la situación era totalmente erróneo. Pero Pablo no les explicó esto en detalle; en cambio hizo un milagro – sacudió la serpiente sin que ésta lo mordiera. -Los milagros de Jesús expusieron el error de creencias locales, tales como la de los demonios, sin corregirlas expresamente. En Lucas 5:21 los judíos hicieron dos declaraciones falsas: que Jesús era un blasfemo, y que solamente Dios podía perdonar pecados. Jesús no los corrigió verbalmente; en cambio hizo un milagro que probaba la falsedad de esas declaraciones. - La creencia de Jesús claramente era que las acciones hablaban más fuerte que las palabras. El raramente denunciaba las ideas falsas directamente; así que no refutó la idea de que la ley mosaica era incapaz de ofrecer salvación, pero mostró por sus acciones, tales como sanando en un día de reposo, lo que era la Verdad. Cuando fue injustamente acusado de ser un samaritano, Jesús no lo negó (Jn. 8:48,49, compárese con 4:7-9) aun cuando su linaje judío, como la simiente de Abraham, era vital para el plan divino de salvación (Jn. 4:22). -Aún cuando los judíos sacaron la conclusión errada (¡deliberadamente!) de que Jesús estaba “haciéndose igual a Dios” (Jn. 5:18), Jesús no lo negó explicitamente; en cambio argumentó poderosamente que sus milagros mostraban que él era un hombre que actuaba en nombre de Dios, y por lo tanto NO era igual a Dios. Los milagros de Jesús también mostraron el error de creer en demonios. El milagro de Cristo de sanar al paralítico en el estanque fue para mostrar la insensatez del mito judío de que en tiempo de pascua un ángel tocaba el agua del estanque de Betesda, transmitiéndole propiedades curativas. Este mito está anotado sin una negación directa de su creencia; el relato del milagro de Cristo es la exposición de su falsedad (Jn. 5:4). -2 Pedro 2:4 dice que la gente inicua va al Tártaro (traducido como “infierno” en muchas versiones). El Tártaro era un lugar mítico del 178 mundo subterráneo, sin embargo Pedro no corrige esa idea, sino más bien la usa como un símbolo de completa destrucción y castigo del pecado. El uso de Cristo de la palabra Gehena fue similar (véase el Estudio 4:9). ¿ REALMENTE CAUSAN ENFERMEDADES LOS DEMONIOS ? Todo aquel que cree que existen los demonios tiene que hacerse la siguiente pregunta: “Cuando estoy enfermo. ¿es por causa de los demonios?” Si cree que las referencias del Nuevo Testamento acerca de los demonios se refieren a dioses menores que andan por ahí haciendo mal, entonces tiene que contestar que sí. En ese caso, ¿cómo puede usted explicar el hecho de que muchas enfermedades atribuidas a los demonios ahora pueden sanarse o controlarse con medicamentos? La malaria es un ejemplo clásico. Mucha gente en África creía hasta recientemente que la malaria era causada por demonios, pero ahora sabemos que la malaria puede sanarse con quinina y otros medicamentos. ¿Está usted entonces diciendo que cuando los demonios ven las pequeñas tabletas amarillas bajando por su garganta, se asustan y huyen? Algunas de las enfermedades que Jesús sanó, que se describen como resultado de la posesión de demonios, han sido identificadas como el tétano o la epilepsia, las cuales pueden ser aliviadas con medicamentos. Un amigo mío procedente de una aldea en las afueras de Kampala, en Uganda. Nos dijo que la gente solía creer que la malaria era causada por demonios, pero una vez que vieron que los medicamentos la controlaban con facilidad, dejaron de culpar a los demonios. Sin embargo, cuando alguien tenía malaria cerebral (que causa una seria enfermedad mental), todavía culpaban a los demonios. Un doctor fue de una ciudad cercana y les ofreció medicamentos como sanidad contra la malaria, pero ellos rehusaron porque dijeron que lo que necesitaban era algo para combatir a los demonios, no a la malaria. El doctor regresó después y dijo: “tengo un medicamento que hará huir a los demonios”; la persona enferma tomó ansiosamente el medicamente, y mejoró. Las segundas tabletas eran exactamente las mismas que las primeras. El doctor no creía en demonios, pero usó el lenguaje cotidiano para que la persona lo entendiera, al igual que el “Gran Médico”, el Señor Jesús, de hace 2000 años atrás. DIGRESIÓN 17: BRUJERÍA 179 Esta