LA CASA DE ISRAEL REPOSA EN SU MESÍAS...VERDADERO DESCANSO.
JESUCRISTO, EL VERDADERO REPOSO DEL PUEBLO DE DIOS---¡ENTRA EN SU REPOSO!
"Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas" — HEBREOS 4: 8-10.
SE NOS HABLA DE OTRO DÍA, "Si oyes HOY Su voz, no endurezcáis vuestros corazones" (Hebreos 4:7)...Ni Moisés ni Josué le dieron el verdadero reposo, no era para ellos darlo, sino hasta que apareciera el Mesías, quien lo es y quien lo daría. Los que que reposan en Jesús han cesado de sus propias obras y ahora todas sus buenas obras son hechas en relación amorosa con Jesucristo.
El día de reposo que estipula la Ley no es sino una sombra del verdadero reposo, el cual obtenemos cuando venimos a una relación íntima con el gran Pastor de las ovejas. En este desierto que cruzamos durante nuestra estadía en este mundo, Dios nos da el verdadero reposo de nuestras cargas, porque Él ha determinado "otro día", HOY, para vengamos a Jesucristo y descansemos de nuestras cargas...obteniendo así un reposo permanente todos los días de nuestra peregrinación, hasta que lleguemos a la "Tierra Prometida", nuestro lugar de habitación permanente en la vida venidera.
Mientras tanto, Jesús, que es la Roca que nos sigue, que nos acompaña a cada paso que damos en este desierto, nos da el verdadero descanso. ¡Ya no tenemos que llevar pesadas cargas, ya no tenemos necesidad de cargar con ninguna carga religiosa, ni con ritos ni ceremonias, ni con pesados mandamientos de hombres, porque el "yugo" que Jesucristo nos impone es suave y su carga es ligera comparada con todas las tediosas ceremonias, ritos, y mandamientos respecto a la carne que solo tenían efectos pasajeros.
"Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina del Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite" — Hebreos 6: 1-3.
El elemento de la religiosidad queda excluido y obsoleto por el gozo permanente de oir, seguir y obedecer la voz del gran Pastor. ¡Que nadie nos prive de ese gozo! ¡Que nadie ni nada nos desvíe de nuestra sincera fidelidad al Mesías! ¡Bebamos el vino nuevo de los odres nuevos que nuestro Mesías, el Señor y Prícipe de Israel nos ha preparado.
En las bodas de Caná, nuestro Señor hizo su primer portento, convirtiendo el agua en vino. La enseñanza espiritual en ese milagro es que, si bien teníamos en las palabras de Moisés y de los profetas un buen vino para beber, se terminó, como dijo Mariam su madre: "Ya no tienen vino" (Juan 2:3), aunque todavía no habia llegado su hora, Mariam le dijo a los que servían: "Hagan todo lo que él les diga". Entonces el Señot ordenó traer las tinajas llenas de agua y les mandó a llevarlas al Maestresala.
La reacción de los invitados fue sorprendente, pues, exclamó:
"Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora" (Juan 2:10).
Esto nos da a entender que si el primer vino (las enseñanzas de Moisés y de los Profetas) era un buen vino, el que Jesús venía a traer es superior, vino nuevo en odreas nuevos, no remiendos de trapo nuevo en tela vieja. Jesús, el gran Pastor de las ovejas, vino a establecer un Nuevo Pacto, superior al primero, basado sobre mejores promesas para la Casa de Israel y para cuantos el Señor nuestro Dios llamare a unírsele.
Entonces, o entramos en ese verdadero reposo, que será eterno, o nos quedamos con el reposo de un solo día a la semana. ¿Nos quedaremos con el reposo de un solo día con toda la religiosidad que eso implica, o entramos en el verdadero reposo en Cristo, nuestro amado Mesías. ¡Bendito reposo para las ovejas perdidas de la Casa de Israel que están siendo colectadas y traídas de vuelta al redil! ¿Nos quedamos con el vino primero, que era bueno, o beberemos el vino mas excelente?
¿Tomaremos el "yugo suave y la "carga ligera" que Jesús nos ofrece, o nos quedaremos con el yugo y con la carga de las pesadas ceremonias, los ritos, los rudimentos y toda aquella religiosidad del pasado? ¡El Señor nos invita a venir a él, a ser verdaderamente libres y a permanecer en esa libertad!
Comentarios
Publicar un comentario