LA ESPERANZA DE ISRAEL
Ninguna nación sobre la faz de la tierra espaeraba a un Mesías
porque a ninguna nación sobre la tierra se le prometió un Mesías.
A la única nación a la que el Dios Todoperoso le prometió un Mesías
fue a ISRAEL. En Génesis 49:10 leemos:
"El cetro no será quitado de Judá, ni la vara de autoridad de entre
sus pies, hasta que venga Siloh; y le obedecerán los pueblos".
Todos los estudiosos bíblicos estan de acuerdo en que esta es una
profecía Mesiánica, es decir, una referencia profética al Mesías.
¿Y qué obra haría este personaje en favor de Israel y, por ende, de toda la
humanidad? Primeramente apararecería como un siervo sufriente, sin mayor
asombro, ni pompa, ni reconocimiento como una figura extraordinaria.
"Subió como un retoño delante de él, y como una raíz de tierra seca.
No hay parecer en él, ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo
como para que lo deseáramos" — Isaías 53: 2.
En varias ocasiones exhortó a sus discípulos y a algunos otros a no
decirle a nadie que él era el Mesías. "No vino para ser servido", dijo él,
"sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:28)
Al decir que vino a "dar su vida" quiso decir que vino a morir, a sufrir, como
"el Siervo sufriente", como el "Mesías ben Yosef", el Mesías hijo de Jesé.
Pero el Mesías tiene una obra muy abarcadora, en primera instancia, dar
Su sangrea, que es su vida, en rescate por muchos, primariamente por las
"ovejas perdidas de la Casa de Israel", los hijos de Dios que estaban esparcidos (Juan1:52) y luego, despues de reunir o reunificar la Casa de Israel con la Casa de Judá en un solo y único pueblo santo (apartado),
restaurar "el tabernáculo de David (el reino) y volverlo a levantar (Hechos
15:14-16), con el propósito de que "el resto de los hombres busque a Dios,
los gentiles sobre los cuales sea invocado Su Nombre". Cuando se habla del "resto de los hombres", se refiere al resto de la humanidad durante el reinado del milenio. Porque Dios "ha establecido un día (un ía de mil años) en el cual ha de juzgar al mundo con justicia" (Hechos 17:31).
Esta labor de establecer el reino y de juzgar al mundo, no la hará el "Mesías sufriente", sino mas bien el Mesías ben David, que es JESUCRISTO mismo, pero en una etapa diferente de Su misnisterio de gloria, no como el cordero apacible que se humilló y no abrió su boca (Isaias
53:7), sino como león, como "el León de la tribu de Judá", que juzgará, es decir, gobernará las naciones "con vara de hierro", y éstas tornarán sus instrumentos de guerra en instrumentos agrícolas (Miqueas 4:3). Así traerá la paz universal y la prospridad, y toda la bendición que el hombre perdió en Edén por causa del pecado. Todo esto comenzará con la reunificaión de Israel, porque el Mesías es "la gloria de su pueblo Israel" (Lucas 2:32).
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