digresión está escrita en gran medida para satisfacer las necesidades de aquellos que viven en Africa y en otras partes del mundo donde la brujería es una característica común de la vida diaria. Es reconocido por todos los verdaderos estudiantes de la Biblia que recurrir a hechiceros, médicos brujos y similares es incompatible con la posesión de la verdad. Sin embargo, convengo en que los médicos brujos son más baratos y a menudo más accesibles que un doctor profesional, lo que conbinado con su aparente éxito, los hace atractivos. Necesitamos examinar este problema de una manera bíblica y lógica. Esta es la única manera en que Uds. encontraran la fortaleza para resistir la tentación de usar los servicios de estas personas. LAS PRETENSIONES DE LA BRUJERÍA En primer lugar, las pretensiones que estos brujos hacen acerca de sus éxitos necesitan ser analizadas. Podemos estar seguros de que hay bastante exageración en las pretensiones que hacen acerca de sus éxitos. Sus sanidades no se hacen nunca a la luz pública, donde todos puedan ver. Si en verdad tuvieran éxito, entonces presumiblemente estarían trabajando en hospitales, y se hallarían en todo el mundo. Tampoco se sabe nunca el estado exacto de salud de aquellos a quienes afirman haber sanado -no queda claro cuánto mejoran realmente. Aquellos de Uds. que tengan que enfrentar esta tentación deben preguntarse si tienen prueba definitiva de su poder -por ejemplo, ¿ha visto Ud. (no tan sólo haberse enterado) a un hombre que se haya cercenado un brazo en un aserradero, que haya acudido a un brujo y regresar con un brazo nuevo funcionando perfectamente? Esta es la clase de evidencia que necesitamos antes de que podamos darles credibilidad. Deuteronomio 13:1-3 es aún más estricto; a Israel se le enseñó que si un brujo hacía una señal o prodigio que pareciera ser un milagro, de todas maneras no habían de creer en esa persona a menos que hablara verdadera doctrina conforme a la palabra de Dios. Está claro que los médicos brujos no creen la verdad tal como está revelada en la Biblia; por lo tanto no deberíamos ser tentados a darles crédito como si tuvieran verdadero poder, en vista de que todo poder procede de Dios (Ro. 13:1; 1 Co. 8:4-6). En segundo lugar, el tipo de dolencias con las que ellos tratan es significativo. Ahora se reconoce que nosotros usamos solo cerca del 1% de nuestro poder del cerebro. El resto parece estar más allá de nuestro poder para usarlo conscientemente (sin duda lo haremos en el Reino). Sin darnos cuenta, nuestra mente puede tener un efecto casi físico en nuestro cuerpo. De este modo se ha sabido de psicólogos (aquellos que estudian 180 la mente) que han sanado a gente que sufría de enfermedades de la sangre logrando que ellos imaginen intensamente que su sangre está constituída adecuadamente y que trabaja normalmente. Los doctores admiten que ocasionalmente se producen sanidades que no dependen de la medicina convencional. En forma similar, el tener mucha tensión mental puede producir úlceras estomacales y dolores de cabeza. Relajar la mente o ejercitarla de cierta manera puede hacer que estos malestares desaparezcan. Pero si, por ejemplo, uno de nuestros brazos es cercenado en un aserradero, ningún grado de ejercicio mental puede hacer que se nos restituya. Son solo las dolencias que controla nuestra mente las que los brujos parecen poder afectar. Debido a que no entendemos plenamente como funciona nuestra mente, parece que esta sanidad se debe a algún poder físico que tienen estos brujos. Pero esto no es así; es su influencia en la mente de la gente lo que produce este efecto. LA FUENTE DE PODER Sin embargo, todo poder es de Dios. Tanto las cosas buenas como las cosas malas, tales como las enfermedades, las trae él –no los brujos. Este es un tema muy común en la Escritura: Isaías 45:5-7; Miqueas 1:12; Amós 3:6; Exodo 4:11; Deuteronomio 32:39; Job 5:18. Compensará efectuar una cuidadosa lectura de estos pasajes. Se desprende que es a él a quien deberíamos recurrir en oración si estamos enfermos, haciendo todo lo humanamente posible por medio del uso de la medicina convencional para rectificar el problema. Si recurrimos a los médicos brujos estamos recurriendo a la gente que pretende