ISRAEL: DOS CASAS (7) EL LLAMADO A REGRESAR

Por Ana B. Contreras


Las 10 tribus del Norte, es decir, la Casa de Israel, se apartaron de los caminos de Dios.  Ante esto, Dios les envió profetas para llamarlos al arrepentimiento, entre los cuales estaba Oseas…



MENSAJE DE OSEAS
Dios escogió al profeta Oseas para hablarle a la Casa de Israel.  El mensaje no eran tan sólo palabras, sino era la vida misma del profeta. 

¿Qué dijo Dios que haría con la Casa de Israel? 
(Oseas 1:2)  Cuando por primera vez el SEÑOR habló por medio de Oseas, el SEÑOR le dijo: Anda, toma para ti a una mujer ramera y engendra hijos de prostitución; porque la tierra se prostituye gravemente, abandonando al SEÑOR.

El matrimonio entre un profeta y una prostituta fue un escándalo social en el Reino de Norte.  Pero Dios lo permitió para servir como ejemplo.  Si ellos se escandalizaban por eso, también deberían sentirse apenados por hacer lo mismo al Señor, ya que con su idolatría habían caído en adulterio espiritual. 

(Oseas 1:3-9)  Fue, pues, y tomó a Gomer, hija de Diblaim; y ella concibió y le dio a luz un hijo.  (4)  Y el SEÑOR dijo a Oseas: Ponle por nombre Jezreel, porque dentro de poco castigaré a la casa de Jehú por la sangre derramada en Jezreel, y pondré fin al reino de la casa de Israel.  (5)  Y sucederá que en aquel día quebraré el arco de Israel en el valle de Jezreel.  (6)  Ella concibió otra vez y dio a luz una hija. Y el Señor le dijo: Ponle por nombre Lo-ruhamá, porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, pues no los perdonaré jamás.  (7)  Pero me compadeceré de la casa de Judá y los salvaré por el SEÑOR su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.  (8)  Después de haber destetado a Lo-ruhamá [lit. no compadecida], ella concibió y dio a luz un hijo.  (9)  Y el Señor dijo: Ponle por nombre Lo-ammí [lit. No pueblo mío], porque vosotros no sois mi pueblo y yo no soy vuestro Dios.


Oseas tuvo tres hijos con Gomer, y los nombres de ellos llevaban un mensaje profético a la Casa de Israel: Si no se arrepentían, el Señor ya no les extendería más su misericordia y dejarían de ser Su pueblo. 

El resto del libro de Oseas presenta las advertencias que Dios le dio a la Casa de Israel (también conocido como Efraín), en caso que no se arrepintieren...

à Los sacará de la Tierra Prometida, y vivirán como los gentiles.
(Oseas 9:3)  No quedarán en la tierra de El Eterno, sino que volverá Efraín a Egipto y a Asiria, donde comerán vianda inmunda.

à Se desconectarán de los tiempos de Dios, y dejarán de celebrar las fiestas bíblicas.
(Oseas 2:11)  Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades. 

à No serán fructíferos ni prósperos. 
(Oseas 9:16-17)  Efraín fue herido, su raíz está seca, no dará más fruto; aunque engendren, yo mataré lo deseable de su vientre. Mi Dios los desechará, porque ellos no le oyeron; y andarán errantes entre las naciones.

...y muchas otras consecuencias... 

Dios también envió otros profetas al Reino del Norte (Israel), con mensajes similares:

*  Mensaje de Ahías:
(I Reyes 14:15)  El SEÑOR, pues, herirá a Israel, como se agita una caña en el agua, y El arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres, y los esparcirá más allá del río Eufrates, porque han hecho sus Aseras, provocando a ira al SEÑOR.

*  Mensaje de Amós:
(Amós 9:9)  Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra.

ASIRIA CONQUISTA LA CASA DE ISRAEL
A pesar de los tantos llamados y advertencias, la Casa de Israel no se arrepintió.  Por lo tanto, les vino todo aquello que les había sido advertido…
(II Reyes 17:21-23)  Porque separó a Israel [10 Tribus del Norte] de la casa de David [2 tribus del Sur], y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam apartó a Israel de en pos de El Eterno, y les hizo cometer gran pecado.  Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos, hasta que El Eterno quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy.

Debido a la desobediencia y la falta de arrepentimiento de lsrael (las 10 Tribus del Norte), a pesar de décadas de profecías, el Señor permitió que el enemigo los venciera.   El Reino del Norte fue conquistado por el Imperio de Asiria, y fueron llevados al exilio. 

La táctica de conquista de los asirios era desarraigar a los pueblos sometidos, y trasladarlos a otra región conquistada, con el propósito de controlarlos de una manera más efectiva.  No sólo serían pueblos sometidos sino que también desarraigados.  Nadie estaría en su propia tierra, sino que vivirían en tierra ajena, lo cual haría más fácil controlarlos y más difícil que se sublevaran. 

Esto fue lo que le sucedió a la Casa de Efraín (llamada Israel): fue desarraigada y dispersada.  Además, dado que habían perdido su identidad hebrea, habiendo abandonado la Torá y todas sus costumbres, terminaron perdiendo su identidad en el exilio, y se asimilaron entre las naciones paganas a donde fueron enviados. 



CASA DE JUDÁ
¿Qué pasó con el Reino del Sur (Casa de Judá)?  ¿Sufrieron el mismo destino que sus hermanos del norte?

Oseas también profetizó a la Casa de Judá, pero el mensaje era muy diferente:
(Oseas 1:7) Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por el Eterno su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes. 

Luego que de haber conquistado el Reino del Norte, el ejército asirio siguió su camino hacia el sur.  Llegaron hasta Jerusalén y la sitiaron por muchos días. 

Humanamente, daban su caso como perdido.  Pero el poder humano no está sobre el poder divino.  Quien determina quién gana y quién pierde en la batalla es Dios, y no las circunstancias.  La Casa de Judá recibió las palabras de Oseas, Isaías y los demás profetas, y rectificaron sus caminos…por eso, Dios los salvó. 
(II Reyes 19:32-37)  Por tanto, así dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: El no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella.  (33)  Por el camino que vino, por él se volverá, y no entrará en esta ciudad--declara el SEÑOR.  (34)  Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.  (35)  Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel del SEÑOR e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; cuando los demás se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres.  (36)  Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó a su tierra, y habitó en Nínive.  (37)  Y sucedió que mientras él adoraba en la casa de su dios Nisroc, Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esar-hadón reinó en su lugar.

 

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