que tiene el control sobre ‘los poderes de las tinieblas’, lo que les permite sanarnos. Pero nosotros sabemos que esos poderes en los cuales ellos creen no exiten. Dios es la fuente de poder. Recurrir a brujos es creer que Dios no es todopoderoso, y que otros poderes, en los que los brujos reclaman influencia, son los que nos traen nuestras enfermedades. Pensar de esa manera es muy desagradable para Dios. Israel escogió creer en Dios, pero también creía que habían otros poderes que actuaban en nuestra vida, con quienes ellos tenían que tratar por medio de la adoración de ídolos hechos a estos poderes. Esto causó tanta ira a Dios que los desechó como pueblo suyo (Dt. 32:16-24). En lo que a Dios concierne, a menos que tengamos fe completa en él, realmente no estamos creyendo en él en absoluto. Afirmar tener fe en el verdadero Dios de Israel pero aceptar también la existencia de otros poderes separados de Dios, y 181 permitir que un médico brujo trate de influir en esos poderes para que nos dejen en paz, es actuar precisamente como lo hizo Israel en el pasado. La larga y triste historia de la idolatría de Israel está “escrita para nuestro conocimiento”. No deberíamos tener participación alguna con aquellos que creen en estos poderes. “¿Qué comunión [tiene] la luz con las tinieblas?… ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente… Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor… y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas” (2 Co. 6:14-17). Si realmente hacemos el esfuerzo y sacrificio para separarnos de estas cosas, entonces tenemos la gloriosa seguridad de que realmente somos hijos de Dios mismo. Un padre natural instintivamente cuida de su hijo cuando está enfermo. ¿Es realmente tan difícil concentrar nuestra fe para creer que nuestro Padre Celestial hará aun más que eso? Es un hecho que los brujos sólo tienen influencia en aquellos que creen en ellos. De manera similar, alguien que ha perdido a un ser querido puede acudir a un medium o brujo y pedirle que vea a la persona fallecida. El medium le dirá que cierre los ojos y que imagine muy claramente el rostro de la persona. El cliente puede fijar su mente en una fotografía de la persona que él puede recordar claramente. Entonces el medium puede leer en la mente del cliente, y con un poco de exageración hablar acerca de la persona en términos realistas, de manera que el cliente queda persuadido que el medium ha visto viva a la persona fallecida. Note que ninguna prueba sólida se da jamás de que la persona está viva. Pero si el cliente rehusa creer u obedecer a la medium, entonces no hay ningún resultado en absoluto. Los ‘brujos’ que normalmente decían al Faraón y a Nabucodonosor sus sueños no habrían tenido sus puestos de responsabilidad a menos que tuvieran un éxito razonable. Sin duda ellos usaban mucho esta técnica de leer la mente. Sin embargo, cuando Dios intervino en la vida de las personas con las cuales ellos estaban tratando, tal como intervino en la vida del Faraón y Nabucodonosor, entonces ellos perdían este poder. De forma similar, Balac confiaba en los poderes de Balaam para maldecir a la gente –le ofreció grandes compensaciones financieras por sus servicios, diciendo que él sabía por experiencias pasadas que “el que tú maldigas será maldito” (Nm. 22:6). Pero Balaam quien era de alguna forma el equivalente a un médico brujo, descubrió que su capacidad normal había desaparecido cuando trataba con el pueblo de Israel. Evidentemente, tales personas no tenían poder alguno cuando trataban con gente 182 relacionada con el Dios verdadero, sin importar qué fama puedan haber ganado por su éxito cuando trataban con otra gente. BRUJERÍA EN LA BIBLIA El significado práctico de esto es que si somos tentados a acudir a un médico brujo, entonces debemos tener fe total en él. No tiene objeto usar los servicios de brujos si sólo esperamos lo mejor; y probablemente ellos tendrán el mismo razonamiento. Poner fe total en tales personas y en la existencia de los poderes que ellos pretenden controlar, significa que tenemos una total falta de fe en el poder absoluto del Dios verdadero. Si realmente creemos en los relatos acerca del Faraón, Balac y Nabucodonosor ya mencionados, entonces no podemos acudir a un brujo con fe de que ellos tendrán algún efecto sobre nosotros. Los ejemplos considerados muestran que los brujos no tienen poder sobre el pueblo de Dios –lo que sabemos que nosotros somos por razón de nuestro llamamiento y bautismo. La brujería está claramente clasificada por Pablo como una “obra de la carne”, en la misma categoría que la “herejía” (doctrina falsa), adulterio y pornografía (Gá. 5:19-21). Él comenta: “Os amonesto, como ya os he dicho antes [es decir, ésta era una parte muy reiterada de la enseñanza de Pablo], que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. El equivalente de esto bajo la ley de Moisés era el mandato de que todos los brujos, aquellos que practicaban la “adivinación” (otro nombre de la brujería) y aquellos que hacían pasar a sus hijos por el fuego habían de ser matados inmediatamente (Dt. 18:10,11; Ex. 22:18). Aquellos que hacían pasar a sus hijos por el fuego no eran los brujos –los brujos y los líderes idólatras enseñaban que para asegurar la protección contra las fuerzas del mal, los hijos de aquellos que querían protección tenían que ser pasados por el fuego. Así que vemos que tanto los brujos como aquellos que usaban sus servicios habían de ser matados; y bajo el nuevo pacto el castigo por hacer esto mismo es la exclusión del reino de Dios. Usar la brujería como un medio de mejoramiento personal es algo que Dios no querría que hiciéramos. En cada decisión en que nos vemos enfrentados con nuestra vida en Cristo, tenemos que preguntarnos seriamente: ‘¿Quiere Dios realmente que yo haga esto? ¿Haría yo esto si Jesús estuviera parado junto a mi?’ En vista de la clara condenación de Dios a la brujería, creo que la respuesta es obvia: No, Dios no quiere que recurramos a ella. Samuel define a la brujería como algo relacionado con la “rebelión” (la palabra hebrea implica ‘provocación’) contra la palabra de Dios (1 S. 15:23). Provocar al Todopoderoso, como lo hizo Israel por 183 su creencia en ídolos y brujería (Dt. 32:16-19), es sin duda inconcebible. Dios destaca que él había ordenado a Israel que expulsara a los cananeos debido a su creencia en la brujería, lo cual era aborrecible para él; a pesar de eso, los israelitas se unieron a esa práctica (Dt. 18:9-14). Así también como integrantes del Nuevo Israel de creyentes bautizados, no debemos hacer las cosas de este mundo maligno que nos rodea, de otro modo no podremos heredar eternamente nuestra tierra prometida del reino. Razonar que sólo es el brujo quien la practica, no viene al caso. Si esperamos sentir en nosotros los efectos de la brujería, entonces realmente la estamos utilizando. Que Dios nos bendiga a todos a medida que caminamos por estos días finales del oscuro mundo gentil hacia su reino de Luz, verdad y gloria. “Por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos… Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira… Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor… Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. Y el mismo Jesucristo, Señor nuestro, y Dios nuestro Padre , el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra” (2 Ts. 2:10-17). DIGRESIÓN 18: ¿QUÉ OCURRIÓ EN EL EDÉN? Génesis 3:4,5: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. INTERPRETACIÓN POPULAR: Se asume equivocadamente que la serpiente aquí es un ángel que había pecado, llamado “Satanás”. Habiendo sido expulsado del cielo por su pecado, vino a la tierra y tentó a Eva para que pecara. COMENTARIOS: 1. El pasaje habla de “la serpiente”. Las palabras “satanás” y “diablo” no ocurren en la totalidad del libro de Génesis. 2. A la serpiente nunca se le describe como un ángel. 184 3. Por lo tanto, no es sorprendente que no haya referencia en Génesis a nadie que haya sido expulsado del cielo. 4. El pecado produce la muerte (Ro. 6:23). Los ángeles no pueden morir (Lc. 20:35,36), por lo tanto, los ángeles no pueden pecar. El galardón de los justos es que serán hechos iguales a los ángeles para ya no morir más (Lc. 20:35,36).Si los ángeles pudieran pecar, entonces los justos también podrían pecar y por lo tanto tendrían la posibilidad de morir, lo que significa que ellos realmente no tendrían vida eterna. 5. Los participantes implicados en el relato de Génesis acerca de la caída del hombre son: Dios, Adán, Eva y la serpiente. No se menciona a nadie más. No hay ninguna evidencia de que haya entrado algo dentro de la serpiente para hacerla efectuar lo que hizo. Pablo dice que “la serpiente con su astucia engañó a Eva” (2 Co. 11:3) Dios dijo a la serpiente: “Por cuanto esto hiciste” (Gn. 3:14). Si “Satanás” estaba usando a la serpiente ¿por qué no se le menciona, y por qué no fue también castigado? 6. Adán culpó a Eva por su pecado: “La mujer… me dio del árbol” (Gn. 3:12). Eva culpó a la serpiente: “La serpiente me engañó, y comí” (Gn. 3:13). La serpiente no culpó al diablo –no dio ninguna excusa. 7. Si se sostiene que las serpientes hoy en día no tienen el poder del lenguaje o razonamiento como tenía la serpiente en el Edén, recuerde que: a) A un asno, en otro tiempo se le hizo hablar y razonar con un hombre (Balaam): “Una [normalmente] muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta” (2 P. 2:16) y b) La serpiente era uno de los más inteligentes de todos los animales (Gn. 3:1). La maldición que recayó sobre ella le debe haberle quitado la capacidad que tenía para hablar con Adán y Eva. 8. Dios creó a la serpiente (Gn. 3:1). Otro ser, llamado “Satanás”, no se convirtió en serpiente; si creemos esto, estamos en verdad diciendo que una persona puede entrar en la vida de alguien y controlarlo. Esta es una idea pagana, no bíblica, Si se sostiene que Dios no había creado a la serpiente debido al gran pecado que indujo a que cometieran Adán y Eva, recuerde que el pecado entró al mundo por el hombre (Ro. 5:12); por lo tanto, la serpiente era amoral, hablaba basada en sus propias observaciones naturales, y como tal no era responsable ante Dios, y por lo tanto no cometió pecado. Algunos sugieren que la serpiente de Génesis 3 está relacionada con el serafín. Sin embargo, la palabra hebrea normal para “serpiente”, que se usó en Génesis 3, no tiene relación alguna con la palabra que se 185 usa para “serafín”. La palabra hebrea traducida como “serafín” básicamente significa “ardiente” y en Números 21:8 se traduce como una “serpiente ardiente”, pero esta no es la palabra que en Génesis 3 se ha traducido como “serpiente”. EXPLICACIONES SUGERIDAS 1. Parece que no hay razón para dudar de que lo que se nos dice acerca de la creación y la caída en los primeros capítulos de Génesis debe tomarse literalmente. “La serpiente” era una serpiente literal. El hecho de que en la actualidad podamos ver serpientes arrastrándose sobre su vientre en cumplimiento de la maldición colocada sobre la serpiente original (Gn. 3:14), prueba esto. De la misma manera vemos a hombres y mujeres que sufren por las maldiciones que también fueron colocadas sobre ellos en aquel tiempo. Podemos reconocer que Adán y Eva eran hombre y mujer literales tal como conocemos al hombre y la mujer en la actualidad, pero en aquel tiempo ellos disfrutaban una mejor forma de existencia; por lo tanto la serpiente original era un animal literal, aunque en forma mucho más inteligente que las serpientes del presente. 2. Las siguientes son otras indicaciones de que los primeros capítulos de Génesis deben entenderse literalmente: - Jesús se refirió al relato de la creación de Adán y Eva como la base de su enseñanza sobre el matrimonio y el divorcio (Mt. 19:4-6); no hay ninguna indicación de que él lo haya entendido figurativamente. - “Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado [por la serpiente], sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión” (1 Ti. 2:13,14) –de modo que Pablo también entendió Génesis literalmente. Y lo que es más importante, él escribió tempranamente acerca de la manera en que “la serpiente con su astucia engañó a Eva” (2 Co. 11:13) – note que Pablo no hace mención de que el “diablo” haya engañado a Eva. 3. Debido a que la serpiente fue maldecida a tener que arrastrarse sobre su vientre (Gn. 3:14), esto puede implicar que previamente tenía patas; unido a su forma de razonamiento, era probablemente la forma de vida animal más cercana al hombre, aunque era de todas maneras un animal –otro de “los animales del campo que Jehová Dios había hecho” (Gn. 3:1,14).

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